Este sábado, en CEADS, estudiaremos la Emancipación del alma y la primera parte sobre los Sueños. Os dejamos el texto de estudio y lectura para los dos próximas aula del ESDE.
¡Nos vemos!
Andrea Firenze y Andrea Campos
La emancipación del
alma
El Espíritu nunca está inactivo. Durante el sueño se
debilitan los lazos que lo retienen en el cuerpo, y como éste no necesita de su
presencia, se lanza al espacio y se pone en relación más directa con los otros
Espíritus. Los Orientadores Espirituales, al responder la pregunta 402 de El
Libro de los Espíritus dicen que se puede evaluar la libertad del Espíritu
durante el sueño, por los sueños. Cuando el cuerpo reposa, el Espíritu tiene
más facultades que cuando está en estado de vigilia. Recuerda el pasado, y,
algunas veces, prevé el futuro. Adquiere mayor potencial y puede ponerse en
comunicación con los otros Espíritus, sean de este mundo o del otro. El sueño
libera parcialmente el alma del cuerpo. Cuando duerme, el hombre se encuentra
durante algún tiempo en el estado en que quedará permanentemente después que
muere. Tuvieron sueños inteligentes los Espíritus que al desencarnar se
desligan rápidamente de la materia. Cuando duermen, esos Espíritus se reúnen
con seres superiores a su grado de evolución. Con ellos viajan, conversan y se
instruyen. También trabajan en obras a las que encuentran concluidas cuan- do
regresan al mundo espiritual después de morir en la Tierra. Esto es en lo
referente a Espíritus evolucionados. En cuanto a gran número de hombres que al
morir deben pasar largas horas en estado de turbación, cuando duermen, van, o a
mundos inferiores a la Tierra atraídos por antiguos afectos, o buscan gozos
quizá más bajos que los que aquí los deleitan.
Más adelante, en esa misma pregunta, especifican: El sueño es
el recuerdo de lo que el Espíritu vio mientras dormía. Pero, notad que no
siempre soñáis. ¿Qué significa esto? Que no siempre recordáis lo que visteis o
todo lo que habéis visto mientras dormíais. Y eso es así, porque vuestra alma
no tiene aún el pleno desarrollo de sus facultades. Muchas veces, sólo os queda
el recuerdo de la turbación que vuestro Espíritu siente al partir o al
regresar, acrecentada por lo que proviene de lo que hayáis hecho o de lo que os
preocupa cuando estáis despiertos. Si no fuera así, ¿cómo explicaríais los
sueños absurdos que tienen tanto los sabios como las más humildes y sencillas
criaturas? Sucede también, que los malos Espíritus aprovechan el estado de
sueño para atormentar a las almas débiles y pusilánimes. En suma, en poco
tiempo veréis que se vulgarizará otra especie de sueños. Aunque es tan antigua
como la que estamos hablando, vosotros la desconocéis. Me refiero a los sueños
de Juana, a los de Jacob, a los de los profetas judíos y a los de algunos
adivinos de la India. Son recuerdos que conservan las almas que se desprenden
casi completamente del cuerpo. De ese modo, los sueños son el efecto de la
emancipación del alma, que se torna más independiente por la suspensión de la
vida activa y de relación. De ahí que se produzca una especie de clarividencia
indefinida que se extiende hasta los más apartados lugares y aún, hasta a otros
mundos. De ahí también el recuerdo que tiene en la memoria de acontecimientos
de su existencia anterior o de existencias anteriores. Las singulares imágenes
de lo que está sucediendo o de lo que sucedió en mundos desconocidos, mezclados
con cosas del mundo actual, es lo que forman esos conjuntos extraños y confusos
que no parecen tener ningún sentido o relación. La incoherencia de los sueños
se explica también por las lagunas que se producen debido al recuerdo
incompleto que conservamos de lo que se nos apareció cuando soñábamos. Es como
si en una narración se truncaran frases o fragmentos al azar. Reunidos después
los fragmentos restantes no tendrían ninguna significación racional. Kardec le
pregunta a los Espíritus Superiores por qué no recordamos siempre los sueños. Y
ellos responden lo siguiente: En lo que llamáis sueño, sólo existe el reposo
del cuerpo, ya que el Espíritu está constantemente en actividad. Durante el
sueño, éste recobra un poco de su libertad y se pone en contacto con aquellos
seres que le son queridos, sea en este mundo o en otros. Pero, como la materia
que lo compone es pesada y grosera, el cuerpo conserva con mucha dificultad las
impresiones que recibió el Espíritu, porque no le llegaron por intermedio de
sus órganos corporales. Pero, para que se produzca la emancipación del
Espíritu, no es necesario que el sueño sea completo. Basta (...) que los
sentidos estén adormecidos para que el Espíritu recobre su libertad. Para
emanciparse, aprovecha todos los instantes de tregua que le concede el cuerpo.
Basta con que las energías vitales se debiliten para que el Espíritu se
desprenda y se torne tanto más libre cuanto más débil se encuentre el cuerpo.
De esta manera, al estar (...) el cuerpo debilitado, el Espíritu trata de
desprenderse. Se transporta y ve. Si el sueño es completo, tendrá sueños.
La importancia de los
sueños
Dicen los Instructores de la Codificación, que gracias al
sueño (...) los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de
los Espíritus. Por eso es que los Espíritus superiores consienten, sin mucha
resistencia, encarnar entre vosotros. Quiso Dios que al tener que estar en
contacto con el vicio pudieran fortalecerse en la fuente del bien con el fin de
no decaer cuando se proponen instruir a otros. El sueño es la puerta que Dios
les abrió para que tengan la oportunidad de estar con sus amigos del cielo; es
el momento de expansión después del trabajo, mientras esperan la gran
liberación, la liberación final que los reintegrará a su ambiente propio. De
esa manera, el (...) sueño le fue dado al hombre para que repare sus fuerzas
orgánicas, y también sus energías morales. Mientras el cuerpo recupera los
elementos que perdió como consecuencia de la actividad que tuvo durante la
vigilia, el Espíritu adquiere renovadas energías entre los Espíritus. De lo que
ve, de lo que oye y de los consejos que le dan, extrae ideas que al despertar
le surgen en forma de intuición. Es el regreso temporario del exiliado a su
verdadera patria. Es el prisionero a quien momentáneamente se le restituye la
libertad. Durante el transcurso del sueño, podemos estar en contacto con otros
Espíritus encarnados, inclusive, con personas que no conocemos en estado de
vigilia. Podemos tener, sin sospecharlo, amigos en otros países. Dicen los
Espíritus superiores: Es tan habitual el hecho de que durante el sueño os
encontréis con amigos y parientes, con los que os conocéis y que os pueden ser
útiles, que casi todas las noches hacéis esas visitas. Al despertarnos
conservamos la intuición de esos encuentros de los cuales se originan
determinadas ideas que después, en el estado de vigilia, nos surgen espontáneamente.
Experiencias
significativas durante el sueño
La literatura espírita abunda en ejemplos de significativas
experiencias efectuadas durante el sueño. Seleccionamos a continuación algunos
ejemplos de esas experiencias.
1.
Esclarecimientos generales
En el libro Misioneros de la Luz, en el capítulo: En el plano
de los sueños, André Luiz nos habla de los esclarecimientos que seres
espirituales brindan a Espíritus encarnados durante el período de sueño físico
natural. Dice el mencionado autor: Después de algunos minutos de provechosa
conversación, el Hermano Francisco (dirigente de un equipo de socorro en el
plano espiritual), se acercó al orientador y le preguntó sobre los objetivos de
la reunión que se realizaría esa noche. – Sí – explicó Alexandre afablemente –
se efectuará un trabajo de esclarecimiento general a amigos nuestros sobre
problemas de mediumnidad y de psiquismo, sin enfocar minucias particulares. ―
Si nos permite – volvió a expresar el instructor – me gustaría traer a algunos
compañeros que colaboran frecuentemente con nosotros. Será una gran
satisfacción ver que aprovechan los minutos del sueño físico. – Sin duda. El
trabajo de hoy está destinado a la preparación de cooperadores nuestros que
están aún encarnados en la Corteza. Estaremos a su disposición y recibiremos
con alegría a sus ayudantes. Francisco agradeció, conmovido, y preguntó: ―
¿Podemos ir a buscarlos ya? – Inmediatamente – replicó el instructor con
decisión – Conduzca a sus amigos al sitio que ya conoce. Francisco se apartó
del grupo de “socorristas”, y quedé sumido en un verdadero mundo de nuevos
pensamientos. Según informaciones que me habían dado anteriormente, Alexandre
dirigiría esa noche una pequeña reunión de estudiosos, y, cuando estuvimos a
solas, me explicó solícitamente: ― Nuestro núcleo de estudiantes terrestres
cuenta ya con una cierta cantidad de integrantes, pero le falta determinadas
cualidades esenciales para funcionar con pleno provecho. Debido a eso, es
imprescindible brindarles a nuestros compañeros, conocimientos más
perfeccionados. (...) – Para atender esas necesidades es que establecí un curso
de esclarecimiento metódico para mejorar la situación. (...) ― En ese centro de
estudios contamos con más de trescientos integrantes, pero solamente treinta y
dos lograron romper las marañas inferiores de las más bajas sensaciones
fisiológicas para asimilar nuestras lecciones. Y hay noches en las que se
produce el hecho de que también algunos de ellos rompen los compromisos
asumidos para atender seducciones vulgares, motivo por el cual se reduce aún
más la asistencia general. ― En compensación, de vez en cuando, asisten
imprevistamente otros compañeros, como sucederá esta no- che, ante la decisión
del Hermano Francisco, quien nos traerá a algunos amigos. – Y los hermanos que asisten
– pregunté con curiosidad - ¿conservan el recuerdo integral de los trabajos que
compartieron, de los estudios que se realizaron y de las observaciones que
escucharon? Alexandre pensó un momento, y respondió: ― Con el tiempo, la
experiencia te demostrará qué reducida es la capacidad sensorial. El hombre
eterno conserva el recuerdo completo, y guardará consigo todas las enseñanzas,
las intensificará y las valorizará de acuerdo con su propio estado evolutivo.
Entre tanto, el hombre físico, esclavo de las naturales
limitaciones, no puede ir tan lejos. Debido a las presiones de la lucha que el
Espíritu debe vivir, el cerebro de carne es un aparato de potencial reducido,
por eso, la fijación de determinadas bendiciones divinas depende mucho de la
iluminación de quien lo posea. De ese modo, André, el archivo de esas
reminiscencias en el libro temporario de las células cerebrales es muy
diferente de un discípulo a otro, porque varía de alma a alma. Entre tanto, es
necesario agregar, que en la memoria de todos los hermanos de buena voluntad,
el beneficio va a permanecer, aunque durante el período de vigilia no logren
identificar su origen. Las clases con las características de las que asistirás
esta noche, son mensajeras de indescriptibles utilidades prácticas. Cuando los
aprendices despierten en la Corteza después de haber asistido a ellas, sentirán
alivio, reposo, esperanza, al mismo tiempo que habrán adquirido nuevos valores
educativos. Es verdad que no van a poder revivir los pormenores, pero
recordarán la esencia, y se sentirán inexplicablemente reconfortados, no sólo
cuando retomen la lucha diaria en el cuerpo físico, sino también al beneficiar
al prójimo y al combatir con éxito sus propias imperfecciones. Sus pensamientos
se tornarán más claros, los sentimientos más elevados y las oraciones más
respetuosas y productivas. Esto enriquece sus observaciones y trabajos diarios.
2.
Atención individualizada
En otra obra: En los Dominios de la Mediumnidad, el mismo
autor relata un episodio de sueño provocado por Espíritus benefactores con el
objetivo de brindar una atención individualizada. He aquí la descripción del
hecho: Cuidadosamente comenzaron ambos a aplicarle pases sobre la cabeza,
concentrando energía magnética a lo largo de las células corticales. Anésia quedó
sumida en una suave hipnosis que ella atribuyó al cansancio, y no opuso
resistencia. En breves instantes dejaba el cuerpo denso vencida por el sueño, y
se acercó a nosotros en un desdoblamiento casi natural. Sin embargo, no estaba
muy consciente en nuestro plano, como era de desear. Jovino, su esposo, era su
preocupación dominante. Su afecto por él no le permitía pensar en otra cosa.
Reconoció a los benefactores Teonília y a Áulus y les brindó una significativa
mirada de simpatía, pero estaba perturbada, afligida... Quería ver a su esposo,
quería oírlo... El Asistente (Áulus) decidió satisfacer su deseo. Amparada por
los brazos de la admirable amiga (Teonília), tomó resueltamente una determinada
dirección, como quien ya posee de antemano todos los datos necesarios para
encontrar al esposo. Áulus nos explicó que cuando las almas están enlazadas
entre sí, viven unidas unas a otras por imanación magnética, y superan
obstáculos y distancias. En el vasto salón de un club nocturno encontramos a
Jovino y a la mujer que conociéramos nosotros (...) integrando un alegre grupo
y en actitudes de profunda intimidad afectiva. Varias entidades desconocidas
para nosotros cercaban el grupo, y formaban un vicioso círculo de vampiros que
no habían advertido nuestra presencia. (...) Al encontrar al compañero en esa
situación, Anésia profirió un doloroso grito y estalló en llanto. Acompañada
por nosotros retrocedió, herida por la aflicción y el asombro, y cuando
estuvimos en la vía pública, acaricia dos por el suave aire nocturno, el
Asistente la abrazó paternalmente. Poco después, al verla más dueña de sí
misma, aunque el sufrimiento transfiguraba su rostro, le dijo con gran cariño:
― Hermana, serénate. Oraste pidiendo asistencia espiritual, y aquí estamos,
brindándote solidaridad. ¡Reanímate! ¡No pierdas las esperanzas!... ―
¿Esperanzas? – exclamó la pobre criatura llorando. – He sido traicionada,
miserablemente traicionada... Y la conversación proseguía entre ellos en forma
conmovedora. ― ¿Traicionada por quién? – Por mi esposo, que no ha respetado los
compromisos del matrimonio. – Pero, ¿tú admites por ventura que el matrimonio
es una simple excursión en el jardín de la carne? ¿Supones que el matrimonio
terrestre es sólo una música de ilusión que se prolonga en el tiempo? Amiga
mía, el hogar es una escuela en la que las almas se reencuentran para lograr su
propia regeneración, según el perfeccionamiento que nos cabe tener en el
futuro. ¿Ignoras que en una escuela hay profesores y alumnos? ¿Desconoces que
los mejores deben ayudar a los que no son buenos? (...) – Pero Jovino... Áulus
interrumpió la frase agregando: ― ¿Te olvidas de que tu esposo necesita ahora
mucha más comprensión y cariño? No siempre la mujer va a poder ver en el
compañero al hombre amado con ternura, sino a un hijo espiritual que necesita
entendimiento y sacrificio para poder erguirse. De la misma manera, el hombre
no siempre logrará ver en su esposa a la flor de sus primeros sueños, sino a la
hija de su corazón que necesita tolerancia y bondad para poder pasar de la
sombra hacia la luz. (...) – Sí... Sí... Reconozco... Pero, no me deje sola...
(...) – Pero, ¿cómo aceptarla? Percibo su influencia maligna... (...) ¿Qué
hacer con semejante criatura? ― ¡Compadezcámonos de ella! Su despertar será
terrible. (...) Como niña resignada, Anésia posó sus límpidos ojos en el
benefactor en actitud de quien promete obediencia, y Áulus, bondadosamente, le
recomendó: ― Regresa a tu hogar y utiliza la humildad y el perdón, el trabajo y
la oración, la bondad y el silencio en defensa de tu seguridad. (...) Vimos que
ella despertaba en el cuerpo carnal con el alma renovada, casi feliz... Enjugó
las lágrimas que corrían por su rostro, e intentó ansiosamente recordar, punto
por punto, la entrevista que había tenido con nosotros, pero en realidad, solo
logró ordenar reminiscencias fragmentarias. Con todo, se sentía reconfortada,
sin rebeldía ni amargura, como si manos intangibles hubieran lavado su mente y
le hubieran brindado una comprensión más clara de la vida.
3.
Recuerdo de una existencia pasada
En su libro Hace dos mil años, Emmanuel refiere otro tipo de
experiencia a través del sueño: el recuerdo de una existencia pasada. Se trata
del sueño de Publio Léntulus regis- trado en el inicio de la mencionada obra.
He aquí una pequeña parte del relato de Publio a su amigo Flamínio: Me acosté
temprano, y cuando creía divisar junto a mí la imagen de Temis (diosa romana de
la Justicia) que tenemos en el altar familiar debido a las especiales
obligaciones de quien ejerce las funciones de la justicia, sentí que una
poderosa fuerza cerraba mis párpados cansados y doloridos. Entre tanto, me vi
en otros lugares, reconocía paisajes familiares para mi espíritu de los cuales
me había olvidado completamente. No sé decir si fue realidad o sueño, pero me vi
con las insignias de cónsul en la época de la República. Creía haber
retrocedido a la época de Lucio Sergio Catilina, porque lo veía a mi lado, así
como también a Cicerón, y ambos se me presentaban como las personificaciones
del mal y del bien. Me sentía unido al primero por fuertes e indestructibles
lazos, como si estuviera viviendo el tenebroso momento de su conspiración
contra el Senado, y participando con él de la ignominiosa trama que tenía como
mira alcanzar la más alta organización de la República. Le daba importancia a
sus intenciones criminales, e intervenía en todos sus proyectos con mi
autoridad administrativa. Asumía la dirección de reuniones secretas donde
decreté abominables asesinatos... (...) Sin embargo, lo que más me humillaba en
esas visiones del pasado culpable, como si mi personalidad actual se
avergonzara de ese recuerdo, era que, aprovechando esa situación, me valía de
la autoridad y del poder para consumar las más crueles venganzas contra mis
enemigos personales, contra quienes expedía órdenes de prisión bajo las más
terribles acusaciones.
4.
Un caso de premonición
Los ejemplos de experiencias relevantes a través del sueño se
multiplican, tanto en las obras mediúmnicas como en aquellas que son de
investigaciones científicas. Entre estas últimas, se puede mencionar este
interesante caso inserto en la obra La Muerte y su Misterio de Camille
Flammarion, a quien se lo enviara el prestigioso investigador Sr. Federico
Passy: No la encontré (a la presente narración), (...) en su obra “Lo desconocido”,
y tengo la seguridad de que le interesará, porque procede del cuáquero Etienne
de grelet, un escritor escrupuloso y hombre de indiscutible integridad. Le
brindo a usted la narración, tal como la transcribí del relato de su viaje a
Rusia. Durante su permanencia en San Petesburgo, la Condesa Toutschkoff le
contó al cuáquero viajero lo siguiente: Unos tres meses antes de la entrada de
los franceses a Rusia (invasión de Napoleón Bonaparte), su esposo, el general,
estaba con ella en sus posesiones de Toula. Cuando se encontraba en un hotel,
en una ciudad desconocida, ella soñó que su padre había entrado llevando de la
mano a su único hijo, y que le decía, exactamente: ― Tu felicidad se acabó. Tu
esposo cayó. Cayó en Borodino. Despertó muy perturbada, pero, al ver que su
esposo estaba junto a ella, comprendió que sólo había sido un sueño, y se
durmió nuevamente. El mismo sueño se repitió, y ella sintió tanta tristeza, que
le llevó mucho tiempo recuperar la serenidad. Pero el sueño se produjo por
tercera vez, y sintió una angustia tan grande, que despertó a su esposo y le
preguntó: ― ¿Dónde está Borodino? él no lo sabía. A la mañana siguiente, ambos
con el padre de la Condesa se dedicaron a buscar este nombre en el mapa, pero
no lo encontraron. Borodino era entonces un lugar desconocido; poco después se
haría famoso por la sangrienta batalla que se librara en sus cercanías. Entre
tanto, la impresión que el sueño le causara a la Condesa era muy profunda, y su
inquietud, muy grande... En ese momento, el lugar donde se desarrollaba la
guerra estaba lejos, pero se aproximó rápidamente. Antes de la llegada de los
ejércitos franceses a Moscú, el general Toutschkoff fue puesto al mando del
ejército ruso de reserva. Cierta mañana, el padre de la Condesa, llevando de la
mano a su hijo entró en la habitación del hotel en el que ella se hospedaba.
Estaba triste, como la Condesa lo había visto en su sueño, y le decía: ― él
cayó, él cayó en Borodino. Ella se vio entonces como en el sueño que había
tenido, en esa habitación, rodeada de los mismos objetos. Y efectivamente, su
esposo había sido una de las numerosas víctimas de la reñida batalla que se
había librado cerca del río Borodino, que dio su nombre a una aldea. Los
casos que hemos transcripto e innumerables más que han sucedido a lo largo de
la historia de la Humanidad, demuestran claramente la importancia de este
período de aparente reposo, que no es más que la bendita oportunidad de
relacionarnos con el mundo de los Espíritus. Nos compete a nosotros
aprovecharlo bien para nuestro crecimiento espiritual ya que, según nos
informan los Espíritus Superiores: El sueño (...) influye más de lo que
suponemos en nuestra vida. Eleve pues, aquel que está interiorizado de esta
verdad, su pensamiento a Dios cuando sienta que el sueño se aproxima, y pida el
consejo de los buenos Espíritus y de todos aquellos cuya memoria le sea
querida, para que vengan a reunirse con él en los breves instantes de libertad
que le son concedidos, y al despertar, se sentirá más fortalecido contra el mal,
con más valor ante la adversidad.
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