Mi reino no es de este mundo (Janaina Minelli) ¡Qué escena tan fuerte la que nos narra el evangelio de Juan, cuando Poncio Pilato, oficial del Imperio Romano de la provincia de Judea, interroga a Jesús preguntándole, ¿Eres tú el rey de los judíos? Poncio era prefecto de Herodes, rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea. Quería escuchar de los labios de un hombre de aspecto humilde, que recibiera malos tratos físicos, aquello que confirmaría o le liberaría de las acusaciones hechas contra él por los sacerdotes judíos. El prefecto no era simpático a los sacerdotes, pero ¿qué sabía él de los reyes? Que eran hombres poderosos, ricos, prepotentes, despiadados y autoritarios. La majestad del Maestro, cuyas bases son la armonía con la ley cósmica de amor, no le debe haber impresionado a primera vista, pero la voz de Jesús seguramente le confundió. Le informó el Maestro que su reino no era de este mundo, convocando la conciencia del prefecto a elevarse por encima de la realidad material.