Buenas noches,
Los últimos dos
últimos sábados hemos dedicado nuestro estudio para la introducción a las Leyes
Naturales, principalmente centrándonos en las leyes morales, leyes más difíciles
de poner en práctica.
Las Leyes
Naturales serán reveladas según nuestro grado adelantamiento y desarrollo de todas
nuestras potencialidades. Esas revelaciones son dados a través de espíritus algo
más adelantados, preparados para desarrollar esas nuevas ideas, de acuerdo con
el momento evolutivo de nuestro planeta. De nada serviría que la energía nuclear
fuera revelada antes de haber sido revelado el átomo.
A igual de las
leyes físicas, que son revelados a la humanidad según su evolución, las leyes
morales fueran revelados por Jesús y vienen sido desarrolladas los últimos 100
años con más fuerza a través de la psicología, psiquiatría y epigenética.
Habrá falso profetas,
por cierto, nuestra atención debe estar en su superioridad virtuosa que en su
orgullo en revelar el hecho. Aunque pueda haber orgullo también podemos
aprovechar las revelaciones. Según nuestro nivel evolutivo, tendremos espíritus
avanzados proporcionalmente.
Podemos estar más
atentos aún si sufrimos o somos felices, es la revelación de estar contra la
marea de las Leyes Naturales. Ellas son por si misma el equilibrio y la
perfección.
Las Leyes Morales
están intrínsecamente vinculadas a las Leyes Físicas, la diferencia es su grado
de complejidad al ponerlas en práctica. Una vez revelada una ley física necesitamos
esfuerzo para aprender, comprenderla, pero, en seguida, ya podemos aplicarla en
nuestro día a día. Ya las leyes morales, por su profundidad psicológica, se
necesita tiempo para comprender y ponerlas en práctica.
Las leyes morales
que expresa el Espiritismo, son las siguientes:
·
Leyes
de Adoración,
·
Ley
de Trabajo,
·
Ley
de reproducción,
·
Ley
de Conservación
·
Ley
de Destrucción,
·
Ley
de Sociedad,
·
Ley
de Progreso,
·
Ley
de Igualdad,
·
Ley
de Libertad,
· Ley
de Justicia, amor y caridad; la más importante, por ser la que permite al
hombre adelantar más en la vida espiritual, visto que resume a todas las otras.
Esas leyes van
mucho más allá de su comprensión física, las estudiaremos los próximos meses a
fin de entender nuestra propia evolución, de su propio entendimiento.
Las leyes
naturales son eternas, inmutables, infalibles, que abarcan los más variables
planos evolutivos de la vida, de acuerdo con las diferentes categorías de los
mundos. Como se sabe, las leyes naturales se dividen en leyes físicas y leyes
morales.
Las primeras
establecen la disciplina entre los fenómenos de la materia en sus diversos
estados y son estudiadas por la ciencia.
Las segundas
rigen las relaciones de la criatura con sus semejantes y demás seres de la
naturaleza.
El conocimiento
de la Ley Natural es dado a la Humanidad de una manera gradual pero constante,
a través de Espíritus que, en carácter de filósofos o benefactores humanos,
reencarnan en la categoría de auténticos catalizadores de ideas y pensamientos,
para promover las reformas en los diversos campos del conocimiento.
Los Espíritus que
aportan esos valores al seno de la sociedad, son llamados reveladores de la Ley
Natural.
El mayor y más
perfecto revelador que descendió a nuestro planeta fue Jesús. La doctrina de
que Él vino imbuido es altamente moralizadora y muestra al hombre los caminos
que debe seguir para la conquista de la verdadera felicidad.
En todas las
épocas de la humanidad han existido reveladores de la Ley Divina, en los
diversos campos del conocimiento humano. A continuación citaremos algunos,
tratando de dar ejemplo de la bondad y misericordia de Dios, que nunca nos dejó
a merced de nuestras imperfecciones.
En el antiguo
Egipto, cerca de Menfis, entre los años 2980 y 2950 a.c., vivió un erudito
egipcio llamado Imhotep. “Imhotep es notable por haber sido el primer ejemplo histórico
conocido por el hombre de los que hoy llámanos científicos, Y ningún otro se
conoce a lo largo de los dos siglos que siguieron.”
Imhotep habría sido el arquitecto constructor de
la pirámide escalonada o Sakkara, que es la más antigua de Egipto.
Probablemente fue médico; “… los médicos egipcios gozaban de gran prestigio, ya
que su ciencia los colocaba casi en igualdad de condiciones con los dioses.”
Tal era el poder de cura de Imhotep, que los griegos lo equiparaban al de su
dios de la Medicina.
Tales de
Mileto, filósofo griego
que vivió entre el año 624 y el 546 a.c., fue considerado, por los griegos,
«(…) como el fundador de la ciencia, de la matemática y de la filosofía
griegas, acreditándole la paternidad de la mayor parte del saber…»
Pitágoras, otro griego, vivió en el período del 582
al 497 a.c., «(…) fue filósofo, astronauta, matemático. En todas esas
actividades presentó siempre ideas nuevas, claras, originales. Fue el primero
en afirmar que la Tierra era esférica, el primero en descubrir que la armonía
universal también podía ser expresada por medio de números, el primero en
descubrir la relación entre la extensión de las cuerdas musicales y la altura
del sonido.»
Sócrates, filósofo griego, vivió en Atenas entre los
años 470 y 399 a.c., «Tuvo una vida noble como las verdades que enseñaba. Nunca
hubo quien lo encontrase en un error, una falla o una contradicción.(…)» (05)
Este hombre quien todos consideraban el más sabio de los griegos («Bien, si soy
el más sabio es simplemente porque sé que nada sé»), fue condenado a pesar de
su inocencia debido a las acusaciones de traición y corrupción que se
levantaron contra él por todas partes, estimuladas por la envidia de sus
compatriotas. Para nosotros, espíritas, Sócrates fue uno de los precursores del
Cristianismo.
En la era
cristiana, entre los años
130 y 200 d.c., vivió Galeno, médico griego, que por sus conocimientos es
conocido como el «padre de la anatomía». El creador de la aritmética, el
matemático árabe Muhammad Ibumusa Al Khwarizmi, nacido en el año 780 d.c.
revolucionó el arte de calcular. En 1473 nace en Forum el gran Nicolás
Copérnico que «(…) arribó a la peligrosa conclusión de que la Tierra no era el
centro del universo (…).» Esto casi lo llevó a la muerte, por parte de los
señores de la iglesia católica.
Cerca de
Nápoles, en la ciudad de
Nola, llega a nuestro mundo físico en el año 1548 d.c., el filósofo Giordano
Bruno, condenado y muerto por la Inquisición, por defender las ideas de que el
espacio es infinito y que la Tierra se mueve, entre otras.
Avanzando en el
tiempo, en 1791 d.c., nace en Charleston, Estados Unidos, Samuel Finlet
Breese Morse, que se destacó por la invención del telégrafo, inaugurando de
esta manera el campo de las comunicaciones modernas.
Charles Robert
Darwin, naturalista
inglés, que vivió entre 1809 y 1882, causó gran impacto en la Biología con su
«Teoría de los Orígenes de las Especies» y realizó estudios sobre los orígenes
del hombre.
Antes de que
avancemos en el tiempo, es importante recordar la presencia en nuestro planeta
de los genios de las artes, sobre todo de la pintura, la escultura y la música.
¿Quién puede olvidar el papel desempeñado por un Rafael de Sandio, un Leonardo
da Vinci o por un Mozart, entre tantos que vinieron hasta nosotros?
Si en el siglo
XIX la Ciencia sufre un gran impulso, principalmente por los trabajos de
Pasteur, Robert Kooh y Lister –que abrieron una nueva era en el combate contra
las infecciones-, las ideas filosóficas reciben una severa conmoción con la
Codificación Espírita, elaborada por Allan Kardec, que contiene las enseñanzas
recibidas de los Espíritus Superiores.
El mundo recibe
el imparto del renacimiento del Cristianismo y a partir de aquel momento, la
humanidad confundida, alarmada, crédula o incrédula, nunca más sería la misma.
Debido a esa
correlación existente entre las enseñanzas de Jesús y las dictadas por los
Espíritus que orientaron a Allan Kardec en la Codificación Espírita, no es en
vano que se dice que el Espiritismo es el Cristianismo redivivo; y si por un
lado Jesús dijo que el mayor mandamiento es el de «amor a Dios y al prójimo» y
la Doctrina Espírita afirma que «fuera de la caridad no hay salvación», por
otro nos muestra que nadie podrá titularse Espírita si primeramente no fuera
cristiano.
¡Nos vemos el 2019!
Un abrazo fraternal
CEADS
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