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miércoles, 21 de septiembre de 2022

De las mesas giratorias y de los síntomas de la mediumnidad

El Libro de los Médiums, segunda parte, caps. II y III



David Santamaria




Inicia Allan Kardec el capítulo II comentando acerca del fenómeno de las mesas giratorias, algo que tanto llamó la atención a mediados del siglo XIX. Podemos conceptuar a las mesas giratorias como siendo un hecho real -pero, no exento, ni mucho menos, de conductas fraudulentas-, humilde y de muy largo alcance.


Un hecho real, porque se repetía en muchos lugares, con personas distintas y con diversos propósitos (aprendizaje, diversión, curiosidad…). Por ello no sería en absoluto aceptable pensar que todas aquellas experiencias podían ser debidas a un interés engañoso por parte de quienes las realizaban.


Un hecho muy humilde: una simple mesa que se movía. No es de extrañar que los Espíritus que dirigieron aquella invasión debidamente organizada optaran por un elemento tan cotidiano y que se encuentra en todos los lugares donde estamos los humanos: una simple mesa. Una estrategia sencilla y muy eficaz.


Un hecho de muy largo alcance. Ello se ve claramente en el crecimiento y rápida consolidación de la filosofía espírita en un lapso de muy pocos años. Ciertamente ello no ocurrió por casualidad, sino que debía estar perfectamente organizado en todos sus detalles por parte del equipo de Espíritus superiores que estaban al frente del proyecto. Fijémonos en un solo aspecto: la fulgurante adhesión que hubo a la filosofía presentada por Kardec. Pensamos que ello solamente podía ser debido a una numerosa encarnación, muy bien planificada, de Espíritus conscientes de la realidad espiritual y que, sin duda, vinieron a dar soporte a Kardec. Aquella multiplicación de simpatizantes del espiritismo era un respaldo incontestable e imprescindible para él, frente a los contradictores y adversarios de la naciente filosofía originada en la enseñanza de los Espíritus. Es cierto que la fuerza del espiritismo fue disminuyendo, agravado ello por los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX. Pero, a pesar de eso, el espiritismo sigue presente en nuestra humanidad, dando testimonio de la certeza de la vida después de la muerte. Y todo empezó con las humildes mesas giratorias.


Veamos algunas advertencias de Kardec, fruto de su gran experiencia (todos los resaltados son nuestros):


No hay ningún indicio de la facultad mediúmnica; sólo la experiencia puede darla a conocer. Cuando se desea hacer una experiencia en una reunión, simplemente se requiere que los participantes se sienten alrededor de la mesa y coloquen sobre ella las palmas de las manos, sin hacer presión ni esfuerzo muscular. Al principio, como se ignoraban las causas del fenómeno, se recomendaba tomar muchas precauciones, que con posterioridad se constató que eran absolutamente inútiles. Por ejemplo, la de alternar los sexos, o también la del contacto entre los dedos meñiques de las diferentes personas, para que se forme una cadena ininterrumpida. Esta última precaución parecía necesaria porque se creía en la acción de una especie de corriente eléctrica. Más adelante, la experiencia demostró su inutilidad. Las únicas prescripciones de rigurosa obligatoriedad son el recogimiento, un absoluto silencio y, sobre todo, la paciencia, en caso de que el efecto se demore. Es posible que se produzca en algunos minutos, como puede tardar media o una hora. Eso depende del poder mediúmnico de los copartícipes. (ítem 62)


Veamos algunos comentarios a esos textos resaltados:


Evidentemente la manera más directa de averiguar si alguien posee facultad mediúmnica es probarlo. Sin embargo, a lo largo de los años se ha considerado que algunas sensaciones podrían hacer pensar que una persona en concreto pudiera tener esa capacidad. Síntomas tales como:


-“Desdoblamientos espirituales”, aunque mejor denominarlos como emancipaciones conscientes, voluntarias o no, del alma

- Visiones 

- Audición de voces, mental o físicamente

- Percepción del aura

- Una especie de estremecimiento en el brazo y en la mano

- Somnolencia durante las reuniones mediúmnicas

- Ideas e impulsos extraños

- Entorpecimiento de ciertas partes del cuerpo

- Frío y rigidez en el transcurso de las sesiones

- Mareos, desmayos, vértigo



Es fácil darse cuenta de que algunos de estos síntomas pueden ser debidos a aspectos muy humanos y normales. Por ello hay que descartar siempre que la persona, que supuestamente pueda tener mediumnnidad, no presenta algún problema médico o algún comportamiento ilusorio o de autosugestión. El ejemplo más claro sería quien se duerme en el transcurso de la reunión mediúmnica, no porque sea médium sino por cansancio.


La autosugestión merece un comentario aparte. Hay personas que presentan un gran deseo de ser médiums, muchas veces sin comprender realmente lo que ello significa en cuanto a esfuerzo y dificultades. Tienen tantísima ilusión que acaban “sintiendo” muchos de esos síntomas antes enumerados, quedándose muy extrañados y frustrados cuando, al realizar pruebas mediúmnicas con ellos, no se obtiene ningún tipo de resultado. Por eso tenía tanta razón Kardec cuando decía que la única manera de saber si se es médium es probándolo. Sin embargo, si ese “médium sin mediumnidad” real se empeña en pensar y creer que sí que la tiene, podría ser que tuviera comunicaciones anímicas en las que expresará ideas propias, que probablemente no excederán los límites de sus conocimientos actuales; y todo ello desde el más absoluto convencimiento por su parte de que está realmente aportando mensajes de Espíritus. Esta situación se podría denominar como un proceso autoobsesivo.  Siempre hay que estar alerta ante estas posibilidades.


Menciona Kardec algunas precauciones que se tomaban al principio para favorecer las manifestaciones. Evidentemente no hay ninguna razón en intercalar las personas por razón de sexo o en tocarse los meñiques para favorecer la llamada “cadena magnética”; sino que, tal y como indica Kardec, son el recogimiento, el silencio y la paciencia los que favorecerán la producción del fenómeno. Podríamos añadir las buenas intenciones de cada quien, el orden, la confluencia de pensamientos, la armonía del grupo, la seriedad…, como siendo otros de los requisitos imprescindibles para la consecución de buenos resultados y para que eclosionen las mediumnidades de una forma natural y controlada, nunca forzada, por los peligros emocionales y psíquicos que ello puede comportar. A este respecto es bueno considerar este texto que nos legó Léon Denis:



La mediumnidad es una flor delicada que para crecer necesita atenciones y cuidados asiduos. Necesita método, paciencia, altas aspiraciones y nobles sentimientos. Necesita, especialmente, el tierno cuidado de un espíritu bueno que le envuelva en su amor y en sus fluidos estimulantes. Pero casi siempre queremos que produzca frutos prematuros y entonces se desvanece, se seca bajo el aliento de los espíritus atrasados.



No se puede expresar con más claridad. Hay que dar tiempo a que el médium se forme, adquiera confianza y participe bien “arropado” espiritualmente en las reuniones de un Centro Espírita. Sin embargo, siempre habrá quién tenga una aparición súbita y muy intensa de su capacidad mediúmnica. En esas ocasiones habrá que atender de inmediato a la persona que presenta esa situación mediúmnica concreta; pero, ofreciéndole, al mismo tiempo, la información necesaria para que conozca la teoría de la mediumnidad y las enseñanzas de la filosofía espírita. 


Por tanto, si hay mediumnidad evidente, esta debe ser atendida enseguida. Si se sospecha que puede haberla, hay que probar siempre, sin miedo, pero sin falsas expectativas.


Finalmente, tal vez la expresión “poder mediúmnico” pueda llevar a determinadas personas a suponer que la mediumnidad sea equiparable, por ejemplo, a la fortaleza física. Nada más lejos de la realidad. Para constatarlo sólo hay que recordar que uno de los más extraordinarios médiums de la historia, Francisco Cándido Xavier, no era un hércules precisamente, como igualmente ocurre con tantos otros médiums. Posiblemente sería más adecuado hablar de “capacidad mediúmnica”.


֎


En el capítulo III, se añade un elemento de capital importancia al tema de las mesas giratorias: la cuestión que se suscitó al obtener respuestas inteligentes a las preguntas que se les formulaban.


Para que una manifestación sea inteligente no es necesario que resulte elocuente, ingeniosa o erudita. Basta con que dé muestras de un acto libre y voluntario, a través del cual se exprese una intención o se refleje un pensamiento. Por cierto, cuando vemos una veleta agitada por el viento, estamos seguros de que sólo obedece a un impulso mecánico. Sin embargo, si reconociéramos en sus movimientos señales intencionales, si girase hacia la derecha o hacia la izquierda, con rapidez o lentitud, conforme a las órdenes que recibiera, estaríamos forzados a admitir, no que la veleta es inteligente, sino que obedece a una inteligencia. Lo mismo sucedió con la mesa. (ítem 66)


Aquí entra en juego ese axioma que Kardec repetía continuamente: Todo efecto inteligente tiene una causa inteligente. Por lo tanto, una vez demostrado, por la naturaleza de las respuestas, que detrás de ellas había una inteligencia que respondía directamente, solo faltaba saber quién era. Y esos “quienes” se identificaron como siendo Espíritus desencarnados. Ellos mismos recomendaron la utilización de elementos cada vez más ligeros: primero un lápiz atado a la pata de la mesa, más tarde mesas cada vez más pequeñas, cajas, cestas, tablillas…, hasta llegar a la mano del médium. En ese momento la comunicación pasó a ser totalmente fluida.


Entre “preguntar a una mesa” y “preguntar a un Espíritu”, que responde escribiendo a través del brazo y de la mano de un médium, hay un buen camino recorrido. 


Sin embargo, no se nos debería ocurrir bajo ningún concepto el despreciar o, mejor dicho, no apreciar suficientemente esos inicios. Ello debió representar un gran esfuerzo para los Espíritus que estaban empeñados en transmitir un mensaje claro, que llamara la atención y que demostrara la supervivencia del alma después de la muerte. Y a pesar de los fraudes reales e imaginarios, se constató palmariamente la realidad de los fenómenos. Si en centenares de reuniones se obtenían mensajes más o menos coherentes, pero jamás atribuibles a un objeto inerte, ello significaba que “alguien” estaba respondiendo. 


Históricamente se ha comprobado que por ese medio tan rudimentario como es la mesa se han podido obtener explicaciones de gran nivel, muy superiores a los conocimientos del médium y de los participantes. Por ello sólo queda una única posibilidad: quien habla o escribe es una persona como nosotros, pero sin cuerpo. No se comprende la actitud de quienes se empeñaron en buscar cualquier subterfugio para desacreditar aquellos sencillos, pero muy probatorios fenómenos. Aunque, muchas veces, un buen ejemplo, como el siguiente referido por Kardec en este capítulo, resalta muy bien la realidad:


En un buque de la marina imperial francesa, que cumplía una misión en los mares de la China, toda la tripulación, desde los marineros hasta el comandante, se ocupaba de hacer que las mesas hablaran. Tuvieron la idea de evocar al Espíritu de un teniente que había pertenecido a la unidad de ese mismo navío, y que había muerto dos años antes. El Espíritu acudió y, tras diversas comunicaciones que colmaron de asombro a todos los presentes, declaró lo siguiente, por medio de golpes: “Os ruego encarecidamente que os ocupéis de pagar al capitán la suma de... (indicaba la cantidad), que le debo, y decidle que lamento no haber podido restituírsela antes de mi muerte”. Nadie conocía el hecho. El capitán mismo había olvidado aquella deuda que, por otra parte, era insignificante. No obstante, al buscar entre sus cuentas, halló el registro de la deuda del teniente, cuyo monto era exactamente igual al que había mencionado el Espíritu. Ahora preguntamos: ¿del pensamiento de quién podía ser reflejo esa indicación? (ítem 70)


Verdaderamente se trata de una muy buena prueba ya que nadie conocía esa historia de la deuda del fallecido. La pregunta con la que termina Kardec la narración de este caso nos lleva, inmediatamente, a dar la respuesta más sencilla: ese mensaje era realmente de aquel Espíritu que había estado navegando en ese buque. 


viernes, 23 de octubre de 2015

Declaración - Entrevista con una suicida

Declaración - Entrevista con una suicida

Aquí está, amigo mío, la rápida entrevista con una suicida común que solicitaste al viejo periodista desencarnado. Sabrás tanto como yo, que no existen casos absolutamente iguales. Cada uno de nosotros es un mundo. Para nuestro esclarecimiento, sin embargo, debo decirte que se trata de una joven señora que, desde hace precisamente catorce años, dejó el cuerpo físico, por deliberación propia, ingiriendo insecticida.

Algunas aportaciones más, puesto que no podemos transformar el doloroso asunto en novela de gran porte: ella se envenenó en Río de Janeiro, a los treinta y dos años de edad, dejando al esposo y a un hijo pequeño en casa; no era una persona de cultura excepcional, desde el punto de vista intelectual, pero se caracterizaba, en la Tierra, por nobles calidades morales, joven tímida, honesta, laboriosa, de instrucción regular y extremadamente dedicada a los deberes de esposa y madre.

Pasemos, por lo tanto, a sus once preguntas y veamos las respuestas que nos dio ella y las que transcribo, integralmente:

¿Poseía la hermana alguna fe religiosa, que le diera convicción en la vida después de la muerte?

Seguía la fe religiosa, como sucede a mucha gente que acompaña a los demás en la manera de creer, en la misma situación con que se atiende a los caprichos de la moda. Para ser sincera, no admitía que fuese encontrar la vida aquí, como la veo, tan llena de problemas o, quizás, más llena de problemas que mi existencia en el mundo.
 
Cuando sobrevino la muerte del cuerpo, ¿estuvo inconsciente o consciente?

No podía siquiera mover un dedo, pero, por motivos que todavía no sé explicar, permanecí completamente lúcida y por mucho tiempo.

Imagen: cortesía de fotographic1980 en freedigitalphotos.net

¿Cuáles fueron sus primeras impresiones cuando verificó que estaba  desencarnada?

Juntamente a terribles sufrimientos, me dominó un remordimiento indefinible. Oía las lamentaciones de mi marido y de mi hijo pequeñito, en vano, gritando también, suplicando ayuda. Cuando el vehículo se llevó mi cuerpo inmóvil, intenté quedarme en casa pero no pude. Tenía la impresión de que yacía atada a mi propio cadáver por los nudos de una cuerda gruesa. Sentía en mí, en un fenómeno que no puedo definir, la repercusión de todos los golpes del cuerpo al vehículo en movimiento; arrojada con él a un compartimiento de la morgue, lloraba a punto de enloquecer. Después de algunas horas, noté que alguien me llevaba a la mesa de autopsias. Me vi desnuda súbitamente y temblé de vergüenza, pero la vergüenza se fundió en el horror que pasé a experimentar al notar que dos hombres jóvenes me abrían el vientre con gran naturalidad, aunque en un respetuoso silencio con el que se dedicaban a la pavorosa tarea. No sé qué me dolía más, si la dignidad femenina destrozada debajo de mis ojos, o si el indescriptible dolor que me recorría la forma, en mi nuevo estado de ser, cuando los golpes del instrumento cortante me desgarraban la carne, pero, el martirio no se detuvo en ese punto, porque yo, que horas antes me encontraba en la comodidad de mi lecho doméstico, tuve de aguantar duchas de agua fría en las vísceras expuestas, como si yo fuera un animal de los que había visto morir, cuando era niña, en la finca de mi padre... Entonces, clamé aún más por ayuda, pero nadie me escuchaba, ni me veía...

¿Recorrió usted a la plegaria en el sufrimiento?

Sí, pero oraba como los locos desesperados, sin ninguna noción de Dios... Me encontraba en franco delirio de angustia, atormentada por dolores físicos y mentales... Además, para salvar el cuerpo que yo misma había destruido, la oración era un recurso que utilizaba demasiado tarde.

¿Encontró usted amigos o familiares desencarnados, en sus primeras horas en el plano espiritual?

Hoy sé que muchos de ellos intentaban asistirme, pero inútilmente, porque mi condición de suicida me ponía en plenitud de fuerzas físicas. Las energías del cuerpo abandonado como que me eran devueltas por él y me encontraba tan materializada en mi forma espiritual como en la forma terrestre. Me sentía completamente sola, desamparada...

¿Asistió usted a su propio entierro?

Con el terror que usted, amigo mío, es capaz de imaginar.

¿No había Espíritus benefactores en el cementerio?

Sí, pero no podía verles. Estaba mentalmente ciega de dolor. Me sentí bajo la tierra, siempre ligada al cuerpo, como alguien a debatirse en un cuarto sofocante, fangoso y oscuro...

¿Qué pasó después?

Hasta ahora, no puedo saber cuánto tiempo estuve en la celda del sepulcro, siguiendo, hora a hora, la descomposición de mis despojos... Hubo, sin embargo, un momento en que cedió  la cuerda magnética y me vi liberada. Me puse de pie sobre la fosa. Me sentía débil, hambrienta, sedienta, desgarrada... No había aún entrado en razón, cuando me vi rodeada por una pandilla de hombres que, más tarde, supe que eran crueles obsesores. Pronunciaron mi prisión. Fui notificada por uno de ellos que el suicidio consistía en grave falta, que yo sería juzgada en corte de justicia y que no me quedaba otra alternativa, sino acompañarles al Tribunal. Obedecí y luego fui encarcelada en una tenebrosa gruta, donde pude oír el llanto de muchas otras víctimas. Esos malhechores me mantuvieron en cautiverio y abusaban de mi condición de mujer, sin cualquier noción de respeto o misericordia... Solamente después de mucho tiempo de oración y remordimiento, obtuve la ayuda de Espíritus misioneros, que me retiraron de la cárcel, después de grandes dificultades, para ingresarme en un campo de tratamiento.

¿Por qué razón decidió matarse?

Celos de mi esposo, que había pasado a simpatizar con otra mujer.

¿Juzga que su actitud le trajo algún beneficio?

Solamente complicaciones. Después de seis años de ausencia, herida por terribles añoranzas, obtuve un permiso para ir a visitar la residencia que yo juzgaba como siendo mi casa en Rio de Janeiro. ¡Tremenda sorpresa!... De nada había servido el suplicio. Mi esposo, aun joven, necesitaba compañía y había elegido la rival que yo abominaba para segunda esposa... Mi hijo y él estaban bajo los cuidados de la mujer que suscitaba odio e indignación... Mucho sufrí a causa de mi abatido orgullo. Me desesperé. Auxiliada pacientemente, entonces, por instructores caritativos, adquirí nuevos principios de comprensión y conducta... Estoy aprendiendo ahora a convertir aversión en amor. Comencé procediendo de esa manera por devoción a mi hijo, a quien ansiaba extender las manos, y solo poseía, en el hogar, las manos de ella, habilitadas a prestarme semejante favor... Poco a poco, le noté las nobles calidades de carácter y corazón y hoy le quiero, de veras, por hermana de alma... Como puede usted constatar, el suicidio me intensificó la reforma íntima y me impuso, de inmediato, duras obligaciones.

¿Qué aguarda usted para el futuro?

Siento la necesidad de olvido y de paz. Trabajo de buena voluntad en mi propio perfeccionamiento y cualquiera que sea la prueba que me espere, en las correcciones que me merezco, ruego a la Compasión Divina me permita nacer en la Tierra, otra vez, cuando entonces  pretendo retomar el punto de evolución en que me estacioné, para reparar las terribles consecuencias del error que cometí.(...)

Al tratar el tema del suicidio, es menester acordarnos de una frase muy conocida entre los espiritistas al referirse al suicida: “sale del sufrimiento para entrar en el tormento. El suicida, al despertar en el Más Allá, adiciona los dolores del acto criminal a las aflicciones de las que deseaba evadirse. Allan Kardec aclara que esos dolores están esculpidos en el periespíritu, que conserva todos los sucesos registrados, transfiriéndolos más tarde, al nuevo cuerpo físico, en el cual se presentan en cobranza inaplazable, en el sublime proceso de reparación. Por lo tanto, es muy justo que sea cosechado el fruto amargo de la rebeldía, de la desesperación. Nadie es autor de la vida, por esa razón, no tiene derecho de interrumpirla.

Cuento “Depoimento” (título en portugués) extraído del libro “Estante da Vida” del espíritu Hermano X (pseudónimo de Humberto de Campos, escritor brasileño; 1886 - 1934) y psicografiado por Francisco Cândido Xavier. (N. de la T.)  Traducción al castellano de Rosiani Gonçalves.





sábado, 18 de julio de 2015

Psicografía: ¿Qué ocurre en el cerebro?

Psicografía: ¿Qué ocurre en el cerebro?
Traducción de Dra. Elaine  Vieira
y Wellington Bossi

En una entrevista exclusiva para la revista brasileña Camino Espiritual, el Dr. Julio Peres habla sobre su más reciente investigación científica, que demuestra que ciertas áreas ligadas a la creatividad y planificación permanecen muy poco activas durante la actividad mediúmnica.
Victor Rebelo.

El doctor Julio Peres es psicólogo clínico y doctor en neurociencia y comportamiento por el Instituto de Psicología de la Universidad de São Paulo (Brasil). Realizó el postdoctorado en el “Center for Spirituality and the Mind”, en la Universidad de Pensilvania y “Radiología Clínica – Diagnóstico de imágenes” en la UNIFESP.

¿Doctor, cuál fue el objetivo de la investigación?
Dr. Julio Peres: Verificar los posibles cambios en el flujo sanguíneo cerebral durante una psicografía, comparados con la escritura de un texto original (sin trance mediúmnico) sobre un tema similar al que el médium acostumbre a psicografiar.

 
¿Cuáles fueron las instituciones y los grupos que desarrollaron esta investigación?
JP: Estuvieron involucrados en el estudio investigadores del Instituto de Psiquiatría (IPq) del HCFMUSP, de la Universidad Federal Juiz de Fora, de la Universidad Pensilvania y de la Universidad Thomas Jefferson.

¿Qué método fue utilizado y qué tipo de aparatos se usaron?
JP: Hemos utilizado el método de neuroimagen funcional SPECT (Sigle Photon Emisson Computed Tomography) o Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Único.

En la entrevista a radio CBN, usted afirmó que quedó constatado que las áreas del cerebro responsables de la creatividad tuvieron menor actividad durante la psicografía, sin embargo, la complejidad de los textos psicografiados fueron superiores a los escritos durante el estado de vigilia. ¿Podría usted explicar un poco más sobre este tema?
JP: Analizadas las muestras de escritura producidas, se verificó que los textos psicografiados fueron más complejos en relación a los que fueron escritos en estado normal de vigilia. Los contenidos realizados durante las psicografías trataban de principios ético-espirituales y de la importancia de la unión entre ciencia y espiritualidad.
En concreto, los médiums con más experiencia presentaron valores significativamente más elevados de complejidad, lo que exigiría más actividad en los lóbulos frontales y temporales, pero no fue éste el caso, pues las áreas relacionadas con la planificación mostraban una actividad menor. En otras palabras, durante la psicografía, los cerebros activan menos las áreas relacionadas con la planificación y la creatividad, aunque hayan sido producidos textos más complejos que aquellos escritos sin “interferencia espiritual”.
El descubrimiento ha sido inesperado para la corriente troncal de la ciencia, siendo éste compatible con la hipótesis que afirman los médiums, que los textos escritos por ellos son de autoría de los espíritus comunicantes, por lo tanto de otra inteligencia.

¿Quién y cómo fue realizada la comparación?
JP: Fueron evaluadas la complejidad de la estructura narrativa de las psicografías en relación a la escritura, analizando los textos en cuanto a, por ejemplo, el uso del sujeto, verbo y predicado, o la capacidad de producción de un texto legible y comprensible.

Siguiendo con su entrevista para la CBN, usted afirmó que el texto que ellos escribieron era similar al tipo de texto que están acostumbrados a psicografiar, esto podría ser un “emparejamiento de tareas”. Explíquese por favor.
JP: Sí. La condición objetivo y la condición control, fueron emparejadas de manera que de la sustracción entre ambas condiciones resultó como diferencial la mediumnidad, objetivo de nuestro estudio.

¿Se podría llegar a una conclusión a nivel científico?
JP: Fueron consideradas varias hipótesis. Una de ellas es que, puesto que la actividad del lóbulo frontal disminuye, las áreas del cerebro relacionadas con la creatividad están más desinhibidas (lo que ocurre con el alcohol o las drogas). De una manera parecida, la práctica de la meditación y la improvisación musical están asociadas con los niveles más bajos de actividad cerebral, que pueden favorecer la relajación y la creatividad, respectivamente. Pero es importante apreciar que el consumo de alcohol/drogas, la meditación y la improvisación musical son estados bastante peculiares pero distintos a la psicografía, por lo tanto no son comparables directamente con la expresión literaria mediúmnica. Los médiums afirman que “la autoría de los textos psicografiados viene de los espíritus comunicantes y no pueden ser atribuidas a sus propios cerebros”, siendo entonces, esta hipótesis plausible.
El presente estudio es la primera investigación mundial sobre mediumnidad con metodología por neuroimágenes. Debemos tener tranquilidad durante la fase embrionaria de la investigación en este campo. Aunque el motivo exacto de los presentes resultados no sea concluyente en este momento, esta primera evaluación neurocientífica nos proporciona datos interesantes sobre los estados disociativos mediúmnicos alineados con la comprensión de la mente y su relación con el cerebro. Sin embargo, estos descubrimientos merecen futuras investigaciones, tanto en términos de replicación como a otras hipótesis que puedan explicarlo.

¿Para los espiritistas, este resultado sería la evidencia de la interferencia de los espíritus?
JP: No puedo sacar conclusiones para los espiritistas ni cualquier grupo escéptico o religioso. Mi objetivo como investigador es dirigir estudios con rigor científico, presentar los resultados y posibles conclusiones relacionas con los hallazgos, para que la comprensión sobre el tema pueda avanzar realmente sin prejuicios.

¿Cómo se llevó a cabo la elección de los médiums y cuántos participaron?
JP: Entre más de 170 entrevistas, fueron seleccionados diez médiums brasileños, desde 15 a 47 años de experiencia mediúmnica y con aproximadamente 18 psicografías por mes, todos en pleno estado de salud mental.

¿Sería éste el primer estudio científico? ¿Existen otros estudios en esta área que puedan colaborar para que la ciencia llegue a alguna conclusión?
JP: Hay planificados nuevos estudios. El siguiente tendrá que ver con neuroimágenes de médiums pictográficos (pintura mediúmnica).
Nota del editor: En 2013, el Dr. Julio Peres estaba seleccionando 20 médiums pictográficos (médiums pintores) voluntarios, para un nuevo estudio por neuroinmagen. Los médiums con experiencia sobre en esta área y que deseen más información sobre esta investigación pueden ponerse en contacto con el Doctor al siguiente correo electrónico contato@julioperes.com.br poniendo en el asunto "Estudio Mediumnidad Pictográfica".

¿Qué tipo de contribución puede aportar este tipo de investigación a la psiquiatría y la psicología?
JP: Los “ingredientes dinámicos” que constituyen la personalidad y hacen de una persona un ser único, no han sido descubiertos por la Ciencia, hasta este momento. La naturaleza humana es un objeto de estudio relevante y esencial para todos los profesionales que trabajan en el campo de la cura del dolor psíquico en su ingente cantidad de expresiones.
La comprensión de la etiología del sufrimiento humano estará, esperanzadamente en un futuro próximo, ligada a una terapia eficaz. Considero que más investigaciones deben abordar más criterios de distinción entre las expresiones disociativas sanas y patológicas en el ámbito de la mediumnidad.
El estudio “Neuroimagen durante el estado de trance: la contribución al estudio de la disociación” fue publicado recientemente en PLOS ONE, prestigioso periódico científico de acceso público gratuito. Busque en la sección de artículos de la web www.plosone.org.


Publicado originalmente en la Revista Camino Espiritual, edición 35 – Editora Vivencia – 2015 rcespiritismo.com.br