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domingo, 20 de marzo de 2016

Nuestro lugar en el universo

¡Hola familia!

Ayer en CEADS nuestra compañera Andrea Campos nos ofreció la charla “Esferas espirituales”, ayudándonos a profundizar en lo que el Maestro ya anunciaba hace cosa de dos mil años: “hay muchas moradas en la casa del Padre”.


Pues sí, como nos contó Andrea, la Doctrina Espírita ofrece valiosa información para todo el que quiera conocer las características de estas otras moradas del hombre. De hecho uno de los principios del espiritismo es precisamente a pluralidad de los mundos habitados. Sabemos que existe vida después de la muerte. Así siendo, hay que existir un lugar donde vamos a vivir tras abandonar nuestro cuerpo físico, ¿de que está hecho ese lugar?

Muchas personas no creen en lo que no pueden ver y por esto rechazan la vida después de la muerte o la existencia de otros mundos o planos de la vida donde sigamos existiendo después del fin de una encarnación. Andrea nos explicó que los científicos estiman que 4% de la materia que conocemos es la materia atómica, la materia normal que podemos ver con nuestros ojos; el 23% del Universo está formado por la materia oscura, materia esa que es quintaesenciada y que se detecta con los procesos asociados a la luz, es decir, que no podemos ver con nuestros ojos físicos; y el 73% es energía oscura, que no se sabe exactamente qué es pero es la fuerza que acelera la expansión del Universo a la vez que mantiene las demás materias agrupadas. ¡Vaya por Dios! El que sólo crea en lo que puede ver sólo cree en un 4% de lo que sabemos de momento que existe…

Además Andrea nos contó que, hace un mes, han comprobado la última ley gravitacional de Einstein, las ondas gravitacionales. Los científicos ahora pueden oír la historia del Universo, conocer el inicio de todo, cómo todo empezó en el Universo que conocemos a través de las ondas gravitaciones que ahora son capaces de captar. A partir de ese momento ya nos hablan de una nueva era, la Era de las Astronomía gravitacional.
Todo esto nos ayuda a aceptar el hecho de que hay mucho más a nuestro alrededor de lo que podemos percibir y comprender. Cada uno de nosotros ocupamos como encarnados o desencarnados el lugar del universo que por afinidad intelectual y moral nos corresponde vivir. Después de la muerte del cuerpo físico, los espíritus tienen diferente suerte, según hayan vivido en la Tierra.


Mientras que unos no se pueden apartar de la esfera donde hayan vivido, otros se elevan y recorren el espacio y los mundos; mientras que algunos Espíritus culpables deambulan en las tinieblas, los bienaventurados gozan de resplandeciente luminosidad y del sublime espectáculo de lo Infinito. Finalmente, mientras que el malo padece bajo el rigor de los sufrimientos morales, atormentado por remordimientos y pesares, muchas veces aislado y sin consuelo, alejado de aquellos que eran el objeto de sus afectos, el justo, en convivencia armónica con quienes ama, goza de las delicias de una intraducible felicidad. Por lo tanto, también en este aspecto hay muchas moradas, aunque no circunscriptas, ni en un determinado lugar.

Andrea nos recordó que el Espíritu André Luiz nos brinda innumerables informaciones sobre la vida en el plano espiritual. Esclarece que son (...) mundos sutiles dentro de los mundos groseros, maravillosas esferas que se interpenetran. Tales esferas espirituales no son perceptibles al ser humano encarnado en el actual estado evolutivo en que nos encontramos, en primer lugar, por las naturales limitaciones biológicas de nuestra visión física, y en segundo lugar, debido al poco desarrollo de nuestras facultades espirituales.

La Doctrina Espírita da cuenta de diferentes mundos habitados por espíritus (planetas, por ejemplo), que están clasificados básicamente como: primitivos (para las primeras encarnaciones de los principios inteligentes y humanos); los mundos de expiación y pruebas (un tipo de purgatorio físico-moral donde se desarrolla la base del intelectuo con el objetivo de evolucionar y entender a vida espiritual); Mundos regenerados (lugar para evolucionar sin tanto sufrimiento físico); mundos felices y celestes (sabemos muy poco de estos dos tipos pero sabemos que impera la bondad en su plenitud).

El planeta Tierra está en el segundo escalón de la evolución de los mundos, de expiación y pruebas, donde predomina la ignorancia del bien, pero pasando por un periodo de transición para el tercer nivel, de los mundos de regeneración. Es importante no perder de vista que todo evoluciona y que las escalas clasificatorias son meramente informativas a fin de ejemplificar el proceso educativo y evolutivo de los seres vivos y de los espíritus.

Pongamos en la práctica las enseñanzas de los espíritus, que nos animan a vencer el orgullo y la vanidad. Así es como podremos convertir nuestro mundo en un mundo más pleno de felicidad y armonía. ¡Gracias Andrea por tu instructiva charla!

Finalizamos la jornada disfrutando del delicioso catering que nuestros compañeros nos preparan los sábados de conferencia. Así ayudamos a sufragar los gastos de nuestro local, confraternizamos y alimentamos también al cuerpo =)



Cariños,

CEADS

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