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lunes, 23 de diciembre de 2019

Visión Espírita | Año 10 | nº 42

¡Extra, extra!

Aquí tenemos nuestra edición de final de año de Visión Espírita



¡Felices Fiestas!

Evolución del concepto de Espíritu

Por Álvaro Velez Pareja
Cartagena, Colombia.


Toda idea, todo concepto, toda noción tiene su prehistoria; así mismo, los principios y fundamentos de la Doctrina Espírita la han tenido; estos han venido desarrollándose y evolucionando a través de los tiempos y de las distintas civilizaciones, razón por la cual es relativamente fácil encontrar sus vestigios en muchos escritos, discursos, creencias, dogmas y enseñanzas de la antigüedad. Las nociones sobre Dios, el espíritu, el universo, la muerte, la supervivencia del alma, la vida futura, la moral, etc., aparecen en unas ocasiones vagas, veladas, más o menos claras en algunos casos; con el paso del tiempo se han ido redefiniendo y clarificando en concordancia con el desarrollo y evolución del pensamiento y la ciencia, hasta adquirir formas y expresiones más racionales, claras y objetivas como hoy las encontramos haciendo parte de la Doctrina Espírita.


Concepto de Espíritu en diversos contextos

Veamos algunos significados de “espíritu” tomados de la web:
-“Entidad abstracta tradicionalmente considerada la parte inmaterial que, junto con el cuerpo o parte material, constituye el ser humano; se le atribuye la capacidad de sentir y pensar. Persona considerada sólo desde la perspectiva emocional e intelectiva”.
-“El espíritu es la gracia que un Dios o un ser superior da al hombre para diferenciarse del resto de los animales. Alma racional donde reside el pensamiento, la espiritualidad y la comunión”.
-“En el ámbito de la religión, el espíritu es una entidad no corpórea (es decir, que no tiene cuerpo o manifestación corporal). Un ser espiritual puede ser un ángel, un fantasma, etc.”

Si consultamos el significado de “espíritu” en algunos diccionarios, referidos a distintos contextos teológicos, filosóficos y antropológicos, se puede establecer el siguiente resumen:
1) Soplo, soplo vital, soplo de Dios, aliento, hálito, exhalación.
2) Animo, vigor, esfuerzo, energía, vigor natural, vivacidad, humor, gracia.
3) Virtud, carácter, carácter íntimo, tendencia.
4) Moral, conciencia, juicio.
5) Ánima, genio, demonio.
6) Pensamiento, razón, raciocinio, sabiduría, idea, reflexión, inventiva, agudeza, ingenio.
7) Esencia, substancia, principio, principio generador, principio vital, forma viviente inmaterial, substancia inmaterial.
8) Inteligencia, principio inteligente, alma, alma racional, psiquis.
9) Otros significados filosóficos: Hegel: idea, idea absoluta, ser universal, espíritu subjetivo, espíritu objetivo, espíritu absoluto. Idealistas alemanes: realidad opuesta a la materia, manera de ser del hombre como ser histórico. V. Cousin: yo interior profundo. Klages: realidad opuesta al alma. Sprager: conjunto de objetivaciones de la vida individual. Scheler: conjunto de actos superiores centrados en la unidad dinámica de la persona. Hartmann: parte del ser por la cual penetran los valores y zona de contacto de la humano con lo ideal.


"Espíritu" según Escoláticos y Tomistas

José Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía (1994, pp.1100 – 1104) analiza extensamente el concepto de espíritu empleado en el vocabulario escolástico, especialmente en algunos autores tomistas quienes conceptualizan al espíritu como substancia, forma viviente inmaterial o substancia inmaterial. Para ellos es una realidad “espiritual” que posee independencia intrínseca de la materia en cuanto a su ser y dependencia extrínseca de la misma.


Espíritu y Alma

Entre los conceptos de espíritu y alma se han establecido semejanzas, diferencias y hasta oposiciones que han sido motivo de extensas consideraciones y discusiones entre teólogos, filósofos, antropólogos, sociólogos y psicólogos; Algunos igualan las dos nociones, otros les señalan distinciones y hasta oposiciones. Autores contemporáneos como Jasper, Scheler, Ortega y Gasset y Noltenius distinguen entre espíritu y alma concibiendo al primero como sede de los actos racionales y al segundo como sede de los actos afectivos y emotivos. Otros autores consideran ambos términos como sinónimos debido a que se atribuyen al espíritu características esenciales y facultades atribuidas tradicionalmente al alma y viceversa, de lo cual se han originado tesis similares. A través de la historia se ha visto casos de pensadores que han preferido el término “alma”, llegando a evitar completamente el de “espíritu”; también se encuentran muchos casos en que se conceptualiza al espíritu como “principio pensante” y al alma como “principio vivificante”.


Concepto de Alma en Tomás de Aquino

Tomás de Aquino, “siguiendo a autores antiguos” emplea el vocablo “ánima” para designar al principio vital y “ánimus” para referirse al principio inteligente en el hombre. El autor prefería emplear el término “alma” en sus escritos. Veamos el siguiente resumen:
-El alma es creada por Dios; es inmortal e individual.
-El alma es la forma substancial del cuerpo. Está toda en todo el cuerpo y en cada parte de éste.
-El alma es el principio del ser y de la acción.
-El hombre es un compuesto de alma y cuerpo; es unidad psicosomática.
-El alma racional ordena y se une al cuerpo siendo su forma substancial y único principio vital.
-“El hombre está compuesto de cuerpo y de alma a la manera que se constituye una tercera cosa a partir de otras dos, la cual no es ninguna de éstas. El hombre, por tanto, ni es alma ni es cuerpo” (El Ente y la Esencia).
-“Resulta del alma y del cuerpo una sola existencia en un solo compuesto, aunque la existencia del alma no sea dependiente del cuerpo”. (Ibíd.).
-“No es necesario empero, que, una vez destruido el cuerpo, desaparezca la individuación del alma”. (Ibíd.).
-“Por ello, el alma intelectual no solo ha de tener la facultad de entender, sino también la de sentir”. (Suma Teológica).


Alma en las obras de Allan Kardec

Sin pretensiones de poseer la verdad absoluta ni definitiva, la Doctrina Espírita nos presenta la definición más clara de lo que es el alma, en la condición de espíritu encarnado. En la Introducción de El Libro de los Espíritus encontramos que Kardec expresa: que “el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte”. “Ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo”.  (L.E. Introducción).

Así mismo, en el ítem 76 de esta obra dice: “¿Qué definición puede darse de los espíritus?” -«Puede decirse que los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material». (L.E. Cap. I).

De esta forma, en la Doctrina Espírita los términos alma y espíritu son sinónimos, según su estado como encarnado o desencarnado. Veamos:
L.E. 134. ¿Qué es el alma?    -«Un espíritu encarnado».
-¿Qué era el alma antes de unirse al cuerpo?   -«Espíritu».
-¿Las almas y los espíritus son, pues, una misma cosa?  -«Sí, puesto que las almas no son más que espíritus. Antes de unirse al cuerpo, el alma es uno de los seres inteligentes que pueblan el mundo invisible, y que toman temporalmente una envoltura carnal para purificarse e ilustrarse».

A lo largo de todo el capítulo I de El Libro de los Espíritus (De Los Espíritus, ítems 76 a 99), encontramos muchas informaciones transmitidas por los Espíritus Superiores a Allan Kardec, constituyendo, hasta el momento, las nociones más claras, objetivas y completas sobre el origen, naturaleza y acción de los espíritus. Como sabemos, estas informaciones y explicaciones se desarrollan ampliamente a lo largo de todos los libros de la Codificación Espírita, complementadas posteriormente por algunos autores continuadores de Kardec en su misma línea de pensamiento y por determinadas obras acreditadas de la extensa literatura mediúmnica.

Las larvas mentales y la importancia de orar y vigilar


Por Dr. Marcelo Cury



Recientemente, en nuestro grupo de estudios de la AME-MS, estudiando las obras de André Luiz, nos ha llamado la atención el análisis de “formas pensamientos” y sus aspectos negativos, las llamadas “larvas mentales”, y la posibilidad terapéutica que este conocimiento nos puede traer.

André Luiz, en sus excursiones de aprendizaje por la costra terrestre, en compañía de sus instructores, muchas veces se ha sorprendido al observar aquello que él describe como corpúsculos negros con movilidad, fieras microscópicas, seres oscuros, bacilos psíquicos, entre otras denominaciones que utiliza para referirse a estas manifestaciones.

La primera descripción aparece en el capítulo treintaitrés del libro Nuestro Hogar, con la presencia de animales como parte de un grupo de socorristas, los Samaritanos, como una caravana de rescate en las regiones del umbral. Entre perros y mulas, se destaca la presencia de aves llamadas "ibis viajeras", que son responsables de devorar las "formas mentales odiosas y perversas" presentes en la atmósfera.

Más tarde, en Los Mensajeros, André avista sobre las vías públicas de Rio de Janeiro, “nubes de sombras y grandes núcleos parduzcos o completamente oscuros”. Aniceto, su mentor, aclara: “Son zonas de materia mental inferior, materia que es expelida incesantemente por cierta clase de personas”. Y además, dice que tal materia mental, una vez expelida, pasa a tener vida propia, afectando a los hombres que tienen afinidad con tales vibraciones.

En el capítulo dieciocho de la misma obra, el trabajador Alfredo se refiere al tema, diciendo: “Reducido número de hombres y mujeres continúa cultivando la espiritualidad superior. Es natural, por lo tanto, que se intensifiquen a lo largo de la costra, espesas nubes de residuos mentales de los encarnados que no están vigilantes, multiplicando las tormentas destruidoras.

Sin embargo, es en su tercer libro, Misioneros de la Luz, donde podemos encontrar más detalles sobre tales observaciones. En el capítulo tres, titulado Desarrollo Mediúmnico, André Luiz describe la condición de tres médiums afectados por larvas mentales creadas por ellos mismos, debido a la desviación del pensamiento y de la conducta moral. El primer caso, trata de un joven que presenta un comportamiento sexual degradante. El autor observa aluviones de corpúsculos negros invadiendo sus órganos sexuales, destruyendo y alimentándose de sus células reproductivas. El segundo, envuelto por la adicción al alcohol, albergaba a lo largo de las venas del hígado “pequeñitas figuras espeluznantes” que luchaban con los elementos sanguíneos y “larvas destruidoras” que exterminaban sus células hepáticas. El último caso, describe una señora aficionada a la glotonería. André describe en su sistema digestivo, corpúsculos semejantes a feroces babosas que se agrupaban en grandes colonias y atacaban los jugos nutritivos de su tracto intestinal.

El autor aclara además, de qué manera somos responsables por tales creaciones: “La cólera, la intemperancia, los desvaríos sexuales, las adicciones de todo tipo forman creaciones inferiores que afectan profundamente la vida íntima. Casi siempre, el cuerpo enfermo denota una mente enferma.

“Las acciones producen efectos, los sentimientos generan creaciones, los pensamientos dan origen a formas y consecuencias de infinitas expresiones.
Debido a que cada Espíritu representa un universo en sí, cada uno de nosotros es responsable por la emisión de las fuerzas que liberamos en las corrientes de la vida. La ira, la desesperación, el odio y el vicio, proporcional el terreno para gérmenes psíquicos peligrosos en la esfera del alma. Tal como ocurre en el campo de las dolencias del cuerpo, el contagio aquí es un hecho consumado, a partir del momento que la imprudencia o la necesidad de pelea establezca un ambiente propicio entre compañeros del mismo nivel”.
En el capítulo doce del libro Obreros de la Vida Eterna, una joven colaboradora de la Casa Transitoria Fabiano de Cristo, llamada Irene, explica: “…los pensamientos ejercen un contagio poderoso…”.
Finalmente, André Luiz agrega que las desviaciones morales, responsables de la creación de estos corpúsculos inferiores, hace que los encarnados atraigan a compañeros desencarnados afines a sus conductas inapropiadas y éstos se alimentan de las energías vitales presentes en esas larvas, dando origen a dolorosos cuadros de obsesión.
Para comprender mejor la influencia del pensamiento en el mecanismo de la vida, es necesario entender que éste es una manifestación de los sentimientos y emociones del espíritu. Partiendo del principio de que la trinidad universal está compuesta de Dios, Espíritu y Materia, y el pensamiento no puede ser el mismo Dios o el Espíritu, el pensamiento tiene que ser Materia. Materia mental. Pero una materia aún imponderable para nuestros sentidos y para la tecnología actual. O si prefieren, la energía mental, pues Einstein ya ha demostrado que lo que diferencia la energía de la materia es solo su velocidad de vibración.
De modo que, el pensamiento se asemeja a una energía electromagnética que después de emitirse, impregna el ambiente y la psicosfera o aura del emisor. Esta energía o forma mental será atraída o repelida hacia aquél que se identifique con su sintonía vibratoria.
En el capítulo ocho del libro Pensamiento y Vida, el bienhechor Emmanuel destaca: “…también en la vida ordinaria, el alma resuena con las corrientes mentales en las que respiran las almas que se asemejan a ella. Asimilamos los pensamiento de aquellos que piensan igual que nosotros. Pues sintiendo, mentalizando, hablando o actuando, nos ponemos en sintonía con las emociones e ideas de todas las personas, encarnadas o desencarnadas, de nuestro nivel de simpatía. En todo momento estamos atrayendo o repeliendo recursos mentales que se suman a los nuestros, fortificándonos para bien o para mal, según la dirección que elijamos”.
Las formas mentales que producimos no son, necesariamente, nocivas. Pueden ser muy beneficiosas según el sentimiento o acción que las generó. Los sentimientos elevados, los patrones morales correctos y las actitudes de amor y caridad emiten energías constructivas, como cuando hacemos una oración sincera.
De ahí la importancia de Orar y Vigilar. Somos los responsables de las corrientes mentales que creamos y con las cuales nos asociamos. Somos creadores de enfermedades o curaciones, según con qué sintonicemos. Las formas mentales inferiores o larvas, en un primer momento, producen trastornos en el cuerpo periespiritual y más tarde se manifiestan en el cuerpo físico, causando lo que llamamos enfermedades.
Curiosamente, André Luiz nos informa que gran parte de las emisiones mentales inferiores generadas por la humanidad diariamente, se desintegran a través de la luz solar, y que la oración es uno de los mejores remedios contra estas emisiones. Sin embargo, no sirve de nada eliminarlas en un instante para luego volver a producirlas. El remedio, en tal caso, es una reforma íntima sincera y duradera, el equilibrio de actuar y pensar correctamente y el cultivo de las buenas obras. Dejemos las puertas y las ventanas de nuestras casas abiertas diariamente a la luz solar y nuestros corazones abiertos a la luz divina para iluminar nuestros sentimientos y pensamientos. De esa manera, hagamos nuestra parte, emitiendo y recibiendo la energía más pura del Universo, que es el Amor.
A través de esta información, podemos comprender que la energía electromagnética mental es parte de la materia y está sujeta a nuestra interferencia. Puede que la mayoría de nosotros no controle los impulsos más profundos generados en nuestro ser esencial, pero ya somos capaces de elegir el rumbo de nuestros pensamientos. Podemos elegir la dirección que daremos a estos pensamientos, podemos direccionarlos para el bien, podemos elegir conversaciones saludables y programas de televisión o mensajes de Internet que alimentarán nuestras formas de pensamiento positivas. Podemos, incluso, evitar el contagio con pensamientos tóxicos que nos envuelven y evitarlos.
Debemos recordar que el proceso de la enfermedad del cuerpo físico a menudo puede estar asociado a las larvas mentales y en un futuro cercano, podremos intervenir erradicando físicamente este tipo de materia. Las futuras terapias deben incluir la eliminación de larvas mentales y el tratamiento de la obsesión en gran parte de los pacientes portadores de dolencias físicas. De momento, podemos prestar atención a la calidad y el enfoque de nuestros pensamientos, educar la mente, participar de conferencias educativas, además de la terapia espírita, pases y agua fluidificada. Con tales medidas, podremos prevenir los trastornos del cuerpo físico y del alma. 

La Génesis: Capítulo IX: La Revolución del Globo


Por Mónica Dias


Dando seguimiento al trabajo que venimos desarrollando, según el libro, los periodos geológicos marcan fases del aspecto general del globo y a excepción del periodo diluviano, que lleva impreso un cambio súbito, los demás fueron lentos y suaves, sin transiciones bruscas. Sucedieron también las perturbaciones locales (como el fuego y el agua), cambiando el aspecto de determinadas regiones.




Edad de las montañas

Conforme a la referida lectura, lo que dicta la edad de las montañas no son el número de años de existencia de estas, sino el periodo en que se formaron (su “longevidad relativa”). Hay montañas no muy elevadas que son más antiguas (como, por ejemplo, las de la Costa de Oro Francesa). Los levantamientos debieron ocasionar grandes perturbaciones locales e inundaciones.


El Diluvio Bíblico (el gran diluvio asiático)

Según la obra, el Diluvio no puede ponerse en duda. Para apoyar la opinión de que este fenómeno verdaderamente ocurrió, se conoce la existencia de un mar interior que, en épocas pasadas, se extendía desde el Mar Negro hasta el Océano Boreal, lo que es corroborado por observaciones geológicas.
Hubo una inundación en Mesopotamia y en toda región habitada por los pueblos hebreos. Pero como los hombres en aquella época, sólo conocían una zona muy limitada de la superficie del globo, decían que la inundación había ocurrido “en todo el mundo”.
La obra sigue exponiendo que el diluvio sería posterior a la aparición del hombre sobre la Tierra y que cuando se habla de hombres y animales antediluvianos, se hace referencia al Primer Cataclismo.



Revoluciones periódicas

Según los escritos, la Tierra sufre un fenómeno cada 25 mil años aproximadamente, que es conocido como la “precesión de los equinoccios”. Dicho fenómeno es, en palabras del autor, un balanceo circular que conlleva como consecuencia un cambio en la inclinación del globo.
El equinoccio es “el momento en que el Sol, pasando de un hemisferio al otro, se halla perpendicular sobre el ecuador, lo que ocurre 2 veces al año, hacia el 21/03 y 22/09”. Pero, como consecuencia de un cambio gradual de la oblicuidad del eje, el momento preciso se adelanta algunos minutos cada año, por ello el nombre de “precesión”. Continúa diciendo que las consecuencias de este movimiento aún no pudieron ser determinadas con precisión. Pero cita algunas consideraciones sobre ello, tales como:

a)    El calentamiento y el enfriamiento de los polos, del que se concluye que los polos no estarán condenados a la esterilidad perpetua y

b)    El desplazamiento gradual del mar que en algunos lugares invade poco a poco tierras y se retira en otros para volver a abandonarlas. Una verdadera marea universal. Sigue informando que el desplazamiento del mar es un hecho demostrado por la experiencia y 
atestiguado por numerosos ejemplos en todos los puntos del globo.



Cataclismos futuros

En línea con la obra, el periodo de las grandes conmociones terrestres, como las erupciones volcánicas y la invasión del mar en grandes términos, ya se acabó. También hoy se sabe que los cometas no ofrecen peligro y que son más bien fuentes de prosperidad que de desgracias, por su clara naturaleza fluida. Además, se sabe también que la posibilidad de la Tierra de encontrarse con otro planeta sería un fenómeno muy complicado por la invariabilidad de las leyes que presiden los movimientos de los cuerpos celestes. La Tierra vive hoy un periodo de estabilidad y obviamente tendrá un final, pero de él no serán testigos los habitantes actuales. Y finaliza diciendo que las grandes perturbaciones que vivirá el globo serán de orden moral y social, hasta que la humanidad ponga verdaderamente en práctica las leyes divinas.


Crecimiento o disminución del volumen de la Tierra

Según el libro, la suma de moléculas que componen el conjunto de sus partes solidas, liquidas o gaseosas es indudablemente la misma desde su origen y dice también que, la más mínima modificación en la constitución de la atmósfera conllevaría forzosamente la destrucción de los habitantes actuales, aunque también crearía nuevas razas sujetas a otras condiciones. Siendo así, no habría por tanto ni crecimiento ni disminución sino una transformación perpetua.

Dice que, según una opinión, los mundos se agotarán al envejecer y tenderán a disolverse, para servir de elementos de formación a otros globos. Y finaliza con una cita de Galileo, que reza “Sólo el espíritu, que no es materia, es indestructible”.

Mediumnidad - influencia espírita

Por Flavia Roggerio


Anteriormente comentamos los diferentes mundos y los Espíritus que habitan en cada uno de ellos. También hablamos de la erraticidad, que es el estado o condición en la cual los Espíritus desencarnados permanecen durante el intervalo de sus diversas existencias corporales. Así como en el mundo corpóreo, la erraticidad está llena de Espíritus que se agrupan por simpatías y vibraciones en común y forman centros de convivencia. En las obras de Chico Xavier estos centros fueron llamados “Colonias Espirituales”. Otros espíritus siguen por el espacio en misiones de ayuda ya con la conciencia de su estado o, en otros casos, en la ignorancia de su condición actual. Estos Espíritus ejercen gran influencia en las ocurrencias de la vida. Esta interferencia puede ser oculta o claramente percibida. Puede ser buena o mala, breve o duradera. No es nada milagroso o sobrenatural.

Imaginamos erróneamente que la acción de los Espíritus sólo se debe manifestar por fenómenos extraordinarios, que nos vienen a ayudar por medio de milagros o armados de una varita mágica. No funciona así. Su intervención ocurre de manera muy natural como podría ser por ejemplo el encuentro de dos personas que piensan que se cruzaron al acaso, la inspiración/idea que nos llega de pasar por un determinado lugar, o tener nuestra atención dirigida a algún punto específico de la calle, etc., de tal modo que nosotros creeremos que lo hacemos por nuestro propio impulso, por nuestro libre albedrío.

Para admitir la influencia de los Espíritus es necesario aceptar la idea de que ellos existen y que sobreviven a la muerte del cuerpo físico. La duda relativa a la existencia de los Espíritus tiene como causa principal la ignorancia acerca de su verdadera naturaleza. Sea cual sea la idea que alguien se haga de los Espíritus, la creencia en ellos se basa en la existencia de un principio inteligente fuera de la materia. La influencia de los Espíritus es ocurrencia común, garantizada por los principios de la sintonía mental, pues “(…) es el mundo mental que se procesa la génesis de todos los trabajos de comunión de espíritu a espíritu.”, enseña Emmanuel. Sin embargo, antes de ser establecida la sintonía entre dos mentes, ocurren los procesos de afinidad intelectual o moral, o ambas, pues “el hombre permanece envuelto en largo océano de pensamientos, nutriéndose de substancia mental, en gran proporción. Toda criatura absorbe, sin darse cuenta, la influencia ajena en los recursos imponderables que le equilibran la existencia …. y más”, añade el benefactor. 

La  mente en cualquier plano emite y recibe, da y recoge, renovándose constantemente para el alto destino que le compete alcanzar. Estamos asimilando corrientes mentales de manera permanente. De modo imperceptible “ingerimos pensamientos” a cada instante, proyectando alrededor de nuestra individualidad las fuerzas que apreciamos en nosotros mismos. (…) Somos afectados por las vibraciones de paisajes, personas y cosas que nos cercan. Si nosotros confiamos en las impresiones ajenas de enfermedades y amarguras, en seguida se nos altera el “tono mental”, y nos inclina a la franca receptividad de molestias indefinibles. Si nos devotamos a la convivencia con personas operosas y dinámicas, encontramos valioso sustentáculo a nuestros propósitos de trabajo y realización. Los Espíritus ven todo lo que nosotros hacemos, porque nos rodean sin cesar, pero cada Espíritu no ve más que las cosas en que fija su atención porque no se ocupa de las que le son indiferentes.

Los Espíritus pueden conocer nuestros más recónditos pensamientos, a menudo conocen hasta aquellos que quisierámos ocultar a nosotros mismos. Ellos influyen en los hombres tanto en pensamiento como en acciones. Se dice que cuando un pensamiento es sugerido viene a ser como una voz que nos habla. Los pensamientos propios son en general los del primer instante. Por lo demás no es muy interesante esa distinción. Con frecuencia no nos es útil conocerla. Podemos distinguir si un pensamiento que nos es sugerido procede de un Espíritu bueno o malo cuando evaluamos este pensamiento. Los Espíritus buenos sólo el bien aconsejan. A nosotros nos cabe distinguir. Un bello ejemplo de cómo el mundo espiritual se comunica y nos influencia fue el anuncio del Ángel Gabriel a María de Nazaret sobre la concepción de Jesús.
Tenemos pensamientos propios y otros que nos son sugeridos. Nuestra alma es un Espíritu que piensa. Ya sabemos que, con frecuencia, tenemos a la vez varios pensamientos sobre un mismo punto y a menudo muy contradictorios entre sí. Pues bien, siempre tenemos mezclados los propios y los nuestros. Esto es lo que nos hace andar inciertos porque tenemos dos ideas que se contradicen.


Mediumnidad

Mediumnidad es el conjunto de facultades que permiten al ser humano comunicarse con el mundo espiritual. Es inherente al hombre de modo que no constituye un privilegio exclusivo y son pocos los que no poseen algún rudimento de ella. Por consiguiente, podemos decir que todas las personas poco más o menos son médiums. La palabra médium viene del latín médium, medio, e indica precisamente el medio o puente por el cual los Espíritus pueden comunicarse con los hombres. Es por medio de estas facultades que podemos sentir, oír o incluso ver a los Espíritus.


Ángel Guardián

Hay Espíritus que se unen particularmente a un individuo para protegerle, como el llamado hermano espiritual al que vulgarmente llamamos Espíritu bueno o buen genio. Lo que debe entenderse por ángel guardián o ángel de la guarda es que es un Espíritu protector de un orden elevado. Su misión es la de un padre respecto a sus hijos, llevarlos por el buen camino, ayudarlos con sus consejos, consolarlos en sus aflicciones y sostenerlos en las pruebas de la vida. Está unido a nosotros desde el nacimiento hasta la muerte y a menudo aún después de ésta durante muchas existencias corporales, porque no son más que fases breves comparadas con la vida del Espíritu.

Los Espíritus buenos que nos acompañan pueden ser de tres tipos:
Protectores. Son ángeles guardianes con la misión de acompañar al hombre en la vida y ayudarlo a progresar.
Familiares. Son buenos, pero a veces poco adelantados y se unen al hombre por lazos más o menos duraderos.
Simpáticos. Espíritus que son atraídos por afectos particulares, semejanza de gustos y sentimientos.

El mal genio es un Espíritu imperfecto o perverso que se une al hombre con la mira de alejarle del bien, pero obra por voluntad propia y no por misión. El hombre siempre es libre de escuchar su voz o de rechazarla. Podríamos aplicar al mundo espiritual el dicho de la Tierra “Dime con quien andas y te diré quién eres” ya que nuestros pensamientos y actos pueden atraer este o aquel Espíritu a nuestro lado.

“Vigilad y Orad” dijo Jesus.


domingo, 6 de octubre de 2019

Visión Espírita | Año 10 | nº 41

Aquí tenemos nuestra 41ª edición de VE!

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Espiritualidad y la tercera edad

Por Fernando Lora Gómez

“Envejecer es como escalar una gran montaña: por un momento perdemos el aliento, pero el panorama que podemos disfrutar es grandioso, la perspectiva más amplia, más tranquila”. Ingrid Bergman (1915-1982).

El envejecimiento, es un término general que, según el contexto en que aparezca, puede referirse a un fenómeno fisiológico, de comportamiento, social o cronológico. Los jóvenes e incluso los ancianos tienden a pensar que la vejez está relacionada con la tristeza y la decadencia, pero en la realidad no sucede así.

El envejecimiento constituye una característica fácilmente identificable en un grupo humano. En cierto sentido refleja su grado de desarrollo social. Por consiguiente, su estudio será una herramienta que puede aportar interesantes y valiosos resultados para mejorar el trabajo y brindar un mejor apoyo a los ancianos.

En el proceso de envejecimiento sano y constructivo, la espiritualidad personal, sus valores y sus consecuencias en el diario vivir aporta invaluables factores positivos a las personas que las testimonian íntimamente. Sin embargo, en el campo científico se hace matización de estos conceptos.

La religión y la espiritualidad son conceptos similares, pero no idénticos.

La religión suele considerarse un término más institucionalizado, estructurado y que abarca actividades más tradicionales, rituales y prácticas. La espiritualidad se refiere a lo intangible y lo inmaterial y, en consecuencia, puede considerarse un término más general, no asociado con un grupo o una organización en particular. Puede relacionarse con los sentimientos, las creencias, las experiencias y las conductas asociadas con el espíritu o la búsqueda de lo sagrado.

La religión tradicional implica presencia y responsabilidad, mientras que la espiritualidad tiene menos requisitos. Las personas pueden rechazar la religión tradicional, pero considerarse espirituales. En los Estados Unidos, > 90% de los adultos mayores se considera a sí mismo religioso o espiritual y entre el 6 y el 10% son ateos y no buscan un significado a través de la religión o una vida espiritual.

El psicólogo Peter Ubel, ha llevado a cabo diversos estudios sobre este tema, descubriendo que la gente es a menudo sorprendentemente feliz, incluso en condiciones muy desfavorables, lo que sugiere una adaptabilidad a los problemas médicos o de otra índole.

La gente suele creer que la felicidad depende de nuestras circunstancias, y que, si algo bueno ocurre, eso la garantizará a largo plazo, mientras que, si sucede algo malo, la felicidad terminará. Sin embargo, la felicidad sucede gracias a nuestros recursos emocionales subyacentes, que suelen aumentar según vamos cumpliendo años. Con la edad, aprendemos a manejarnos mejor con las idas y venidas de la vida, por lo que, en la vejez, somos capaces de sentirnos más felices a pesar de que, objetivamente, hayamos entrado en la decadencia física.

Según declaraciones del profesor Ubel en el comunicado de la Universidad de Michigan, el secreto para que seamos más felices en la vejez es muy sencillo: los tropiezos en la vida nos hacen más sabios, lo que provoca generalmente una mejoría en nuestras emociones. El proceso de envejecer no es necesariamente un apacible retiro de la vida a disfrutar de los logros alcanzados en espera de una pacífica muerte, ni tampoco una lucha por mantenerse vigente en un mundo de jóvenes. Pero puede serlo.

El envejecimiento no está preestablecido. Es una etapa y proceso de desarrollo más en la vida. Y a pesar de los hitos normativos más o menos comunes, como la jubilación, la llegada de nietos, o bisnietos, cierta disminución de las redes sociales, la muerte de amigos o de la pareja, etc., hay tantas formas de envejecer como estilos de vida.

Como en cualquier otra etapa del desarrollo, en la vejez hay alegrías y penas, conflictos y soluciones, conquistas y derrotas. Hasta ahora los psicólogos hemos entrado mayormente en el terreno de los conflictos, las penas y las derrotas, buscando naturalmente aliviar el sufrimiento. Pero la psicología positiva está haciendo un llamado a considerar también los aspectos positivos, sanadores y enriquecedores, junto con, no en lugar de, los aspectos más negativos. En este ánimo de equilibrar la mirada, es que se ha querido abordar el tema de la espiritualidad y del envejecimiento en este trabajo. Considerando que la espiritualidad es una dimensión humana como cualquier otra, necesaria de considerar si es que está presente en la vida de la persona que demanda ayuda, y que el envejecimiento es una parte de la vida que vale la pena vivir bien. Muchas características se han encontrados asociadas a envejecer bien, óptimo y con gracia. Gratitud, perdón y alegría. Cuidar a otros, integridad, esperanza en la vida, disfrutar de la vida, sentido del humor, tolerancia, cuidarse, aceptar las propias limitaciones, contacto e intimidad (Vaillant, 2002). Las mismas características ayudarían a vivir bien casi cualquier etapa de la vida. Pero no necesariamente pueden desarrollarse en cualquier otra etapa de la vida. La madurez que permite el paso del tiempo aun cuando no las desarrolla por sí sola, sí contribuye o permite hacerlo.

Los hallazgos acerca de los beneficios de la espiritualidad en la tercera edad son contradictorios. Vaillant (2002) encuentra que en la vejez ni se produce un aumento de la espiritualidad, ni es favorecida la forma de envejecer con la espiritualidad. Para este autor, son las relaciones interpersonales, los vínculos, informales, familiares y sociales, los que favorecen un envejecimiento exitoso. Sin embargo, otros autores han encontrado beneficios de la espiritualidad en la salud, alivio del estrés de la hospitalización, salud mental, bienestar, enfrentamiento a la muerte, etc.

Un autor en particular desarrolla una teoría (Tornstam, 2003; 2005) que considera una forma distinta de envejecer y que no había sido considerada. En esta teoría, de la gerotrascendencia, un aspecto central del envejecimiento es la espiritualidad, pues encuentra en los adultos mayores una nueva comprensión acerca de cuestiones existenciales fundamentales; un sentimiento de comunión cósmica con el espíritu del universo, una redefinición del tiempo, del espacio, de la vida y la muerte, y una redefinición de sí mismo y su relación con otros.

La búsqueda de las respuestas esenciales de la vida: ¿por qué vivimos?, ¿por qué sufrimos?, ¿qué significa la muerte?, etc. Y la vivencia personal de la unión con lo Divino y con el entorno, el prójimo, propician una serenidad y resiliencia ante los desafíos de la vida que dan fortaleza y propósito a la existencia, al sufrimiento y a la muerte.
Esto propicia una serie de beneficios invaluables para un envejecimiento exitoso.


Beneficio 

La religión se correlaciona con una mejoría de la salud física y mental y las personas religiosas pueden proponer que la intervención de Dios facilita estos beneficios. Sin embargo, los especialistas no pudieron determinar si la participación en una religión contribuye a la salud o si las personas atraídas a los grupos religiosos son más saludables tanto en términos psicológicos como físicos. Si es que puede considerarse que la religión resulta útil, aún no pudo definirse la causa de estos beneficios (pueden ser las creencias religiosas propiamente dichas u otros factores). Se propusieron varios de estos factores (p. ej., beneficios psicológicos, estimulación a realizar prácticas saludables, apoyo social). Sin embargo, otras revisiones recientes sugieren que muchas enfermedades físicas o mentales pueden mejorar con la ayuda de la religiosidad / espiritualidad a través del afrontamiento, un mejor manejo del dolor, mejores resultados quirúrgicos, prevención de la depresión y un menor riesgo de abuso de sustancias o suicidio.


Beneficios psicológicos 

La religión puede proporcionar los siguientes beneficios psicológicos:

- Una actitud positiva y esperanzada hacia la vida y la enfermedad, asociada con resultados más favorables y tasas de mortalidad más bajas

- Sentido de significado y de propósito en la vida, que afecta las conductas relacionadas con la salud y las relaciones sociales y familiares

- Mayor capacidad para adaptarse a las enfermedades y las discapacidades


Muchos ancianos informan que la religión es el factor más importante a la hora de aceptar los problemas físicos y las tensiones de la vida (p. ej., la disminución de los recursos financieros, la pérdida de un esposo o una pareja). En un estudio, > 90% de los pacientes mayores depositó su confianza en la religión, al menos en forma moderada, para aceptar problemas de salud y circunstancias sociales complejas. Por ejemplo, una actitud positiva y esperanzada hacia el futuro ayuda a las personas con problemas físicos a permanecer motivados respecto de su recuperación.

Las personas que emplean mecanismos de adaptación religiosos tienen menos probabilidades de experimentar depresión y ansiedad en comparación con los que no lo hacen; esta asociación inversa es más intensa en personas con discapacidades físicas graves. Incluso la percepción de la discapacidad parece alterarse en función del grado de religiosidad. Entre las mujeres ancianas con fractura de cadera, las más religiosas tuvieron una menor tasa de depresión y pudieron caminar mejor al salir del hospital en comparación con mujeres menos religiosas. Las personas religiosas también tienden a recuperarse de la depresión con mayor rapidez.


Prácticas que promueven la salud 

En los ancianos, el compromiso activo con una comunidad religiosa se correlaciona con un mantenimiento más óptimo del funcionamiento físico y la salud, por muchos factores que les vinculan con la comunidad y sobre todo con la vivencia intima de que no vivimos solos y al caso, estamos interligados con una fuerza espiritual mayor y transcendente.


Beneficios sociales

Las creencias y las prácticas religiosas a menudo fomentan la creación de redes comunitarias y de apoyo social. El mayor contacto social en este grupo etario aumenta la probabilidad de detectar las enfermedades en forma temprana y de que estos individuos cumplan los tratamientos, dado que los miembros de la comunidad interactúan con ellos y les preguntan acerca de su salud y el cuidado médico. Las personas ancianas que forman parte de este tipo de redes comunitarias tienen menos probabilidades de descuidarse a sí mismos.


Cuidadores 

La fe religiosa también beneficia a los cuidadores. En un estudio que evaluó a cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer o cáncer terminal, los que tenían creencias religiosas personales fuertes y numerosos contactos sociales pudieron soportar mejor las tensiones de la tarea durante un período de 2 años.


Efectos nocivos 

La religión no siempre es beneficiosa para los ancianos. La devoción religiosa puede provocar la culpa excesiva, la inflexibilidad y la ansiedad. Los pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos o bipolares, esquizofrenia o psicosis pueden experimentar preocupaciones o ilusiones relacionadas con la religión.

Algunos grupos religiosos desalientan el cuidado de la salud física y mental, como terapias que pueden salvar la vida de los pacientes (transfusiones de sangre, tratamiento de infecciones potencialmente letales, insulinoterapia) y pueden sustituirlas por rituales religiosos (p. ej., orar, entonar cánticos, prender velas). Algunos grupos religiosos más rígidos pueden aislar y alejar a las personas de edad avanzada de miembros de la familia no participantes y de la comunidad social más amplia.


Papel del profesional sanitario 

Conocer las creencias y prácticas religiosas de los pacientes ancianos puede ayudar a los profesionales sanitarios, porque estas creencias pueden afectar la salud mental y física del paciente.

La indagación acerca de estos aspectos religiosos durante una consulta médica resulta apropiado en ciertas circunstancias, como:

- Cuando los pacientes están muy enfermos, en situaciones de tensión significativa o cercanas a la muerte, y piden o sugieren hablar con un profesional acerca de estos aspectos religiosos.

- Cuando un paciente le dice a un médico que es religioso y que la religión lo ayuda a aceptar la enfermedad.

- Cuando las necesidades religiosas son evidentes y pueden afectar la salud del paciente o las conductas relacionadas con ella.

Los ancianos suelen tener necesidades espirituales específicas que pueden superponerse con sus necesidades psicológicas, pero no son necesariamente las mismas. La evaluación de las necesidades espirituales del paciente puede ayudar a movilizar los recursos necesarios (p. ej., asesoramiento espiritual o grupos de apoyo, participación en actividades religiosas, contactos sociales de miembros de una comunidad religiosa).


Antecedentes espirituales 

La indagación acerca de los antecedentes espirituales le hace saber al paciente mayor que el profesional sanitario está dispuesto a hablar sobre esos temas. Los profesionales pueden preguntarles a los pacientes si sus creencias espirituales constituyen una parte importante de sus vidas, la influencia de estas creencias sobre su cuidado personal, si forman parte de una comunidad religiosa o espiritual y cómo le gustaría al paciente que el profesional de la salud maneje sus necesidades espirituales.


Derivación a la institución religiosa 

Muchos miembros de una institución religiosa proporcionan asesoramiento a personas ancianas en sus hogares o en el hospital, a menudo sin cargo. Numerosos pacientes ancianos prefieren este tipo de asesoramiento al de un profesional de la salud mental, porque alcanzan mayor satisfacción con los resultados y porque creen que este tipo de asesoramiento no se asocia con el estigma que circunda a la atención mental. Sin embargo, muchos miembros de instituciones religiosas de la comunidad no están preparados para el asesoramiento relacionado con la salud mental y pueden no advertir cuando un paciente mayor necesita ayuda profesional. En cambio, los miembros de una comunidad religiosa que ayudan a pacientes hospitalizados tienen un amplio entrenamiento en las necesidades mentales, sociales y espirituales de los ancianos. En consecuencia, la inclusión de estos religiosos que trabajan en los hospitales en el equipo de salud puede ser beneficiosa. Estos pueden acortar la brecha entre la atención hospitalaria y la comunitaria a través de la comunicación con el personal religioso que trabaja en la comunidad. Por ejemplo, cuando un paciente deja el hospital, el religioso encargado de él en el hospital puede llamar al personal religioso de la comunidad a la que concurre el paciente, de manera que los equipos de sostén de la comunidad religiosa del paciente puedan movilizarse para colaborar durante la convalecencia (p. ej., ayuda en el mantenimiento del hogar, las comidas o el transporte, visita al paciente o al cuidador).


Un cambio de perspectiva 

El incremento de la población de la tercera edad presupone un incremento del grado de dependencia y cuidado de muchas personas, con un impacto social y económico significativo. La contribución de la psicología positiva ha sido significativa en el abordaje del envejecimiento, y en especial el Dr. Lars Tornstam, sociólogo sueco, ha abierto un nuevo campo de observación del fenómeno desde otra perspectiva y ha acuñado el término gerotrascendencia, al que describe como "un cambio desde una visión materialista y racional del mundo a una más cósmica y trascendente, normalmente acompañada de un aumento de la satisfacción con la vida."

Desde el punto de vista de la gerotrascendencia, superar estos inconvenientes está en manos de cada uno de nosotros: si seguimos esforzándonos en comprender y vivir intensamente el mundo que habitamos, contaremos con una fuerza interior para coexistir más y mejor, sin convertirnos en carga para nadie. Al mantenernos física, social, emocional e intelectualmente activos, no dejaremos espacio para la autocompasión, la decadencia y la senectud prematura.

Es imperativo superar las perspectivas clásicas que pretenden asociar el envejecimiento solamente con limitaciones y enfermedades, tanto físicas como mentales; disminución de la capacidad para socializar e interactuar; desprendimiento patológico de cosas y personas; discontinuidad en nuestros estilos de vida; confinación en un miserable y sombrío rincón de la sociedad. Debemos interiorizar que, al final del día, los principios de alto desempeño, productividad, efectividad e independencia del individuo prevalecen, pero en una forma diferente.


Sabiduría del adulto mayor con envejecimiento positivo

El proceso y consideraciones para convertirnos en personas gerotrascendentes incluyen emular las actitudes y conductas de aquellos que han encontrado el significado y la sabiduría del adulto mayor: evadir la vida solitaria, pero ser muy selectivos en cuanto a nuestras relaciones sociales; fortalecer nuestros sentimientos, interés y curiosidad respecto a generaciones anteriores; minimizar las interacciones sociales innecesarias o superficiales; cuidar nuestro cuerpo y apariencia sin obsesionarnos al respecto; disminuir nuestra inclinación por lo material, dándonos tiempo para meditar; procurarnos espacio personal y permitirnos momentos de soledad positiva; darnos permiso para redefinir el tiempo, el espacio, la vida y la muerte.

Para Lars Tornstam, comprender los principios y alcance de la gerotrascendencia es como recurrir a un nuevo par de lentes que nos permite ver el mundo de manera diferente, así como ayudar a edificarlo aún más atractivo de cómo lo encontramos. Si esto significa vivir más y mejor. ¿Vale la pena el cambio?

Concluimos que existe evidencia suficiente de que las personas mayores con creencias religiosas que desarrollan la espiritualidad al máximo tienen una mejor calidad de vida, desde el punto de vista físico, mental y social, y que el médico debe usar estas herramientas para evaluar a estos pacientes.

Sin embargo, es importante percatarnos que la espiritualidad, la actitud y los cambios en la forma de encarar la vida son estrictamente personales e intransferibles, es una conquista espiritual de cada uno, el papel que quienes acompañan el proceso: hijos, familiares, amigos, médicos, enfermeras, cuidadoras, trabajadores sociales, etc. es estimularlos a seguir hacia delante y que vale la pena vivir y aprender de las limitaciones y enfermedades que nos toquen, que a través de esta óptica redefinir y valorar nuestras vidas, y “el panorama que podemos disfrutar es grandioso, la perspectiva más amplia, más tranquila” Ingrid Bergman.

Como nuestro punto de vista es espiritualista, creemos valido añadir aquí estas reflexiones en la siguiente oración:

Señor, enséñame a envejecer como cristiano. 
Convénceme de que no son injustos conmigo; 
Los que me quitan responsabilidades; Los que no piden mi opinión; 
Los que llaman a otro que ocupe mi puesto. 

Quítame el orgullo de mi experiencia pasada 
Y el sentimiento de que soy indispensable. 
Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás, 
Contribuyendo con mi alegría al entusiasmo 
De los que ahora tienen responsabilidades. 
Y que acepte mí salida de los campos de actividad, 
como acepto con sencilla naturalidad la puesta del Sol. 

Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila 
caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado. 
Concédeme que mire con gratitud 
Hacia el destino feliz que me tienes preparado, 
¡Señor, ayúdame a envejecer así! 

José Laguna Menor.


Bibliografía

- Espiritualidad en la Tercera Edad, Cecilia San Martin Peterson, Universidad de la Frontera, Temuco, Chile.
- Saude da Alma, # 4, Pesquisa en salud y espiritualidad, Giancarlo Luchetti, página 52.
- Religión y Espiritualidad en los ancianos, Daniel Kaplan, PhD, LICSW; Bárbara Beskman, DSW, PhD.
- La tercera edad, “Vereda familiar” de Raúl Texeira.

El Espiritismo como filosofía intelectiva y vivencial

Por Alvaro Vélez Pareja

Usualmente expresamos que el Espiritismo es una doctrina de tres aspectos: científico, filosófico y moral; podríamos definir, en términos generales, en qué consiste su aspecto científico y moral, pero a veces encontramos cierta dificultad en expresar y explicar qué sería la filosofía espírita, cuál sería su definición, su objeto y sus elementos fundamentales. 

Sin adentrarnos en mayores complicaciones filosóficas, podemos decir que la filosofía espírita nos habla, con relativo alcance, de los porqués de todo cuanto somos y nos rodea, aproximándonos desde la perspectiva espiritual a los grandes temas y problemas de la filosofía universal, a saber: Dios, el hombre, el alma, el universo, la vida y la muerte, el bien y el mal, la conducta humana y otros semejantes, tratando de responder al tradicional “de dónde venimos, porqué estamos aquí y hacia dónde vamos”. A lo largo de la historia centenares de autores, sistemas y escuelas desfilaron en el escenario del mundo intentando dar respuesta a todos esos interrogantes, creyendo cada uno tener la razón y la última palabra, llegando incluso a enfrentamientos, ejecuciones y guerras debido al fanatismo y la intolerancia de las partes. Así mismo muchas fueron las definiciones diferentes y hasta divergentes sobre lo que es la filosofía en sí, según los criterios de cada uno, intentando en algunas ocasiones llegar a un mínimo consenso. 

Con la publicación de El Libro de los Espíritus el 18 de abril de 1857 por Allan Kardec, así como los demás libros de la Codificación, empezó a delinearse y configurarse para el mundo la Filosofía Espírita que vendría a explicar, desde una perspectiva espiritualista nueva, objetiva y racional, los grandes temas de la filosofía universal, con una propuesta diferente, novedosa, revolucionaria y desprovista de las complejidades lingüísticas, academicistas y epistemológicas acostumbradas en la filosofía tradicional, intentando explicar, desde un horizonte inmortalista y trascendental qué somos, de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacia dónde vamos. De esta manera, la filosofía espírita presenta al mundo una propuesta explicativa, esclarecedora, orientadora y consoladora, especialmente sobre Dios, el alma o espíritu, el universo, la vida y la muerte, la vida futura, la evolución, la ley de causa y efecto, la reencarnación, la moral, el bien y el mal, el tiempo, la historia, la sociedad, la felicidad y muchos otros. 

Desafortunadamente los prejuicios científicos, filosóficos, religiosos y sociales, especialmente frente al fenómeno mediúmnico, en buena medida han dado al traste con la propuesta espírita, asumiendo posturas de desprecio, ignorancia, descrédito, ridiculización y ataques frontales, queriendo reducir la Doctrina Espírita, por desconocimiento o por interés, a una “prohibida y peligrosa” evocación de “muertos” y “manifestaciones fantasmales”, muy lejos de la realidad, desconociendo la importancia y trascendencia de la nueva propuesta científica, filosófica, social y moral que presentaba el Espiritismo en aquellos tiempos, así como en la actualidad. 

Debemos reconocer que el mundo de hoy sigue viendo con recelo al Espiritismo, ya sea por desconocimiento o por intereses creados, mas para nosotros la Filosofía Espírita revelada desde la dimensión espiritual por espíritus superiores y sistematizada por el insigne pedagogo francés Hipólito León Denizard Rivail, más conocido como Allan Kardec, es todo un conjunto racional y armónico de enseñanzas fundamentales, como filosofía de vida que inspira, ilumina y orienta nuestro quehacer y nuestro rumbo hacia mejores estados de conciencia, de ubicación y de realización en el sentido personal, familiar y social, comprometiéndonos a trabajar por un mundo mejor. 

Muchas doctrinas y sistemas filosóficos del pasado se dirigieron a satisfacer el intelecto; otras, de corte moralista se encaminaron a normativizar desde afuera la conducta; no faltaron los sistemas pesimistas y nihilistas que solo conducían a la angustia existencial, dejando un vacío en el alma o no resolviendo los grandes problemas humanos. Quienes conocemos la Doctrina Espírita y procuramos seguir sus lineamientos como filosofía intelectiva y vivencial encontramos que nunca antes otra filosofía nos esclareció tanto ni colmó nuestras expectativas personales y sociales como hoy lo hace el Espiritismo bien comprendido, sentido y aplicado.

Criminales arrepentidos

Por Silver Chiquero


Verger (asesino del arzobispo de París). 

El 3 de enero de 1857, monseñor Sibour, al salir de la iglesia, fue herido mortalmente por un joven sacerdote llamado Verger. El culpable fue condenado a muerte y ejecutado el 30 de ese mismo mes de enero. Hasta el último momento no demostró ningún pesar, arrepentimiento, ni sensibilidad. 

Evocado el mismo día de su ejecución, dijo: “Sigo aprisionado por mi cuerpo. Tengo miedo…, no estoy muerto… Hice mal en matar, pero fui empujado por mi carácter, que no podía sufrir humillaciones. Tendría demasiado miedo si le viera, temería que hiciese lo mismo conmigo. ¿Acaso son ustedes siempre señores de sus emociones? … No sé dónde estoy… me siento trastornado… intranquilo… alucinado… Esperen! Tengo miedo… no me atrevo a rezar”. El grupo mediúmnico reza unido al espíritu de Verger, quien reconoce que la misericordia de Dios es grande, que la misericordia de Dios es infinita y que siempre lo ha creído. “Me parece oír una voz que se parece a la suya y que me dice: “No te deseo ningún mal…” ¡Pero es un efecto de mi imaginación! Estoy loco. Lo digo porque veo mi propio cuerpo en un lado y la cabeza en otro… Sin embargo me parece que vivo, creo estar en el espacio, entre la Tierra y lo que se llama cielo… Siento aún la fría cuchilla cayendo sobre mi cuello… Pero es el miedo que tengo de morir… Me parece que veo cierto número de espíritus alrededor mío… Me miran compasivamente…, me hablan…, pero no les comprendo”. “Sólo temo al que ha sido herido por mí. Estoy en la vaguedad… Me parece estar soñando…” 

Evocado tres días después: “Sé que no soy de este mundo. Me apena lo que he hecho. Hay una serie de existencias que nos brindan los conocimientos útiles para lograr nuestra perfección. Siento el remordimiento por lo que hecho y por ello sufro. Soy castigado porque reconozco mi falta. Ahora sé que no debemos acortar los días de vida de nuestros hermanos. Me dejé dominar por el orgullo y los celos. Debemos hacer siempre esfuerzos para dominar las malas pasiones. Siento miedo… como una especie de vergüenza por ser asesino”. ¿Deseas reencarnar en la Tierra? “Sí, lo pido, pues deseo verme constantemente expuesto a que me maten y sentir temor por ello”. 

Bien, hablamos de un caso de muerte violenta, con separación brusca del alma, que deja aturdido y confundido, sin saberse si vivo o muerto. La visión del asesinado es proporcionalmente permitida o evitada en función de la necesidad de excitar el remordimiento, llegando a extremos de sentirse incesantemente perseguidos por la visión de sus víctimas. Se agrava si ni siquiera en el momento de su muerte, se siente arrepentido. 

¿Representa todo ello la condenación eterna? ¡No! Porque el arrepentimiento se acepta en cualquier momento. En el caso de Verger, apenas haber dejado la Tierra, el arrepentimiento penetró en su alma, repudió su pasado y pidió sinceramente a Dios el poder repararlo. El arrepentimiento puede llegar según el grado de exceso de sufrimiento, o sino de manera más sutil, puede llegar según el grado de reproche de la conciencia. El momento en que llega el arrepentimiento sincero es directamente proporcional a la prolongación de la pena, por tanto, cuanto más temprano nos arrepintamos de nuestras faltas menos deberemos prolongar las penas con que resarcir a nuestras víctimas. Como sabemos la conciencia siempre opera, aunque depende de nosotros mismos prestar atención y obedecerla para avanzar en nuestro perfeccionamiento espiritual. 

Por otro lado, el grado del progreso moral conquistado frente a situaciones comprometidas, pivota sobre la rapidez en el cambio a sentimientos mejores, como el que no necesita más que una circunstancia favorable para manifestarse. Quien persiste en el mal durante mayor o menor tiempo es un espíritu más atrasado; donde predomina el instinto material que ahoga el bien, lo que provocará afrontar muchas más pruebas para corregirnos.