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domingo, 28 de mayo de 2017

La convicción de la existencia de Dios

¿Dios Existe? Es una pregunta que mucha gente se plantea. Para el que vive sus días en la Tierra como si no hubiese nada más que materia, tal vez esta duda existencial no sea relevante. Para los que encontramos en la vida un sentido trascendental, la reflexión en torno a la existencia de un Ser Supremo es de importancia capital.

Lo curioso es que la pregunta también podría hacerse al revés: ¿Cómo es que hay gente que no cree en Dios? Cuando es tan evidente que hay incontables cosas en el universo que no son obra del hombre; cuando mirando en el micro-cosmos como hacia el macro-cosmos, uno no puede más que maravillarse con la perfección del diseño de la creación... ¿Cómo puede haber gente que se resiste a aceptar esta realidad?

Las respuestas son variadas.

Lo más fácil tal vez sea decir que los seres humanos nos creemos muy importantes y por orgullo nos cuesta reconocer que hay algo superior a nosotros mismos.

Luego viene el materialismo, la ausencia de preocupación por lo que no sea tangible aquí ahora.

Pero posiblemente la mayor dificultad sea la imagen que se ha hecho de Dios históricamente. Le hemos atribuido características y sentimientos humanos. Decimos cosas como "Si Dios quiere", Dios lo permita, que Dios te ayude... Si algo va mal, ahí tenemos el chivo expiatoria perfecto. Si Dios existiera no habría tanta hambre en el mundo - obviamos que hay sobrada capacidad para alimentar a todos la humanidad terrestre, claro, el hambre tiene que ser culpa de Dios, no del hombre que no sabe gestionar los recursos. Si Dios existiera no habría enfermedades. Culpar a Dios es más cómodo que pensar que la desarmonía física es resultado de un estilo de vida malsano y/o de desarmonía psíquica de esta encarnación o de encarnaciones pasadas. Y así vamos. Como niños pequeños, inmaduros y mimados, muchos negamos la existencia de Dios a juzgar por como vemos el mundo, sin asumir la responsabilidad personal y colectiva por los males que atribuimos a la inexistencia de un Ser Supremo.


Dios existe. No lo entendemos, no sabemos como es, no conocemos su naturaleza. Sabemos que no es como nosotros, por lógica tiene que ser superior porque ha sido capaz de crear cosas que ninguno de nosotros sería capaz ni de imaginar. En el Libro de los Espíritus, la primera pregunta va de Dios: ¿Qué es? Inteligencia. Causa primera de todas las cosas. No tenemos los sentidos necesarios para conocer a Dios, pero tenemos la intuición de su existencia. Sentimos su poder contemplando lo que ha creado. A nadie se le ocurre pensar que un teléfono mobil sea producto del acaso. O la vacuna para una enfermedad grave. O una construcción grandiosa. ¿Por qué entonces atribuir al acaso cosas mucho más difíciles de crear, como la propia vida o las galaxias?

El Espiritismo nos invita a cuestionar, a pasar por el cribo de la razón todo cuanto nos digan los espíritus. Pero también nos advierte Kardec que no nos perdamos en laberintos de los que no podemos salir. Dios existe. Ha de existir, porque si nos remontamos a la causa de todas las cosas, LA causa de TODAS las cosas, ahí tiene que estar algo que se ha conocido por muchos nombres, pero que es el principio de todo. A partir de esta convicción, es una opción personal como nos relacionamos con este hecho. Si le amamos o le tememos; si le admiramos o le culpamos. Es necesaria madurez espiritual para acomodar la idea de Dios en la vida de uno mismo. Si Dios todavía es una idea incómoda, es que todavía estamos en ello. Si ya no tanto, será que algún progreso se ha hecho. No significa que no se haya de hacer nada más. Creer en Dios o tener la convicción de que Dios existe no asegura a nadie un porvenir de más paz.

Poco a poco, a través de los siglos, vamos, encarnación tras encarnación, actuando en coherencia la convicción de la existencia de Dios. Cuando esto ocurra... ¡Ah! Cuando esto ocurra... Habrá tanto amor en el mundo que nadie se acordará que un día llegamos a preguntarnos, ¿Dios existe?

Cariños

Equipo de Comunicación CEADS

miércoles, 24 de mayo de 2017

¿Dios existe?

Muy buenas a todos,

Este sábado tenemos un encuentro para contestar la pregunta más antigua, más difícil y más importante de nuestra existencia: ¿Dios existe?

Os dejo el texto del estudio para que podáis adelantar la lectura.


Pruebas de la existencia de Dios

Allan Kardec colocó al principio de «El Libro de los Espíritus» un capítulo que trata exclusivamente de Dios. Con eso pretendió expresar que el Espiritismo se basa, en primer lugar, en la idea de un Ser Supremo.

Los Espíritus definieron a Dios como “La Inteligencia Suprema, causa primera de todas las cosas”. 

La prueba de la existencia de Dios, como dicen los Espíritus, puede ser hallada en un axioma que aplicamos a nuestras ciencias: ”No existe efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no sea obra del hombre y vuestra razón os responderá”.

Racionalmente, no es posible admitir un efecto sin causa. Vemos constantemente una inmensidad de efectos cuya causa no está en la humanidad, porque la humanidad es impotente para producirlos y ni siquiera puede explicarlos.

Contemplando el Universo inmenso, con todos los mecanismos que  evidencian combinaciones y designios determinados, la extensión infinita del espacio, el orden y la armonía a los que obedece la marcha de los innumerables mundos; contemplando además todos los seres de la naturaleza, desde de los grandes mamíferos hasta los más pequeños insectos, pasando por las distintas especies de aves, hasta los minerales con sus admirables formas cristalinas y el reino vegetal con una variedad de plantas casi infinitas, y sondeando, también, el mundo microscópico con incontables formas unicelulares, sin olvidar el  cuerpo humano con todas las funciones que se ejercen independientes de nuestra voluntad con un ritmo perfecto, nos damos cuenta de que toda esta inmensidad, profusión y belleza está infinitamente por encima de la capacidad del hombre y solo puede ser atribuido a la omnipotencia creadora de un ser soberanamente inteligente y sabio, que es ineludiblemente el Creador de todo cuanto existe.



Todo es testimonio de una idea rectora, una combinación, una previsión, una solicitud que supera las concepciones humanas. La causa es, pues, soberanamente inteligente. Desde el momento en que el hombre no puede ser el creador de todo ello, se reconoce, ineludiblemente, que es el producto de una inteligencia superior a la humanidad, a la que llamamos Dios.

Constituye un principio elemental que por los efectos se deduzca una causa, aunque ésta continúe oculta. No siempre es necesario que veamos algo para saber que existe. En todos los casos mediante la observación de los efectos se llega al conocimiento de las causas.

Otro principio también elemental, que por verdadero se ha convertido en axioma, es que todo efecto inteligente debe tener su origen en una causa inteligente. Si nos preguntasen quién es el constructor de cierto mecanismo ingenioso, ¿qué pensaríamos de aquél que nos respondiera que se hizo a sí mismo?. Cuando se contempla una obra maestra del arte o de la industria se afirma que debe haberla producido un hombre de genio, porque solamente una gran inteligencia podría concebirla. Entre tanto, se reconoce que esa obra es de un hombre porque se comprueba que no está por encima de la capacidad humana; pero a nadie se le ocurriría pensar que surgió del cerebro de un idiota o de un ignorante, ni muchos menos que constituye el trabajo de un animal o producto del azar.

También por el sentimiento, quizás más que por el razonamiento, el hombre puede comprender la existencia de Dios. Los pueblos salvajes creen instintivamente en la existencia de un poder sobrehumano. Ellos ven cosas que están por encima de las posibilidades del hombre y deducen que esas cosas provienen de un ente superior a la humanidad. ¿No demuestran razonar con más lógica que los que pretenden que tales cosas se hicieron a sí mismas?.

Existe en el hombre, desde el más primitivo hasta el más civilizado, la idea innata de la existencia de Dios. De manera que por sobre el razonamiento lógico, nos da prueba de la existencia de Dios la intuición que tenemos de Él.

La historia de la idea de Dios nos muestra que ésta siempre estuvo en relación con el grado de intelectualidad de los pueblos y de sus legisladores, correspondiendo a los movimientos civilizadores, a las razas, al florecimiento de los diferentes pueblos; en fin, a los progresos espirituales de la Humanidad.



Sin embargo, a pesar de todo, Dios no puede ser percibido por el hombre en su divina esencia. Aún después de liberarse de los lazos corporales, disponiendo de facultades perceptivas menos materiales, el Espíritu imperfecto no puede tampoco percibir totalmente la naturaleza divina.
En realidad, aún poco sabemos acerca de esa naturaleza divina. No obstante, en el estado evolutivo en el que nos encontramos podemos sentir que Dios no es una abstracción metafísica, un ideal que no existe. Dios nos esclarecerá con su luz, nos infundirá animo con su amor, expandirá sobre nosotros su alma inmensa, su alma rica de todas las perfecciones; por Él y solamente en Él nos sentiremos felices y verdaderamente hermanos, fuera de Él solo encontraremos oscuridad, incertidumbre, decepción, dolor y miseria moral.

Tal es el concepto que nuestra inteligencia, en la fase evolutiva en que se encuentra, puede formarse acerca de Dios.

Por lo tanto, el Espiritismo tiene en la existencia de Dios el más grande de sus principios, ubicado en la base misma de la Doctrina. Sin pretender dar al hombre el conocimiento de la naturaleza íntima de Dios, se permite argumentar que prueba su existencia la realidad palpitante y viva del Universo. Si éste existe, ha de tener un divino autor.

Al ser humano aún le falta el sentido para comprender la naturaleza íntima de Dios, pero a medida que desarrollemos el sentido moral y nos vayamos perfeccionando comprenderemos mejor a Dios, toda su obra y sus perfectas Leyes.




domingo, 21 de mayo de 2017

Las semillas de las parábolas...

Buenas tardes,

Esta semana no tenemos un resumen sobre la conferencia de ayer pero os dejamos el material utilizado por la conferenciante para consulta y estudio.


https://issuu.com/ceads/docs/las_semillas_del_evangelio


¡Os deseamos una semana de siembra!

CEADS

viernes, 19 de mayo de 2017

Las Semillas del Evangelio

¡Muy buenos viernes!

¡Mañana es día de aprendizaje y confraternizar!!

Os invitamos a todos para participar de ese día con nosotros, con la conferencia "Las semillas del Evangelio", a cargo de Janaina dos Santos, a las 17.30 horas.



Al final de la conferencia tenemos nuestro catering solidario para alimentar nuestro cuerpo y mantener nuestro centro espírita abierto para más y más eventos.


La entrada es libre y gratuita a todos los interesados.

Un saludo fraterno

Equipo Comunicación CEADS

domingo, 14 de mayo de 2017

El Pentateuco Espírita

¡Buenas tardes!!

Ayer, en nuestra tarde de estudios en CEADS, hemos revisado el Pentateuco Espírita brindado por los Espíritus Superiores y sabiamente codificado por Allan Kardec hace 160 años. Os dejamos el texto estudiado por los grupos.
Recordaros que la Federación Espírita Española tiene disponible todas las obras básicas para descarga gratuita en https://espiritismo.es/biblioteca-espirita/


 La Codificación Espírita

Verdadera enciclopedia de enseñanzas trascendentales, la codificación  fue el sazonado y bendito fruto de un plan estructurado en la Espiritualidad, uno de cuyos elaboradores concretó la parte que le correspondía desempeñar mientras estuvo encarnado en la Tierra: Allan Kardec.
La Codificación Espírita comprende las siguientes obras, según el orden de su publicación: El Libro de los Espíritus (18 de abril de 1857); El Libro de los Médiums (enero de 1861); El Evangelio Según el Espiritismo (abril de 1864); El Cielo y el Infierno (agosto de 1865); La Génesis (enero de 1868).
Cada obra contiene exactamente la materia necesaria para su comprensión en esa época, pero como la Doctrina es progresiva, aunque las enseñanzas básicas perduren son complementadas por estudios posteriores, sin que en nada se modifique la base doctrinaria expuesta por los Espíritus y por Kardec.




El Libro de los Espíritus



El Libro de los Espíritus, la primera obra de la Codificación, contiene las bases fundamentales del Espiritismo. En él están trazados los principios de la Doctrina Espírita sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de los Espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad, según las enseñanzas suministradas por Espíritus superiores, con la colaboración de diversos médiums, recibidas y coordinadas por Allan Kardec. 

La 1ª edición, con 501 preguntas, contiene las enseñanzas que brindaron Espíritus liderados por el Espíritu de Verdad. La segunda edición, bastante más desarrollada, está formada por 1018 preguntas, notas adicionales y comentarios. Este libro presenta a siguiente estructura general:

La división en materias no fue efectuada en forma arbitraria sino que, por el contrario, denota una correspondencia lógica, una secuencia de pensamiento. Las materias que contiene, distribuidas en orden metodológico parten de las cuestiones generales hacia las especiales (razonamiento deductivo) y de igual modo, comienzan con especulaciones de orden trascendental y llegan hasta los problemas prácticos, propios de la naturaleza humana.

En cuanto a la autoría de El Libro de los Espíritus, en varios momentos de la Codificación Kardec la atribuye a los Espíritus. He aquí lo que manifiesta en los Prolegómenos: Este libro es la recopilación de sus enseñanzas; ha sido escrito por orden y mediante el dictado de Espíritus superiores, para establecer los fundamentos de una filosofía racional, libre de los prejuicios del espíritu de sistema; no contiene nada que no sea la expresión de su pensamiento o que no haya estado bajo su control. Sólo el orden y la distribución metódica de las materias, así como las notas y la forma de algunas partes de la redacción, son obra de aquél que recibió la misión de publicarlo.

Por otro lado, no es intención de los mensajeros espirituales dictar un trabajo acabado y completo, como un “flash” divino desde arriba hacia abajo. Dejan a Kardec (naturalmente inspirado por ellos) la iniciativa de elaborar las preguntas y de concebir, no la esencia del trabajo, sino el plan general de su presentación a los hombres. Es preciso, pues, que las preguntas y las dudas sean planteadas desde el punto de vista humano, para que el mundo espiritual las esclarezca en el lenguaje sencillo de la conversación.

En resumen, en El Libro de los Espíritus están los gérmenes de todas las grandes ideas con las que soñó la humanidad desde tiempos inmemoriales. En ningún otro cometido humano pueden observarse con tanta claridad las señales de una inteligente, consciente y preestablecida coordinación de esfuerzos entre las dos fases de la vida – la de los encarnados y la de los desencarnados.


El Libro de los Médiums

Segunda obra de la Codificación, El Libro de los Médiums  salió a la luz en enero de 1861 para dar continuidad a El Libro de los Espíritus. El Libro de los Médiums contiene  la enseñanza  especial de los Espíritus sobre la teoría de todos los géneros de manifestaciones, los medios de comunicación con el mundo invisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los obstáculos que se pueden encontrar en la práctica del Espiritismo.

Concluido el trabajo de la construcción de la columna vertebral de la Codificación Espírita – El Libro de los Espíritus – había llegado el momento de estudiar y exponer a los hombres los aspectos experimentales implícitos en la Doctrina de los Espíritus, sobre todo en lo referente a la práctica de la mediumnidad, el más importante de esos aspectos, por ser el instrumento de comunicación entre los dos mundos.

Las enseñanzas de Kardec son realmente valiosas porque van mucho más allá de la técnica de la comunicación con los Espíritus. En efecto, cuando trata el tema de la «práctica mediúmnica» llama la atención de los que se dedican a ella, para mostrarles las dificultades y los desengaños que conlleva. La experiencia nos brinda todos los días la confirmación de que las dificultades y los desengaños con que muchos se enfrentan al practicar el Espiritismo, tienen su origen en la ignorancia de los principios de esta ciencia. Entre quienes se dedican al Espiritismo es espontáneo el deseo de ponerse en comunicación con los Espíritus. Esta obra está destinada a orientarlos para que obtengan provecho de nuestros prolongados y laboriosos estudios. Se engañaría quien supusiera que va a encontrar en esta obra una receta universal e infalible para formar médiums. Si bien cada uno trae en sí el germen de las cualidades necesarias para llegar a ser médium, dichas cualidades existen en grados muy diferentes y su desarrollo depende de causas que a nadie le está permitido conseguir que se produzcan a voluntad.

El Libro de los Médiums sigue siendo la guía segura para los médiums y directores de las sesiones prácticas, mientras que los adoctrinadores encuentran en sus páginas abundantes enseñanzas, valiosas y confiables, que a todos capacitan para la noble tarea de la comunicación con los Espíritus, sin los peligros de la improvisación, de las supersticiones ni del empirismo rutinario, resultado de la comodidad como sistema y de la huida del estudio.


El Evangelio Según el Espiritismo

Este libro — con la explicación de las máximas morales de Cristo, en concordancia con el Espiritismo y sus aplicaciones a las diversas circunstancias de la vida — fue publicado en abril de 1864 con el título: Imitación del Evangelio Según el Espiritismo. A partir de la 2ª. edición en 1865 aparece con el nuevo nombre: El Evangelio Según el Espiritismo.

El libro trata especialmente sobre los principios de la moral evangélica y su aplicación.
Con respecto a este tema, el Codificador nos informa — en la introducción — que de las diversas materias que contienen los Evangelios tradicionales, tan sólo las enseñanzas morales se conservaron inatachables. Según Kardec, la enseñanza moral es un terreno donde la totalidad de los cultos pueden reunirse, un estandarte bajo el cual pueden cobijarse todos, cualesquiera sean sus creencias; un código que constituye una norma de conducta, que abarca todas las circunstancias de la vida privada y de la vida pública, el principio básico de la totalidad de las relaciones sociales fundadas en la más rigurosa justicia. Es la guía infalible para la felicidad futura.

Con ese material didácticamente organizado y valiéndose de la clave que le ofrece el Evangelio – la realidad del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo corporal – Kardec emprende la interpretación de los pasajes oscuros y el desarrollo de todas las consecuencias, con la finalidad de aplicar las enseñanzas a las diversas situaciones de la vida.

Esa clave que brinda la comprensión del verdadero sentido de los puntos ininteligibles de los Evangelios, de la Biblia y de los autores sacros, permite así mismo que se desplieguen nuevos horizontes para el futuro, tanto como da lugar a la proyección de luz penetrante sobre los misterios del pasado. 


El Cielo y el Infierno

En la portada de ese libro se lee: Examen comparado de las doctrinas sobre el tránsito de la vida corporal a la vida espiritual, sobre las penalidades y recompensas futuras, sobre los ángeles y los demonios, sobre las penas etc., seguido de numerosos ejemplos acerca de la verdadera situación del alma durante y después de la muerte Fue publicado el 1º de agosto de 1865 con el título El cielo y el infierno o la Justicia Divina Según el Espiritismo.

La primera parte de esta obra  contiene el examen comparado de las diversas creencias sobre el cielo y el infierno, los ángeles y los demonios, las penas y recompensas futuras. El dogma de las penas eternas es enfocado en él de manera especial y refutado con argumentos extraídos de las mismas leyes de la naturaleza, que demuestran no solamente su aspecto ilógico, sino además su imposibilidad material. Junto con las penas eternas caen naturalmente las consecuencias que habían creído hacer derivar de ellas.

La segunda parte contiene numerosos ejemplos en apoyo de la teoría o, mejor dicho, que servirán para establecer la teoría, cuya autoridad proviene de la diversidad de los tiempos y lugares donde fueron obtenidos. Su autoridad proviene, asimismo de su concordancia con lo que a diario se obtiene en los lugares donde se ocupan de las manifestaciones espíritas desde un punto de vista serio y filosófico.  Cada uno de los ejemplos constituye un estudio en el que las palabras tienen su alcance para quien quiera que las medite con atención, porque de cada punto brota luz a raudales sobre la situación del alma después de la muerte y el tránsito, hasta entonces tan oscuro y temido de la vida corporal a la vida espiritual. Es la guía del viajero antes de que ingrese en un país nuevo. La vida más allá de la tumba se despliega en él desde todos sus aspectos, como un amplio panorama; cada uno exhibirá allí nuevos motivos de esperanza y de consuelo, como también nuevos cimientos para consolidar la fe en el futuro y en la justicia de Dios.

Éste es un libro importante y necesario - tanto como los demás libros de la codificación Kardeciana-, porque temas tales como el cielo, el infierno, el purgatorio, el paraíso, los ángeles y los demonios, las penas eternas, la justicia divina, analizados a la luz de las enseñanzas espíritas, son rescatados con su verdadero sentido.


La Génesis

Publicado en enero de 1868 con el nombre de La génesis – los Milagros y las Predicciones según el Espiritismo, este libro cierra el ciclo de las obras de la Codificación Espírita. En su portada consta que la Doctrina Espírita es el resultado de la enseñanza colectiva y concordante de los Espíritus. La Ciencia es convocada a constituir La Génesis de acuerdo con las leyes de la Naturaleza. Dios da pruebas de su grandeza y su poder por medio de la inmutabilidad de sus leyes y no por su abrogación. El objeto de esta obra es, según lo indica su título, el estudio de tres puntos, a saber: la génesis propiamente dicha, los milagros,  y las predicciones.

En un mensaje de diciembre de 1867, el Espíritu San Luis al referirse al libro que estaba a punto de aparecer, se expresa así: Esta obra llega en el momento preciso, en el sentido que la doctrina está ahora bien afirmada. Sea cual fuere la dirección que siga de ahora en adelante tiene raíces muy profundas en el corazón de sus adeptos, como para que alguien pueda temer que se desvíe de su camino.

En lo que se refiere a la importancia y oportunidad de la obra, merecen destacarse dos mensajes dirigidos a Kardec por los Espíritus que lo secundaron en su elaboración. El primero, dictado en septiembre de 1867, dice lo siguiente: Personalmente, estoy satisfecho con el trabajo (de elaboración de La Génesis), pero mi opinión vale poco comparada con la satisfacción de aquéllos a quienes ella ha de transformar. Lo que me alegra sobre todo, son las consecuencias que producirá sobre las masas, tanto en el espacio como en la Tierra.

El segundo, de julio de 1868, expresa: Está apenas en sus comienzos el impulso que La Génesis produjo y muchas de las personas que han sido conmovidas por ella se cobijarán en poco tiempo bajo su bandera.

Tal como fue previsto en esos mensajes, muchos quedaron realmente conmovidos por los nuevos estudios y, en consecuencia, surgieron importantes investigaciones, libros, tratados, indicadores de la nueva fase en que había entrado el Espiritismo.


Concordancia de principios en las Obras de la Codificación – unidad doctrinaria

Existe una concordancia de principios en las obras de la Codificación Espírita, de modo que, en El Libro de los Espíritus – la primera obra básica publicada – hay un núcleo central y conceptos espíritas que sirven de base para el resto de las obras de dicha codificación espírita. Esa concordancia revela la unidad doctrinaria del Espiritismo. El Libro de los Espíritus es la columna principal del Espiritismo, no sólo porque fue la primera obra que se publicó, sino porque en él están incluidas las enseñanzas básicas de la Doctrina. Los demás libros contienen el desdoblamiento de esas enseñanzas y constituyen junto con El Libro de los Espíritus un cuerpo de doctrina, en el que todas las partes se complementan en forma armónica e interdependiente. Por tener la Doctrina Espírita tres aspectos fundamentales – científico, filosófico y moral – no podrían ser estudiados o desarrollados en forma unilateral, sin el riesgo de quebrar la referida unidad doctrinaria. Del mismo modo sería inconveniente hacer un estudio exclusivo de El libro de los espíritus o de El Evangelio Según el Espiritismo y así sucesivamente, porque como todas las obras de la Codificación están interrelacionadas y podría llegar a perderse la visión de conjunto indispensable para su comprensión. Destaca, por último, que la fuerza de la Doctrina Espírita reside precisamente en la garantía de su unidad.

Como conclusión, puede decirse con las palabras de Emmanuel que los principios codificados por Allan Kardec inauguran una nueva era para el espíritu humano, porque lo impulsan a auscultarse a sí mismo, con el fin de reubicarse en relación con los caminos trazados por Jesús para el verdadero progreso del alma. Así mismo explican que el Espiritismo de por sí establece una disciplina sobre nuestra libertad, no sólo para que ejercitemos en la Tierra una vida social dignificante, sino también para que en el campo del espíritu accedamos a una vida individual armoniosa, convenientemente adaptada a los requerimientos de la Vida Universal Perfecta, en consonancia con las normas de la Eterna Justicia elaboradas por el supremo equilibrio de las Leyes de Dios.

¡Os deseamos una buena semana!



PROGRAMA

martes, 9 de mayo de 2017

Nos vamos de obras básicas...

¡Muy buenas noches!

Mañana el GELE avanza a todo vapor en la finalización del libro "Los mensajeros espirituales" de Andre Luiz, psicografiado por Chico Xavier. 
Os invito a que conozcáis el precioso trabajo de resumen de los ítems estudiados en este grupo de estudios.

Y, el Sábado, tenemos la Educación Espírita Infanto-Juvenil y retomamos el ESDE para los adultos con el estudio de las Obras Básicas del Espiritismo.

A continuación, os dejamos una pequeña introducción al estudio de este sábado.

La Codificación Espírita comprende las siguientes obras, según el orden de publicación: El Libro de los Espíritus (18 de abril de 1857); El Libro de los Médiums (enero de 1861); El Evangelio Según el Espiritismo (abril de 1864); El Cielo y el Infierno ( agosto de 1865); La Génesis (enero de 1868). 

El Libro de los Espíritus trata de los principios de la Doctrina Espírita sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de los Espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad — según las enseñanzas impartidas por Espíritus superiores con la colaboración de diversos médiums —, recibidas y coordinadas por Allan Kardec. 







El Libro de los Médiums contiene la enseñanza (...) especial de los Espíritus sobre la teoría de todos los géneros de manifestaciones, los medios de comunicación con el mundo invisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los tropiezos que se pueden encontrar en la práctica del Espiritismo.  



El Evangelio Según el Espiritismo ofrece la (...) explicación de las máximas morales de Cristo en concordancia con el Espiritismo y sus aplicaciones a las diversas circunstancias de la vida. 



El Cielo y el Infierno presenta un (...) análisis comparado de las doctrinas sobre el tránsito de la vida corporal a la vida espiritual, sobre las penalidades y recompensas futuras, sobre los ángeles y los demonios, sobre las penas, etc. acompañado de numerosos ejemplos acerca de la situación real del alma durante y después de la muerte. 





En La Génesis consta que la (...) Doctrina Espírita es el resultado de la enseñanza colectiva y concordancia de los Espíritus. La Ciencia es la encargada de explicar la Génesis de acuerdo con las leyes de la Naturaleza. Dios atestigua su grandeza y su poder a través de la inmutabilidad de sus leyes y no mediante la aprobación de ellas. Para Dios el pasado y el futuro son el presente. 







¡Hasta pronto!

domingo, 7 de mayo de 2017

Ser el cambio que deseamos ver en el mundo

Hola familia,

la reencarnación es más que un tema central en la lógica y la filosofía espíritas; es una ley natural, tal como nos la describen los espíritus. Una cuestión de justicia divina, un mecanismo evolutivo. Sin la reencarnación, no habría como alcanzar la perfección, no habría porqué intentarlo. Conscientes de la realidad que la reencarnación representa, el hombre ve la clara necesidad de domar sus impulsos y frenar sus instintos inferiores.

Ayer, en la clase del Estudio Sistematizado del Evangelio, vimos cómo la reencarnación ya estaba presente en el pensamiento y enseñanzas de Jesús. En sus diálogos con los discípulos, vemos claramente cómo él entiende que los espíritus tienen diversas experiencias físicas, volviendo a tomar un nuevo cuerpo una vez han desencarnado. Jesús no usa la palabra REENCARANCIÓN. Sin embargo, cuando les da a entender a los apóstoles que Juan el Bautista había sido Elías, el profeta, les está orientando en el reconocimiento de esta verdad universal. También en el bello momento en que Jesús le instruye a Nicodemo, un doctor de la ley que le busca por reconocer en él un hombre portador de enseñas y actitudes inspiradas por Dios, queda perfectamente explicada la reencarnación: hay que nacer de nuevo par entrar en el reino de Dios. Le pregunta Zebedeu sorprendido, "¿Cómo podrá un hombre volver a entrar en el vientre de su madre?", y Jesús le devuelve la pregunta, "Cómo puede ser que tu, siendo un hombre instruido, ignores estas cosas?"


La reencarnación tampoco es una ley explicada por primera vez por los espíritus en la Doctrina Espírita. El origen del conocimiento de esta realidad se pierde en la noche de los tiempos y es compartido por diferentes filosofías. Kardec mismo reconoce que no creía en la reencarnación y no había pensado en ella para explicar el tránsito entre los dos mundos, habiendo sido convencido por la lógica contundente de las explicaciones que le ofrecieron los espíritus que participaron en la codificación. Incluso la Iglesia católica, que actualmente no admite públicamente la reencarnación, ya la acogió entre sus dogmas. Puede sorprender saber que fue a base de decretos, por razones políticas e intereses personales, que la Iglesia Católica abolió el tema de la reencarnación y pasó a considerar la creencia en ella un crimen merecedor de la excomunión y condenación (anatema). Los concilios de Nicea, en el año 325 D.C. y el segundo concilio de Constantinopla, en el año 553 D.C. están documentados históricamente y revelan cómo el poder corrompido puede llegar a influencia en los sistemas religiosos.


Experimentamos nuevas pruebas, existencia tras existencia física, para poco a poco  liberarnos de la ignorancia que nos caracteriza. Son señas inequívocas de la ignorancia en el planeta todas las actitudes faltas de amor, sea al prójimo, sea a uno mismo, todavía tan frecuentes en las sociedades actuales. Sin embargo, debemos reconocer que hemos hecho progresos. No sólo lo dicen los espíritus desencarnados. Intelectuales como Steven Pinker ya reconocen que la época presente es el momento más pacífico de la historia, aun que cueste a algunos reconocerlo.

Cada nueva encarnación es una oportunidad divina de transformarnos a nosotros mismos en el cambio que deseamos ver en el mundo. Cultivemos pues la paz, procuremos educarnos para la humildad, pongamos el amor como valor  en nuestras vidas. Que el respeto por la vida pueda penetrar todos los corazones hoy y siempre.

Cariños

Equipo de divulgación
CEADS


viernes, 5 de mayo de 2017

Mañana es día de renacer

Buenas tardes,

Mañana volvemos a nuestras actividades en CEADS con la Educación Espírita Infanto-Juvenil y con el Estudio Sistematizado de El Evangelio Según el Espiritismo (ESE) para los adultos.

Los monitores del ESE nos dejan el texto y las preguntas para el estudio previo.

¡Hasta mañana!




EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO – CAPITULO IV

Nadie puede ver el reino de Dios sino aquel que renaciere de nuevo Resurrección y reencarnación.

1. Y vino Jesús a las partes de Cesárea de Philippo, y preguntaba a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del Hombre? - Y ellos respondieron: los unos que Juan el Bautista, los otros que Elías, los otros que Jeremías, o uno de los profetas. - Y Jesús les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? - Respondió Simón Pedro, y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. - Y respondiendo Jesús le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (San Mateo, capítulo XVI, v. de 13 a 17; San Marcos, cap. VIII, v. de 27 a 30).

2. Y llegó a noticia de Herodes el Tetrarca todo lo que hacía Jesús, y quedó como suspenso, porque decían algunos: Que Juan ha resucitado de entre los muertos; y otros: Que Elías había aparecido; y otros: Que un profeta de los antiguos había resucitado. - Y dijo Herodes: Yo degollé a Juan. ¿Quién, pues, es este de quien oigo tales cosas?, y procuraba verlo. (San Marcos, capítulo VI, v. 14 y 15; San Lucas, cap. IX, v. 7, 8 y 9).

3. (Después de la transfiguración). Y sus discípulos le preguntaron, y le dijeron: ¿Pues por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero? Y él les respondió y dijo: Elías, en verdad, ha de venir y restablecerá todas las cosas. - Pero os digo que ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisieron. Así también ellos harán padecer al hijo del hombre. - Entonces entendieron los discípulos, que de Juan el Bautista les había hablado. (San Mateo, capítulo XVII, v. 10 a 13; San Marcos, cap. IX, v. 10, 11 y 12).


EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS - CAPÍTULO IV - PLURALIDAD DE LAS EXISTENCIAS

I.- De la reencarnación
166. ¿Cómo puede acabar de depurarse el alma que no ha alcanzado la perfección durante la vida corporal?
- Sufriendo la prueba de una nueva existencia.

166 a. ¿De qué manera realiza el alma esta nueva existencia? ¿Por su transformación como Espíritu?
- Al depurarse, el alma experimenta sin duda una transformación, pero para ello necesita la prueba de la vida corporal.

166 b. El alma ¿tiene, pues, muchas existencias corpóreas?
- Sí, todos tenemos muchas existencias. Los que afirmen lo contrario quieren manteneros en la ignorancia en que ellos mismos están: ese es su deseo.

166 c. De este principio parece resultar que el alma, tras haber dejado un cuerpo, toma otro. Dicho de otra manera, reencarna en un nuevo cuerpo. ¿Así hay que entenderlo?
- Evidentemente.

167. ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación?
- Expiación, mejoramiento progresivo de la humanidad. Sin esto, ¿dónde estaría la justicia?

168. El número de las existencias corporales ¿es limitado, o el Espíritu reencarna perpetuamente?
- Con cada nueva existencia el Espíritu da un paso más por la senda del progreso. Cuando se ha despojado de todas sus impurezas ya no tiene necesidad de las pruebas de la vida corporal.

169. El número de encarnaciones ¿es el mismo para todos los Espíritus?
- No, el que adelanta con rapidez se ahorra pruebas. No obstante, esas encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas, por cuanto el progreso es casi infinito.

170. ¿En qué se convierte el Espíritu después de su última encarnación?
- Espíritu bienaventurado, Espíritu puro.







PREGUNTAS




1 ¿Es posible concluir, a través de estos pasajes evangélicos, que los judíos conocían la reencarnación?

2 ¿Qué podemos entender de la respuesta de Jesús a Pedro: “No fueron la carne ni la sangre que eso te revelaron, mas mi Padre que está en los cielos?”

3 En el pasaje de la transfiguración ¿de qué modo admite Jesús la existencia de la reencarnación?

4 ¿Cuál es la conclusión de los discípulos, acerca de quién había sido Elías?

5 ¿Qué se entiende por reencarnación?

6 ¿Cuál es la finalidad de la reencarnación del espíritu?

7 ¿Cómo podemos interpretar la frase de Jesús, título de la presente lección: “Nadie podrá ver el reino de Dios si no naciera de nuevo?”

8 ¿Qué enseñanza práctica nos da esta lección, para nuestro día a día?


lunes, 1 de mayo de 2017

¡Un día para recordar... para toda la vida!

Hola familia,

CEADS celebró ayer 15ª Jornada Espiritista de Barcelona, con el lema "El Sentido de la Vida", con 4 conferencias y una clausura llena de energía organizada por los niños y jóvenes de nuestro equipo de Educación Espírita Infanto-Juvenil.

El objetivo de esa jornada fue dar sentido a la vida, sentido a la verdadera esencia de amor y respeto que tenemos que tener hacía nosotros mismo y a los demás. 

Empezamos la jornada con la bienvenida de nuestra presidente Janaina de Oliveira, y presentación de la maestra de ceremonias, María Jesús Briega, que tomo la tarea de orientar y presentar estupendamente todo el día de actividades.

La primera conferencia fue impartida por David Santamaría, co-fundador y actual presidente del Centre Barcelonès de Cultura Espírita, con el titulo "El Sentido de la vida a través de la reencarnación"



A continuación, Janaina de Oliveira, actual presidente y coordinadora del Área Social de CEADS, nos ha presentado "El consuelo y la esperanza de saber vivir"



Y, finalizamos la primera parte de la jornada, con Alfredo Tabueña, actual vice-presidente y coordinador del Área de Estudios de CEADS, con la conferencia "Del aborto a la vida: ¡gracias por dejarme nacer!".(en breve presentación disponible)



En el descanso, hemos disfrutado de una fraternal convivencia en la hora de comer. 

La segunda parte de la jornada, empezamos con la conferencia "Sanando nuestra la imagen de Dios", con el Dr. Andrei Moreira, médico homeópata, terapeuta en Constelaciones Familiares, actual presidente de la Asociación Médico Espírita de Minas Gerais - AMEMG - Brasil (en breve subiremos esa conferencia en nuestro canal youtube)


Después del coloquio-abierto con los conferenciantes del día, no podríamos finalizar mejor esa jornada llena de sentido. Los niños, niñas y jóvenes de la Educación Espírita Infanto-Juvenil nos ha preparado una presentación teatral "El sentido de la vida: ¿dónde está?, y nos han invitado a cantar con ellos "No dejes de soñar" de Manuel Carrasco.





¡Muchas gracias a todos los voluntarios que hacen que, cada año, sea posible promover ese día de fraternidad, amor y respeto.

Os dejamos nuestro álbum de familia para que podamos recordarlo siempre.



Con todo el amor,

Centre Espírita Amalia Domingo Soler