Sócrates y Platón: precursores de la Doctrina Espírita
Todas las
ideas importantes y fundamentales tienen su prehistoria; los grandes
movimientos de la humanidad han tenido sus precursores y sus antecedentes
históricos. La Doctrina Espírita no podía ser la excepción y, como lo expresó
Allan Kardec en su obra introductoria “El Espiritismo
En Su Más Simple
Expresión”, «El Espiritismo no es un
descubrimiento moderno, los hechos y principios sobre los cuales reposa se
pierden en la noche de los tiempos, pues se encuentran vestigios de ellos en
las creencias de todos los pueblos, en todas las religiones, en la mayoría de
todos los escritos sagrados y profanos».
En El Evangelio Según El Espiritismo – Introducción, Punto IV- Kardec aborda el
tema «Sócrates y Platón, Precursores de la Idea Cristiana y del Espiritismo» y
resume en catorce puntos la doctrina de estos dos filósofos griegos sobre el
tema del espíritu, su naturaleza, sus estados, sus condiciones y sus relaciones
con el cuerpo físico y con el mundo material. Haciendo un intento por resumir
estas enseñanzas mencionadas por el Codificador, encontramos que Sócrates y
Platón ya promulgaban los siguientes principios espirituales:
Preexistencia, sobrevivencia e
inmortalidad del espíritu.
Distinción e independencia entre el
principio espiritual y el principio material.
El hombre
es un espíritu encarnado.
Existencia
del mundo espiritual.
La
reencarnación y las vidas sucesivas.
Condicionamiento y limitación de las facultades
del espíritu a causa del cuerpo físico.
Intuición
y reminiscencia de la vida espiritual y de los conocimientos adquiridos.
La
desencarnación, la turbación y la
erraticidad del espíritu.
Expansión
de las facultades en el espíritu
desencarnado.
Diversidad de estados y condiciones de
los espíritus en el mundo espiritual.
Diversidad de grados de desmaterialización de los espíritus desencarnados.
Conservación de las condiciones, ideas, tendencias, afectos y pasiones de los
espíritus en la dimensión espiritual.
Diversidad de planos y regiones espirituales.
Los
espíritus guías y protectores.
El cuerpo
fluídico en los desencarnados.
La
comunicabilidad de los espíritus a través
de la mediumnidad y los sueños.
La
justicia Divina y la ley de causa y efecto.
Transitoriedad de la vida material y
necesidad de cuidar el espíritu.
La vida
como preparación para la muerte.
Necesidad
del cultivo de las virtudes: caridad, indulgencia, tolerancia, justicia y
perdón.
Necesidad
del desapego de los bienes materiales.
El
reencuentro y las relaciones de los
espíritus en la dimensión espiritual.
Por los
frutos se conoce el árbol.
Vale más
recibir una injusticia que cometerla.
En El Espiritismo En Su Más Simple Expresión,
Kardec agrega : «La doctrina misma que
los espíritus enseñan hoy, nada tiene de nueva; se la encuentra de manera
fragmentaria en la mayoría de los filósofos de la India, de Egipto y de Grecia
y toda entera en la enseñanza de Cristo». Estas afirmaciones nos indican
que el Codificador era poseedor de una gran cultura histórica y que realizó una
extensa y exhaustiva investigación bibliográfica en la búsqueda de los
antecedentes históricos de los principios que conforman hoy la Doctrina
Espírita.
Se sabe que
Sócrates (470-399 a.C.), al igual que Cristo, no escribió nada y que lo que
sabemos de ellos se debe a los escritos que dejaron sus respectivos discípulos,
-Platón en el caso de Sócrates y los evangelistas en el caso de Jesús. Platón (427-347
a.C.) fue discípulo y apologista de Sócrates, así como propagador de sus ideas.
Llegó a escribir unos 30 «Diálogos», que en el campo de la cultura filosófica
se clasifican así:
1. Diálogos Socráticos o de juventud
2. Diálogos de transición
3. Diálogos de madurez
4. Diálogos de vejez
Muchas de
las enseñanzas de Sócrates y Platón que Kardec menciona en El Evangelio Según
el Espiritismo están contenidas en el Fedón. Sin embargo, podemos encontrar una
gran cantidad de principios, ideas y enseñanzas filosóficas, morales y sociales
esparcidas en otros diálogos de Platón como en Fedro, Teeteto (Teetetes) y
Banquete, que en sentido amplio, son precursores de los principios y enseñanzas
fundamentales que hoy constituyen la Doctrina Espírita. Es conveniente anotar
también que no todas las enseñanzas
filosóficas y morales de Sócrates y Platón corresponden o equivalen a las
enseñanzas espíritas y que al respecto hay que asumir una posición prudente.
Tal es el caso de la noción de la Metempsicosis: «Las almas que solo han amado la injusticia, la tiranía y las rapiñas,
van a animar los cuerpos de lobos, de gavilanes, de halcones»; Sobre las
almas de los hombres virtuosos Platón afirmó: «Porque es probable que sus almas entren en cuerpos de animales
pacíficos y dulces, como las abejas, las avispas, las hormigas; o que vuelvan a
ocupar cuerpos humanos para formar hombres de bien» (Fedón). En Fedro
afirma: «El alma de un hombre puede
animar una bestia salvaje y el alma de una bestia animar un hombre, con tal que
éste haya sido hombre en una existencia anterior». Igualmente en Fedro dice
que «el alma no tiene principio ni fin»
y conjeturaba que «un ser inmortal es el formado
por la reunión de un alma y de un cuerpo unidos de toda eternidad».
A pesar de
algunas diferencias, se puede afirmar que en términos generales - y en muchos
puntos específicos, tal como lo estableció Allan Kardec- encontramos una gran
correspondencia entre los fundamentos espirituales de ambas doctrinas. Bien
valdría la pena realizar, si acaso ya no se ha hecho, una exhaustiva
investigación bibliográfica en todos los 30 Diálogos de Platón, con el fin de seguir
hallando relaciones entre las ideas de Sócrates y Platón, y la Doctrina
Espírita, para establecer con claridad las concordancias y diferencias entre
estos dos cuerpos doctrinarios que en su momento han marcado derroteros fundamentales
para la marcha espiritual, moral y social de la humanidad.
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