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domingo, 20 de septiembre de 2015

El ejercicio de la razón

Hola familia,

ayer en CEADS estudiamos la naturaleza de las comunicaciones mediúmnicas. Lo primero que hay que aclarar es que por supuesto que los espíritus se pueden comunicar. Lo segundo, que no por ser espíritus, sus comunicaciones merecen más crédito. La Doctrina Espírita nos enseña a pasar todas las comunicaciones mediúmnicas por el cribo de la razón. Por la elevación del mensaje conoceremos al mensajero. Un espíritu frívolo puede intentar hacerse pasar por un sabio, pero un espíritu superior jamás utiliza un vocabulario grosero o incoherente. Lo que sí es verdad es que, incluso en reuniones mediúmnicas serias, es posible que algunas veces el equipo espiritual permita que un espíritu inferior, frívolo o grosero se comunique, a fin de poner a prueba la vigilancia de los participantes de la reunión. Es imprescindible que cualquiera que reciba comunicaciones mediúmnicas utilice la razón y la lógica para analizar su contenido. Es sinónimo de imprudencia dar por bueno un mensaje únicamente porque pertenece a un espíritu desencarnado. Jamás se nos debe olvidar que los espíritus son seres humanos: tienen los intereses, las cualidades, los defectos, y los conocimientos limitados, proporcionales a su elevación moral e intelectual.


Para orientar el análisis de las comunicaciones, el codificador nos proporcionó una pauta general. Evidentemente no debe ser tomada de forma tajante, sencillamente sirve para que conozcamos las principales características de cada una de ellas. A continuación os presentamos las cuatro categorías de comunicación mediúmnica, juntamente con un ejemplo, estudiado ayer en la clase.

  • Comunicaciones groseras son aquellas que se expresan en términos que hieren el decoro.
Ejemplo

La superpoblación es un fenómeno fruto de la estupidez elevada a la enésima potencia. (…) Lo que da rabia es que, habiendo hecho tan bien los deberes ahora haya en el planeta 11.000 millones de seres humanos, calculo que más del 90% completamente desgraciados y miserables que, curiosamente y contra todo sentido común son los que más se reproducen condenándonos a todos al puto infierno de la superpoblación que acabará sin duda por devorar a los mismos cretinos que la alimentan. Yo estaré encantada de haber aprendido a sobrevivir del aire para verlo a falta de poder partirles la cara directamente.
  • Las comunicaciones frívolas provienen de Espíritus triviales, burlones o traviesos, más maliciosos que malos, los cuales no le dan ninguna importancia a lo que dicen.
Ejemplo
  • Las comunicaciones serias son relevantes en cuanto al tema y elevadas en lo referente a a la forma. Toda comunicación que carezca de frivolidad y grosería que persiga un fin útil, aunque sea de carácter particular, es, por ese simple hecho, una comunicación seria.
Ejemplo

Madrecita querida.
Sé que estoy en otra vida, pero no muy lejos.
Mucha gente piensa que la persona sale de la tierra y se olvida todo. Pero no es así.
Desde la tía Irma me llevó a donde estoy, no te olvidé ato o al papá. Yo vivo en un parque con
una escuela y muchas flores. Tengo muchos compañeros, pero estás siempre en mi memoria.
Me sentí tan nostálgico que la tía Irma me ha llevado dos veces a nuestro encuentro y me
llevó también a nuestra casa para ver a papá.
Mamá, te besé y te abracé tanto, pero no me viste.

  • Instructivas son las comunicaciones serias cuyo objetivo principal consiste en una enseñanza brindada por los Espíritus sobre las ciencias, la moral, la filosofía, etc. Son más o menos profundas según el grado de perfeccionamiento y de desmaterialización del Espíritu.
Ejemplo

La benevolencia para con sus semejantes, fruto del amor al prójimo, produce la afabilidad y la dulzura que son su manifestación. Sin embargo, no siempre debemos fiarnos de las apariencias; la educación y las costumbres del mundo pueden dar el barniz de estas cualidades.

¡Cuántos hay cuya fingida bondad sólo es una máscara para el exterior, un hábito cuyo corte calculado disimula las deformidades ocultas! El mundo está lleno de esas gentes que tienen la sonrisa en los labios y el veneno en el corazón; "que son dulces con tal que nadie les incomode, pero que muerden a la menor contrariedad; cuya lengua dorada, cuando hablan cara a cara, se cambia en dardo envenenado cuando están ausentes".

A esa clase pertenecen también esos hombres que son benignos fuera de casa y que dentro, tiranos domésticos, hacen sufrir a su familia y a sus subordinados el peso de su orgullo y de su despotismo; parece que quieren desquitarse de la opresión que se impusieron fuera; no atreviéndose a presentarse como autoridad a los extraños que les reducirían a sus verdaderos límites, quieren a lo menos, hacerse temer de los que no pueden resistirles; su vanidad consiste en poder decir: “Aquí yo mando y se me obedece", sin pensar que podrían añadir con mucha más razón: "Y me aborrecen”.

No basta que de los labios salga la miel; si ninguna parte toma el corazón, es ser hipócrita. Aquel cuya afabilidad y dulzura no son fingidas, no se contradice nunca, y lo mismo es en el mundo que en la intimidad: sabe, además, que si engaña a los hombres con las apariencias, no puede engañar a Dios. (Lázaro. París, 1861).

Siempre habrá personas dispuestas a creer que sencillamente porque un mensaje proviene de un espíritu, será elevado o cierto. El espiritismo nos convoca a todos, sin embargo, al ejercicio de la razón. Utilicemos el sentido común, estemos abiertos a escuchar las opiniones de los demás. La dependencia del fenómeno mediúmnico y la falta de análisis racional del contenido de las comunicaciones es fuente de graves desequilibrios para la psique humana. Estemos siempre vigilantes ante mensajes groseros, frívolos, predicciones, halagos y firmas de nombres muy importantes. Los espíritus superiores son corteses, humildes, elegantes y bondadosos. Cultivemos en nosotros mismos estas cualidades, para que podamos atraer por la ley de sintonía su compañía y atención.

Cariños de la hermana menor 

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