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jueves, 25 de febrero de 2016

Ejercicio irregular de la mediumnidad

Buenas tardes,

Este sábado estudiaremos el ejercicio irregular de la mediumnidad. Os dejo el texto para estudio.

Un saludo fraterno.



Ejercicio irregular de la mediumnidad

Como todas las otras facultades, la mediumnidad es una facultad de Dios que se puede emplear tanto para el bien como para el mal, y de la cual se pude abusar. (...) Su finalidad es la de ponernos en relación directa con las almas de aquellos que vivieron en la Tierra para que recibamos enseñanzas y para prepararnos para la vida futura. Así como el sentido de la vista nos pone en contacto con el mundo visible, la mediumnidad nos une a lo invisible. Aquel que la utiliza para su progreso y para el de sus hermanos desempeña una verdadera misión, y será recompensado. Quien abusa y la emplea en cosas fútiles o para satisfacer intereses materiales, la desvía de su fin providencial, y, tarde o temprano, sufrirá las consecuencias de ese accionar, como todo hombre que haga mal uso de cualquier facultad. De ese modo, la facultad es concedida, porque las personas (...) necesitan de ella para mejorarse y para que queden en condiciones de recibir buenas enseñanzas. Si no aprovechan esa concesión, sufrirán las consecuencias. ¿No predicaba Jesús preferentemente a los pecadores, diciéndoles que era necesario dar a quien no tiene?
Entre tanto, el (...) ejercicio muy prolongado de cualquier facultad produce fatiga.
Con la mediumnidad sucede lo mismo, principalmente, con la que se aplica a los efectos físicos. Necesariamente, ella ocasiona un gasto de energía que produce fatiga, que se repone con el reposo. Hay casos en los que la abstención es prudente, e incluso, necesaria, o por lo menos, el ejercicio moderado. Todo depende del estado físico y moral del médium. Además, por lo general, el médium siente fatiga, y cuando esté fatigado, debe abstenerse.
Pero, existen situaciones en las que el ejercicio de la mediumnidad es considerado irregular, no porque produzca debilidad física o psíquica, sino por los inconvenientes que ocasionan. Por ejemplo, el desarrollo de la mediumnidad en los niños, no es aconsejado por los Espíritus Superiores.
Otro punto también importante, es el referente a la falta de constancia de algunos trabajadores espíritas para concurrir a las reuniones mediúmnicas. Son trabajadores negligentes que no hacen un alto para reflexionar sobre la importancia y seriedad de la tarea de la cual huyen ante el menor obstáculo que surja en el camino. En este sentido, la Casa Espírita debe estar preparada para orientar con seguridad, siguiendo las siguientes consideraciones de Kardec: Diariamente la experiencia nos brinda la confirmación de que las dificultades y los desengaños con los que muchos tropiezan en la práctica del Espiritismo, se originan en la ignorancia de los principios de esta ciencia (...). Si bien es cierto que cada uno tiene en sí el germen de las cualidades necesarias para ser médium, esas cualidades existen en grados muy diferentes, y su desarrollo depende de causas que nadie puede producir por propia voluntad. Las reglas de la poesía, de la pintura y de la música no transforman en poetas, pintores o músicos a los que no tienen talento para serlo. Solamente guían a aquellos en el empleo de sus facultades naturales cuando las cultivan. Lo mismo sucede con nuestro trabajo. Su objetivo consiste en indicar los medios de desenvolvimiento de la facultad mediúmnica tanto cuanto lo permitan las disposiciones de cada uno, y, sobre todo, dirigir su aplicación de manera útil cuando ella exista. (...) Junto con los mediums propiamente dichos, hay una considerable cantidad de personas que se ocupan de las manifestaciones espíritas, que crece cada día más. Guiarlas en sus observaciones; señalarles los obstáculos con los que necesariamente se van a encontrar porque deben lidiar con un nuevo orden de cosas; iniciarlas en la manera de conversar con los Espíritus, indicarles los medios de lograr buenas comunicaciones, tal es el ámbito que tenemos que abarcar si no queremos correr el riesgo de haber realizado un trabajo incompleto. (...) A esas consideraciones agregaremos otra muy importante: la de la mala impresión que produce en los aprendices las experiencias realizadas con liviandad y sin conocimiento de causa, experiencias que presentan el inconveniente de generar ideas falsas acerca del mundo de los Espíritus y de favorecer la burla y una crítica casi siempre fundada. De esas reuniones, los incrédulos raramente salen convertidos y dispuestos a reconocer que en el Espiritismo haya algo serio. En la formación de esa opinión equivocada en gran número de personas ha contribuido, mucho más de lo que se piensa, la ignorancia y la frivolidad de ciertos mediums. Desde hace algunos años, el Espiritismo ha realizado grandes progresos, pero avanzó más aún a partir del momento en que tomó un rumbo filosófico, porque comenzó a ser apreciado por la gente instruida. En la actualidad, ya no es un espectáculo, sino una doctrina de la que no se ríen más los que se burlaban de las mesas giratorias. Al esforzarnos por llevarlo a ese terreno y por mantenerlo allí, tenemos la convicción de que, de esa manera obtendremos más adeptos útiles que provocando manifestaciones a tontas y a locas, que se prestarían a abusos.




La práctica mediúmnica y las perturbaciones mentales

La práctica de la mediumnidad no produce perturbaciones mentales de ninguna clase, sobre todo, los graves disturbios denominados genéricamente como locura. Entre tanto, debemos tener en cuenta que existen personas que tienen una estructura psíquica delicada cuyas emociones, por mínimas que sean, les provocan una excesiva conmoción. Son (...) personas a las que se les debe evitar todo motivo de sobreexitación, y el ejercicio de la mediumnidad es uno de ellos. No debemos olvidar que es relativamente fácil establecer relaciones mentales con Espíritus que no están muy moralizados y de ser influenciados por ellos. En esta situación, nuestras emociones, carácter y comportamiento pueden ser alterados en forma negativa. Especialmente, los integrantes de las actividades mediúmnicas, al estar en contacto más asiduo con los desencarnados, deben tener conciencia de que el ejercicio de la mediumnidad exige dedicación. Muchos colaboradores de las actividades mediúmnicas, a pesar de la buena voluntad que demuestran, se olvidan (...) de que todo perfeccionamiento del alma requiere disciplina, educación, esfuerzo y perseverancia. La mediumnidad constructiva es la lengua de fuego del Espíritu Santo (alusión al fenómeno de Pentecostés citado en los Hechos de los Apóstoles, 2:1 a 4), luz divina para la cual es necesario conservar el pabilo del amor cristiano, el aceite de la voluntad pura. Sin una necesaria preparación, la incursión de los que producen el ingreso al reino invisible, es casi siempre, un viaje a los círculos de las sombras. Logran grandes sensaciones, y tropiezan con dolorosas confusiones. Hacen descubrimientos sorprendentes, y acaban teniendo un sin fin de ansiedades y de dudas. (...) ningún Espíritu podrá prescindir del esfuerzo propio al efectuar su íntimo perfeccionamiento... Sabemos que el pensamiento se exterioriza y se proyecta formando imágenes y sugerencias que arroja sobre los objetos que se propone alcanzar. Cuando es benévolo y constructivo, se ajusta a las Leyes que nos rigen y crea armonía y felicidad, pero, cuando es desequilibrado y deprimente, produce aflicción y destrucción. La química mental se sustenta sobre la base de todas las transformaciones, porque realmente, evolucionamos en profunda conexión telepática con todos aquellos encarnados o desencarnados que se afinan con nosotros.

Por lo tanto se percibe, que la mediumnidad en sí (...) no producirá la locura si ésta no está en germen, pero si el germen existe, es de buen sentido ser cautelosos desde todo punto de vista, porque cualquier conmoción interior puede ser perjudicial. Se deben apartar de su ejercicio por todos los medios posibles, a las (personas) que presenten los menores síntomas de excentricidad en sus ideas o debilitamiento de sus facultades mentales, porque en ellas hay una evidente predisposición para la locura (considerada genéricamente), que puede desencadenarse como efecto de alguna sobreexitación. Respecto de esto, las ideas espíritas no tienen más influencia que las otras, pero si se declara la locura en alguna de esas personas, tomará el carácter de la preocupación que la domine, así como tomaría características religiosas si la persona se entregara excesivamente a las prácticas devotas, y, en ese caso, la responsabilidad recaería sobre el Espiritismo, como causante de la demencia. Lo mejor que se puede hacer con todo individuo que presente tendencias a una idea fija, es dirigir sus preocupaciones hacia otra dirección para proporcionarle reposo a los órganos debilitados.

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