Por Nelly Berchtold
Médica homeópata, miembro de la Sociedad Suiza de Médicos Homeópatas, y pedopsiquiatra.
Artículo publicado en la Revista Salud&Espiritualidad, edición 1. AME-Brasil. Reservados todos los derechos de autor.
Samuel Hahnemann (1755 - Meissen/ 1843 - París), fundador de
la homeopatía, introduce su libro Organon con un postulado: la vocación más
elevada del médico, incluso su única misión, es la de curar.
Vemos en ese principio
el desafío que el maestro alemán impone como un deber del médico.
El ideal
terapéutico que pregona consiste en restablecer la salud del enfermo de manera
rápida, suave y permanente. Incita a sus colegas médicos a observar a los
enfermos sin prejuicios, para detectar los síntomas objetivos y subjetivos.
La
prescripción del medicamento debe tener en cuenta esos síntomas en forma
integral. Hahnemann destaca la importancia de la esencia inmaterial que anima
el cuerpo, afirmando que en estado de salud la energía vital reina de manera
absoluta.
El hombre se enferma cuando el equilibrio de esa energía se
resquebraja. La energía vital, presente en todas las partes del cuerpo, se
traduce por síntomas específicos.
Concluye el científico que un medicamento sólo
es capaz de curar si tiene la facultad de afectar el equilibrio sicosomático
del ser humano en sus sensaciones y funciones.
Las propiedades terapéuticas de
los medicamentos radican exclusivamente en su facultad de provocar síntomas
patológicos en el hombre sano y de hacerlos desaparecer en las personas
enfermas.
Hahnemann explicita la finalidad de la intervención del médico cuando
afirma: “el espíritu, dotado de razón, cuando habita un organismo libre de
enfermedad, puede utilizar libremente el cuerpo saludable para alcanzar las
finalidades elevadas de su existencia”.
Analizando las citaciones bíblicas que
hacen referencia a la cura, podemos extraer algunos principios que conciernen
al enfermo y otros que se refieren al curador.
Existen también indicaciones
claras en cuanto a la prevención primaria y secundaria.
Otras fuentes de
investigación, notadamente los libros dictados por Emmanuel, complementan esas
nociones.
Aplicando esos conceptos a las situaciones clínicas de pacientes
atendidos en un servicio de pedopsiquiatría (la mayoría niños y adolescentes,
pero también algunos adultos en un contexto de guidance parentale), que se
beneficiaron al mismo tiempo de un tratamiento homeopático y de la terapia de
la plegaria, presentamos algunos casos de enfermos psiquiátricos de un universo
con más de 200 pacientes.
En un período en el que el estigma social de las
afecciones psíquicas ha disminuido, y la sociedad médica se ha vuelto más
tolerante con respecto a las terapias alternativas, vale la pena plantear nuevos
modelos de terapia, integrados en una visión holística del ser humano.
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