Buscar este blog

domingo, 27 de junio de 2021

Visión Espírita. Año 12 | nº 48 | Verano


Visión Espírita


Año 11  |  nº 48  |  Verano

Reflexiones: Armonía



Pincha aquí para acceder al formato revista digital.




Salud Física, Mental, Social y Espiritual durante la Pandemia

  | Dr. Marcelo Saad


Salud física, mental, social y espiritual durante la Pandemia

“La salud no es únicamente la ausencia de dolor o enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico, mental y social”. OMS, 1948


El modelo BIO-PSICO-SOCIAL-ESPIRITUAL en Medicina

Bajo esta definición, adoptada en 1948 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al poco de su fundación, la dimensión espiritual quedaba ausente. Por tanto, en 1999, en la 52ª asamblea de dicha institución, ésta propuso algunas enmiendas a su Constitución. Una de las modificaciones propuestas fue la inserción del bienestar espiritual en el concepto de salud de la OMS. El nuevo texto sería “La salud es un estado dinámico de completo bienestar físico, mental, espiritual y social y no únicamente la ausencia de dolor o enfermedad”. Sin embargo, a pesar de la aprobación durante la asamblea, la nueva versión fue posteriormente vetada. Incluso así, en muchas ocasiones durante las últimas décadas, la OMS destacó la importancia de la dimensión espiritual con fines clínicos.

El modelo bio-psico-social es una visión humanística y holística del ser humano, en el cual los tres niveles (biológico, psicológico y social) deben ser tenidos en consideración en la asistencia a la salud. Debido a este modelo, los médicos deben atender simultáneamente a estas tres dimensiones de la enfermedad, con el fin de entender y responder mejor al sufrimiento de los pacientes. Se trata de una filosofía de atención clínica y una guía clínico-práctica. Filosóficamente es una manera de entender cómo el sufrimiento, el desequilibrio y la enfermedad son afectados por múltiples niveles de organización, de la social a la molecular. A un nivel práctico, es una manera de entender la experiencia subjetiva del paciente como un colaborador esencial para el diagnóstico preciso, resultando en la salud y la asistencia humanizada.

Actualmente muchos investigadores piensan que el modelo biopsicosocial debe ser ampliado para incluir también la dimensión espiritual, por la relevancia del patrón espiritual sobre los resultados en la salud. Esta nueva interpretación genuinamente holística aborda la totalidad de la existencia relacional del paciente, lo que contribuye a una asistencia más amplia. Indiscutiblemente las cuestiones trascendentes y sagradas en la dimensión espiritual no pueden ser agotadas en las bases mentales y sociales, a pesar de las interacciones entre estos conceptos.


Espiritualidad y religiosidad y su relación con la salud

Espiritualidad y religiosidad son constructos diferentes, aunque tengan muchas intersecciones y correlaciones. La espiritualidad tiene muchas definiciones en la literatura médica, pero generalmente se refieren al aspecto humano ligado al modo en cómo los individuos buscan y expresan significado y propósito y la forma en como viven su conexión con el presente, consigo mismos, con los demás, con la naturaleza y con lo sagrado. En la propensión humana en el interés, trasciende por los otros y por sí mismo. Religiosidad se refiere a los comportamientos y actitudes que una persona tiene en relación con una religión en particular. La religiosidad tiene expresiones internas y externas. Las internas incluyen creencias, actividad no organizacional (oración privada), relación subjetiva (importancia de la religión en la vida), experiencia religiosa y conocimiento doctrinario. Las dimensiones externas incluyen filiación o denominación, actividad organizacional (participación en una comunidad de fe) y adhesión a comportamientos.

Muchas veces, la religión es la vía para manifestar la espiritualidad. Aunque esto no siempre es una regla. Así, podemos encontrar una persona espiritualizada, pero que no esté formalmente ligada a una religión. Igualmente, una persona puede ser religiosa, pero carecer de bien espiritual. Por tanto, la espiritualidad puede abarcar tanto la perspectiva secular como la religiosa. Las expresiones no religiosas de la espiritualidad incluyen creer en una fuerza superior, contemplar la naturaleza en su intensidad, acciones sociales con un contexto ético, una intuición inesperada, solidaridad y compasión, estado de harmonía y equilibrio. Por ello, los investigadores usan con frecuencia el término espiritualidad-religiosidad (E-R) para referirse a este binomio.

Los investigadores consiguen medir el bienestar E-R a través de encuestas y analizar correlaciones de ese estado con varios parámetros de salud. Los primeros estudios empezaron en la década de 1950 y aumentaron de modo sustancial durante la década de 1980, generando un volumen cada vez mayor de estudios, muchos de ellos siguiendo una metodología rigurosa. La mayoría de estos estudios sugiere evidencias de un efecto protector de los factores del bienestar E-R sobre la salud física y mental, a la calidad de vida y la longevidad.


Esta correlación fue descubierta en diversos resultados relacionados con la salud, especialmente en enfermedades cardiovasculares, tales como enfermedades cardíacas (como el infarto de miocardio), disfunciones circulatorias (como la hipertensión arterial o infarto cerebral) e incluso reducción de la necesidad y la duración de la hospitalización. Así, varios estudios sugieren que las personas con buenos índices de E-R son más saludables y requieren menor acceso a los servicios de salud.

Los mecanismos de acción de E-R sobre la salud no están totalmente descritos. Los efectos deben ser motivados por una combinación de factores que pueden ser divididos en tres grupos (figura1): 1. efectos sobre vías de la psico-fisiología (o estado mental-emocional equilibrado influenciando positivamente varias funciones fisiológicas); 2. efectos sociales y congregacionales (las instituciones de fe como un lugar para la interacción, intercambio  y apoyo, formando una red de apoyo y una sensación de pertenencia al grupo); 3. efectos comportamentales (individuos más propensos a adoptar actitudes benéficas para la salud, incluso cuando no son dictados por su doctrina religiosa).


Aplicación práctica durante la Pandemia

El campo de los estudios psicosomáticos abrió un camino fundamental para la comprensión de lo que es la salud, enfermedad y cura, una vez que las relaciones mente-cuerpo desempeñan papeles importantes en esos estados. A medida que la investigación psicosomática continúa, la comprensión de la amplitud de las interacciones mente-cuerpo mejora progresivamente. Una vieja interpretación situaba la mente y el cuerpo como dos entidades diferentes, con pocas relaciones de menor importancia, con énfasis en la biología. Actualmente el concepto evolucionó para considerar la mente y el cuerpo como dos componentes de la misma entidad, con muchas relaciones de gran importancia, desempeñando un papel importante en la salud y en la enfermedad. En este sentido, la mente y el cuerpo pueden tener conexiones más profundas, como aquella apoyada por antiguas prácticas, tradiciones religiosas y abordajes contemplativos.

Las cuatro dimensiones de la salud (física, mental, social y espiritual) están igualmente divididas con una finalidad didáctica. En realidad, éstas se interconectan y son interdependientes. Esta visión integral puede ayudarnos a afrontar este tiempo de vulnerabilidad por la pandemia de COVID-19. En un círculo vicioso, el sufrimiento emocional aumenta la susceptibilidad a la infección, por perjudicar la función inmunológica. Las creencias y prácticas religiosas ayudan al control del estrés, al inducir menor ansiedad y mayor esperanza.

Estar en casa nos da tiempo para fortalecer nuestra salud espiritual. Muchas personas no son conscientes de que tales actividades pueden servir también para mejorar la salud mental, al aumentar la capacidad de afrontar la ansiedad y mejorar la salud física, debido a la reducción de la tensión. Y el resultado de este conjunto es una mayor resistencia a la infección.

La fe es un importante recurso para la salud y el bienestar. Estar aislado es una oportunidad para profundizar en nuestra relación personal con Dios a través de la oración, la meditación, el estudio de las escrituras, escuchar programas inspiradores, o mediante literatura edificante. Muchas comunidades religiosas ofrecen ahora la transmisión de cultos que proveen orientación y mensajes que promueven esperanza.

Las mayores religiones enseñan a amar y cuidar al prójimo; éste es cualquier persona con necesidad. Con la pandemia tenemos la oportunidad de propagar esperanza a familiares, vecinos, miembros de nuestra comunidad de fe o incluso a desconocidos. Para muchas personas, estar forzado a permanecer en casa afecta negativamente a su función inmunológica, aumentando el riesgo de infección.

El distanciamiento significa estar separado físicamente, no socialmente. Aunque las personas no puedan darse abrazos o apretones de mano, hay sustitutivos remotos (como internet o el teléfono). Si una persona fuese capaz, una manera de situar la fe en acción sería ayudar a alguien necesitado a acceder a alimentos o medicinas, dejando los víveres en su propia puerta.

También es importante mantenerse físicamente saludable. En muchas tradiciones religiosas, el cuerpo es el “templo del espíritu” y su cuidado es una forma de honrar a Dios. Busque alguna forma de hacer ejercicio y mantenga el peso, entre otras acciones. Todo ello mejora la función inmunológica y potencialmente, reduce el riesgo y gravedad de la infección respiratoria.

En resumen, mantengamos puesto el foco en nuestra salud espiritual, cultivando también la buena salud física y ayudando como podamos a familiares, amigos, vecinos o desconocidos. Esto va a ayudar a aumentar la inmunidad, desarrollar resistencia física y emocional y estimular una diferencia en las vidas de todos. 💞


Fuente: Articulo publicado en la Revista Doutrina, Brasil.
Traducción y publicación autorizados por el autor y editora.



Autenticad y calidad de la Divulgación Espírita

 | Alvaro Velez Pareja


Autenticad y calidad de la Divulgación Espírita

Cuando Allan Kardec recibió la Revelación Espírita a través de numerosos médiums bajo su supervisión, conteniendo las enseñanzas de los espíritus superiores sobre las realidades espirituales, las seleccionó, organizó, sistematizó y publicó como Doctrina Espírita en términos claros, precisos, específicos, lógicos y comprensibles, consignados en la denominada Codificación Espírita, ampliamente difundida, pero no muy bien conocida por el público en general y sorprendentemente no muy bien estudiada y asimilada por un amplio sector del movimiento espírita, a tal punto que muchos intentan adicionarles y mezclarle principios, enseñanzas y prácticas propias de otras creencias y doctrinas espiritualistas, creyendo equivocadamente que con eso están siendo amplios, tolerantes e incluyentes, convirtiéndose en divulgadores no garantizados del Espiritismo.


A pesar de que el codificador Allan Kardec lo expresó varias veces y procuró dejar muy bien definido y establecido lo que es el Espiritismo o Doctrina Espírita para que no se cometieran posteriores equívocos, desviaciones, mixturas y tergiversaciones, eso no fue así y hoy lamentablemente lo estamos viendo, tanto por quienes no lo conocen, como por cierto sector de los propios espíritas, así como los mal llamados “espiritistas” que por ignorancia o por oportunismo se han apropiado indebidamente del termino para confundir o explotar, proyectando una imagen tergiversada de lo que es el verdadero y auténtico Espiritismo.


Una de las causas es que muchos llaman “Espiritismo” al simple “mediumnismo”, asumiendo equivocadamente que toda creencia en la comunicabilidad de los espíritus y la sola práctica de la mediumnidad es Espiritismo, sin ninguna fundamentación y orientación doctrinaria, filosófica y ética. Grave equívoco de todos aquellos que incluyen en el Espiritismo toda una serie de prácticas religiosas, espiritualistas y esotéricas que pertenecen a otras creencias que nada tienen que ver con el Espiritismo kardeciano.  


Nunca estará de más recordar que el Espiritismo no es ni tiene que ver con adivinación, quiromancia, cartomancia, cristalomancia, naturismo, ocultismo, santería, hechicería, superstición, brujería, magia, satanismo, angelología, elfología, homeopatía, cromoterapia, astrología, acupuntura, futurología, ufologia, etc. El Espiritismo en sí tiene suficientes y bien fundamentados recursos doctrinarios, científicos, filosóficos y morales, por lo que no necesita tomar prestados enseñanzas, fundamentos y practicas exógenas y diversas, casi siempre discordantes, por muy respetables que pudieran ser para sus seguidores. 


Siendo conscientes de que el Espiritismo es un saber en construcción y evolución, que debe marchar a la par de la ciencia, de la lógica, del sentido común y de los tiempos actuales, sabemos que es saludable y conveniente mantener un dialogo intelectual y cultural con los valiosos aportes de la antigua Metapsíquica, la Parapsicología, la Psicobiofísica y la actual transcomunicación instrumental, sin perder su identidad, pero teniendo en cuenta las conquistas y comprobaciones de las llamadas ciencias psíquicas de antes y de hoy, que a su vez pueden ser enriquecidas con los fundamentos espíritas.


Hoy en día, a partir del auge del internet, las páginas web y las redes sociales, podemos constatar el notable incremento de la divulgación espírita , mediante el uso de esta valiosa herramienta de difusión como nunca antes en toda la historia del Espiritismo, pero a la vez podemos observar con  pesar y preocupación la gran diversidad de publicaciones, contenidos y enseñanzas que no siempre tienen la adecuada fidelidad, concordancia, calidad y lenguaje espírita, proyectando, a veces  sin querer, una imagen distorsionada y equivocada del Espiritismo. Muchos “divulgadores” espíritas no tienen la suficiente formación, estructuración, experiencia y capacidad para ser adecuados y garantizados transmisores de una doctrina que no conocen muy bien, que a menudo mezclan y confunden con otras creencias, o le incorporan pareceres y opiniones personales que no corresponden a los principios, fundamentos y enseñanzas de la Doctrina Espírita en sí. La actividad de este tipo de “divulgadores” puede ser más nociva y perjudicial que la opinión de los propios opositores y detractores del Espiritismo. 


Es por esto que los dirigentes, trabajadores y divulgadores del Espiritismo a nivel espírita nacional e internacional debemos velar por la autenticidad, concordancia, claridad y buena calidad de todos los contenidos audiovisuales que se coloquen diariamente en los medios digitales y virtuales, por el bien de la propia Doctrina Espírita. 💕


Autoestima incondicional

 | Jordi Santandreu


Autoestima incondicional


Comenzaremos por definir el amor hacia uno mismo, que en Psicología llamamos “autoestima”, un talón de Aquiles para la mayoría de nosotros, que toma protagonismo muy a menudo en las consultas de los psicólogos o en los servicios de atención de los centros espíritas, acompañando en la génesis de otros trastornos emocionales. 

La mayoría de nosotros entendemos que el amor a uno mismo está determinado por dos variables: 

1. los aciertos y errores que acumulamos; 

2. los elogios o las críticas que recibimos. 


De acuerdo con la ciencia de la Psicología, cuando basamos la autoestima en estos dos frágiles supuestos, sin darnos cuenta ponemos en serio riesgo nuestra salud emocional a largo plazo, ya que pensar así, fácilmente puede conducirnos bien a sobrevalorar, o bien a infravalorar nuestra importancia, nuestras capacidades y nuestro verdadero valor. 

Sobre todo, sin embargo, sufrimos más por la baja autoestima. Es mucho más raro encontrar altas autoestimas, supongo que porque al mundo materialista liberal, le interesan las bajas autoestimas para mantenerse, para vender, para consumir. Una persona con una autoestima sana no consume tanto. 

Cuando parece que peor nos van las cosas, escribe la psicóloga catalana Silvia Congost en su libro Autoestima Automática: “cuando no tenemos una buena autoestima, todo se vuelve gris y nuestra senda se transforma en una dificultosa y muy inclinada cuesta. Aparecen las dudas, las inseguridades, los miedos, las comparaciones, los sentimientos de inferioridad y todos esos fantasmas que nos bloquean, nos paralizan o nos llevan a acabar renunciando a nuestros sueños más profundos y deseados”. 


Los orígenes del amor por uno mismo 

Hay estudios que aseguran que cerca del 30 % de este atributo tiene un origen genético. Esto lo habrán comprobado mediante estudios con gemelos y miembros de diferentes generaciones de una misma familia, abuelos, padres, hijos, primos, etc. Sin menospreciar este porcentaje, que en realidad es bastante alto, la Psicología asume que el 70 % restante, la inmensa mayoría, procede del ambiente, sobre todo, del aprendizaje en los primeros años de vida. 

Durante la infancia, cuando la niña y el niño son educados desde el reconocimiento, el afecto, la coherencia, el diálogo y el respeto, su autoestima emerge de una forma completamente diferente a cuando le educan a través de la desaprobación, la burla, el menosprecio o la sobreprotección. 

No culpamos a los padres, pobres, ya que lo hicieron lo mejor que pudieron. Pero sin quererlo, pudieron contribuir en el desarrollo de un individuo frágil emocionalmente, que, aunque de familias complicadas o sobreprotectoras no siempre salen individuos frágiles, las probabilidades aumentan. 

A veces no se da una desaprobación tan directa y clara, pero la ausencia del padre o la madre, que se ocupan de otras cosas, descuidando a los hijos, conlleva a que la niña y el niño se puedan sentir abandonados, se consideren poco importantes o no sepan enfrentar las dificultades de la vida. 

La niña o el niño hacen suyos mensajes como: no valgo, no soy capaz, nunca soy suficiente, no puedo, soy débil, soy tonta, soy fea o soy gorda; u otros como, eres el mejor, todo lo haces bien, ten todo lo que deseas. 

Pero una vez nos instalan de alguna manera este software mental, ya de adultos somos nosotros quienes perpetuamos esa manera de amarnos a nosotros mismos, cuando por algún motivo no hacemos los ajustes necesarios. 

El psicólogo estadounidense Albert Ellis considera este concepto clásico de amor por uno mismo que acabamos de ver, irracional y perturbador y nos da tres argumentos que hemos de tener muy presentes para cambiarlo: 

  1. nadie tiene éxito en todo ni fracasa en todo, luego es imposible dar un valor global a una persona. En algunas cosas fallamos, en otras acertamos; 
  2. lo apropiado entonces es calificar a las conductas y no a las personas, de forma más específica y realista: “he cometido una tontería”, “en este particular, he fallado”, en lugar de “soy tonto” o “soy un fracaso”; 
  3. la opinión de los demás está basada en sus propias expectativas, exigencias personales ¡y locuras! Son, sobre todo, proyecciones de sus propios esquemas mentales, que dicen más de ellos mismos que de nosotros. 


Una alternativa saludable a esta forma de ver el auto amor 

Como alternativa, Albert Ellis propuso el concepto de “autoaceptación incondicional”, que consiste en algo que podríamos llamar "el amor incondicional hacia nosotros mismos": querernos y valorarnos por el simple hecho de ser seres humanos falibles, amarnos de igual forma, aunque acertemos o fallemos, aunque nos elogien o nos critiquen. 

Esta orientación es defendida por la Psicología por diversas razones, entre las cuales destacan dos: 

En primer lugar, por el reconocimiento y aceptación de las personas como seres humanos falibles que somos y seremos, junto al reconocimiento del propio fallo en sí, como algo natural. 

Si partimos de la base de que no necesitamos ser perfectos, antes lo contrario, de que somos seres naturalmente imperfectos, nos quitamos una enorme losa de encima, losa que aprisiona y perjudica gravemente a nuestra autoestima y nos hace actuar de manera compensatoria y auto saboteadora. 

Para reflexionar sobre este primer aspecto, podemos pensar en cómo es la autoestima de un niño de cinco años y de qué depende. Un niño o una niña de esa tierna edad no necesita absolutamente nada para tener una autoestima sana, la tiene por naturaleza. Juega, ríe, confía despreocupadamente, sin valorar en absoluto si los garabatos que hace en el papel están mejor o peor, o si las figuras que elabora con la plastilina tienen más o menos calidad, o qué van a pensar los demás sobre lo que ha elaborado. Y todo lo que hace es gracioso, espontáneo, auténtico y, sobre todo, imperfecto. 

Sólo más adelante comenzará a etiquetar, a compararse, a valorarse en función de criterios impuestos por otros seres más o menos perturbados, o por criterios autoimpuestos que proceden de sus memorias ancestrales. 

Naturalmente, nosotros tenemos tareas más importantes que dibujar garabatos en un papel, pero de alguna manera hemos de caminar de regreso hacia ese estado de inocencia, de despreocupación con el resultado de nuestras acciones. 


Jesús y las Bienaventuranzas 

Y descendió Jesús con los discípulos y se detuvo en un lugar llano, en compañía de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades. 

Acudieron a verle personas atormentadas por espíritus inmundos y todo el mundo le buscaba, porque un poder salía de él y sanaba a todos. 

Entonces, paseando la mirada por el gentío, les dijo: 

“Bienaventurados vosotros, los pobres, porque Dios está de vuestra parte. Bienaventurados los que ahora pasáis hambre, los que lloráis desesperanzados, los ignorantes. Los que sufrís emocionalmente, o materialmente, porque Dios os ama y os protege y os reserva una gran recompensa. Porque vosotros sois la luz del mundo, luz que debe resplandecer de tal forma que la gente os vea brillar y viéndoos, glorifique a vuestro Padre del cielo. Y no se esconde una luz, se coloca en lo alto de la casa para que ilumine todo. No se puede apagar la grandeza que brilla dentro de cada uno de nosotros. Porque vosotros sois la sal de la tierra, sal que alimenta, que conserva y que da sabor, sin la cual la vida de quienes os rodean se torna insípida. La sal era uno de los bienes más preciados en el día a día de las personas comunes. Así nos ve Jesús, independientemente de cuánto rindamos, de cómo nos traten o de qué piensen los demás. Él activa el valor innato, imperecedero, intocable de cada uno de nosotros."


En segundo lugar, por asumir que cada uno es el principal responsable de su estado emocional: no la vecina, ni la amiga, ni el esposo, ni la esposa, ni el espíritu obsesor, ¡ni el coronavirus! 

Como decía Epicteto, lo que sentimos no depende de lo que nos pasa, sino de lo que nos decimos sobre lo que nos pasa, de cómo lo interpretamos. Es ese lenguaje interno, que vamos haciendo habitual desde el momento en el que nuestra personalidad se va consolidando, que determinará el estado de ánimo que será predominante en nuestra vida emocional, pase lo que pase, estemos donde estemos, en Brasil o en España o donde sea. ¡Será indiferente! 


Jesús y María de Magdala 

María, la de Magdala, era una vendedora de ilusiones. La buscaban porque era extraordinariamente bella y ofrecía toda clase de fantasías a los hombres que la visitaban de noche. En cambio, era despreciada por todos, que le daban la espalda y la señalaban, acusándola de pecadora, si la veían por las calles de Magdala durante el día. Esa es la hipocresía del hombre. 

Cuando la meretriz se enteró de que un tal Jesús era capaz de transformar las almas y los cuerpos con una sola mirada, corrió a su encuentro, en Cafarnaúm, en la otra orilla del mar de Galilea. Ella era consciente de sus llagas morales, de sus fallos y no se amaba, se condenaba, como lo hacían los demás. 

Él la esperaba. 

“Ven María -le dijo Jesús- y no te consideres un pantano. Por casualidad tú nunca viste sobre los escombros las flores diminutas que sonríen cuando la temperatura cambia. Así también son todos aquellos que, marcados por el desastre de la vida, encuentran la palabra de la Vida eterna." 

Jesús no juzgó a María de Magdala, sino que vio en ella a una mujer sedienta de amor, pero que lo buscaba en una fuente equivocada. Al acogerla tiernamente, Jesús encendió en ella el amor por la dignidad propia, por el auto perdón y jamás fue la misma. De hecho, abandonó todo para seguirle hasta el sepulcro. 

Debido a esta falacia conceptual, debido a esta concepción falsa del amor a uno mismo, nos llenamos de un sinfín de falsas necesidades y exigencias, con el objetivo de corregir los supuestos desvíos, los errores, los fallos, nuestras carencias. Las compensaciones que decíamos antes, por ejemplo: 

  • Me callo para no herir a esta persona, aunque no quiero hacer lo que dice 
  • Le hago este favor, sólo porque si no lo hago, se enfadará 
  • No debería molestarle, mejor no digo lo que pienso 
  • Si se enfada, no lo podré soportar. Por lo tanto, oculto este error que he cometido 
  • Mejor lo hago súper bien, no sea que me critiquen 
  • Me esforzaré como un loco, porque si fallo seré un fracasado 


"Debido a esta falacia conceptual, debido a esta concepción falsa del amor a uno mismo, 

nos llenamos de un sinfín de falsas necesidades y exigencias, con el objetivo de 

corregir los supuestos desvíos, los errores, los fallos, nuestras carencias."


Aceptarse incondicionalmente 

Decíamos que Albert Ellis propuso el concepto de “aceptación incondicional ilimitada de uno mismo, de los otros y de la vida”. Aceptarse incondicionalmente a uno mismo y a los otros con aquellas conductas o aspectos de nosotros mismos y de los otros que no nos gustan y nos desagradan. 

Aceptación no es resignación, ni abandono, sino intentar cambiar aquello que se puede cambiar y aceptar aquello que no se puede cambiar y no juzgarse a sí mismo ni a los demás en función de la conducta, ni de las circunstancias. 

Aceptación es una habilidad propia de mentes maduras, que conlleva a aceptar que no siempre vamos a agradar al otro, no siempre vamos a satisfacer sus expectativas y eso será incómodo, pero natural y lo podremos manejar. Manejarse en la incomodidad es también, por lo tanto, amarse a uno mismo. 

También quiere decir renunciar a nuestros propios deseos de comodidad, auto disciplinarnos. Es decir, poner límites a los demás, pero también a nosotros mismos. 


Otros pensamientos acordes con amarse a uno mismo serían: 

1. Yo no soy una mala persona cuando actúo mal, yo soy una persona normal que ha actuado mal y es natural actuar mal. 

2. Puedo aceptarme a mí mismo incluso si gano, pierdo o empato. 

3. Tengo muchos defectos y puedo trabajar en la corrección de ellos sin culparme, condenarme o maldecirme a mí mismo por tenerlos. 

4. Puedo detallar mis debilidades, mis desventajas y los fracasos, sin juzgarme o definirme por ellos. 

5. Puedo reconocer mis errores y ser responsable de ellos, pero sin reproches a mí misma por efectuarlos. 

6. Puedo soportar la incomodad de decir no y que el otro no se lo tome bien. 

7. Puedo admitir mis errores, aunque la otra persona quede decepcionada. Esconderlos, ¡no me ayudará! 


Finalmente, algunas conductas coherentes con amarse a uno mismo son: 

1. Acciones de autocuidado y autointerés, dedicar regularmente tiempo y energía en nuestro bienestar emocional, intelectual físico y espiritual: por ejemplo: practicar regularmente deporte, meditación, yoga, lectura, paseos, cine, series, auto regalos, autoelogios, masajes, pedicura, peluquería, comida sana y rica. 

2. Tener claras nuestras preferencias, reflexionando con sinceridad sobre qué necesitamos, qué deseamos, cómo lo queremos, cuándo, de manos de quién, etc. 

3. Buscar los medios para alcanzar nuestras metas, investigando, pidiendo consejo, ayuda, orientación, exponiéndose, explorando. 

4. Actúa. Empieza a moverte hacia la dirección de tus objetivos, da al menos el primer paso y verás que luego la inercia te empuja hacia adelante. Muévete. 

5. Cultiva la resiliencia, es decir, la capacidad para adaptarte y superar las adversidades de la vida. Acepta la incomodidad como algo natural. 

6. Silencia todas las quejas, no hables mal de ti ni de nadie o nada, ni del pasado. Que salgan de tus labios sólo palabras de esperanza, afecto, equilibrio y paz. Aunque a veces tengas que poner límites, decir que no: que sea desde la firmeza, pero también desde la bondad. 

7. Apóyate en tus fortalezas y capacidades. Arranca desde ahí, desde esos terrenos en los que te mueves bien, hacia otros que no dominas. Por último, pero tal vez lo más importante: 

8. Practica la caridad. Interésate genuinamente por el sufrimiento de los demás y haz algo por aliviarlo, en la medida de tus posibilidades. Conecta con otros seres humanos, cuando hayas conseguido primeramente lograr cierto equilibrio en tu interior. Al abrirte a los demás y ofrecerles pensamientos, palabras o actos de cariño, una honda de bienestar te será devuelta. Recibirás, a cambio de tu pequeño esfuerzo, la satisfacción de haber cumplido con lo mejor que puedes hacer como ser humano. 💕


Dos historias del otro mundo

 | Janaina de Oliveira


Dos historias del otro mundo


Os narraré una historia.

Dos hombres acababan de morir. Mientras vivían, había ordenado Dios que se colocaran en bolsas diferentes las buenas acciones de cada uno. 

En el momento de su muerte, se pesarían estas bolsas. He aquí que las bolsas de estos dos hombres estaban ahora dispuestas delante de cada uno de ello. La del que había sido rico, estaba llena. La del hombre que había sido pobre, casi vacía. Dios ordenó que se pesaran y el hombre que había sido rico vió con asombro que su bolsa, pese a estar llena, apenas movía el platillo de la balanza. Dios se lo explicó: “Diste mucho, es cierto, pero diste por ostentación, para que tu nombre figurase en los templos del orgullo. Además, al dar no te privaste de nada.” La bolsa del hombre que había sido pobre, sin embargo, cuando fue depositada sobre la balanza, pese a que parecía estar casi vacía, pesaba mucho. “Tú has dado poco, amigo mío. Sin embargo, todo cuanto hay en tu bolsa representa una privación para ti. Practicaste la caridad con naturalidad, sin pensar en ninguna recompensa. Fuiste indulgente; te abstuviste de juzgar a tu semejante. 
Disculpaste todas sus acciones. Así pues, pasa a la derecha y ve a recibir tu recompensa”.

Un Espíritu Protector compartió esta historia del otro mundo en 1861, en Lion.

La encontraremos en el Evangelio según el Espiritismo (Cap. XIII, ítem 15).

El buen amigo nos quería hacer despertar para la caridad. Nadie es tan pobre que no tenga nada que ofrecer, nos quiere enseñar el amigo espiritual. La indulgencia, el perdón de las ofensas, una palabra de consuelo, la tolerancia y la paciencia son ejemplos de cómo la caridad está al alcance de cualquiera. No hay que esperar a tener dinero o tiempo para llenar la bolsa de buenas acciones.

Cada día tenemos muchas oportunidades de hacer la caridad moral. El mayor beneficiario, debemos estar atentos, somos nosotros mismos. A menudo pensamos que la caridad la hacemos por el otro, pero el primer asistido por la autentica caridad es el que la practica. Tolerar al que dice cosas de una manera que no aprobamos, tener paciencia con el que tarda en hacer lo que pensamos que es urgente, perdonar al que se ha equivocado y ser indulgente con el que seguramente vive desafíos que desconocemos es siempre difícil para los que todavía no somos humildes. Cuando nos proponemos a ser pacientes, tolerantes e indulgentes, abrimos espacio en nuestras almas para la humildad.

El orgullo no conoce la paciencia, no espera y exige que se cumpla lo que él dice, cuando lo dice. El orgullo tampoco tolera a nada, ni a nadie. Considera grave que no se sepa reconocer quién es y la importancia que tiene. El orgullo no perdona ni es indulgente. Hacerle daño es una equivocación irreparable. Los que hemos abrazado la Doctrina Espírita debemos comprender que todavía hay orgullo dentro de nosotros en mayor medida de la que nos gustaría reconocer. Por esta razón, somos llamados a la práctica de la caridad moral.

Cuando nos esforzamos por ser pacientes, abrimos espacio para la humildad. Cuando intentamos tolerarnos los unos a los otros, pese a lo difícil que es muchas veces, empezamos a comprender la humildad. Cuando nos perdonamos y somos indulgentes, empezamos a vivir la caridad. Todo esto, sin embargo, es solo el comienzo.

El objetivo es que no tengamos nada que perdonar jamás.

Os narraré otra historia del otro mundo.

Dos hombres acababan de morir. Uno llevaba dentro de una pesada bolsa todo el perdón que había dado a los demás, toda la paciencia que había tenido y toda la tolerancia hacia las equivocaciones ajenas.

El otro, llevaba una bolsa ligera. No había tenido que perdonar a nadie, no se sintió testado en la paciencia y ni había tenido que perdonar al prójimo. La bolsa aparentemente vacía se puso en el platillo de la balanza y pesaba mucho, porque el hombre había vivido con gran humildad. El hombre cuya bolsa iba llena de perdón, tolerancia y paciencia tuvo miedo. Pensó que todo su esfuerzo tal vez habría sido en balde. Resulta que no era una competencia. Su bolsa llena se abrió y espació por el espacio puntos de luz que le condujeron a una nueva encarnación.

Se dice que este hombre volvió a nacer muchas veces. Cada vez que renacía, vivía más leve y feliz, pese a las dificultades que no cesaban. Se conoce que en más de una encarnación trabajó sin quejas por la erradicación de la ignorancia de la realidad espiritual. Cada vez que volvía al momento de la verdad ante su conciencia, tenía una bolsa aparentemente más vacía. Poco a poco iba aprendiendo a vivir con humildad.

Empecemos por perdonar, para que llegue el día que no haya nada que perdonar. Empecemos a tolerar para que un día no haya nada que tolerar. Empecemos a practicar la caridad para que llegue el día que no hayamos hecho nada más que vivir en humildad.

Por algún lugar, hay que empezar. No es una competencia. Todos llegaremos al mismo lugar.
Empecemos por perdonar, para que llegue el día que no haya nada que perdonar. Empecemos a tolerar para que un día no haya nada que tolerar. 

Empecemos a practicar la caridad para que llegue el día que no hayamos hecho nada más que vivir en humildad. 

Por algún lugar, hay que empezar. No es una competencia. 

Todos llegaremos al mismo lugar.💕


Pase Espirita: Magnetización

| Flávia Roggerio


Pase espírita: Magnetización

Cuando dos mentes se sintonizan, una pasivamente y otra activamente, se establece entre ellas una corriente mental cuyo efecto es el de plasmar las condiciones ideales para que el ser “activo” logre ejercer influencia sobre el ser “pasivo”. Ese fenómeno se denomina magnetización: proceso por el cual el hombre, emitiendo – por su voluntad – energía propia, actúa sobre cuerpos animados e inanimados, como también en el ser humano. 

El Espiritismo y el Magnetismo nos dan la clave de una multitud de fenómenos sobre los cuales ha forjado la ignorancia una infinidad de fábulas, en las que la imaginación ha exagerado los hechos. 

Entretanto los orígenes de la terapia Espírita conocida como Pase equivale a realizar un largo viaje hacia tiempos inmemoriales, hacia los horizontes primitivos de la prehistoria del hombre:

  • En Caldea y en la India los magos y los brahmanes, respectivamente, curaban a través de la mirada estimulando el letargo y el sueño.

  • En Egipto los sacerdotes curaban en el Templo de Ísis imponiendo las manos. 

  • Los Griegos aprendieron de los egipcios el arte de curar a través de las fricciones magnéticas, según Heródoto. 

  • Galeno, uno de los padres de la medicina, curaba a algunos paciente gracias a sus sueños inspirativos.

  • Hipócrates, igualmente, vivió las mismas intuiciones.

  • Reyes como Eduardo, el Confesor, Olavo Santo Rey de Noruega, entre otros, se utilizaban de toques reales.

  • En la edad media muchos se servían del magnetismo para curar y realizar tratamientos de salud, siendo interpretados como brujos, curanderos, mágicos, hechiceros.

  • Jesús imponía las manos para curar...

Con el Espiritismo resurge la práctica magnética a través del Pase Espirita, que consiste en la aplicación de bioenergía a un paciente actuando directamente sobre él de diferentes maneras:

  • como revitalizador, recomponiendo las energías perdidas

  • dispersando fluidos negativos

  • auxiliando en la cura de enfermedades a partir del reequilibrio del cuerpo espiritual o periespíritu.

Con soporte científico, gracias sobre todo a las experiencias de la "Kirliangrafía" o “Efecto Kirlian" (donde por medio de una cámara se obtiene una especie de aureola magnética que rodea los objetos fotografiados), utilizada por investigadores de la Parapsicología, además de las nuevos descubrimientos de la Física en el campo de la energía, el pase conquista cada vez más aceptación, siendo utilizado en la psiquiatría y en la medicina moderna.



Acelerando el crecimiento y la movilidad de bacterias 


Entre innúmeros experimentos realizados con encimas, hemoglobina, bacterias, hongos, plantas, agua, etc., vale la pena citar los del Dr. Robert Miller, ingeniero químico, y los de la Dr.ª Elizabeth Rauscher, especialista en medicina nuclear. Ambos trabajaran con los curadores Dr. Alex Tanous y Dra. Olga Worrall. Experimentos comprobaron que la imposición de las manos sobre cultivos de bacterias aceleró su crecimiento y movilidad, aún con la presencia de inhibidores de crecimiento como la tetraciclina y cloranfenicol o inhibidores de movimiento como el fenol.



Interacción Espíritu, Periespíritu y Cuerpo 


Espíritu 

Es el principio inteligente del Universo. En el Espíritu se manifiestan dos niveles mentales: el consciente y el inconsciente. Se interactúan uno sobre el otro, siendo este último mucho más complejo, por ser el repositorio de todas las experiencias individuales.

El Espíritu posee tres fuerzas actuantes: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad.

Juntas estas fuerzas desarrollan importante papel en la transmisión de energías curadoras. Forman la corriente mental. 


Periespíritu 

Es el envoltorio del Espíritu, parte intermedia entre éste y el cuerpo físico. Es el fluido cósmico universal alrededor de un foco de inteligencia. 


Los fluidos

Los fluidos son el vehículo del pensamiento de los Espíritus, tanto encarnados como desencarnados. Todos están sumergidos en el fluido cósmico universal, sustancia básica de la Creación (...). Los fluidos espirituales están impregnados de los pensamientos de los Espíritus, y por lo tanto, varían de calidad a lo infinito. La atmósfera fluídica es formada por la calidad de los pensamientos en ella predominantes.        

                        

Clasificación

Respondiendo a Allan Kardec (El Libro de los Médiums), los espíritus afirman que “la fuerza magnética reside en el hombre, sin duda, pero es ampliada por la acción de los espíritus que acuden a su llamado de auxilio...” 


Kardec afirma aún, que “la acción magnética puede producirse de tres formas”


Pase Espiritual


Es una especie de magnetización hecha por los buenos Espíritus, sin intermediarios, directamente en el periespíritu de las personas enfermas o perturbadas.

En el pase espiritual el necesitado no recibe fluidos magnéticos del médium, pero sí otros más finos y puros traídos de los planos superiores de la vida por el Espíritu que vino a asistirlo. Por el hecho de no estar combinado con el fluido animalizado, el pase espiritual es más limitado que las otras modalidades de pases. Por lo general son administrados en grandes cantidades durante las reuniones espíritas públicas.



Pase Magnético


La persona dona sus fluidos utilizando la fuerza magnética existente en el propio periespíritu. En teoría cualquiera puede administrarlo. Sus cualidades varían según la condición moral del pasista, su capacidad de donar fluidos y su deseo sincero de amparar al prójimo. En el pase magnético generalmente se recibe asistencia espiritual.

Eso sucede porque los Espíritus superiores siempre ayudan a aquellos que, llenos de buena voluntad, atienden a los más necesitados.



Pase Magnético Espiritual


Es una modalidad de pase donde se mezclan los fluidos del pasista con los de la Espiritualidad. La combinación es mucho mayor que el pase magnético y sus efectos más saludables. Generalmente es éste el tipo de pase más aplicado en los centros espíritas.



El Agua Fluidificada


El pase puede ser complementado con el agua fluidificada o magnetizada, la cual es energizada por los amigos espirituales. Ella es de gran valor inclusive en los casos en que no se dispone de pasistas.


El agua fluidificada ha tenido óptimos resultados en los tratamientos de ayuda espiritual, por tal motivo es recomendada por los Espíritus superiores y son ellos mismos quienes la fluidifican o magnetizan después de nuestra oración, por eso debe ser usada como medicamento. En el libro «El Consolador», el Espíritu Emmanuel afirma: «el agua puede ser fluidificada, en forma general, para beneficio de todos; así como puede ser en carácter particular para determinado enfermo, en este caso es conveniente que su uso sea personal y exclusivo».


El agua energizada o fluidificada al ser ingerida es asimilada por el organismo, que absorbe las quintaesencias (materia de la dimensión espiritual) que irán a actuar en el periespíritu semejante a un remedio homeopático.


El cambio de propiedades del agua por voluntad de los Espíritus es producida por medio del fluido magnético, produciendo un fenómeno análogo con los fluidos del organismo con efecto curativo.


El trabajo del investigador japonés Masaru Emoto es sorprendente. Durante 8 años él y su equipo cristalizaron y fotografiaron moléculas de agua en varias partes del mundo. Las muestras fueron extraídas de los ríos, lagos, lluvia, nieve y sometidas a las vibraciones de pensamientos, sentimientos, palabras, ideas y músicas. Lo más admirable es que fue posible registrar en imágenes la reacción de las moléculas de agua a esos estímulos, tanto los considerados positivos como los negativos.

Con todas estas explicaciones podemos entender que cada uno de nosotros es un  potencial conductor de energías. Somos capaces de contagiar a los demás con nuestro magnetismo, lo que nos hace responsables no solo de lo que tenemos dentro sino también de aquello que transmitimos a los demás. 

Practiquemos el auto-amor, el amor al prójimo. Cuidemos nuestra energía para que podamos con una mirada, un toque, un abrazo, poder contagiar a los que nos rodean. Quizás con nuestro amor lleguemos a ser capaces de curar a nuestros enfermos. 💕