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jueves, 31 de marzo de 2011

Parábola de los talentos


Querida familia CEADS,

Como ya os anunciaba Dea, el sábado tendremos clase de estudio del Evangelio con Patricia. El tema será uno de los más cautivantes, en mi opinión: la parábola de los talentos. ¿A quién no le impone respeto el día en que el Señor nos llamará por nuestro nombre y nos preguntará, ¿Qué hiciste de los talentos que te he confiado? A mí mucho… os dejo la parábola para que le vayáis dando vueltas antes de la reunión.

Parábola de los talentos


Porque así es como un hombre que al partirse lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. - Y dio al uno cinco talentos, y al otro dos, y al otro dio uno, a cada uno según su capacidad, y se partió luego. - El que había recibido los cinco talentos, se fue a negociar con ellos, y ganó otros cinco. - Asimismo el que había recibido dos, ganó otros dos. - Mas el que había recibido uno, fue y cavo en la tierra, y escondió allí el dinero de su Señor. -Después de largo tiempo, vino el Señor de aquellos siervos y los llamó a cuentas. - Y llegando el que había recibido los cinco talentos, presentó otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco he ganado de más. - Su Señor le lijo: Muy bien, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho: entra en el gozo de tu Señor. - Y se llegó también el que había recibido los dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me entregaste, aquí tienes otros dos que he ganado. - Su Señor le dijo: Bien está, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel sobre lo poco, te pondré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Señor. - Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, sé que eres un hombre de recta condición, siegas en donde no sembraste, y allegas en donde no esparciste. - Y temiendo, me fui, y escondí tu talento en tierra; he aquí tienes lo que es tuyo. - Y respondiendo su Señor, le dijo: Siervo malo y perezoso, sabías que siego en donde no siembro, y que allego en donde no he esparcido. - Pues debiste haber dado mi dinero a los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido ciertamente con usura lo que era mío. - Quitadle, pues, el talento, y dádselo al que tiene diez talentos. - Porque será dado a todo el que tuviere, y tendrá más: mas al que no tuviere, le será quitado aún lo que parece que tiene. Y al siervo inútil, echadlo en las tinieblas exteriores, allí será el llorar y el crujir de dientes. (San Mateo, cap. XXV, v. de 14 a 30.)

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