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domingo, 11 de diciembre de 2011

¡Dios mío!

Hola familia de mi alma,

¡cuánto he echado de menos escribiros! Lo siento por el silencio de los últimos días. Noviembre ha sido un mes inolvidable por el aprendizaje teórico y diciembre va por el mismo camino, pero el aprendizaje ahora es práctico. Hay que poner en la práctica todo cuanto nuestra doctrina nos enseña, familia. He estado en el Congreso Nacional y he vuelvo a casa con tantas ganas de seguir creciendo, con tantas ganas de servir… La alegría de compartir la caminada evolutiva con los compañeros de ideal espírita es enorme y el congreso ha sido un momento de renovación de propósitos con el amor, la caridad y el estudio.

De vuelta a casa, este sábado en la clase del ESDE hablamos sobre los atributos de Dios. Éramos muchos encarnados y seguramente muchos desencarnados también. Dios es justo, bueno, perfecto, eterno… En leyes que se aplican sin favoritismos, a todos y cada uno de los seres que componen la creación, vemos la justicia de Dios. Su bondad la vemos en las infinitas oportunidades que nos ofrece de reparar nuestras equivocaciones, siendo todo paciencia y permitiéndonos, a través de la reencarnación, evolucionar hasta llegar a la perfección relativa, puesto que la perfección absoluta Le pertenece a Él únicamente. Dios es perfecto, porque si tuviera una única imperfección podría existir un ser más perfecto que Él. Dios es eterno, no tiene principio ni fin, a diferencia de los espíritus que creó, que somos inmortales, pero no eternos. Está claro que no somos aún capaces de entender un ser que tenga estas características, somos aun demasiado limitados para comprenderle en su totalidad. Es un acto de humildad reconocer que las cosas que no comprendemos, no se deben a la imperfección de Dios, sino a nuestras propias limitaciones morales e intelectuales. Las cosas que apresuradamente pensamos ser injusticias o desequilibrios, lo que nos escapa a la comprensión, todas las cosas, tienen una función en el plan divino, tienen una función.

De hecho, Kardec les preguntó a los espíritus si así podríamos entender a Dios y los espíritus le contestaron que no perdiéramos tiempo ocupándonos de cosas que aun no tenemos la capacidad para comprender. Los espíritus nos inspiran a dedicarnos a cosas mucho más urgentes, como la educación de nuestras emociones y pensamientos. A medida que lo hagamos, nos elevaremos moral e intelectualmente y poco a poco penetraremos en el misterio de las cosas que nos están ocultas. Mientras, los espíritus nos han indicado el que es el modelo que debemos seguir. Un modelo de perfección moral, de amor incondicional, de perdón infinito y tolerancia: este modelo es Jesús, nuestro Maestro Mayor. Que su evangelio penetre en nuestras almas por las ventanas de la emoción y de la razón, transformándonos los pensamientos, actos y palabras.
Para toda la familia CEADS, que esta semana sepamos ser útiles en la obra de amor de Nuestro Señor. Para los que sufren dolores físicos o morales, que Él les cure los espíritus, ofreciendo alivio a sus cuerpos físicos. Para los que aun no han despertado para el amor, que escuchen las voces que claman des de la espiritualidad superior por sus nombres, buscando despertarles las conciencias adormecidas en la equivocación.

Cariños de la hermana menor,

Janaina

2 comentarios:

  1. Hemos echado de menos a tus textos ;-))) Gracias por resumir, creo que es un texto interesante para enseñar a la gente que Dios no es malo, no castiga, sino todo lo contrario! Un besito, Marcello

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  2. Ya estamos de vuelta al trabajo, Marcelo, con la ayuda de Dios =)

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