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miércoles, 8 de julio de 2015

Médiums precursores del Espiritismo

Hola familia,

los monitores del sábado nos envían el texto de estudio. ¡Disfrutad de la lectura!

Cariños de la hermana menor

Médiums precursores del Espiritismo

De acuerdo con las informaciones obtenidas en la obra Historia del Espiritismo de Arthur Conan Doyle, los principales médiums precursores del Espiritismo (anteriores a la publicación de El Libro de los Espíritus) fueron: Emmanuel Swedenborg, Edward Irving, Andrew Jackson Davis, las hermanas Fox y Daniel Home, cuyos resúmenes biográficos veremos a continuación, excluyendo el de las hermanas Fox porque ya se ha presentado en la Guía 1 del Módulo II del Programa Fundamental.

Emmanuel Swedenborg

En consonancia con el autor Sir Arthur Conan Doyle, en su obra Historia del Espiritismo, sería imposible establecer una fecha que señale el inicio de la manifestación de una fuerza inteligente exterior al hombre ya que ese hecho existió, aunque en forma espontánea, en todas las épocas. Entre tanto, considera que Emmanuel Swedenborg, el gran vidente sueco del siglo dieciocho, fue el gran anunciador del influjo espírita de los últimos tiempos, cuando el fenómeno mediúmnico deja de tener un carácter episódico para transformarse en una invasión organizada por el mundo espiritual. Swedenborg era ingeniero en minas y una autoridad en metalurgia, física y astronomía.


Desde niño fue médium clarividente; emancipado del cuerpo veía lo que sucedía en otros lugares, aparentemente, sin salir de su estado normal de conciencia. Fue así que vio y describió con perfecta exactitud un incendio que se produjo en Estocolmo a trescientas millas de distancia de donde él se encontraba, en una cena con dieciséis invitados. Entre tanto, la clarividencia propiamente dicha, es decir, la posibilidad de ver a los Espíritus, eclosionó repentinamente una noche de abril de 1744, en Londres, Inglaterra, y lo acompañó durante toda su existencia. Esa misma noche – dice él – el mundo de los Espíritus, del cielo y del infierno, se abrió en forma convincente para mí, y allí encontré a muchas personas que conocía y que se encontraban en las más variadas condiciones. Desde entonces, el Señor abría los ojos de mi Espíritu para ver, perfectamente despierto, lo que sucedía en el otro mundo y para conversar, en plena conciencia, con ángeles y Espíritus.

He aquí algunas enseñanzas transmitidas por Swedenborg:  
  1. El mundo espiritual está formado por varias esferas que representan diversos grados de felicidad y de luminosidad. Después de la muerte iremos a aquella a la cual se adapte nuestra condición espiritual.
  2. El escenario, las condiciones y la estructura del mundo espiritual se asemejan a los de la sociedad  terrena. Hay residencias para las familias, templos religiosos, auditorios y palacios.
  3. La muerte es suave debido a que los seres celestiales ayudan a los recién llegados al mundo espiritual quienes enseguida pasan por un período de absoluto reposo, y vuelven a tener conciencia poco tiempo después.
  4. Existen ángeles y demonios, pero no son de órdenes diferentes del nuestro: solamente son almas humanas muy evolucionadas o atrasadas. 
  5. El hombre no cambia con la muerte. Lleva consigo los hábitos mentales adquiridos, sus preconceptos, sus preocupaciones. Es juzgado por una ley espiritual que tiene en cuenta los resultados globales de su vida
  6. Los niños son recibidos en el mundo espiritual sin ninguna discriminación por el hecho de haber sido o no bautizados. Crecen en el otro mundo bajo la orientación de jóvenes que cumplen con el rol de madres hasta la llegada de las madres verdaderas.
  7. No hay penas eternas. Los que están en el infierno pueden luchar para salir de allí desde el momento en que se lo propongan. Los que están en el cielo también pueden alcanzar posiciones más elevadas. Hay casamiento bajo la forma de unión espiritual donde un hombre y una mujer conforman una unidad completa
Swedenborg hace su descripción del mundo espiritual con mínimos detalles. Es así que habla, por ejemplo, de su arquitectura, de la música, de la literatura, de la ciencia que se cultiva allí, de las flores, las escuelas, bibliotecas, de los museos, de los deportes que se practican. Escribió las siguientes obras: Cielo e Infierno; La Nueva Jerusalén y Arcana Coelestia.

Edward Irving

Nació en 1792. De origen humilde, perteneció a la clase de los trabajadores braceros escoceses. Se tornó pastor protestante con una mediumnidad de inspiración que atraía multitudes para escuchar sus brillantes y elocuentes prédicas evangélicas.


En la iglesia que dirigía se produjeron fenómenos de psicofonía y de voz directa a través de los cuales se brindaban enseñanzas que contrariaban la ortodoxia religiosa, por lo que fueron consideradas obra del “diablo”. Esas enseñanzas se presentaban en forma dogmática por medio de interminables arengas mezcladas con censuras que para muchos que participaban de esos fenómenos, se convertían en señales. Los sensitivos se condenaban mutuamente como heréticos. Esas manifestaciones evidenciaban la existencia de una verdadera fuerza psíquica que revelaba de igual modo una ley espiritual – más tarde explicada por los Espíritus Superiores – según la cual los Espíritus son atraídos por nuestra manera de ser. Si somos presuntuosos y orgullosos, atraemos Espíritus malévolos y seremos juguetes en manos de ellos. Esa es la razón por la cual podemos explicar la forma contundente y aún carente de caridad de las citadas manifestaciones. Se puede decir que las experiencias de Edward Irving a través de las manifestaciones espíritas en un período que va desde 1830 a 1833, se convirtieron, por su singularidad, en un lazo de unión entre Swedenborg y otro eminente precursor de la Doctrina Espírita: Andrew Jackson Davis.

Andrew Jackson Davis 

Llamado también el “Padre del Espiritualismo Moderno”, el “Allan Kardec americano”.  Hijo de padres humildes e incultos, nació en 1826 en un distrito rural del Estado de Nueva York (E.U.A), en las márgenes del río Hudson, entre gente sencilla e ignorante. Era un niño poco atildado, a quien le faltaba actividad intelectual, de cuerpo esmirriado, sin ningún signo visible que denunciara su futura mediumnidad excepcional.  En los últimos años de su infancia Jackson Davis comenzó a escuchar voces agradables y gentiles a las cuales se unían bellas clarividencias, y se desarrolló en él al mismo tiempo, dones mediúmnicos que le permitían aplicarlos en diagnósticos médicos. El 6 de marzo de 1844 fue transportado desde la pequeña localidad de Pough - keepsie donde vivía, a las montañas de Catskill, a cuarenta millas de distancia. En esas montañas encontró a dos ancianos que dijeron ser sus mentores y que posteriormente fueron identificados como los Espíritus Galeno y Swedenborg. Este fue el primer contacto que el jovencito tuvo con los llamados muertos. Con el tiempo, su mediumnidad tomó nuevos rumbos. En estado de trance hablaba varias lenguas, inclusive, el hebreo, todas ellas desconocidas para él, mediante las cuales exponía admirables conocimientos de Geología, y discutía con inusual habilidad sobre intrincadas cuestiones de Arqueología histórica y bíblica, de Mitología, así como también trataba temas lingüísticos y sociales, a pesar de no conocer nada de gramática y de no tener ningún estudio literario o científico.  Durante dos años, en trance inconsciente, Davis dictó un libro sobre los secretos de la Naturaleza que se publicó en 1847, con el título de Los principios de la Naturaleza. De éste dijo Conan Doyle, que es “uno de los libros más profundos y originales de la Filosofía”. Recibió muchos otros libros, cerca de treinta, que le transmitiera la entidad espiritual Swedenborg, y que se editaron en parte, con el título general de Filosofía Armónica. Davis no era místico ni religioso en el sentido vulgar de la palabra, ni aceptaba la revelación bíblica en su interpretación literal. Era honrado, serio, incorruptible, amante de la Verdad; estaba sincera y completamente convencido de su responsabilidad en aquellos acontecimientos renovadores. A pesar de su pobreza material nunca olvidó la justicia y la caridad con todos. Sus facultades mediúmnicas llegaron a su mayor desarrollo después de los 21 años y entonces pudo observar con más claridad el proceso de desencarnación de varias personas, hechos que narró minuciosamente.


Antes de 1856, Jackson Davis profetizó la aparición de los automóviles y de los vehículos aéreos que se moverían impulsados por una fuerza motriz de naturaleza explosiva, así como también de las máquinas de escribir, y, según todo lo indica, de las locomotoras con motores de combustión interna. Es extraordinaria, realmente pasmosa la riqueza de detalles que brinda sobre esos inventos  futuros que Davis dejó impresos en su obra Penetrália. 

Además de eso, también en 1847 predijo la manifestación ostensiva de los Espíritus con las criaturas humanas, y afirmó que no transcurriría mucho tiempo sin que esa verdad se revelara a través de una exuberante demostración. Su obra inicial, de gran luminosidad, fue una preparación para la aparición del Espiritismo, y en una nota del 31 de marzo de 1848, se lee este fragmento significativo:
“Esta madrugada un soplo fresco pasó por mi rostro y oí una voz suave y firme que me decía: Hermano, se ha dado inicio a un buen trabajo; contempla la demostración viva que surge. Me puse a pensar insistentemente  en el significado de ese mensaje”.

Estaba muy lejos de imaginar que, justamente en la noche del citado día, las hermanas Fox, en Hydesville, conversarían, a través de golpes, con el Espíritu de un muerto, inaugurando así el grandioso movimiento espiritista mundial. Debido a ese hecho, Jackson Davis comenzó a ser citado por algunos de los escritores espíritas como el profeta de la Nueva Revelación, como dijo Conan Doyle.  A través de sus visiones espirituales del Más Allá, presentó una descripción de éste bastante aproximada a la que brindarían posteriormente los Espíritus en diversos países, inclusive, en Brasil, a través de la mediumnidad de Francisco Cândido Xavier en los libros de André Luiz. Davis vio en el Más Allá una vida semejante a la de la Tierra, vida a la que se la podría llamar semi material, con gustos y objetivos adaptados a nuestra naturaleza, que la muerte no modifica. Vio que en ese vasto Más Allá no cesan el trabajo científico, ni el artístico, ni el literario, ni el humanitario. Vio las variadas fases y grados del progreso espiritual, y se refirió a las causas que retrasan la evolución humana.  Jackson Davis avanzó más que Swedenborg al descorrer los velos que encubren los misterios de la Vida, pero el emérito pedagogo Allan Kardec, misionero posterior, complementó y amplió esa obra, fundamentado en las comunicaciones de muchos Espíritus Superiores bajo la égida del Espíritu de Verdad.

Daniel Douglas Home

Nació en 1833, en la aldea de Currie, próxima a Edimburgo, en Escocia. Tenía una mediumnidad de efectos físicos que se manifestaba a través de la levitación y de la materialización de Espíritus. Es considerado un misionero de los tiempos modernos. De él se ha dicho: Cuando Mr. Home pasa, derrama a su alrededor la mayor de todas las bendiciones: la seguridad de la existencia de la vida futura. El Codificador considera que la presencia de Daniel Douglas Home en París en octubre de 1855 fue, en cierta forma, un hecho providencial, porque se transformó en poderoso auxiliar para la propagación de las ideas espíritas. A través de sus notables facultades mediúmnicas, Home conmovió las convicciones de muchas personas, aún las de aquellas que no pudieron ser testigos oculares. Kardec elogia el carácter de Home, su modestia, sus nobles sentimientos y la elevación de su alma, y relata los fenómenos que él mismo constatara (Kardec), o por los testigos oculares más dignos de fe. Home, ese médium bajo cuya influencia se producían principalmente, fenómenos físicos, sin excluir por eso las manifestaciones inteligentes, fue defendido por Allan Kardec contra sus detractores y calumniadores. El maestro declara que en Francia, algunos fenómenos fueron observados por testimonios serios, muy esclarecidos e importantes. Entre esos fenómenos, relata la suspensión de Home en el aire, hecho comprobado no solamente en París y en Florencia, sino también, y principalmente, en Burdeos. No sólo él (Home), sino también la mesa se elevaban en el espacio sin ningún contacto. Ese fenómeno no se producía como consecuencia de un acto de voluntad del médium. Kardec escribe que el mismo Home le había dicho que no percibía lo que sucedía, y que creía que estaba siempre en el suelo, salvo cuando miraba para abajo. Kardec consideraba que el fenómeno de producir apariciones era la manifestación más extraordinaria que se efectuaba por intermedio de Home, y relata varios casos de formación de manos fluídicas, totalmente semejantes a las manos vivas, sólidas y resistentes que aparecían y repentinamente se evaporaban cuando se intentaba asirlas. Después, narra que pianos y armonios ejecutaban solos, con la intervención de manos que a veces eran visibles y otras invisibles.


Kardec defendió varias veces a Home de las calumnias de que era objeto por los adversarios de las ideas espíritas. En la Revista Espírita afirma en cierto momento: Seguramente, si alguien fuera capaz de vencer la incredulidad a través de los efectos materiales, éste sería el Sr. Home. Ningún médium ha producido un conjunto de fenómenos más sorprendentes ni en mejores condiciones de honestidad, y, sin embargo, buen número de aquellos que lo han visto en acción, lo tratan, aún en este momento, como a un hábil prestidigitador. Para muchos hace cosas muy curiosas, más curiosas que Robert Houdini (famoso prestidigitador de la época). Para Kardec, el médium Home está por encima de toda sospecha de charlatanismo: lo que les faltó a aquellos que lo vieron y no se convencieron, fue la llave que les permitiera comprender las manifestaciones producidas por el médium. Para él, la llegada de Home a Francia contribuyó para acelerar allí el desarrollo del Espiritismo, ya sea por lo maravilloso de los fenómenos, o por la repercusión que éstos tuvieron en el mundo social que frecuentó.


En suma, como se puede ver aquí, y en lo referente a las hermanas Fox en la Guía correspondiente que se citara con anterioridad, es innegable la contribución de esos mediums para el Espiritismo incipiente ya que representan marcos bien definidos de la presencia del plano espiritual antes y durante la época de la llamada invasión organizada por los Espíritus Superiores. Esa etapa comprende claramente el período que se inicia con los fenómenos de Hydesville hasta la publicación de El Libro de los Espíritus. Ellos anunciaron una nueva época, fueron los pioneros que tuvieron la responsabilidad de preparar a la humanidad para la recepción de las enseñanzas de la Doctrina Espírita.

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