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domingo, 13 de julio de 2014

Dios


DIOS
(Andrea Campos)

Lo más difícil en la vida es explicar algo que no entendemos o no conocemos aunque, por alguna razón, sepamos que existe. Podría citar innumerables ejemplos de situaciones de la vida donde sabemos que las cosas existen pero no sabemos como funcionan, ni como son exactamente.

Image courtesy of Vlado / FreeDigitalPhotos.net¿Cómo funciona el teléfono móvil? ¿La radio? ¿El televisor? ¿Los coches? ¿Cómo se construye un barco o un avión?
Existen varios tipos de inteligencias pero no existe un ser humano que las posea todas en una sola vida.

Pero podemos preguntarnos: ¿si el ser humano, dada sus imperfecciones morales e intelectuales, fue capaz de crear cosas sumamente complejas, podría considerarse obra del “acaso” la creación perfecta de la naturaleza y del cuerpo humano? ¿No será que su creación implica la existencia de una inteligencia superior?

En nuestro íntimo hemos intuido siempre la existencia de un ser superior desde nuestra infancia primitiva donde demostrábamos un sentimiento íntimo de respecto a las fuerzas de la naturaleza; más adelante, pasamos por un fase de juventud donde le atribuimos cualidades, emociones, dándole una característica antropomórfica, susceptible de odios y cólera; hasta llegar a nuestro actual estado, como uno que apenas ha terminado la secundaria, listo para la fase adulta, donde Dios es amor, es Padre justo y bueno.

“Los aztecas, incas y egipcios adoraban el sol, viendo en el astro rey, el centro de la vida; los judíos loaban a Jehová, un dios guerrero y vengativo que protegía a una única raza elegida; los antiguos católicos eran devotos de un viejito de barbas blancas que vivía en el cielo y distribuía gracia entre sus seguidores arrojando al infierno a los herejes, y para los que Jesús era su Padre de amor de inteligencia y sabiduría.1

De allí que Allan Kardec, codificador de la Doctrina Espírita, preguntó a los Espíritus sabios, ¿Qué es Dios? Y ellos contestaron: Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas.

En una inteligencia suprema, creación de todas las cosas, podríamos decir que es el inicio del todo (o ¡de la nada para algunos científicos!). La cuestión es, ¿tenemos suficiente humildad para aceptar que existe algo más inteligente que nosotros, los seres humanos?

Cuestión difícil de contestar y posiblemente es por ese motivo que todavía muchos no creen en Dios.

PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS

Para probar su existencia basta simplemente buscar la causa de todo lo que no es obra del hombre, pues sabemos que no existe efecto sin causa, que no existe el acaso o la nada.

“En realidad poco sabemos sobre la naturaleza de Dios. Sólo otro Dios podría definirlo. Lo llamaron «Varuna» los arios, «Elim» los egipcios, «Thien» los chinos, «Ahura Mazda» los persas, «Brahma» los indios, «Buda» los orientales, «Jehová» los hebreos, «Zeus» los griegos, Júpiter» los latinos, «Eidos» Sócrates, «Naturaleza de la Naturaleza» Espinoza; no obstante nuestro Dios es aún desconocido, como lo era para los vedas y los sabios del Areópago de Atenas.2.”

El sentimiento íntimo de su existencia no es resultado de la ignorancia o de la educación, es inherente, por eso es universal. Comprenderemos su perfección cuando ya no nos ofusque la materia ni los vicios físicos y morales.

Para la Doctrina Espírita Dios no es un hombre (¡ni mucho menos!), tampoco se trata de un Dios de guerra o que privilegia a un hijo y otro no.

Dios es amor. Ama a todas sus criaturas, les da las mismas oportunidades a todos, la cuestión es saber si las aprovechamos o las dejamos escapar. ¿Hacemos  el bien? ¿Cuidamos nuestra salud? ¿Vigilamos nuestros actos para que sean solo de amor y compasión?

Hay personas que dicen que no nacieron para ser “santos” o “perfectos” y, ¡se equivocan! Todos nacemos destinados a la felicidad y a la evolución, todos seremos “santos”  y “perfectos” pero dependerá de nuestro esfuerzo para hacer el bien, amar, respectar, cuidar y responsabilizarse por sus propios actos.

Dios no es un padre maltratador o castigador, el cielo y el infierno existen dentro de nuestra conciencia, si hacemos sufrir, sufriremos; pero si amamos, seremos amados. Así como dice la ley de la física de acción y reacción.

LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Nuestra inteligencia limitada no es capaz de entender sus características, por eso  los Espíritus sabios, de forma educadora, nos han hecho un “listado” para que empecemos a reflexionar sobre estos atributos, sobre la eternidad y el infinito:

Eterno
Si hubiese tenido principio, hubiera salido de la nada o hubiese sido creado por un ser anterior.
Inmutable
Si estuviese sujeto a cambios, ninguna estabilidad tendrían las leyes que rigen el Universo.
Inmaterial
Su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia, pues de otro modo no sería inmutable.
Único
No habría ni unidad de miras, ni de poder en el orden del Universo.
Omnipotente
No habría hecho todas las cosas y las que no hubiese hecho, serían obra de otro Dios.
Justo y bueno
Su sabiduría providencial de las leyes divinas reflejan su amor, justicia y bondad para con todas las criaturas.

“(...) La inteligencia de Dios se revela en su obra, como la del pintor en su cuadro; pero las obras de Dios, no son el mismo Dios, como el cuadro no es el pintor que lo concibió y ejecutó.” El Libro de los Espíritus.


Bibliografía

Doctrina Espírita para Principiantes – Textos recopilados por Luis Hu Rivas, (Consejo Espírita Internacional, 2005.
1 __Pág. 38
2__Pág. 39


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