Janaína Minelli de Oliveira
El día 19 de noviembre de 2022 celebramos en CEADS nuestra jornada anual dedicada a los sobrevivientes del suicidio.
Son sobrevivientes todas aquellas personas que quedaron a este lado de la vida tras la marcha de un ser querido por la puerta falsa del suicidio. Cualquier duelo es difícil y doloroso, pero el duelo por suicidio tiene particularidades que le hacen aún más difícil de llevar. Las personas sobrevivientes del suicidio sienten a menudo una mezcla de culpabilidad, rabia, desesperanza y soledad. Por todo ello, la jornada de CEADS este año se titulaba “La belleza de los corazones rotos”. Fue un día preparado con mucho cariño para cuidar a los seres queridos de las personas que se suicidaron, pero todas y todos que hemos sentido, alguna vez, que teníamos nuestro corazón roto, hemos encontrado en este acto un espacio cálido para expresarnos y crecer desde las visiones que se compartieron.
Empezamos la jornada dividiéndolos en tres grupos: Calidad de vida, Educación emocional y Pérdida de seres queridos.
Empezamos la jornada dividiéndolos en tres grupos: Calidad de vida, Educación emocional y Pérdida de seres queridos.
Cada grupo recibió un texto y a partir de la lectura y libre exposición de experiencias e ideas personales, los y las integrantes de cada grupo pudieron profundizar en mensajes de autocuidado y la necesidad de despertar para niveles mayores y más profundos de conciencia.
A continuación empezó el momento artístico, todo un clásico en esta jornada anual en CEADS.
A continuación empezó el momento artístico, todo un clásico en esta jornada anual en CEADS.
Este año les pedimos a los asistentes que, con el material que les facilitamos, crearán unas luminarias muy sencillas. La gente se levantó, estiró piernas, y se puso manos a la obra con tijeras, lápices y bolsitas de papel. Los niños y niñas de la educación infantil se unieron en este punto. Durante un buen rato, todos y todas éramos criaturas.
Cuando ya estaban listas las luminarias de los grupos, las encendimos y empezamos a apagar las luces. Las pusimos en el centro del círculo y empezamos a compartir con el gran grupo, lo que habíamos debatido en los grupos pequeños.
La experiencia de hablar en semi-oscuridad fue muy poderosa y permitió que las personas pudieran abrir sus corazones. El ambiente transmitía sensación de calidez y acogimiento.
La atmósfera mágica duró cerca de veinte minutos, durante los cuales las personas iban exponiendo sus puntos de vista, su dolor, sus deseos y sus consejos para una vida más equilibrada y armónica desde un punto de vista emocional.
Una vez más, la familia CEADS entregó a los sobrevivientes del suicido cariño, afecto y escucha activa. Todos corazones rotos pueden encontrar en nuestro centro espírita su propia casa, si así lo desean.
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