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viernes, 3 de junio de 2011

Caridad con los criminales

Querida familia CEADS,

Mañana es el primer sábado de mes e ya es hora de volver a hablar del evangelio, que esta vez nos propone un cuestión delicada, no de fácil solución:

"Un hombre está en peligro de muerte; para salvarle es menester exponer la propia vida; pero se sabe que ese hombre es un malhechor, y que si se escapa, podrá cometer nuevos crímenes. Sin embargo de esto, ¿debe uno exponerse para salvarle?"

Os dejo la respuesta del espíritu Lamennais, para que la meditéis. En clase nuestra monitora Vera nos hará profundizar en el tema.

Esta es una cuestión muy grave y que naturalmente se presenta a la inteligencia. Contestaré según mi adelantamiento moral, puesto que estamos en el punto de saber si uno debe exponer su vida aunque sea por un malvado. La abnegación es ciega: se socorre a un enemigo: debe, pues, socorrerse a un enemigo de la sociedad, a un malhechor, en una palabra. ¿Creéis que sólo se arrebata a la muerte a este desgraciado? Quizá le arrancaréis a toda su vida pasada. Porque, acordaos de que en esos rápidos instantes que le roban los últimos minutos de la vida, el hombre perdido vuelve sobre su vida pasada, o más bien, esa vida se le presenta delante. Quizá la muerte llegue demasiado pronto para él; la reencarnación podrá ser terrible; ¡lanzaos, pues, hombres! vosotros a quienes la ciencia espiritista ha iluminado, lanzaos, arrancadle a su condenación, y acaso entonces ese hombre que hubiera muerto blasfemando, se echará en vuestros brazos. Con todo, no hay necesidad de pensar si lo hará o no; pero marchad a su socorro, porque salvándole, obedecéis a la voz del corazón, que os dice: "¡Puedes salvarle, sálvale!" (Lamennais. París, 1862).

Cariños de la hermana menor,

Janaina

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