Hola familia,
Ayer Tayna nos brindó
con una bella conferencia sobre Sócrates. Ella decía que en realidad no es una
conferenciante, sólo es una enamorada de Sócrates y de sus ideas. Hay que ver
la naturalidad y la seguridad con la que nos hablaba de temas filosóficos, tan
bellos como elevados.
Todos teníamos
curiosidad sobre el tema porque, pese a que la mayoría no tuviéramos conocimientos
más que superficiales sobre el filósofo, su nombre nos es bastante familiar en
el espiritismo. Son muchos
los libros espíritas que citan a Sócrates. Sin ir más lejos, en el El Génesis,
los espíritus nos afirman que la doctrina difundida por Sócrates y Platón presentaba
con quinientos años de antelación la que nos traería Jesús. En el Librode los Espíritus, encontramos una introducción firmada por espíritus
superiores, entre ellos Sócrates. En esta comunicación, nos afirman los emisarios
de luz que el Libro de los Espíritus es una recopilación
de elevadas enseñanzas. Nos dicen:
“Fue escrito [el Libro de los Espíritus] por orden y bajo el dictado de los Espíritus superiores para establecer los fundamentos de una filosofía racional, libre de los prejuicios del espíritu de sistema. Nada contiene que no sea la expresión de su pensamiento y que no haya sido sometido a su control. Sólo el orden y la distribución metódica de las materias, así como las notas y la forma de algunas partes de la redacción, son obra del que recibió la misión de publicarlo. Entre los Espíritus que concurrieron para la elaboración de esta obra, varios vivieron en épocas diversas en la Tierra, donde predicaron y practicaron la virtud y la sabiduría.”
Dicha comunicación
la firman San Juan Evangelista, San Agustín, San Vicente de Paúl, San Luis, El
Espíritu de Verdad, Sócrates, Platón, Fenelón, Franklin, Swedenborg, etc.
Por esto Sócrates
era a la vez un nombre familiar para nosotros, pero también un desconocido.
Gracias a la bella conferencia de Tayna ahora sabemos un poco más sobre este
espíritu de tan gran elevación, uno de los filósofos más influyentes en
el pensamiento occidental y universal. Sócrates nació en la antigua Grecia, más
precisamente en Atenas, en el año 470 a.C. Como Jesús, Sócrates no escribió
nada y fue el maestro de Platón, que a su vez fue el maestro de Aristóteles. Sócrates
proponía que la verdad está dentro de uno mismo y el maestro no hace otra cosa
que guiar el aprendiz en el descubrimiento de la verdad interior. Compartir esta
visión del aprendizaje equivale a aceptar que no hay enseñanza impositiva o
adoctrinamiento que pueda libertar a nadie de la ignorancia. El camino hacia la
libertad - entendida como libertad de la ignorancia – pasa necesariamente por el auto-conocimiento, un
viaje hacia el interior de uno mismo.
La madre de Sócrates, Phainareté,
era comadrona. Él decía que ella ayudaba las mujeres a parir personas, mientras
él ayudaba los hombres a parir ideas. Estaba en contra del acumulo de
conocimiento sin ninguna práctica y postulaba que el auto-conocimiento se
alcanzaba a través de la superación del vicio, que lleva a la virtud, aliada a
la alineación entre pensamiento y acción. El que quiera decirse seguidor de las
ideas socráticas, y por supuesto del espiritismo, tendrá que vivir en armonía
con las ideas y valores que profesa, además de empeñarse en la superación del
vicio, marca indeleble de ignorancia. La ignorancia es por tanto sinónimo de
imperfección, mientras que la libertad y la verdad son sinónimos de libertad y
auto-conocimiento.
Nuestra conferenciante Tayna con su hija |
Para guiar la gente hacia la libertad
de la ignorancia Sócrates hacía muchas preguntas, algunas de las cuales él
mismo no podía contestar. Lo importante para él era sacar a la gente de la
certidumbre, un estado de conciencia tan peligroso como ilusorio, puesto que la
máxima sabiduría reside en la humildad de la afirmación “sólo sé que no sé nada”.
Sócrates llegó a la creencia en la reencarnación a través del racionamiento
filosófico y su máxima preocupación era la formación moral del ciudadano. Defendía
ideales de virtud, amor, justicia, verdad e igualdad. No cobró nunca por sus
enseñanzas y no las compartía para vencer a sus opositores, sino para convencer
al auditorio. Por todo ello, se le oponían los sofistas de la época, filósofos
que se creían superiores a los demás por el conocimiento que poseían y que se
batían en batallas dialécticas en público.
Sócrates murió en el año 399 a.C.
Fue condenado por sus opositores a beber veneno. La acusación formal fue que pervertía
a la juventud con sus ideas que trasgredían el orden social y por no creer en
los dioses ancestrales. Cuando condenado, no temió a la muerte, porque había
sido un justo durante toda su vida. Aceptando su condena sin miedo daba muestra
de armonía entre sus acciones y su pensamiento. ¿Cuántas personas son capaces
de ir hasta las últimas consecuencias por sus ideales? ¿Cuándo seremos capaces
de vivir en armonía con los valores que profesamos? A la más mínima dificultad,
muchos reaccionamos con rebeldía, orgullo herido o agresividad. Olvidamos rápidamente
que las situaciones difíciles de la vida son fruto de nuestras propias acciones
pretéritas; que la ofensa que recibimos nos ofrece la oportunidad de crecer en
humildad; que el dolor nos educa para resistir a pruebas más duras en el
futuro.
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Tayna nos introdujo a la vida y
obra de este eminente espíritu y nos dejó con la promesa de que nos ofrecerá
otra charla en la que profundizará en los puntos en común entre las doctrinas de
Sócrates, Jesús y del espiritismo. Restamos a la espera y le damos muchas
gracias a la compañera por el estudio tan lindo. Su amor por la filosofía nos ha
inspirado a conocernos a nosotros mismos, buscando en la propia conciencia la
verdad que liberta.
En el momento de las preguntas,
naturalmente salió: “Cómo puedo conocerme a mí mismo?”. Tyana dijo “Con
paciencia, sin prisa pero sin pausa”, pero Andrea nos aportó una idea que le
habían sugerido años antes. Una profesora le había dicho que se olvidara de sus
defectos e que hiciera una lista de sus fortalezas. Con esta lista en manos, debería
escoger una única cualidad y dedicarse a desarrollarla más, a profundizar más aun
en esta fortaleza personal. La idea es que no es que nos falte humildad, es que
nos sobra orgullo… Sólo con potenciar nuestras cualidades naturalmente nos
libertaremos de nuestras debilidades. Este ejercicio está en realidad en total
armonía con lo que nos había contado Tayna sobre las ideas Socráticas. El
filósofo se dio cuenta él solito que en general tenemos una auto-imagen muy
superior a lo que realmente somos. Si creemos, por ejemplo, que la generosidad
es una de nuestras fortalezas personales, seguro que podemos crecer mucho en
generosidad; mientras tanto, vamos poco a poco limando el egoísmo… Es un
ejercicio interesante, a ver si lo ponemos en la práctica como lo hubiera deseado
Sócrates.
A todos os deseo una semana de
trabajo y auto-descubrimiento. Que tengamos los corazones abiertos a las
enseñanzas de los espíritus de luz, la mente permeable a sus pensamientos
elevados y las manos preparadas para el servicio del bien.
Cariños de la hermana menor
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