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sábado, 25 de septiembre de 2021

Evangelio en el hogar

Flávia Roggério 


Los males de la Humanidad tienen su origen en la imperfección del hombre; por sus vicios se dañan unos a otros. En tanto que los hombres sean viciosos serán infelices porque la lucha de los intereses engendrará sin cesar las miserias. Las buenas leyes contribuyen sin duda al mejoramiento social pero son impotentes para asegurar la dicha de la Humanidad porque reprimen y no extirpan las malas pasiones, porque son más coercitivas que moralizadoras, porque no fiscalizan más que los actos más sobresalientes y dejan de lado las causas. Por lo mismo la bondad de las leyes está en razón de la bondad de los hombres, tanto que aquellos que estén dominados por el orgullo y el egoísmo harán leyes en provecho de las ambiciones personales. La ley civil sólo modifica la superficie; la ley moral es la que penetra en el fuero interno de la conciencia reformándola. 


Está comprobado que para evitar el disgusto causado por el contacto de los vicios de los hombres malhechores, el único remedio es elevar el nivel moral. Una vez que en las imperfecciones se encuentra la causa de los males, la dicha aumentará a medida que los vicios disminuyan. Así es la ley de Causa y Efecto. El principio del mejoramiento está en la naturaleza de las creencias porque ellas son el móvil de las acciones que modifican el sentimiento. El hombre que trabaja seriamente por su propio mejoramiento asegura su dicha en esta vida y obtiene la satisfacción de su conciencia, viéndose exento de las miserias materiales y morales que son las consecuencias inevitables de sus imperfecciones. Obtendrá la calma porque las vicisitudes sólo lo rozarán levemente; gozará la salud porque su cuerpo no se entrega jamás a los excesos; poseerá riquezas porque la riqueza mayor es saberse contentar con lo necesario; gozará de la paz del alma porque no se rodeará de necesidades ficticias ni será atormentado por la sed de los honores y de lo superfluo, porque no conocerá la fiebre de la ambición, de la envidia y de los celos. 


Siendo indulgente para con las imperfecciones ajenas, que le excitarán su piedad y no su cólera, evitando todo lo que pueda perjudicar a su prójimo en palabras y acciones y queriendo por el contrario todo aquello que pueda ser útil y agradable a los demás, nadie sufrirá con su contacto. Se asegura su felicidad en la vida futura porque cuanto más depurado esté más se elevará en la jerarquía de los seres inteligentes y más pronto abandonará este mundo de expiación y prueba por los mundos superiores; porque el mal que haya reparado en esta vida no tendrá que repararlo en otras existencias; porque en la erraticidad no encontrará más que seres amigos y simpáticos y no estará atormentado por la vista incesante de aquellos que tuvieran que compadecerlo. 


Con la fe en la vida futura el círculo de las ideas se ensancha, el porvenir está en el presente y el progreso personal tiene un objeto, una utilidad efectiva. De la continuidad de las relaciones entre los hombres nace la solidaridad; la fraternidad se funda en la ley de la naturaleza y en el interés de todos. La creencia en la vida futura es, pues, el elemento del progreso, porque es el estimulante del espíritu. Sólo ella nos puede dar valor en las pruebas porque sólo ella nos suministra la razón de sí mismas y nos exhorta a la perseverancia en la lucha contra el mal si queremos alcanzar nuestro destino. La Doctrina Espírita marca una etapa importantísima en el progreso humano, no impone una creencia sino que invita al estudio depurando la razón, el sentimiento y satisfaciendo  la conciencia.


En las últimas ediciones hemos discurrido sobre la fuerza de la buena conducta y de los buenos pensamientos y como estas decisiones pueden afectar nuestra existencia en la Tierra. En cómo el cuidar de nuestra energía puede hacer toda la diferencia en nuestras vidas. Muchas personas se preguntarán de qué manera pueden poner en práctica lo aprendido con las lecturas hasta aquí y cómo pueden seguir aprendiendo. Pues el “Evangelio en el Hogar” es un camino muy sencillo y al alcance de todos.


Se entiende por "Evangelio en el Hogar" la reunión de la familia para el estudio del Evangelio y la oración en conjunto. Es un momento, en día y hora previamente marcados, cuando los miembros del núcleo familiar se unen para estudiar «El Evangelio según el Espiritismo» de manera sistemática, para comprender las lecciones de Jesús «en espíritu y verdad» y aplicarlas en la vida diaria. El Evangelio bien comprendido puede ser mejor sentido y ejemplificado. De esta manera se mantiene el hábito del estudio y de la oración en familia, fortaleciendo la amistad y el sentimiento de fraternidad que debe existir en cada uno y unir a todos. Los corazones que vibran unidos fortalecen los lazos de amor. También mantiene en el ambiente doméstico momentos de paz y de comprensión, higienizando el hogar a través de pensamientos y de sentimientos elevados, lo que facilita el amparo de los Mensajeros del Bien que vienen en nombre de Jesús. Cuando Cristo entra en casa el hogar se transforma en templo de luz. Fortalece en los integrantes del hogar el coraje y la esperanza, la alegría y la buena voluntad para con todos. Condiciones necesarias para vencer las dificultades materiales y espirituales de la vida en el mundo. Vibraciones fortificadas en el bien robustecen el alma para las luchas redentoras. 



Cómo realizar el evangelio en el hogar:



Explicamos las pautas para la realización del Evangelio en el Hogar para aquellos que quieran probar los beneficios de esta reunión:


1.- Escoger un día y una hora de la semana en que sea posible la presencia de todos los familiares o de la mayor parte de ellos, inclusive los niños. Observar rigurosamente el día y el horario establecido para el Evangelio en el Hogar. 


2.- Reunir a los familiares y posibles amigos que estén presentes en un lugar de la casa donde puedan estudiar y orar tranquilamente sin ser interrumpidos. Nada debe interferir en la realización de la reunión: ni visitas, ni llamadas telefónicas, ni conversaciones. 


3.- Colocar, por cada persona presente, un pequeño vaso con agua para ser magnetizada por las buenas vibraciones. El agua, ingerida, transmitirá fluidos que revitalizan. 


4.- La reunión podrá ser dirigida por el responsable de la familia o por quien él determine. Éste escogerá quien hará la oración inicial, quién hará la lectura, quién las vibraciones y quién hará la oración final de la reunión. Organización en las funciones y disciplina darán mayor seguridad y aprovechamiento a la reunión. 


5.- Iniciar la reunión con una oración corta, simple y espontánea en que el corazón más que las palabras solicite la presencia de Jesús y de los amigos espirituales que velan por el hogar. El pensamiento bien dirigido atraerá las bendiciones de lo Alto. 


6.- Hacer la lectura en secuencia de un trecho de «El Evangelio según el Espiritismo». En seguida cada participante tratará de comentarlo con simplicidad, buscando la esencia del pensamiento evangélico y su aplicación en la vida diaria. Cada uno debe comentar el párrafo que más le gustó, el que halló más bonito e importante. Todos pueden hablar con simplicidad y sin miedos para que el tema quede bien comprendido. 


7.- Hacer una vibración, oración direccionada, con palabras simples el participante encargado de hacerla encaminará los pensamientos pidiendo: 


a) protección para el hogar, apartando las vibraciones enfermas que pudieran estén envolviéndolo; 

b) protección para los familiares presentes o ausentes, los amigos y los vecinos; 

c) asistencia espiritual a todos los enfermos, para ancianos y niños, para jóvenes, para desencarnados, para toxicómanos, encarcelados, suicidas y otros; 

d) paz para su barrio, para su ciudad, para su país y el mundo; 

e) vibraciones para casos especiales; 

f) la fluidificación del agua. La vibración de amor es el vehículo natural de la paz. 


8.- Hacer la oración final o de cierre, con palabras sencillas de agradecimiento a Dios, a Jesús y a los amigos espirituales.



Recomendaciones:  


  • No permitir conversación poco digna antes, durante o después de la reunión. 
  • No permitir comentarios poco edificantes sobre tragedias, personas o religiones. 
  • No suspender la reunión por motivo de visitas inesperadas (éstas serán invitadas a participar), paseos o acontecimientos fútiles. 
  • Los niños presentes serán invitados a participar de las actividades de la reunión, con un canto o una poesía de fondo moral elevado, contando una historia o haciendo una oración, o inclusive participando de los comentarios de todos conforme su edad, capacidad o posibilidad.
  •  La reunión deberá tener una duración entre 30 minutos y 1 hora.



Cuando el Evangelio penetra en el hogar, el corazón abre más fácilmente la puerta al Maestro Divino. ¿Por qué no organizar un tiempo en la agenda familiar para reflexionar sobre las enseñanzas de Jesús? ¿Te apuntas?


sábado, 19 de diciembre de 2020

Obsesión y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

Por Jordi Santandreu Lorite

En el Espiritismo hablamos de obsesión para referirnos a la influencia persistente y perturbadora de unos individuos sobre otros, encarnados o desencarnados. Es cierto que de la que más se habla habitualmente es de la obsesión de un espíritu desencarnado hacia un encarnado, sin embargo, las combinaciones pueden ser diferentes: entre dos desencarnados, entre dos encarnados, de un encarnado hacia un desencarnado, e incluso existe la obsesión recíproca y la auto-obsesión.

Como consecuencia de este influjo malsano, el obsediado puede sufrir ciertos inconvenientes físicos -si dispone de un cuerpo- y psíquicos o espirituales -en todos los casos- de diferente intensidad, que pueden acompañar, provocar o agravar enfermedades o trastornos que ya padezca previamente.

En psicología utilizamos el término “obsesión” cuando hablamos de pensamientos repetitivos e intrusos, de contenido desagradable para la persona que los sufre y que no puede controlar, es decir, no puede hacer nada para evitar que irrumpan en su mente continuamente, aunque sea consciente, en mayor o menor medida, de que se trata de ideas absurdas y exageradas. 

Tal y como nos explica Amparo Belloch, una psicóloga española de referencia en esta materia, en su libro TOC, obsesiones y compulsiones, la frecuente irrupción de estos pensamientos puede tener graves consecuencias en el estado de ánimo y en el funcionamiento diario de la persona que lo padece.

Los contenidos más habituales de los pensamientos obsesivos son, sobre los que añadimos algunos ejemplos: de duda (si he cerrado bien el gas, si he enviado bien el email, si he lavado bien la ropa, si he contado bien el dinero); de daño o agresividad (asfixiar a mi bebé o imágenes de autólisis); de contaminación (si me contaminaré por no lavarme bien las manos, si se contagiará un familiar por mi culpa, por usar ropa contaminada, si me contaminaré al acerarme a un determinado objeto del suelo en la calle); sexuales (imágenes de relaciones sexuales contrarias a sus preferencias o aberrantes); o religiosos (blasfemias).

Producto del malestar que provocan tales obsesiones, los individuos hacen todo lo que pueden por eliminarlas de su mente. Para conseguirlo, realizan diversos procedimientos que pueden ser tanto internos, es decir, mentales, como externos, o conductas que se pueden observar. 

Los más habituales son: comprobaciones repetitivas (comprobar varias veces una cuenta, regresar para ver si he atropellado a alguien o no; lavarse durante largo tiempo y de forma intensa; limpiar una y otra vez las mismas cosas u objetos, la ropa, los zapatos, el móvil); evitar conductas habituales para no contaminarse (dejar las bolsas del mercado en la repisa de la cocina o saludar dando la mano); pensar en la imagen contraria ante pensamientos agresivos o rezar durante cierto tiempo, aunque no sea muy creyente; evitar situaciones y guardar objetos potencialmente dañinos (esconder cuchillos, evitar estar en sitios altos); evitar el contacto afectivo normal ante obsesiones sexuales; llevar a cabo rituales repetitivos de cualquier tipo (dar un determinado número de toques a los muebles para prevenir algún mal, dar la vuelta tres veces a cada prenda al vestirse y desvestirse); o seguir determinadas secuencias y orden en tareas cotidianas, como asearse, tener que alinear y ordenar los objetos de determinada forma (la cubertería, vasos y tazas en los armarios).

Lo que busca la persona que realiza estas u otras conductas compulsivas es, naturalmente, reducir ese terrible malestar y librarse de esos pensamientos y de sus consecuencias tan temidas. El problema es que, sin saberlo, estas conductas en realidad refuerzan las obsesiones.

El rescate momentáneo no les exime, en modo alguno, de la posibilidad de que vuelvan a aparecer tales pensamientos, es más, la mente entra en una especie de círculo vicioso del que no sabe cómo salir. 


Los casos de Poncio Pilatos y Lady Macbeth

En el libro titulado Triunfo Personal, de Joanna de Ângelis y psicografiado por Divaldo Pereira Franco, la noble mentora nos recuerda el caso de Poncio Pilatos quien, después de dejar asesinar a Jesús, aun reconociendo su inocencia, manifestó un cuadro obsesivo compulsivo que pasó a la historia y que consistía, como sabemos, en lavarse las manos compulsivamente, pensando que seguían manchadas de la sangre del Inocente. Joanna nos cuenta que la desdicha de Pilatos tan sólo acabó en el momento de su muerte, provocada voluntariamente al tirarse al cráter de un volcán extinto en Suiza.

Otro caso conocido es el de Lady Macbeth, personaje ficticio de William Shakespeare. Tras asesinar al rey, incitada por su malvado marido, el noble escocés Lord Macbeth, sufrió un conflicto similar al de Pilatos, pues sus manos le parecían siempre sucias de la sangre de su víctima. 

Joanna traza reflexiones interesantísimas en el breve capítulo que dedica al TOC en Triunfo Personal. Subraya que, las personas portadoras de estos pensamientos obsesivos, se caracterizan por la rigidez de su conducta, por las exigencias hacia los demás y hacia ellos mismos. Explica la mentora: “son portadores, en general, de sentimientos nobles, confiados y dedicados al trabajo, que ejercen hasta en exceso. No obstante -continua-, fueron víctimas de un ambiente emocional duramente severo, tras el parto y especialmente en la infancia, cuando sufrieron imposiciones exageradas y tuvieron que obedecer sin pensar, única manera de verse libres de los castigos de los adultos. Sintiéndose obligados a reprimir las emociones y los sentimientos, se volvieron ambivalentes y evitativos”.

El vínculo del trastorno con equivocaciones pretéritas, de vidas anteriores, es un factor a tener en cuenta en la interpretación espírita de las causas. Tales deudas inscritas en la contabilidad del espíritu son reclamadas por entidades que no consiguieron superar el resentimiento, como aclara Joana: “porque permanece impresa en los paneles del inconsciente personal, en los pliegues del periespíritu, la deuda moral, los pacientes asimilan las ondas mentales de sus antiguas víctimas, que son convertidas en sensaciones penosas, en forma de conciencia de culpa -lavarse las manos, desinfectarse en demasía, sentir su cuerpo siempre sucio-, tanto como la detección de olores pútridos -activación de la pituitaria por el psiquismo que siente la necesidad de reparación-, que son exteriorizados por los cobradores espirituales que padecieron exulceraciones profundas, pudriéndose en vida antes que la muerte viniera a liberarlos de la pungente situación”.


Comprender mejor el TOC

Todos, absolutamente todos, tenemos de vez en cuando pensamientos intrusos de contenido más o menos molesto, que no tienen por qué transformarse en obsesiones. La gran diferencia, la clave, está cómo se interpretan tales ideas y en lo repetitivas que lleguen a convertirse. 

En este sentido, Amparo Belloch resalta que en el origen de este trastorno encontramos fenómenos psicológicos comunes, cotidianos, que se transforman en obsesiones a través de un proceso complejo que no comienza de un día para otro.

En este proceso, desempeñan un papel fundamental las interpretaciones y las valoraciones que se hacen de los pensamientos, así como las estrategias que se utilizan para neutralizarlos. Sobre todo, darles demasiada importancia, creérselos, rechazarlos con miedo o angustia, y hacer algo diferente, repetidamente, para aliviar esas sensaciones perturbadoras.


Epidemiología y evolución

Como decíamos, prácticamente todos tenemos pensamientos, imágenes o impulsos con los mismos contenidos que las obsesiones y sólo en un porcentaje muy pequeño de personas, aproximadamente un 2% de la población, se convierten en obsesiones. Se estima que unas 450.000 personas lo padecen en España.

El TOC, al implicar ese círculo vicioso entre el pensamiento y la compulsión, se puede cronificar con el tiempo. En muchos casos, interfiere gravemente en el día a día de las personas, convirtiéndose en algo muy incapacitante y generando conflictos familiares importantes antes de lograr acudir a un profesional.

Las personas que lo padecen pueden darse cuenta enseguida de que tienen un problema, aun así, muchas se sienten tan avergonzadas por el contenido de sus obsesiones, que lo ocultan, incluso le quitan importancia y piensan que con su fuerza de voluntad conseguirán superarlo. 

En otras ocasiones, el problema se instala poco a poco, empezando por manías o comportamientos para nada extremos, pero que llegan a ser problemáticos a medio y largo plazo, por la cantidad de horas que hacen perder a quienes lo sufren.


El tratamiento

Felizmente, existen tratamientos psicológicos y farmacológicos muy bien definidos para el TOC. 

Desde la terapia cognitivo-conductual tratamos de modificar los dos elementos que alimentan el problema: por un lado, las valoraciones y las interpretaciones distorsionadas de los pensamientos intrusos; por otro, las estrategias fallidas que emplea el afectado para aliviarse. Requerirá trabajo y esfuerzo, cambiar ciertos hábitos mentales y comportamentales muy arraigados. Pero puede lograrse. 

Si se cuenta con la ayuda del Centro Espírita, mejor. En el libro Triunfo Personal, la noble mentora aconseja la terapia bioenergética, por incidir en profundidad sobre los registros periespituales, con el fin de cortar los lazos vibratorios innecesarios y paralelamente, tratar a las entidades cobradoras.


Algunos consejos finales

Una paciente muy querida, que superó sus problemas con dedicación y paciencia, me escribió una carta al finalizar la terapia con algunos consejos que os comparto aquí:

1. Infórmate. Aunque suene contradictorio, es frecuente intentar no pensar en lo que está sucediendo, pero para empezar a trabajar las obsesiones es necesario leer, informarse, pedir ayuda. Debemos saber cuál es la explicación psicológica del trastorno y buscar información sobre el tratamiento. Recomiendo la lectura del libro de Amparo Belloch al que me he referido anteriormente, basado en datos científicos y en una amplia experiencia terapéutica. 

2. No lo escondas, cuéntalo. Tómate la libertad de contarle tu problema a las personas más allegadas a ti. Ellos no te van a juzgar y te darás cuenta de que te quieren y te valoran por quién eres y no por el problema que padeces.

3. Acéptate incondicionalmente. Como apunta Windy Dryden en su libro Acéptate a ti mismo, como seres humanos, en nuestra esencia está el errar. Somos imperfectos, únicos y cambiantes y tan complejos que no podemos calificarnos de manera global. Es decir, no podemos afirmar que somos personas inferiores por padecer este trastorno porque no estaríamos en lo cierto. 

4. Oración y meditación. A menudo, somos nuestros peores jueces. Trátate como le tratarías a tu mejor amiga o amigo. Cuida tu mente y tu cuerpo. Esto te ayudará a estar mejor contigo mismo y a quererte más y mejor. Estas prácticas te ayudarán a mantener un estado de consciencia plena en diferentes situaciones y a disfrutar del momento, sin que tengamos el foco puesto en nosotros mismos y en nuestro problema. Además, reducirá tu ansiedad. 

5. Ver las mejoras, porque las hay. Sabemos que no es un camino fácil. Durante el tiempo en el que estemos trabajando el TOC o cualquier otro trastorno, gozaremos de avances, pero también sufriremos retrocesos. Recomiendo escribir diariamente un avance que hayamos tenido durante el día. Por muy insignificante que parezca, nos ayuda a ver que poco a poco progresamos y esto nos da ánimos para seguir con fuerza.

Si estás leyendo este artículo y reconoces alguno de estos patrones en tu vida, contacta con un especialista para evaluar tu situación. Si lo deseas, puedes escribirnos a la redacción de Visión Espírita y te ayudaremos a encontrarlo.


Las causas de la obsesión

Por Flávia Roggerio


En la edición anterior explicamos cómo los Espíritus pueden influenciar de diferentes maneras en nuestras vidas y comentamos los medios eficaces de prevenir y curar las obsesiones. 

Ahora vamos a tratar de entender las diferentes causas de la obsesión.

Recordemos que la obsesión es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas y, que siempre es practicada por Espíritus ignorantes. Presenta condiciones diversas, que es necesario distinguir y que resultan del grado del constreñimiento y de la naturaleza de los efectos que produce. 

En  general, la obsesión tiene cuatro causas: 

a) Las causas morales provocadas por la mala conducta del individuo en la vida cotidiana. 

Al andar mal por la vida y con las personas, estaremos sintonizando nuestro pensamiento con los Espíritus inferiores y los atraeremos hacia nosotros. De ese intercambio de influencias puede nacer una obsesión. Vicios mundanos: como el cigarrillo, la bebida en exceso, el orgullo, el egoísmo, la maledicencia, la violencia, la avaricia, la sensualidad enfermiza y la lujuria pueden unirnos a entidades espirituales infelices.

b) Las causas relativas al pasado, provenientes del proceso de evolución a que todos los Espíritus están sujetos. 

En sus experiencias reencarnatorias, por ignorancia o libre albedrío, un ser puede cometer fallos graves en perjuicio del prójimo. Si la desavenencia entre ellos genera rabia, el desentendimiento puede perdurar durante varias encarnaciones llegando al odio, a peleas, a deseos descontrolados de venganza y persecución. Casos así pueden dar origen a procesos obsesivos tenaces. Verdugos y víctimas continúan alimentando los sentimientos de rencor el  uno al otro. 

c) Las contaminaciones espirituales que suceden cuando una persona frecuenta o simplemente visita ambientes donde predomina la influencia de Espíritus inferiores. 

Los lugares donde se practica la hechicería son propensos a contaminaciones obsesivas, si hay afinidad moral con el ambiente. Espíritus atrasados, vinculados al lugar donde la persona fue, se envuelven en su vida mental, perjudicándola. 

d) La causa anímica o auto-obsesión causadas por una influencia mórbida residente en la mente del propio paciente. 

A causa de vicios de comportamiento se cultivan padrones enfermizos de pensamientos que causan desequilibrio en las áreas emocionales. Muchas tendencias auto-obsesivas, proceden de experiencias desdichadas relacionadas a vidas pasadas del enfermo. Angustias, depresiones, manías de persecución o carencias inexplicables pueden ser parte del proceso auto-obsesivo.

En resumen. La obsesión es considerada factor primario cuando una persona sufre acción directa de un perseguidor espiritual. Como factor secundario, están las imperfecciones morales y vicios de cualquier naturaleza, una vez que el individuo se complace en mantener sintonía mental con entidades que presentan las mismas tendencias/inclinaciones y gustos. Entretanto, de una forma u otra la obsesión conduce a la persona a decadencias morales ya que sus estructuras mentales y su pensamiento son continuadamente sometidos a influencias perniciosas, propias o ajenas, que producen en consecuencia aturdimiento de raciocinio, de ideas, de emociones y de sentidos. Los sentidos perdidos conducen fatalmente a la confusión y al desvarío. 

Cualquier persona está sujeta a la obsesión, pero, según Allan Kardec, el codificador del Espiritismo, la obsesión es una de las mayores dificultades que la práctica espirita puede presentar, pues los trabajadores mediúmnicos están sujetos a la constante intervención de los Espíritus. 

Existen 9 señales muy evidentes de un proceso obsesivo, aplicados tanto al médium, propiamente dicho, es decir, aquel que es el portador de mediumnidad de efectos patentes (psicofonía, psicografía, videncia, etc. – ver ediciones anteriores) como a cualquier otro trabajador de una reunión mediúmnica:

Persistencia de un Espíritu en comunicarse, quiera o no el médium, por la escritura, audición, tiptología, etc., oponiéndose a que otros Espíritus lo hagan;

Ilusión que, no obstante la inteligencia del médium, le impide reconocer la falsedad y el ridículo de las comunicaciones que recibe;

Creencia en la fiabilidad e identidad absoluta de los Espíritus que se comunican y que, bajo nombres respetables y venerables, dicen cosas falsas y absurdas;

Confianza del médium en los cumplidos que le hacen los Espíritus que por él se comunican;

Disposición para alejarse de las personas que pueden darle consejos útiles;

Mala reacción a las críticas de las comunicaciones que recibe;

Necesidad incesante e inoportuna de escribir o manifestarse por otro tipo de mediumnidad;

Cualquier retraimiento físico que domine la voluntad del médium y lo obligue a hablar o actuar en contra de su voluntad;

Ruidos y perturbaciones continuadas a su alrededor, de las cuales él es la causa u objeto. 


En la obra “La Génesis”, Kardec dice: “Así como  las molestias resultan de imperfecciones físicas que tornan el cuerpo accesible a las influencias perniciosas externas, la obsesión sucede siempre de una imperfección moral, que da paso a un mal Espíritu. A una causa física, se opone una fuerza física; a una causa moral se contrapone una fuerza moral. Para preservarlo de las enfermedades es preciso fortificarlo; para garantizar el alma contra la obsesión es necesario fortalecerla. De esto surge la necesidad del obsesado trabajar por su propia mejora, lo que en casi todos los casos, es suficiente para librarlo del obsesor, sin el socorro de terceros. Esta ayuda se torna necesaria cuando la obsesión degenera en subyugación y en posesión (entendida aquí como una subyugación grave), porque en estos casos el paciente pierde la voluntad y el libre albedrío.” 

André Luiz, mentor espiritual del médium brasileño Chico Xavier, aclara.... “Tal vez te veas en cualquier estado de introducción al desequilibrio espiritual, a punto de caer bajo cadenas obsesivas....Pero, si realmente deseas librarte, debes comprender, ante todo, que precisas de aclaración y amparo. Entretanto, para que obtengas luz y auxilio, es indispensable que tomes dos actitudes imprescindibles: Estudiar y razonar, con el fin de instruir.”

domingo, 27 de septiembre de 2020

Nociones elementales de la Obsesión

Flávia Roggerio



En las últimas ediciones hemos discurrido respecto a la mediumnidad y de cómo, frecuentemente, estamos bajo la influencia de los Espíritus. Esta influencia puede ser buena, como la que ejercen los Espíritus familiares y nuestro ángel guardián, o puede ser mala por la interferencia de un espíritu inferior. 



¿Qué es la Obsesión?


La obsesión es una especie de enfermedad de orden psíquico y emocional. Significa el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre algunas personas y es practicada sólo por Espíritus inferiores que se agarran a aquellos que pueden utilizar, algunas veces, como presas para realizar sus malas acciones. 


Los Espíritus imperfectos son instrumentos destinados a probar la fe y la constancia de los hombres en el bien. Como Espíritus que somos, debemos progresar en la ciencia de lo infinito y por esto pasar por las pruebas del mal para llegar al bien. La misión de los Espíritus superiores es la de ponernos en el buen camino. Cuando malas influencias obran sobre nosotros es porque las atraemos con el deseo del mal. Los Espíritus inferiores vienen a cooperar con el mal, cuando deseamos hacerlo. Sólo si queremos, pueden ayudarnos a hacer el mal. Si tenemos propensión al homicidio, estaremos rodeados de una nube de Espíritus que nos fomentarán esta idea; pero otros nos rodearán también e influirán en sentido del bien, lo que equilibra la balanza, abandonándonos a nuestro libre albedrío. 


La influencia negativa de un Espíritu obsesor puede afectar la vida mental de cualquier ser humano, alterando sus emociones y raciocinio, llegando en algunos casos a alcanzar su cuerpo físico. Si la obsesión se intensificará y no fuera tratada espiritualmente en su debido tiempo, podría ocurrir un aumento de afinidad fluídica entre el obsesor y el obsesado, lo que acarrearía el agravamiento de la enfermedad. La influencia espiritual sólo es calificada como obsesión cuando se observa una perturbación constante. Si la influencia verificada es apenas esporádica, no se clasificará como una obsesión. 


Sí, los Espíritus buenos sólo hacen el bien. Los Espíritus inferiores interfieren en la voluntad del individuo, haciendo que él tenga acciones contrarias a su deseo natural. La obsesión sólo se instala en la mente del paciente cuando el obsesor encuentra debilidades morales que puedan ser explotadas. Son puntos débiles que naturalmente casi todos nosotros tenemos. De este modo se concluye que todos estamos sujetos a la obsesión, incluidos los médiums. 



Allan Kardec, el decodificador del espiritismo, las clasificó en tres niveles: 


Obsesión Simple

Cuando el médium tiene conciencia de que no obtiene nada bueno de la comunicación, no hace caso a la influencia del Espíritu y éste cansado de que no se le oiga se retira.


Fascinación

El Espíritu que le domina se apodera de su confianza, hasta paralizar su propio juicio y hacerle encontrar sublimes las comunicaciones más absurdas. El obseso no tiene conciencia de lo que ocurre.


Subyugación

Se llega a sufrir una dominación tal, que el Espíritu puede arrastrarle a las más ridículas y comprometedoras determinaciones. En ocasiones hay un dominio corporal. 


Un Espíritu jamás podrá revestir momentáneamente la envoltura corporal de una persona viva, es decir, introducirse en un cuerpo animado y obrar en lugar del que está encarnado. El no penetra en un cuerpo como tú en una casa. Se identifica con un Espíritu encarnado que tiene los mismos defectos y las mismas cualidades para obrar de común acuerdo, pero siempre es el encarnado quien obra como quiere sobre la materia de que está revestido. Un Espíritu no puede sustituir al que está encarnado porque el Espíritu y el cuerpo están ligados hasta el tiempo señalado para el término de la existencia material.



Terapéutica integral


La obsesión, como todas las enfermedades, puede ser curada a través de tratamientos especializados. Para tratar esa enfermedad espiritual, son necesarios algunos procedimientos terapéuticos:


a) Concientización - Se debe concientizar al paciente de la situación de enfermo en que se encuentra para que, con su fuerza y voluntad, pueda ayudarse en la cura.


b) Reeducación - Es preciso orientar moralmente al obsesado sobre la posibilidad de mejoría de su conducta en la vida diaria. Que se esfuerce para evitar los vicios más groseros y que procure controlar sus malas tendencias.


c) Evangelización - Se debe mostrar al enfermo la necesidad de observar las enseñanzas morales del Evangelio de Jesús. Que frecuente de manera regular la Casa Espírita hasta que su obsesión sea curada o esté bajo control.


d) Diálogo con el obsesor – Orientar moralmente al Espíritu obsesor en las reuniones mediúmnicas, evocándolo a través de médiums preparados para esta tarea.


e) Reequilibrio familiar - Cuando sea necesario el equipo responsable por el tratamiento del paciente deberá orientar moralmente a su familia, la cual en algunos casos puede estar involucrada directa o indirectamente en el problema obsesivo.


f) Tratamiento médico - En aquellos casos en que el proceso obsesivo se presenta con consecuencias en la salud física, el paciente deberá recibir asistencia de un profesional habilitado que le administre medicamentos si fuese necesario.


g) Ascendencia moral - Para conseguir buenos resultados en las tareas de desobsesión es preciso que el equipo de atención tenga ascendencia moral sobre el Espíritu obsesor y eso únicamente es posible cultivando una vida moral saludable.


Para todos los casos de personas que se encuentran en tratamiento para la desobsesión es recomendable que frecuenten un Centro Espírita, por lo menos hasta que su obsesión esté bajo control.


La firmeza de voluntad y la oración son medios eficaces de curar las obsesiones. El murmurar algunas palabras no basta para lograr lo que se desea. Dios asiste a los que practican y no a los que se limitan a pedir. Preciso es pues que el obsesado haga por su parte lo necesario para destruir la causa que en sí misma atrae a los Espíritus malos. 


Para neutralizar la mala influencia de los Espíritus inferiores debemos hacer el bien y poner toda nuestra confianza en Dios. De esta forma rechazamos su intervención y destruimos aquello que puedan querer tomar sobre nosotros. Debemos guardarnos de escuchar las sugerencias de los Espíritus que nos suscitan malos pensamientos, que promueven discordias entre nosotros y que nos excitan a todas las malas pasiones. Desconfiemos sobre todo de los que exaltan nuestro orgullo, porque nos atacan por el lado débil. He aquí por qué nos hace decir Jesús en la oración dominical: 


¡Señor! no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal.


Trataremos las causas de la obsesión en la próxima edición.

Hasta entonces, y cada día ¡Orad y vigilad!



domingo, 20 de mayo de 2018

16ª Jornada Espírita de Barcelona 2018 - Conferencias

¡Muy buenas noches!


Ya tenemos los vídeos de las conferencias de nuestra 16ª Jornada Espiritista de Barcelona 2018.

¡Esperamos que disfrutéis de las charlas!

domingo, 15 de octubre de 2017

Dime quien eres y te diré con quien andas

¡Buenas tardes!!

Hay quien crea que hemos escrito mal el famoso refrán, pero... ¡lo explicaremos!

Ayer estuvimos estudiando las influencias de los espíritus en nuestros pensamientos, tema desarrollado por el Estudio Sistematizado de la Doctrina Espírita que llevamos al cabo los segundos y cuartos Sábados de mes.

Os dejamos el material utilizado por los monitores de la clase de ayer:

https://issuu.com/ceads/docs/esde_14_octubre




Y, en resumen del estudio en grupo, hemos concluido:

- Los espíritus influencian nuestros pensamientos según nuestra sintonía; de esa manera cabe recordar que también somos espíritu e influenciamos los pensamientos de los demás también.

- Todo lo que pensamos viaje por el Fluido Cósmico Universal, como ondas criadas por tirar una piedra en un lago, pero sin las limitaciones del lago. El FCU es infinito, y de allí nuestra responsabilidad en los pensamientos de emitimos a todos los demás.

- Debemos cuidar nuestra casa mental para que no sintonicemos con espíritus que podamos vincularnos a través de alguna simbiosis energética-física;

- No existe víctimas ni verdugos en las sintonias por vicios, sean físicos o morales, todos pierden con las malas decisiones;

- Aunque la sintonía pueda ser limitada, no siendo una obsesión en si misma, puede estimular a una verdadera o iniciarse con la mala tendencia;

- Nos es mucho más fácil sintonizar con los espíritus igual a nosotros, podo desarrollados moralmente, que mantener la sintoniza constante con nuestros espíritus protectores;

- Nos es muy valido recordar el poder de la oración para los momentos de dolor y no olvidar de los buenos momentos para agradecer;

- Tenemos varias maneras de neutralizar los malos pensamientos, la primera es mantener nuestra mente en el bien, también podemos practicar el bien con los demás, con nosotros mismos, etc.

- No hay que dar mucha importancia si son nuestros pensamientos o si son de otros. Lo más importante es pasar por el cribo de la razón y de la moral enseñada por Jesús. Si es para el bien, tomémosla y aprovechamos esos buenos consejos para evolucionar; si están contra el bien, rechacémolas definitivamente. Ya las personas con mediumnidades más desarrolladas, podrán detectar con algo más de clareza, si están educados, si son pensamientos propios o si son de ajenos.

Por eso, atraemos, según la Ley de Afinidad, a las personas que comparten con nosotros los mismos gustos y las mismas tendencias; el refrán "Dime con quién andas, y te diré quién eres" no es del todo incorrecto, pero saber quien somos, podremos saber quien atraemos para nuestro convivo diario.

"Vigilad y orad, pedid y se os dará."

Mantengamos nuestros pensamientos en vigilia constante, oremos para solicitar el amparo necesario para no caer en nuestros propios vicios, perjudicando a si mismo y a los demás; pidamos paz, seamos paz, y se nos dará paz.


¡Feliz semana!

jueves, 26 de mayo de 2016

Obsesión: las diferentes expresiones del mismo problema - parte final

Buenos días

Este sábado finalizamos el estudio de la Obsesión en CEADS con 4 casos de estudio. Os dejamos los textos para lectura y reflexión de las preguntas planteadas.

Un saludo fraternal


Andrea Firenze y Andrea Campos




Caso 1 – Dolores fantasmas

Una señora tiene síntomas de obsesión y además tiene dolores tremendos en su pierna que la impiden incluso de caminar. La causa los médicos no son capaces de descubrir.

A través de una amiga que frecuenta una casa espírita, su caso es llevado a la sesión de desobsesión. En la reunión se presenta el espíritu de un ex esclavo.

Este explica que la señora lo había maltratado mucho y que una vez le acusó de haber robado comida, lo que no era verdad. Como castigo le había mandado azotar hasta la muerte. En sus últimos instantes, ya al suelo, se agarró a sus pies pidiéndole clemencia pero ella lo ignoró.

Ahora él explica que la persigue, que de ahí viene su dolor en la pierna y que todo lo que quiere es que ella le pida perdón por la injusticia cometida.
Cuando la amiga le explica lo que había ocurrido, su reacción fue contestar que jamás pediría perdón a un esclavo. 

  1. Imaginaos en el lugar de la amiga. ¿Cómo podríais ayudarla? 
  1. Continúe la historia hasta la siguiente reencarnación de esta señora, pasando por el plano espiritual. ¡Tiene que tener un final feliz!




Caso 2 – Lucha constante

Una mujer en una vida anterior, era propietaria de un prostíbulo. Atraía a chicas jóvenes a la prostitución para saciar a sus clientes ricos. Destruía varios matrimonios y familias por su apego al dinero. Una vez se enamoró de un cura y le desvirtuó de sus votos de castidad, se quedó embarazada de él y dio el hijo a su hermana, una religiosa, para cuidar.

En la vida actual sufre continuo proceso obsesivo. Nació con una fuerte mediunidad y ve constantemente sus perseguidores de vidas pasadas llevándola cerca de la locura.

En sus últimos intentos, se acerca a una casa espírita y empezar conocer la doctrina del Cristo.

Hoy trabaja incansablemente en una casa espírita donde recibe varias de sus “empleadas” de la vida anterior.  Ahora las “convierte” en trabajadoras del bien.

En asistencia fraterna le tocan varios matrimonios en crisis y ha sido capaz de unir varios de ellos. El antiguo cura en esta vida ha sido su gran amor y compañero en su obra cristiana.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos en la evolución, sus enemigos de vida anterior le siguen persiguiendo. 

  1. ¿Por qué todavía sufre la persecución de sus enemigos de la vida anterior? 
  1. ¿Cómo podrá reconciliarse con ellos? ¿De quien depende la reconciliación?




Caso 3 – La niña esperanza

Divaldo tenía a un obsesor desde hace 40 años, siempre le perseguía y le vigilaba las actitudes. Aunque Divaldo intentase regenerarse haciendo buenas obras, él observaba incrédulo de su verdadero cambio personal. 

Un día, pican a la puerta de la Mansao do Caminho, Divaldo acude a la puerta de entrada y ve a un bebe recién abandonado.

Era una niña, fea, plagada de hormigas y heridas en la carita.

Divaldo la cogió en brazos con mucha ternura y, en este mismo momento, su obsesor le pregunta:
-          ¿Qué harás con esta niña?
-          La recogerá y la cuidaré, contesta Divaldo
-          ¡Pero es muy fea! Cumplimenta el obsesor
-          Pues tendrá cualidades… contesta Divaldo fraternalmente
-          ¿Y la amas? Sigue el obsesor
-          Acaba de conocerla y todavía no puedo contestar pero aprenderé a amarla. Contesta Divaldo
-          Pues hoy me as convencido de su reforma moral. ¡La niña que tienes en brazos es mi madre!

A partir de este momento, el obsesor de Divaldo pasa a ser una amigo y trabajador en el centro espírita de Divaldo. 

  1. ¿Cómo debemos afrontar una obsesión persistente y de largo camino? 
  1. ¿Las obsesiones siempre tienen resultados negativos? Explique la respuesta.



Caso 4 – Brazo de acero

Por muchos años un obsesor acompañaba uno de los trabajadores de una casa espírita. Hacía de todo para perjudicarlo profesionalmente.

Le fue dado el permiso para expresarse en la reunión de desobsesión de este centro y expuso la deuda que este trabajador tenía con el pues le perjudicó en el pasado haciendo que perdiera su trabajo, y como consecuencia, su familia finalizó por pasar por graves necesidades. Por ese motivo,  el perseguía al trabajador en el ámbito laboral.

Un día, el obsesado fue asaltado, baleado en la garganta y casi desencarna. Poco después el obsesor vuelta a la reunión de desobsesión y dice estar muy feliz por el sufrimiento del obsesado y que saboreaba la venganza.

Pasado unos meses, el trabajador ya curado, tuvo noticias de un amigo de la policía que habían encontrado al asaltante que le disparó. El amigo policía le preguntó si quería que aplicará un castigo especial además de la cárcel, y el obsesado contesto que no era necesario que el pagará más de lo debía según la ley del hombre.

En este momento, el obsesor se da cuenta que el obsesado de verdad se había reformado ya que era un verdugo en la otra vida, y decidió perdonarlo. Desde entonces, este espíritu se hace llamar brazo de acero y colabora en la protección energética de la casa espírita. 

  1. ¿Además de la venganza, que otras emociones motivan la obsesión y porqué? Cite 2 ejemplos que creáis más problemáticas. 

  1. ¿Sería un castigo que el obsesado llevará un tiro y tuviera un obsesor? Explique la respuesta.

jueves, 12 de mayo de 2016

Desobsesión: profilaxis y terapéutica

Muy Buenas Tardes!!
Este sábado tenemos el Estudio Sistematizado de la Doctrina Espírita (ESDE) en CEADS con el tema Desobsesión. Os invitamos estudiar las clases anteriores con mucho detenimiento para recordar conceptos ya estudiados, y avanzar en el estudio con menos dudas.

Os dejo el texto para previo estudio.
Un abrazo fraternal
Marcello Pagnotta y Andrea Campos


Desobsesión: profilaxis y terapéutica

Algunas personas lamentan que haya Espíritus malos. De hecho, no es sino con un cierto desencanto que encontramos la perversidad en este mundo, donde solamente nos gustaría encontrar seres perfectos. Pero, desde el momento que las cosas son así, nada podemos hacer: es necesario aceptarlas como son. Es por nuestra propia inferioridad que los Espíritus imperfectos pululan a nuestro al rededor. Las cosas cambiarán cuando seamos mejores, como ya sucedió en los mundos más adelantados. Ver y comprender el mal es una manera de preservarnos contra él.  Todos tenemos desafectos de nuestras existencias pasadas, y en el período de evolución en el que aún nos encontramos, atraemos la presencia de entidades poco evolucionadas que se armonizan con el carácter de nuestro pensamiento, y que perjudica, por lo general, involuntariamente, nuestras disposiciones y posibilidades en el aprovechamiento de la vida y del tiempo. De ese modo, la desobsesión actúa como remedio moral específico, renueva los caminos mentales por donde nos corresponde transitar, nos inmuniza contra los peligros de la alienación y establece ventajas ignoradas en nosotros, para nosotros y en torno de nosotros, dentro de una dimensión que, por el momento, no somos capaces de val orar. A través de ella desaparecen las enfermedades fantasmas, los obstáculos tenebrosos, los fracasos; además, con su apoyo espiritual, permite obtener horizontes más amplios para la comprensión de la vida, y excelentes recursos moral es para obrar ante el prójimo con desapego y comprensión.



Prevención de las obsesiones (profilaxis)

Hay diversas terapias que merecen ser estudiadas para eliminar males que flagelan a la Humanidad. Los antibióticos atacan los procesos infecciosos; hay establecimientos especializados que estudian la patología del cáncer; la cirugía ha llegado al corazón para sanar defectos cardíacos, y la vacuna es una defensa para millones de personas. Pero, junto con las enfermedades que torturan el cuerpo físico, encontramos, en este plano y en el otro, las calamidades de la obsesión, que desequilibran la mente. (...) Están instaladas en todos los niveles, desde aquellos en los que hay personas que tienen los elevados recursos de la inteligencia, hasta aquellos otros donde viven compañeros que carecen de las mínimas nociones del alfabeto. Muchas veces, esas calamidades desbordan en tragedias pasionales que llaman la atención de la prensa, o en la demencia, que debe ser conducida a un manicomio. Todo esto, sin mencionar los problemas de la depresión, los desvaríos sexuales, los síndromes de la angustia y las desarmonías familiares. De esta manera, es necesario tener en cuenta que en todo proceso patológico, sea del cuerpo físico o del alma, la prevención o la profilaxis, es la base de una vida sana.
La profilaxis es el conjunto de medidas preventivas que evitan la aparición de enfermedades. En el caso de la obsesión – ya que ésta es una enfermedad del alma – la profilaxis es de vital importancia. Como ya hemos visto, la obsesión existe porque existe imperfección en nosotros.  La prevención de la obsesión consiste en la práctica del bien y en la confianza en Dios. Por esa razón, los Espíritus de la Codificación nos orientan: (...) guardaos de prestar atención a las sugerencias de los Espíritus que os dictan malos pensamientos, que estimulan la discordia entre vosotros y que os insinúan las malas pasiones. Desconfiad especialmente de aquellos que os exaltan el orgullo, porque esos os asaltarán por el lado débil. Esa es la razón por la cual, en la oración dominical, Jesús os enseñó a decir: “¡Señor! No nos dejes caer en tentación, pero líbranos de todo mal”. (...) la única profilaxis eficaz contra la obsesión es la del Evangelio. Es practicar el bien y ser bueno.


El proceso de desobsesión (terapéutica)

En las inmediaciones de Gadara, cuando Jesús se ocupaba del trabajo de desobsesión, lo encontramos conversando fraternalmente con el obsesado que se presentó ante él, al mismo tiempo que era escuchado por desdichados desencarnados. Es importante verificar, que cuando el Maestro le preguntó su nombre, el médium, consciente de la presión que sufría porque estaba sometido a inteligencias perturbadas y errantes, respondió que se llamaba “Legión”, y el evangelista agrega que el obsesado procedía así, “porque tenía dentro de él muchos demonios.” Hoy con Kardec, según las palabras textuales del Codificador de la Doctrina Espírita en el ítem 6 del capítulo XII: “Amarás a vuestros enemigos” de “El Evangelio según el Espiritismo”, sabemos que “esos demonios no eran más que las almas de hombres perversos que no se habían despojado aún de los instintos materiales.” En ese episodio, vemos que Cristo se ocupa simultáneamente del médium y de las entidades que se comunicaban por su intermedio, en la benemérita empresa del esclarecimiento colectivo. De esta manera, nos enseñaba que la desobsesión no es ir en busca del fenómeno, sino un trabajo de amor unido al conocimiento, y del raciocinio asociado a la fe.  
Al analizar el problema de la obsesión – en un mayor grado de gravedad – Kardec expone lo siguiente:
En los casos de obsesión grave, el obsesado queda como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso que neutraliza la acción de los fluidos saludables, y los repele. Y es de ese fluido pernicioso que es necesario liberarlo. Ahora bien, un fluido malo no puede ser eliminado por otro también malo. Mediante una acción idéntica a la del médium curativo en los casos de enfermedad, es necesario expulsar un fluido malo con la ayuda de un fluido mejor. Pero, no siempre basta con esta acción mecánica. Es necesario, sobre todo, actuar sobre el ser inteligente para lo cual es preciso poseer el derecho de hablarle con autoridad, de la que carecerá quien no tenga superioridad moral. Cuanto mayor sea ésta, mayor será también aquella. Pero, esto no es todo aún: para asegurar la liberación de la víctima, es indispensable que se conduzca al Espíritu perverso a renunciar a sus malos propósitos, y que, mediante instrucciones suministradas con habilidad a través de evocaciones hechas especialmente con el objeto de brindarle una educación moral, se logre que comience a surgir en él el arrepentimiento, así como el deseo del bien. El trabajo se torna más fácil cuando el obsesado, al comprender su situación, colabora con su voluntad y con la oración. Pero se produce una situación contraria cuando, deslumbrado por el Espíritu que lo domina, se engaña respecto de las cualidades de éste, y se complace en el error al que es inducido; entonces, en vez de colaborar, el obsesado rechaza toda asistencia.
Es el caso de la fascinación, que es siempre mucho más rebelde que la más violenta subyugación. En todos los casos de obsesión, la oración es el medio más poderoso que se dispone para disuadir al obsesor de sus propósitos maléficos.  
El obsesado, además de ser un enfermo que representa a los otros enfermos, es, casi siempre, una criatura colmada de torturadores problemas espirituales. Si le falta una voluntad firme para la auto-educación, para la disciplina de sí misma, es casi seguro que su dolorosa situación se prolongará más allá de la muerte.



Sólo el enfermo convertido voluntariamente en médico de sí mismo logra la cura positiva. En el doloroso cuadro de las obsesiones, el principio es análogo. Si la víctima se rinde incondicional mente ante el adversario, se entrega a él y se torna en posesa después de haberse transformado en un autómata a merced del perseguidor. Si posee voluntad frágil e indecisa, se habitúa a la persistente acción de los verdugos, y queda enviciada en un círculo de irregularidades de muy difícil corrección, porque en poco tiempo, se convertirá en polo de vigorosa atracción mental que atraerá a los mismos verdugos. En esos casos, nuestras actividades de ayuda están casi circunscriptas a meros trabajos de socorro, para posibles resultados lejanos. Pero, cuando encontramos a un enfermo interesado en su propia cura, y que utiliza nuestros recursos para aplicarlos en su moralización interior, entonces podemos prever triunfos inmediatos.  
Es fundamental comprender, que en la terapia de la desobsesión, el Espiritismo posee valiosos recursos que ayudan a combatir las influencias negativas. Entre tanto, a aquel que se hace acreedor de los beneficios de esos recursos, Emmanuel le recomienda: “es natural que esperes ayuda, pero es también necesario que te ayudes. Restablece tus energías físicas bajo la inspiración de la ciencia curativa que la Providencia Divina te asegura en la Tierra, pero satisface también la medicación del alma a través de lecturas moralizadoras en cuyos textos la Doctrina Espírita te ayude a retomar el control del espíritu y promueva la conducción de la casa íntima. Cultiva la oración sin olvidar el trabajo saludable que valorice tu tiempo y tu presencia, y, sobre todo, trata de obtener alguna actividad benéfica a través de la cual puedas ser más útil en el logro de la felicidad del prójimo quien, tal vez, tenga más necesidades que las que tú tienes. Reacciona contra cualquier impacto de amargura o de resentimiento; cuanto te sea posible, evita las circunstancias que, debido a tu condición de convaleciente, te puedan conducir a la caída, y protégete en la convivencia con hermanos cuyos lazos de comprensión y de afinidad te garanticen el equilibrio que aún no pudiste recuperar completamente.”

Meditemos sobre el esfuerzo generoso de aquellos que nos amparan, y sepamos colaborar con ellos en nuestro propio beneficio. El enfermo asistido con excelentes recursos, debe cooperar con el médico que lo atiende para poder curarse.