Colaboración con Revista SER Espírita
En los tiempos modernos, se ha oído hablar mucho de los
vicios. Conceptualmente, estos vienen motivados por la búsqueda de la
satisfacción por medio de sustancias que actúan en el organismo -en especial en
los procesos psíquicos- provocando alteraciones caracterizadas por estados de
euforia, autoconfianza y satisfacción temporal.
Los vicios también pueden estar
causados por el uso de sustancias psicoactivas -drogas, alcohol y tabaco, por
ejemplo- pero también por la repetición excesiva de determinados
comportamientos o incluso por el exceso de consumo. O sea, estos no son solamente
el resultado del uso de estas sustancias, sino que también pueden manifestarse
en un comportamiento, idea, creencia u opinión, causando traumas psicológicos e
incluso actitudes intolerantes.
Según el médico psiquiatra, especialista en dependencias
químicas y maestro en ciencias de la Salud, Ricardo Luiz Malina Losso, las
influencias que contribuyen a la manifestación de comportamientos viciosos
-sean estos generados por sustancias o factores psicológicos- pueden ser
genéticas, sociales y hormonales. "Sabemos que, cuando existe un historial
familiar de dependencia, la posibilidad de que otros miembros de la familia
puedan desarrollarla aumenta significativamente. En una familia en la cual no
existe el diálogo o es insuficiente, también" explica. Según el médico, la
disponibilidad orgánica de la persona es otro factor que determina la intensidad
del vicio. "Cuanto más dispuesto esté un organismo a la sustancia, mayor
será la tendencia a su consumo".
Pero Losso explica que, actualmente, los vicios ya son
entendidos por la ciencia de una manera más amplia, considerando
comportamientos compulsivos, como el juego patológico y la necesidad
incontrolable por comer o tener sexo, por ejemplo. "Hemos observado casos
de pacientes que se sometieron a cirugía bariátrica (de reducción de estómago)
sin el debido acompañamiento psicológico y pasaron a depender de sustancias
psicoactivas en el tratamiento. Esto ocurrió porque las creencias, los
pensamientos e ideas que llevaban a aquella persona a un comportamiento
compulsivo en relación a la comida no fueron modificados con la cirugía",
dice él.
El investigador de la Doctrina Espírita y presidente del
Centro Espírita Ismael de São Paulo, Sergio Biagi Gregorio, comparte la opinión
del médico. Para él, el vicio también puede ser manifestado por el
mantenimiento de pensamientos intolerantes. Él cree que las ideologías y las
religiones, que imprimen eslogans que pueden llevar a sus adeptos al fanatismo,
merecen una atención especial. "La intolerancia nos impide pensar de forma
diferente al de sus puntos de vista. Con ello, viven una especie de
'cristalización' y pasan a obedecer la lógica del sistema", explica.
Para Gregorio, el cuidado de las acciones individuales debe
ser permanente, ya que las acciones son el resultado de los pensamientos.
"Un vicio físico comenzó en nuestro pensamiento. Por ello, cuando
mejoramos nuestro modo de pensar, evolucionamos como individuos. En ese
momento, los vicios no encuentran más sintonía en la que desarrollarse",
explica.
Más allá de comprometer la encarnación actual, los
resultados de los vicios adquiridos repercuten en las vidas espirituales
futuras y pueden ser una de las causas de posibles dolencias kármicas. En 1857,
cuando fueron preguntados por el codificador del Espiritismo, Allan Kardec,
sobre cuál sería el mayor obstáculo para la ascensión espiritual, los Espíritus
Superiores fueron enfáticos en apuntar dos de las más perjudiciales
características terrenales: el orgullo y el egoísmo (pregunta 785 de El Libro de los Espíritus).
Sobre la segunda actitud, apuntaron "Todo mal deriva
del egoísmo. Estudiad todos los vicios y veréis que en el fondo de todos está
el egoísmo, la verdadera llaga de la sociedad. El egoísmo es incompatible con
la justicia, el amor y la caridad" (pregunta 913 de la misma obra).
ALERTA
Según Sergio Biagi Gregorio, una actitud moderna que, a su
entender, se volvió el vicio más común de la actualidad es el consumo no
consciente. "El consumismo es una aplicación muy práctica del egoísmo.
Queremos adquirir bienes y más bienes, sin ponderar si aquello sirve a nuestro
progreso espiritual. De maneras y con intensidades diferentes, los vicios nos
llevan a la pérdida de la libertad individual y por ello, ningún tipo de exceso
puede ser inofensivo".
Para el médico Ricardo Luiz Malina Losso, uno de los vicios
más presentes en la actualidad es la distorsión del concepto de carpe diem ('vivir intensamente').
"Muchas personas actúan sin considerar las consecuencias de sus actos,
como si no hubiese un mañana, pero éste siempre llega y cobra la cuenta. Creo
que debemos valorar el ahora y el mañana en la misma proporción y vivir bien al
encontrar una armonía entre ellos", indica.
- Practique ejercicio físico diariamente y consuma alimentos saludables;
- Cultive buenas y valiosas amistades;
- Practique buenas acciones;
- Evalúe las ventajas y desventajas de una situación antes de tomar actitudes impulsivas;
- Estimule el funcionamiento saludable del cerebro;
- Hacer oraciones;
- Cuando identifique alguna señal de comportamiento propenso a las dependencias, busque un médico. Cuanto más precoz sea el diagnóstico, indican los especialistas, más asertivo será el pronóstico.
Fuente: Revista SER Espírita; año 4, edición 21; págs. 34-35.
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