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domingo, 17 de junio de 2012

Sólo sé que no sé nada


Hola familia,

Ayer Tayna nos brindó con una bella conferencia sobre Sócrates. Ella decía que en realidad no es una conferenciante, sólo es una enamorada de Sócrates y de sus ideas. Hay que ver la naturalidad y la seguridad con la que nos hablaba de temas filosóficos, tan bellos como elevados.

Todos teníamos curiosidad sobre el tema porque, pese a que la mayoría no tuviéramos conocimientos más que superficiales sobre el filósofo, su nombre nos es bastante familiar en el espiritismo. Son muchos los libros espíritas que citan a Sócrates. Sin ir más lejos, en el El Génesis, los espíritus nos afirman que la doctrina difundida por Sócrates y Platón presentaba con quinientos años de antelación la que nos traería Jesús. En el Librode los Espíritus, encontramos una introducción firmada por espíritus superiores, entre ellos Sócrates. En esta comunicación, nos afirman los emisarios de luz que el Libro de los Espíritus es una recopilación de elevadas enseñanzas. Nos dicen:

“Fue escrito [el Libro de los Espíritus] por orden y bajo el dictado de los Espíritus superiores para establecer los fundamentos de una filosofía racional, libre de los prejuicios del espíritu de sistema. Nada contiene que no sea la expresión de su pensamiento y que no haya sido sometido a su control. Sólo el orden y la distribución metódica de las materias, así como las notas y la forma de algunas partes de la redacción, son obra del que recibió la misión de publicarlo. Entre los Espíritus que concurrieron para la elaboración de esta obra, varios vivieron en épocas diversas en la Tierra, donde predicaron y practicaron la virtud y la sabiduría.”

Dicha comunicación la firman San Juan Evangelista, San Agustín, San Vicente de Paúl, San Luis, El Espíritu de Verdad, Sócrates, Platón, Fenelón, Franklin, Swedenborg, etc.

Por esto Sócrates era a la vez un nombre familiar para nosotros, pero también un desconocido. Gracias a la bella conferencia de Tayna ahora sabemos un poco más sobre este espíritu de tan gran elevación, uno de los filósofos más influyentes en el pensamiento occidental y universal. Sócrates nació en la antigua Grecia, más precisamente en Atenas, en el año 470 a.C. Como Jesús, Sócrates no escribió nada y fue el maestro de Platón, que a su vez fue el maestro de Aristóteles. Sócrates proponía que la verdad está dentro de uno mismo y el maestro no hace otra cosa que guiar el aprendiz en el descubrimiento de la verdad interior. Compartir esta visión del aprendizaje equivale a aceptar que no hay enseñanza impositiva o adoctrinamiento que pueda libertar a nadie de la ignorancia. El camino hacia la libertad  - entendida  como libertad de la ignorancia – pasa  necesariamente por el auto-conocimiento, un viaje hacia el interior de uno mismo.

La madre de Sócrates, Phainareté, era comadrona. Él decía que ella ayudaba las mujeres a parir personas, mientras él ayudaba los hombres a parir ideas. Estaba en contra del acumulo de conocimiento sin ninguna práctica y postulaba que el auto-conocimiento se alcanzaba a través de la superación del vicio, que lleva a la virtud, aliada a la alineación entre pensamiento y acción. El que quiera decirse seguidor de las ideas socráticas, y por supuesto del espiritismo, tendrá que vivir en armonía con las ideas y valores que profesa, además de empeñarse en la superación del vicio, marca indeleble de ignorancia. La ignorancia es por tanto sinónimo de imperfección, mientras que la libertad y la verdad son sinónimos de libertad y auto-conocimiento.
Nuestra conferenciante Tayna con su hija

Para guiar la gente hacia la libertad de la ignorancia Sócrates hacía muchas preguntas, algunas de las cuales él mismo no podía contestar. Lo importante para él era sacar a la gente de la certidumbre, un estado de conciencia tan peligroso como ilusorio, puesto que la máxima sabiduría reside en la humildad de la afirmación “sólo sé que no sé nada”. Sócrates llegó a la creencia en la reencarnación a través del racionamiento filosófico y su máxima preocupación era la formación moral del ciudadano. Defendía ideales de virtud, amor, justicia, verdad e igualdad. No cobró nunca por sus enseñanzas y no las compartía para vencer a sus opositores, sino para convencer al auditorio. Por todo ello, se le oponían los sofistas de la época, filósofos que se creían superiores a los demás por el conocimiento que poseían y que se batían en batallas dialécticas en público.

Sócrates murió en el año 399 a.C. Fue condenado por sus opositores a beber veneno. La acusación formal fue que pervertía a la juventud con sus ideas que trasgredían el orden social y por no creer en los dioses ancestrales. Cuando condenado, no temió a la muerte, porque había sido un justo durante toda su vida. Aceptando su condena sin miedo daba muestra de armonía entre sus acciones y su pensamiento. ¿Cuántas personas son capaces de ir hasta las últimas consecuencias por sus ideales? ¿Cuándo seremos capaces de vivir en armonía con los valores que profesamos? A la más mínima dificultad, muchos reaccionamos con rebeldía, orgullo herido o agresividad. Olvidamos rápidamente que las situaciones difíciles de la vida son fruto de nuestras propias acciones pretéritas; que la ofensa que recibimos nos ofrece la oportunidad de crecer en humildad; que el dolor nos educa para resistir a pruebas más duras en el futuro.

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Tayna nos introdujo a la vida y obra de este eminente espíritu y nos dejó con la promesa de que nos ofrecerá otra charla en la que profundizará en los puntos en común entre las doctrinas de Sócrates, Jesús y del espiritismo. Restamos a la espera y le damos muchas gracias a la compañera por el estudio tan lindo. Su amor por la filosofía nos ha inspirado a conocernos a nosotros mismos, buscando en la propia conciencia la verdad que liberta.

En el momento de las preguntas, naturalmente salió: “Cómo puedo conocerme a mí mismo?”. Tyana dijo “Con paciencia, sin prisa pero sin pausa”, pero Andrea nos aportó una idea que le habían sugerido años antes. Una profesora le había dicho que se olvidara de sus defectos e que hiciera una lista de sus fortalezas. Con esta lista en manos, debería escoger una única cualidad y dedicarse a desarrollarla más, a profundizar más aun en esta fortaleza personal. La idea es que no es que nos falte humildad, es que nos sobra orgullo… Sólo con potenciar nuestras cualidades naturalmente nos libertaremos de nuestras debilidades. Este ejercicio está en realidad en total armonía con lo que nos había contado Tayna sobre las ideas Socráticas. El filósofo se dio cuenta él solito que en general tenemos una auto-imagen muy superior a lo que realmente somos. Si creemos, por ejemplo, que la generosidad es una de nuestras fortalezas personales, seguro que podemos crecer mucho en generosidad; mientras tanto, vamos poco a poco limando el egoísmo… Es un ejercicio interesante, a ver si lo ponemos en la práctica como lo hubiera deseado Sócrates.
   
A todos os deseo una semana de trabajo y auto-descubrimiento. Que tengamos los corazones abiertos a las enseñanzas de los espíritus de luz, la mente permeable a sus pensamientos elevados y las manos preparadas para el servicio del bien.

Cariños de la hermana menor

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