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sábado, 25 de septiembre de 2021

Evangelio en el hogar

Flávia Roggério 


Los males de la Humanidad tienen su origen en la imperfección del hombre; por sus vicios se dañan unos a otros. En tanto que los hombres sean viciosos serán infelices porque la lucha de los intereses engendrará sin cesar las miserias. Las buenas leyes contribuyen sin duda al mejoramiento social pero son impotentes para asegurar la dicha de la Humanidad porque reprimen y no extirpan las malas pasiones, porque son más coercitivas que moralizadoras, porque no fiscalizan más que los actos más sobresalientes y dejan de lado las causas. Por lo mismo la bondad de las leyes está en razón de la bondad de los hombres, tanto que aquellos que estén dominados por el orgullo y el egoísmo harán leyes en provecho de las ambiciones personales. La ley civil sólo modifica la superficie; la ley moral es la que penetra en el fuero interno de la conciencia reformándola. 


Está comprobado que para evitar el disgusto causado por el contacto de los vicios de los hombres malhechores, el único remedio es elevar el nivel moral. Una vez que en las imperfecciones se encuentra la causa de los males, la dicha aumentará a medida que los vicios disminuyan. Así es la ley de Causa y Efecto. El principio del mejoramiento está en la naturaleza de las creencias porque ellas son el móvil de las acciones que modifican el sentimiento. El hombre que trabaja seriamente por su propio mejoramiento asegura su dicha en esta vida y obtiene la satisfacción de su conciencia, viéndose exento de las miserias materiales y morales que son las consecuencias inevitables de sus imperfecciones. Obtendrá la calma porque las vicisitudes sólo lo rozarán levemente; gozará la salud porque su cuerpo no se entrega jamás a los excesos; poseerá riquezas porque la riqueza mayor es saberse contentar con lo necesario; gozará de la paz del alma porque no se rodeará de necesidades ficticias ni será atormentado por la sed de los honores y de lo superfluo, porque no conocerá la fiebre de la ambición, de la envidia y de los celos. 


Siendo indulgente para con las imperfecciones ajenas, que le excitarán su piedad y no su cólera, evitando todo lo que pueda perjudicar a su prójimo en palabras y acciones y queriendo por el contrario todo aquello que pueda ser útil y agradable a los demás, nadie sufrirá con su contacto. Se asegura su felicidad en la vida futura porque cuanto más depurado esté más se elevará en la jerarquía de los seres inteligentes y más pronto abandonará este mundo de expiación y prueba por los mundos superiores; porque el mal que haya reparado en esta vida no tendrá que repararlo en otras existencias; porque en la erraticidad no encontrará más que seres amigos y simpáticos y no estará atormentado por la vista incesante de aquellos que tuvieran que compadecerlo. 


Con la fe en la vida futura el círculo de las ideas se ensancha, el porvenir está en el presente y el progreso personal tiene un objeto, una utilidad efectiva. De la continuidad de las relaciones entre los hombres nace la solidaridad; la fraternidad se funda en la ley de la naturaleza y en el interés de todos. La creencia en la vida futura es, pues, el elemento del progreso, porque es el estimulante del espíritu. Sólo ella nos puede dar valor en las pruebas porque sólo ella nos suministra la razón de sí mismas y nos exhorta a la perseverancia en la lucha contra el mal si queremos alcanzar nuestro destino. La Doctrina Espírita marca una etapa importantísima en el progreso humano, no impone una creencia sino que invita al estudio depurando la razón, el sentimiento y satisfaciendo  la conciencia.


En las últimas ediciones hemos discurrido sobre la fuerza de la buena conducta y de los buenos pensamientos y como estas decisiones pueden afectar nuestra existencia en la Tierra. En cómo el cuidar de nuestra energía puede hacer toda la diferencia en nuestras vidas. Muchas personas se preguntarán de qué manera pueden poner en práctica lo aprendido con las lecturas hasta aquí y cómo pueden seguir aprendiendo. Pues el “Evangelio en el Hogar” es un camino muy sencillo y al alcance de todos.


Se entiende por "Evangelio en el Hogar" la reunión de la familia para el estudio del Evangelio y la oración en conjunto. Es un momento, en día y hora previamente marcados, cuando los miembros del núcleo familiar se unen para estudiar «El Evangelio según el Espiritismo» de manera sistemática, para comprender las lecciones de Jesús «en espíritu y verdad» y aplicarlas en la vida diaria. El Evangelio bien comprendido puede ser mejor sentido y ejemplificado. De esta manera se mantiene el hábito del estudio y de la oración en familia, fortaleciendo la amistad y el sentimiento de fraternidad que debe existir en cada uno y unir a todos. Los corazones que vibran unidos fortalecen los lazos de amor. También mantiene en el ambiente doméstico momentos de paz y de comprensión, higienizando el hogar a través de pensamientos y de sentimientos elevados, lo que facilita el amparo de los Mensajeros del Bien que vienen en nombre de Jesús. Cuando Cristo entra en casa el hogar se transforma en templo de luz. Fortalece en los integrantes del hogar el coraje y la esperanza, la alegría y la buena voluntad para con todos. Condiciones necesarias para vencer las dificultades materiales y espirituales de la vida en el mundo. Vibraciones fortificadas en el bien robustecen el alma para las luchas redentoras. 



Cómo realizar el evangelio en el hogar:



Explicamos las pautas para la realización del Evangelio en el Hogar para aquellos que quieran probar los beneficios de esta reunión:


1.- Escoger un día y una hora de la semana en que sea posible la presencia de todos los familiares o de la mayor parte de ellos, inclusive los niños. Observar rigurosamente el día y el horario establecido para el Evangelio en el Hogar. 


2.- Reunir a los familiares y posibles amigos que estén presentes en un lugar de la casa donde puedan estudiar y orar tranquilamente sin ser interrumpidos. Nada debe interferir en la realización de la reunión: ni visitas, ni llamadas telefónicas, ni conversaciones. 


3.- Colocar, por cada persona presente, un pequeño vaso con agua para ser magnetizada por las buenas vibraciones. El agua, ingerida, transmitirá fluidos que revitalizan. 


4.- La reunión podrá ser dirigida por el responsable de la familia o por quien él determine. Éste escogerá quien hará la oración inicial, quién hará la lectura, quién las vibraciones y quién hará la oración final de la reunión. Organización en las funciones y disciplina darán mayor seguridad y aprovechamiento a la reunión. 


5.- Iniciar la reunión con una oración corta, simple y espontánea en que el corazón más que las palabras solicite la presencia de Jesús y de los amigos espirituales que velan por el hogar. El pensamiento bien dirigido atraerá las bendiciones de lo Alto. 


6.- Hacer la lectura en secuencia de un trecho de «El Evangelio según el Espiritismo». En seguida cada participante tratará de comentarlo con simplicidad, buscando la esencia del pensamiento evangélico y su aplicación en la vida diaria. Cada uno debe comentar el párrafo que más le gustó, el que halló más bonito e importante. Todos pueden hablar con simplicidad y sin miedos para que el tema quede bien comprendido. 


7.- Hacer una vibración, oración direccionada, con palabras simples el participante encargado de hacerla encaminará los pensamientos pidiendo: 


a) protección para el hogar, apartando las vibraciones enfermas que pudieran estén envolviéndolo; 

b) protección para los familiares presentes o ausentes, los amigos y los vecinos; 

c) asistencia espiritual a todos los enfermos, para ancianos y niños, para jóvenes, para desencarnados, para toxicómanos, encarcelados, suicidas y otros; 

d) paz para su barrio, para su ciudad, para su país y el mundo; 

e) vibraciones para casos especiales; 

f) la fluidificación del agua. La vibración de amor es el vehículo natural de la paz. 


8.- Hacer la oración final o de cierre, con palabras sencillas de agradecimiento a Dios, a Jesús y a los amigos espirituales.



Recomendaciones:  


  • No permitir conversación poco digna antes, durante o después de la reunión. 
  • No permitir comentarios poco edificantes sobre tragedias, personas o religiones. 
  • No suspender la reunión por motivo de visitas inesperadas (éstas serán invitadas a participar), paseos o acontecimientos fútiles. 
  • Los niños presentes serán invitados a participar de las actividades de la reunión, con un canto o una poesía de fondo moral elevado, contando una historia o haciendo una oración, o inclusive participando de los comentarios de todos conforme su edad, capacidad o posibilidad.
  •  La reunión deberá tener una duración entre 30 minutos y 1 hora.



Cuando el Evangelio penetra en el hogar, el corazón abre más fácilmente la puerta al Maestro Divino. ¿Por qué no organizar un tiempo en la agenda familiar para reflexionar sobre las enseñanzas de Jesús? ¿Te apuntas?


viernes, 10 de septiembre de 2021

¡Empujemos! Día Mundial de Prevención del Suicidio 2021

 


¡Empujemos! Día Mundial de Prevención del Suicidio

Janaina Minelli de Oliveira Ramos



El 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de Prevención del Suicidio. La fecha, impulsada por la Organización Mundial de la Salud, sirve para que en todo el mundo se recuerde que el suicidio es una realidad ineludible, hablando abiertamente sobre el tema. Mucho se ha hecho en la descontrucción de los mitos alrededor del suicidio. ¿El último tabú tambalea? Es posible. Empieza a tener conciencia de la gravedad de la situación. Los datos son impactantes. Cada año, alrededor de 700.000 personas se suicidan en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. En España, 3.671 personas se suicidaron el 2019, según los datos más recientes del INE. Entre ellos, 75 menores de 19 años. Estos datos no incluyen a los intentos de suicido o las personas que viven con ideación suicida. Si bien es verdad que todavía hay mucho desconcierto cuando se habla sobre el suicidio, también es cierto que hoy día, hay un número importante de iniciativas que se organizan para trasladar a la ciudadanía información sobre la prevención del suicidio. De momento, la mayoría de estas iniciativas está promovida por fundaciones y asociaciones. En España, donde todavía no hay un plan nacional de prevención del suicidio, la cuestión sigue sin abordarse como el grave problema de salud pública que representa. 

Las personas y familias acechadas por la ideación suicida a menudo se sienten solas, con la responsabilidad de resolver en su foro íntimo y privado algo que hayan hecho mal. No debe ser así y hemos de poner cuanto esté en nuestras manos para revertir esta situación. ¿Debemos esperar que una víctima de violencia machista resuelva sola el problema que se ha buscado uniéndose a su agresor? ¿Acaso se le ocurre a alguien que una persona que tenga cáncer debe tener vergüenza a lo que le ocurre? La verdad, si la deseamos mirar a los ojos, es que en el pasado ambas cosas pasaban. En el pasado, cuando todavía la sociedad no había avanzado en la conciencia de los derechos humanos lo suficiente como para acoger y proteger a las personas más vulnerables, o cuando los prejuicios, miedo y ignorancia estaban tan fuertemente arraigados en las mentes que no permitían una mirada más solidaria hacia el prójimo, las víctimas de la violencia machista y los enfermos de cáncer padecían, además del dolor de la situación que vivían, el maltrato social. Este maltrato se traducía en la negación de su realidad y en la ausencia de medios para remediar su problema. En muchas partes del mundo y en particular en España, actualmente existen mecanismos legales, sanitarios y sociales para apoyar a las víctimas de la violencia machista y a las personas que pasan por un cáncer. Es importante subrayar, sin embargo, y todo lo que se diga será poco en este sentido, que dichas conquistas no han llegado sin esfuerzo de muchas personas que levantaron la bandera de las causas que pocos en su momento estaban dispuestos a apoyar. Este es el trabajo que nos queda hacer como sociedad para combatir el suicidio.

Actualmente, no existen en España mecanismos legales o sanitarios suficientes para hacer frente a la realidad del suicidio. En nivel social, existe una incipiente sensibilidad. La gente ya no reacciona con la risa nerviosa ante el tema. De alguna manera, todos tenemos entre nuestra relaciones a alguien que está en el círculo de afectados por esta realidad. El que se piensa libre, no ha tenido conversaciones lo suficientemente profundas como para conocer el estado mental de las personas con quien convive. Sólo hay que sacar el tema, tener un mínimo de empatía y capacidad de escucha. Las historias de hijos que se suicidaron, amigos que contemplan el suicidio, compañeros de trabajo que se rompieron nos deben hacer unir fuerzas para reivindicar que como sociedad pongamos los medios para hacer lo que sea posible por las personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad ante el suicidio. Nuestra sociedad ha avanzado en la conciencia de los derechos humanos. Los prejuicios, miedo e ignorancia ya no son cadenas en muchas de las mentes. Es el momento de echar abajo al último tabú y reivindicar al gobierno la actuación necesaria ante la urgencia sanitaria que el suicidio representa. 

La vida, muchos lo sabemos, trasciende la existencia física. La vida se prolonga más allá de la muerte como fenómeno biológico. Al otro lado de la orilla nos encontramos con la herencia de nosotros mismos. Allí recogemos toda la calma y la armonía con la que hayamos vivido mientras en el cuerpo físico. El suicidio provoca un enorme dolor a los seres queridos de la persona que se suicida, pero tampoco termina su propio dolor. El suicidio no es el camino, no es una opción. Para quien no es capaz de contemplar otra opción, posiblemente suene utópico reivindicar que individual y socialmente nos unamos en la lucha por la prevención del suicidio. Sin embargo, los pioneros y pioneras de la investigación en el cáncer y las mujeres que primero levantaron sus voces para denunciar la violencia machista demostraron que la ignorancia humana tiene límites que debemos empujar. 

¡Empujemos! Donde estés, como puedas, únete a eventos que promuevan la conciencia de que el suicidio es una realidad que debe ser combatida socialmente como la urgencia sanitaria que es. ¡Empuja!