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miércoles, 30 de mayo de 2018

Sábado de estudio... ¡qué gran cita!

¡Buenas noches!!

Este Sábado seguiremos con el estudio del Capítulo V - Bienaventurados los Afligidos, de El Evangelio según Espiritismo (ESE)

En la pasada clase sobre del ESE habíamos revisado las pruebas voluntarias, en esa clase finalizaremos el tema e introduciremos el próximo item de estudio "Verdadero Cilicio". Os dejamos el texto de pre-estudio para el nuevo tema de estudio.


Pruebas voluntarias.- El verdadero silicio 

26. Preguntáis si os es permitido aligerar vuestras propias pruebas; esta pregunta tiene relación con esta otra: Al que se ahoga, ¿le es permitido el que procure salvarse? Al que se clave una espina, ¿sacársela? Al que está enfermo, ¿llamar al médico? Las pruebas tienen por objeto ejercitar la inteligencia, del mismo modo que la paciencia y la resignación; un hombre puede nacer en una posición penosa y embarazosa, precisamente para obligarle a buscar los medios de vencer las dificultades. El mérito consiste en soportar sin murmurar las consecuencias de los males que no se pueden evitar, en perseverar en la lucha, en no desesperarse si no se sale bien del negocio; pero no en el abandono, que sería más bien pereza que virtud. Naturalmente esta pregunta conduce a esta otra. Puesto que Jesús dijo: "Bienaventurados los afligidos", ¿hay mérito en proporcionarse aflicciones agravando sus pruebas con sufrimientos voluntarios? A esto contestaré muy claro. Si hay un gran mérito cuando los sufrimientos y las privaciones tienen por objeto el bien del prójimo, porque es la caridad por el sacrificio; no, cuando no tienen otro objeto que uno mismo, porque eso es un egoísmo fanático. Aquí debe hacerse una gran distinción; en cuanto a vosotros, personalmente, contentáos con las pruebas que Dios os envía, y no aumentéis la carga, ya de por sí muy pesada a veces: aceptadlas sin murmurar y con fe; es todo lo que El os pide.
No debilitéis vuestro cuerpo con privaciones inútiles y maceraciones sin objeto porque tenéis necesidad de todas vuestras fuerzas para cumplir vuestra misión de trabajo en la tierra. Torturar y martirizar voluntariamente vuestro cuerpo, es contravenir a la ley de Dios, que os da los medios de sostenerle y fortificarle; debilitarlo sin necesidad, es un verdadero suicidio. Usad, pero no abuséis, tal es la ley; el abuso de las mejores cosas, lleva consigo mismo el castigo en sus consecuencias inevitables. Otra cosa es con respecto a los sufrimientos que uno se impone para el alivio del prójimo. Si sufrís frío y hambre para calentar y alimentar al que tiene necesidad y por lo cual vuestro cuerpo padece, este es un sacrificio que Dios bendice. Vosotros, los que dejáis vuestros perfumados tocadores para ir a las infectadas bohardillas a llevar el consuelo; vosotros, los que ensuciáis vuestras delicadas manos curando llagas; vosotros, los que os priváis de lesueño para velar a la cabecera del enfermo que es vuestro hermano en Dios; vosotros en fin, los que gastáis vuestra salud en la práctica de las buenas obras, ya tenéis vuestro silicio, verdadero silicio de bendición, porque los goces del mundo no han secado vuestro corazón, no os habéis dormido en el seno de las voluptuosidades enervadoras de la fortuna, sino que os habéis hecho los ángeles consoladores de los pobres desheredados.
Mas vosotros, los que os retiráis del mundo para evitar sus seducciones y vivir en el aislamiento ¿para qué servís en la tierra? ¿En dónde está vuestro valor en las pruebás, puesto que huís de la lucha y evitáis el combate? Si queréis un silicio, aplicadlo a vuestra alma y no a vuestro cuerpo; mortificad vuestro espíritu y no vuestra carne; azotad vuestro orgullo, recibid las humillaciones sin quejaros, martirizad vuestro amor propio; sed fuertes contra el dolor de la injuria y de la calumnia, más punzante que el dolor corporal. Ese es el verdadero silicio cuyas heridas os serán tomadas en cuenta, porque atestiguarán vuestro valor y vuestra sumisión a la voluntad de Dios. (Un Angel Guardián. París, 1863).

27. "¿Debe ponerse término a las pruebas del prójimo cuando se puede, o por respeto a la ley de Dios, se les ha de dejar seguir su curso?" Os hemos dicho y repetido muchas veces que estáis en esa tierra de expiación para acabar vuestras pruebas, y que todo lo que os sucede es consecuencia de vuestras existencias anteriores y el interés de la deuda que debéis pagar. Pero este pensamiento provoca en ciertas personas reflexiones que es necesario cortar, porque podrían tener funestas consecuencias. Algunas piensan que desde el momento en que se está en la tierra para expiar, es menester que las pruebas sigan su curso. Los hay también que llegan a creer que no solamente no debe hacerse nada para atenuarlas, sino que, por el contrario, es menester contribuir a hacerlas más provechosas recrudeciéndolas; esto es un gran error. Sí, vuestras pruebas deben seguir el curso que Dios les ha trazado; ¿pero conocéis acaso ese curso? ¿Sabéis hasta qué punto debén llegar; y si vuestro Padre misericordioso ha dicho al sufrimiento de tal o cual de vuestros hermanos "De aquí no pasarás?" ¿Sabéis si su Providencia os ha elegido, no como un instrumento de suplicio para agravar los sufrimientos del culpable, sino como el bálsamo de consuelo que debe cicatrizar las llagas que su justicia había abierto? No digáis, pues, cuando veáis herido uno de vuestros hermanos: es la justicia de Dios, y es preciso que siga su curso; sino decid lo contrario: veamos qué medios nuestro Padre misericordioso ha puesto a mi alcance para aliviar los sufrimientos de mi hermano: veamos si mis consuelos morales, mi apoyo material y mis consejos podrán ayudarle a sobrellevar esta prueba con más fuerzas, paciencia y resignación; veamos si quizá Dios ha puesto en mis manos los medios de hacer cesar ese sufrimiento, o si me ha sido también a mí como a prueba, y tal vez como expiación, cortar el mal y reemplazarlo por la tranquilidad.
Ayudáos, pues, siempre, en vuestras pruebas respectivas, y no os miréis jamás como instrumentos de tormento; este pensamiento debe desagradar a todo hombre de corazón, mayormente a todo espiritista; porque el espiritista debe comprender mejor que los otros la extensión infinita de la bondad de Dios.
El espiritista debe pensar que su vida entera ha de ser un acto de amor y de abnegación, y que cualquier cosa que haga para contrarrestar las decisiones del Señor, su justicia seguirá su curso. Puede, pues, sin miedo hacer todos los esfuerzos para endulzar la amargura de la expiación; pero sólo Dios es el que puede detenerla o prolongarla, según lo juzgue más conveniente. ¿No habría un orgullo muy grande en el hombre en creerse con derecho a exasperar la herida? ¿En aumentar la dosis de veneno en el pecho del que sufre, so pretexto de que tal es su expiación? ¡Oh! Contempláos siempre como un instrumento elegido para hacerla cesar. Resumamos: Todos vosotros estáis en la tierra para expiar, pero todos sin excepción debéis hacer todos vuestros esfuerzos para endulzar la expiación de vuestros hermanos, según la ley de amor y de caridad. (Bernardino, espíritu protector. Bordeaux, 1863).



28. "Un hombre está en la agonía, presa de crueles tormentos; se sabe que no hay esperanza de salvarle; ¿es permitido ahorrarle algunos instantes de agonía precipitando su fin?" ¿Quién puede daros el derecho de prejuzgar los destinos de Dios? ¿Acaso no puede conducir a un hombre al borde del sepulcro para sacarle de él, con el fin de hacerle volver en si y conducirle a otras meditaciones? En cualquier estado en que se encuentre un moribundo, nadie puede decir con certeza que haya llegado su última hora. ¿Acaso la ciencia no se ha engañado nunca en sus previsiones? Sé muy bien que hay casos que con razón pueden llamarse desesperados; pero si no queda esperanza de vida y salud, ¿no hay innumerables ejemplos de que en el momento del último suspiro, el enfermo se reanima y recobra sus facultades por algunos instantes?
Pues bien. Esa hora de gracia que se le concede, puede tener para él la mayor importancia, porque ignoráis las reflexiones que ha podido hacer su espíritu, en las convulsiones de la agonía y los tormentos que puede ahorrarle un rayo de arrepentimiento. El materialista que sólo ve el cuerpo y nada le importa el alma, no puede comprender estas cosas; pero el espiritista que sabe lo que pasa más allá de la tumba conoce el precio del ultimo pensamiento. Mitigad los últimos sufrimientos tanto como podáis, pero guardáos de abreviar la vida, aun cuando no sea sino por un minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir. (San Luis. París, 1860).

29. "El que está hastiado de la vida, pero que no quiere quitársela, ¿es culpable si busca la muerte en un campo de batalla, con la idea de hacer útil su muerte?" Que el hombre se dé la muerte o que se la haga dar, el objeto es siempre abreviar su vida y por consiguiente, hay suicidio de intención, si no de hecho. El pensamiento de que su muerte servirá para algo, es ilusorio; no es más que un pretexto para dar un colorido a su acción y excusarla a sus propios ojos. Si tuviera formalmente el deseo de servir a su país, procuraría vivir defendiéndole y no muriendo, porque una vez muerto, de nada le sirve.
La verdadera abnegación consiste en no temer a la muerte cuando se trata de ser útil, en desafiar el peligro, en hacer anticipadamente y sin pensar, el sacrificio de la vida pero la "intención premeditada" de buscar la muerte exponiéndose al peligro, aun cuando sea para hacer un servicio, anula el mérito de la acción. (San Luis. París, 1860).

30. "Un hombre se expone a un peligro inminente para salvar la vida a uno de sus semejantes, sabiendo de antemano que él mismo sucumbirá, ¿puede mirarse esto como un suicidio?" Desde el momento que no existe la intención de buscar la muerte, no hay suicidio, sino sacrificio y abnegación, aun cuando se tenga certeza de perecer. ¿Pero quién puede tener esta certeza? ¿Quién ha dicho que la Providencia no tenga un medio inesperado de salvación en el momento más crítico? ¿Acaso no puede salvar al mismo que esté a la boca de un cañón? Muchas veces se puede querer llevar la prueba de la resignación hasta su último límite; entonces una circunstancia inesperada desvía el golpe fatal. (San Luis. París, 1860).

31. "Aquellos que aceptan sus sufrimientos con resignación, por sumisión a la voluntad de Dios y con la mira de alcanzar la felicidad futura, ¿no trabajan sólo para ellos mismos y pueden hacer que sus sufrimientos sean provechosos a otros?" Estos sufrimientos pueden ser provechosos a otro, material y moralmente. Materialmente, si por el trabajo, las privaciones y los sacrificios que ellos se imponen, han contribuído al bienestar material de su prójimo; moralmente, por el ejemplo que dan de sumisión a la voluntad de Dios. Este ejemplo del poder de la fe espiritista puede excitar a los desgraciados a la resignación, salvarles de la desesperación y de sus funestas consecuencias para el porvenir. (San Luis. París, 1860).


¡Os esperamos en CEADS!

domingo, 27 de mayo de 2018

¡Me pido encarnar!

¡Buenos días!

Ayer hemos seguido el estudio sobre la unión del alma al cuerpo y el objetivo de la reencarnación.

Hicimos un breve resumen sobre este momento tan especial, cuando el espíritu empieza su ruta para volver a reencarnar en un nuevo cuerpo material. Esa unión empieza mucho antes de la concepción, puede durar años de ambientación del espíritu en la familia que vivirá su nueva experiencia, en líneas generales, casi siempre reencarnamos entre seres que ya tenemos algún vinculo emocional, sea de amor o de rescate. Pero eso son líneas muy generales. Sabemos que cada ser posee su propia historia, sus experiencias, que por ley de afinidad le llevaran a vivir una serie de nuevas experiencias para que pueda inevitablemente llegar a la perfección.

Los que han adquirido alguna consciencia de sus experiencias, presentes de sus actos, posiblemente podrán participar de la planificación de su nueva existencia en la carne, ya los "dormidos", que aún no han podido comprender la responsabilidad de su propia vida, tendrán ayuda de los Tutores Espirituales, que planificarán las mejores experiencias para que este espíritu pueda seguir su rumbo evolutivo.



En el momento de la concepción, el espíritu empieza una jornada de acoplamiento fluidico- energético a la madre, donde su periespíritu será reducido, para que célula a célula se molde al nuevo cuerpo físico que se formará en la gestación, según las características genéticas de la mama y del papa, sirviendo de sus genes para recoger la nueva existencia.

Durante la gestación existe la posibilidad que el espíritu puede ser consciente de su estado, viviendo la experiencia de la reencarnación, pudiendo ser libre en sus momentos de emancipación del alma, pero de eso dependerá su grado de evolución y consciencia de la vida espiritual, del porque de la vuelta a la carne y su actitud en todo el proceso de la pluralidad de vidas.

Comentamos que la Espiritualidad responsable por las tareas de reencarnación no pierden ninguna oportunidad de auxiliar a los espíritus en la vuelta de la materia, herramienta inevitable para nuestro progreso. Todas las formas de concepción, sea naturales o artificiales, pueden generar un acoplamiento de un espíritu pues la carne solamente es un vehículo, un medio que tenemos de volver a la materia. Vale recordar que ni siempre la concepción física de un ovulo y de un espermatozoide existirá un espíritu vinculado, principalmente en las primeras semanas de gestación.



En ese proceso de miniaturización, el espíritu, poco a poco, perderá la memoria consciente de su última existencia o de otras existencias, pero todo se quedará archivado en su cuerpo mental, en el inconsciente, pudiendo ser útil si fuera necesario en la existencia actual. El olvido del pasado es una de las mayores bendiciones de la ley de progreso y reencarnación, pues nos da oportunidades de aprender a amar a los enemigos, reconciliarnos con nuestros errores y volver al camino de la perfección.

Recordar el pasado casi siempre no nos será útil, salvo excepciones que deben ser estudiados con mucho respeto y por profesionales rigurosos, para que su utilidad siga siendo la evolución del ser. Caso contrario, por pura curiosidad, podría causar problemas psico-emocionales al espíritu encarnado, retrasando su vida espiritual, perdiendo una gran oportunidad de la existencia.

Los recuerdos del pasado vendrán a manifestarse como tendencias instintivas, simpatías inexplicables, ideas innatas, antipatías, etc. Conocer los hechos exactos no es el objetivo de nuestra reforma intima pero si el análisis de esas tendencias y la búsqueda de soluciones.

¡Por lo que pido encarnar! Cuantas veces sea necesario, luchando para mantenerme en este lindo y maravilloso planeta, donde sigo aprendiendo a amar, entre personas que amo y que aprenderé a amar inevitablemente.

lunes, 21 de mayo de 2018

Una declaración de amor, fe y esperanza

Hola familia CEADS,

La conferencia del pasado sábado, "Duelo, emociones y Espiritismo" de nuestra compañera María Augusta, fue una declaración de amor: amor a Dios, a sus hijos, a la vida, a CEADS, a Chico Xavier...

María Augusta compartió con nosotros su historia, nos contó como tomó contacto con el Espiritismo por primera vez, al emocionarse viendo la película "Las madres de Chico".

A partir de ahí, el Espiritismo se convirtió en un compañero de viaje de nuestra compañera.

No sabía entonces que ella misma sería una de las madres consoladas por la Doctrina Espírita más tarde. Es en estos momentos de dolor que el conocimiento espírita llena nuestra corazón y nuestra alma.




Dejamos aquí nuestra inmensa gratitud a María Augusta, Nando, Pedro Henrique por el coraje en este existencia y, en especial, a Julia, por habernos enseñado que el amor siempre vence, en los dos lados de la vida.


domingo, 20 de mayo de 2018

16ª Jornada Espírita de Barcelona 2018 - Conferencias

¡Muy buenas noches!


Ya tenemos los vídeos de las conferencias de nuestra 16ª Jornada Espiritista de Barcelona 2018.

¡Esperamos que disfrutéis de las charlas!

miércoles, 16 de mayo de 2018

Conferencia: Duelo, emociones y Espiritismo

¡Muy buenas!

¡Este sábado tenemos conferencia!

Nuestra compañera María Augusta nos presentará el tema "Duelo, emociones y Espiritismo", a las 17:30 horas.


Una perspectiva práctica y lleno de amor en el proceso del duelo, con la gestión de las emociones y el conocimiento espírita.

La entrada es libre y gratuita a tod@s interesad@s.

Nos vemos en CEADS

domingo, 13 de mayo de 2018

UNIÓN DEL ALMA AL CUERPO

Ayer en la clase del ESDE nos dedicamos a leer y debatir un texto muy interesante que nos explicaba es cuando se une el alma con el cuerpo, las condiciones en que se encuentra el Espíritu a partir del momento de la concepción hasta el nacimiento. Además reflexionamos sobre el olvido del pasado, su función y casos en que ocurren recuerdos de vidas pasadas. Os dejo a continuación el texto de estudio. Lo lo acabamos en la clase de ayer, así que habrá más posts sobre el mismo tema. Vamos, ¡hasta que lo aprendamos! =)

¡Una buena semana a tod@s!

OBJETIVO DE LA ENCARNACIÓN: UNIÓN DEL ALMA AL CUERPO

Dios creó a los Espíritus «(…) simples e ignorantes, es decir, con igual aptitud para el bien y para el mal (…)». El destino de todos es la perfección espiritual y para alcanzarla deben pasar por experiencias y adquirir conocimientos, fortaleciéndose en el ejercicio del bien y desarrollando en sí mismos el amor sublime.

La vida en la materia favorece el perfeccionamiento del Espíritu. Al tomar un cuerpo, o sea al encarnar, los Espíritus son sometidos a situaciones y pruebas necesarias a su adelantamiento moral. Cuando fallan y no alcanzan los objetivos propuestos en determinada encarnación, vuelven a sufrir las vicisitudes de la vida corporal, reencarnando para una tarea expiatoria. La vida en la materia posibilita, además, la cooperación de cada Espíritu con la Obra Divina, en el mundo en que habita. Como todos los fenómenos de la vida, la encarnación está sujeta a leyes inmutables.

Los procesos de encarnación, a pesar de obedecer a los principios generales establecidos por las leyes divinas, varían de un caso a otro. La unión del alma al cuerpo es planeada previamente y tiene como principal determinante, en nuestro Orbe, las pruebas o expiaciones por las que el Espíritu deberá pasar, con el objetivo de su redención. El que va a encarnar podrá cooperar o trabajar activamente en ese planeamiento. De acuerdo con el grado evolutivo en que se encuentra, el Espíritu podrá facilitar o dificultar el proceso para volver a nacer. Los que se detienen en la hostilidad y el desequilibrio demandan una cooperaciónmuchomayor de los benefactores que se encargan de las tareas relativas a la vuelta al nacimiento de la carne. Los Espíritus rebeldes o indiferentes tienen su encarnación por completo a cargo de los trabajadores divinos, que eligen las condiciones bajo las cuales deberán volver a nacer y las experiencias a las que deberán someterse. «(…) La mayoría de los que retornan a la existencia corporal en la esfera del globo, son magnetizados por los benefactores espirituales, que organizan para ellos nuevas tareas redentoras (…)» Muchos encarnan en estado de inconsciencia.


Los procesos de la encarnación son operaciones graduales: se inician con la concepción y se completan con el nacimiento. La unión del alma con el cuerpo se efectúa por medio del periespíritu, envoltorio fluídico que servirá como conexión entre el Espíritu y lamateria. Mediante un mecanismo extremadamente variado y complejo, ya sea por la acción del mismo reencarnante y por la de los benefactores espirituales, el periespíritu es reducido, condensado y se asimila a las moléculas materiales. El periespíritu se transforma en un molde fluídico que actúa sobre el cuerpo en formación, juntamente con las condiciones hereditarias, la influencia materna y la actuación de los benefactores que colaboran en el proceso relativo a la reencarnación. «(…) El modelado del feto y el desarrollo del embrión obedecen a leyes físicas naturales, como ocurre en la organización de formas en otros reinos de la Naturaleza, pero, en todos esos fenómenos, la influencia ejercida por la cooperación espiritual coexiste con las leyes, de acuerdo con los planes de evolución o rescate (…)» (8) Según las necesidades de expiación o de pruebas, el cuerpo en formación podrá presentar deficiencias o cualidades que habrán de constituirse en oportunidades de redención o recuperación del equilibrio.

Durante el período que se extiende desde la concepción hasta el nacimiento el estado del que encarna se asemeja al del Espíritu encarnado durante el sueño. Los Espíritus más evolucionados gozan de mayor libertad. Si embargo, desde el momento de la concepción el Espíritu siente las consecuencias de su nueva condición. Comienza a sentirse turbado. Una especie de entorpecimiento de los sentidos, agonía y abatimiento lo envuelven gradualmente, intensificándose hasta el término de la vida intrauterina. «(…) Sus facultades se van velando, una tras otra, la memoria desaparece, la conciencia queda adormecida y el Espíritu parece estar sepultado en una opresiva crisálida».

Ese fenómeno se debe a la constricción del periespíritu, y al límite impuesto por el cuerpo, con lo que determinan que la existencia en el Plano Espiritual y la conciencia de las vidas precedentes vuelvan al inconsciente. El olvido del pasado no es absoluto. Durante el sueño, liberado parcialmente de los lazos corporales, el Espíritu puede tener conciencia del pretérito. En muchas personas el pasado se manifiesta bajo la forma de impresiones y en unas pocas bajo la forma de recuerdos, algunos nítidos, otros vagos e imprecisos. Las reminiscencias del pasado pueden manifestarse con tendencias instintivas, simpatías inexplicables y súbitas, ideas innatas, etc. Eso sucede por el hecho de que «(…) el movimiento vibratorio de lo registrado por el periespíritu, amortiguado por la materia en el transcurso de la vida actual, es excesivamente débil para que el grado de intensidad y la duración necesaria para la renovación de esos recuerdos, puedan ser obtenidos durante la vigilia (…)».

La oclusión de la memoria espiritual tampoco es definitiva. Cuando regresa al mundo espiritual, liberado de las contingencias materiales, el Espíritu podrá volver a tener conciencia de su pasado. Ese mecanismo, que permite que el hombre pueda olvidar sus experiencias anteriores al nacimiento, es prueba irrefutable de la Sabiduría Divina. El conocimiento total de la vida pasada, en otras encarnaciones o en el Plano Espiritual, presentaría graves inconvenientes para la reforma de los individuos y para el progreso de la Humanidad. Implicaría mayores dificultades al Espíritu, en la tarea de transformación de su herencia mental y tal vez contribuiría a prolongar, a través de los siglos, ideas falsas, teorías erróneas y preconceptos, que generalmente son tanto más activos cuanto más presentes están en la memoria del ser.


En la vida de relación el hombre tendrá que convivir con antiguos adversarios, con el objetivo de la reconciliación. Si los reconociese encontraría dificultades para establecer los vínculos afectivos necesarios al entendimiento mutuo. En la calidad de ofensor podría sentirse humillado y, en calidad de ofendido, afligido o encolerizado. Por otro lado, el conocimiento de un pasado fastuoso podría avivar el orgullo humano, mientras que un pasado de miseria o de errores terribles podría causar una innecesaria humillación y, tal vez, el remordimiento llegaría a paralizar todas las buenas iniciativas. Para que el hombre progrese espiritualmente y cumpla el programa de trabajo que asumió al volver a nacer en el cuerpo físico, no es necesario el recuerdo de las experiencias anteriores. El Espíritu recibe la advertencia, para no reincidir en el error, bajo la forma de intuiciones e impresiones provenientes de las lecciones del pasado, impresas en su conciencia, así como de las buenas resoluciones que adoptó en el sentido de su mejoría interior. En algunos casos, las tendencias instintivas, el tipo de vicisitudes y pruebas que sufre pueden también esclarecer al hombre acerca de su pasado y sobre la naturaleza de los esfuerzos que tiene que realizar para su evolución. La observación de sus malas inclinaciones y de las dificultades que atraviesa le permitirá saber qué fue, qué hizo y qué necesitará hacer

para corregirse.

sábado, 5 de mayo de 2018

Razones variopintas

Hoy la crónica del sábado va de lo que hicimos en la clase de los niños y niñas de la Educación infantil en CEADS. Mientras los adultos se dedicaban al Estudio Sistematizado del Evangelio, en la salita de la infancia, un pequeño grupo hablaba de temas muy importantes para su formación moral.

La pregunta era, ¿debemos poner término a las pruebas del prójimo? La pregunta era compleja, pero nuestros niños no son novatos en la Doctrina Espírita. Cuando se les pregunta por qué sufrimos, te contestan... "Porque se hizo daño en una encarnación anterior". "Ah, vale, entonces si una persona está pasando por un momento difícil en su vida, es que se lo ha buscado, verdad? Entonces, no hay que ayudarle"... Les dijo la monitora, pinchando a ver qué salía. La reacción fue inmediata y muy bonita. Que de ninguna manera, que cómo se le ocurría. Las razones para amparar al prójimo en dificultades fueron las más variopintas... Primero, que si haces el bien, luego tendrás la recompensa de ser bueno. Segundo, que si lo estuvieses pasando mal, desearías que te ayudasen, entones debes hacer por los demás lo que esperas que hagan por ti. Tercero, porque no debemos juzgar a nadie, "cada uno es cada uno", sólo debemos hacer el bien. Sí, niños, sí, tenéis toda la razón.


En esta misma clase, debíamos salir con una clara comprensión de que uno no debe interrumpir su existencia física ni mismo cuando está sufriendo. Esto ya no lo tenían tan claro. Ante la información de que alguien está sufriendo, los corazones de los pequeños se balancean... Saben que la vida es el más sagrado de los regalos y que una encarnación es una oportunidad para seguir aprendiendo, pero se conmueven ante el dolor ajeno. ¿Cómo no? Hubo que conversar sobre cómo también este sufrimiento es parte de lo que la persona necesita vivir para aprender. Nada sucede por casualidad y, si se sufre, es que hay un sentido para ello, aún que no lo entendemos. Somos aún muy pequeñitos. No nuestros niños, todos nosotros. ¡Hay tantísimas cosas que no entendemos! Y otras cuantas que pensamos que sí, pero nos sucede algo gordo, y ¡vaya!, en la práctica todo se hace más duro. Pero lo importante de todo, lo que no nos deja perder el rumbo, es saber que todo es perfecto. Dios, en su enorme perfección, se expresa a través de leyes perfectas que nos conducen a la perfección. Incluso cuando no entendemos cómo....



Una tarde más, como todas las tardes en CEADS. ¡Un tesoro enorme el de conocer la doctrina espírita y convivir con tantas personas que la desean conocer y poner en la práctica!

¡Feliz semana a toda la familia CEADS!