Ayer en CEADS, mientras los adultos estudiaban la ley Divina o Natural, en la salita de los niños, se hablaba del mundo físico y del mundo espiritual. Los adultos comprendían que la Ley Natural es la ley de Dios. Es la única verdadera para la felicidad del hombre. Le indica lo que debe hacer o dejar de hacer y éste sólo es desdichado cuando de ella se aparta. Todos los fenómenos, físicos y espirituales, son regidos por leyes soberanamente justas y sabias en nuestro mundo, fuera de él y en todo el universo. Esas leyes reunidas, forman lo que conocemos como Ley Divina o Natural. Esta Ley es «eterna e inmutable como el mismo Dios». A través de un análisis superficial suponemos, algunas veces, que la ley de Dios sufre transformaciones, que es mutable. En realidad, sin embargo, las leyes humanas son las imperfectas y pueden sufrir modificaciones por fuerza del progreso. Los niños escuchaban una historia con atención. Era un cuento sobre una niña llamada Marina, que le dijo a su