Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta Salud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Salud. Mostrar todas las entradas

viernes, 18 de marzo de 2022

¿Qué es el pensamiento?

Daniel Eduardo Gómez Montanelli


«…los fluidos son el vehículo del pensamiento, este actúa sobre los fluidos como el sonido sobre el aire. Estos transmiten el pensamiento como el aire nos trae el sonido. Por consiguiente, se puede decir sin temor a equivocarse que en esos fluidos hay ondas y rayos de pensamientos, que se entrecruzan sin confundirse, del mismo modo que hay en el aire ondas y vibraciones sonoras.» (Kardec, A., La Génesis, Cap. XIV - Ítem 15) 


Desde el punto de vista físico, la onda es una perturbación que se propaga a través del espacio y transporta energía. Se puede apreciar un ejemplo de ello cuando dejamos caer una piedra sobre la superficie de un lago, y observamos que se forma una serie de ondas circulares, que viajan hacia fuera. Esa perturbación que vemos en el agua es energía.


De manera análoga, cuando una persona piensa, también emite ondas que transportan energía. Este es uno de los fundamentos de los grupos de oración. El grupo de oración es una fuente productora de ondas que además transportan ectoplasma que tiene efectos terapéuticos para aquel que las recibe.


Las ondas se clasifican según su naturaleza en:


  • Ondas mecánicas: Necesitan un medio elástico para propagarse, como el agua.  

  • Ondas electromagnéticas: Se propagan por el espacio sin necesidad de un medio elástico, como las ondas de radio o de TV.

  • Ondas gravitacionales: Alteran la geometría misma del espacio-tiempo. 


Los autores espirituales consideran al pensamiento como un tipo de onda electromagnética.


André Luiz se refiere al pensamiento como «flujo energético (…) corriente de partículas mentales»


¿Qué quiere decir esto? Que el pensamiento está constituido por un tipo de materia muy sutil, a la que Luiz da el nombre de materia mental, y cuyas partículas tienen «una estructura atómica análoga a la que nosotros conocemos, pero en diferentes condiciones vibratorias» (Luiz, A., Mecanismos de la Mediumnidad, Cap. IV: Materia mental e materia física).


Kardec ya se había anticipado, en su tiempo, a las cuestiones que estamos tratando:


«22. Por lo general, se define a la materia como lo que tiene extensión, lo que puede causar una impresión en nuestros sentidos, lo impenetrable. ¿Son exactas estas definiciones?

Desde vuestro punto de vista son exactas, porque sólo habláis de acuerdo con lo que conocéis. Sin embargo, la materia existe en estados que para vosotros son desconocidos. Puede ser, por ejemplo, tan etérea y sutil que no cause ninguna impresión en vuestros sentidos. Con todo, es siempre materia, aunque para vosotros no lo sea(Kardec, A., El Libro de los Espíritus, Pregunta 22).


En La Génesis, los Espíritus Superiores nos enseñan que la materia mental sería una transformación del fluido cósmico universal:

 

«… el fluido cósmico universal es la materia elemental primitiva, cuyas modificaciones y transformaciones constituyen la amplia variedad de los cuerpos de la Naturaleza» (Kardec, A., La Génesis, Cap. XIV: Ítem 2). 


El físico francés Louis de Broglie nos enuncia que onda y partícula son dos formas de expresión de una misma realidad, mediante el célebre Principio de Complementariedad (1924).


Ahora bien, André Luiz dice que «estas partículas de materia mental producen irradiaciones electromagnéticas cuya frecuencia dependerá del estado mental del emisor». (Luiz, A., Mecanismos de la Mediumnidad, Cap. X: Partícula mental). 


Esto quiere decir que la partícula de materia mental genera un campo electromagnético, por lo que este autor se refiere al pensamiento como: «fuerza o energía mento-electromagnética» (Luiz, A., Mecanismos de la Mediumnidad, Cap. V), donde “mento” sería la idea, el sentimiento, el mensaje que el Espíritu quiere transmitir, y el electromagnetismo funcionaría como una onda portadora.


Según el Dr. Sergio Felipe de Oliveira, los cristales de hidroxiapatita que están en la glándula pineal captarían el pensamiento del Espíritu comunicante, la onda mento-electromagnética de la que habla André Luiz. De esta manera, el campo magnético quedaría secuestrado por la glándula, mientras que la información que la acompaña sería enviada al tálamo, donde se hará consciente o no, según el grado de conocimiento y de ejercicio mediúmnico que tenga la persona. El espíritu, al producir estas corrientes mentales, queda envuelto en una túnica o tejido de fuerzas electromagnéticas, en una fotosfera psíquica que recibe el nombre de aura. (Luiz, A., Mecanismos de la Mediumnidad, Cap. X: Campo del aura).


Por el aura circulan las imágenes que corresponden a las propias creaciones mentales, presentando una policromía variada según la onda mental emitida. (Luiz, A., Evolución en dos Mundos, Cap. XVII: Aura humana). El aura será entonces un espejo que retratará nuestros estados mentales y emocionales, ante la visión de los Espíritus desencarnados; espejo que, a su vez, reflejará los pensamientos de los Espíritus encarnados y desencarnados con los que entramos en sintonía.


«A un Espíritu le basta con pensar en alguna cosa para que esa cosa se produzca» (Kardec, A., La Génesis, Cap. XIV: Ítem 14).

«Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, éstas se reflejan en la envoltura periespiritual como un espejo; allí toman cuerpo y se podría decir que son fotografiadas.»

«Vemos que los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica, y es así como un alma puede leer en otra al igual que en un libro y ver lo que no es perceptible por medio de los ojos corporale(Kardec, A., La Génesis, Cap. XIV: Ítem 15).


Ernesto Bozzano, Gustavo Geley, el Cnel de Rochas y Julien Ochorowicz, entre otros, fueron algunos de los investigadores que se dedicaron a estudiar las “formas del pensamiento” es decir, las formaciones fluídicas buenas o malas que hacemos inconscientemente y que permanecen durante más o menos tiempo, de acuerdo con la intensidad y la sustentación que les demos a través de nuestros pensamientos y sentimientos.


Dice Emmanuel: 


«Pensar es crear. La realidad de esa creación puede no exteriorizarse de súbito, en el campo de los efectos transitorios, pero el objeto formado por el poder mental vive en el mundo íntimo, exigiendo cuidados especiales para su continuidad o su extinción» (Xavier, F. C., Emmanuel, Pan Nuestro, Cap. XV: Pensamientos).


Efectivamente, pensar es crear: es darles existencia a formas y realidades concebidas en nuestro mundo íntimo. Para extinguir esas creaciones, también se precisa de un trabajo.


Por eso, cuando Jesús nos enseñaba de Amar a nuestros enemigos, a bendecir a los que nos maldicen, a hacer el bien a quienes nos aborrecen… entre otras cosas, nos estaba diciendo acerca de la necesidad de limpiar nuestra casa mental. Pues si estas “formas del pensamiento” no se desintegran a través de una actividad mental en sentido contrario o, a veces, con la ayuda de pases o con la intervención de los Espíritus, acaban por precipitar su energía en el cuerpo físico, produciendo efectos nocivos, de acuerdo con su naturaleza. Más aún, si estas creaciones son muy intensas puede suceder que, aunque el Espíritu haya modificado sus patrones de pensamiento, se sigan descargando sobre el cuerpo físico, como forma de aprendizaje


Sigue diciendo Emmanuel:


«Cuando nos detenemos a pensar en las faltas de los otros, el espejo de nuestra mente los refleja de inmediato, absorbiendo imágenes deprimentes que nuestra imaginación digiere y más tarde incorpora a los tejidos sutiles del alma. Razón por la cual, no es extraño que con el transcurso del tiempo ésta empiece a expresar lo que ha asimilado a través de su vehículo de manifestación, ya sea por medio del cuerpo carnal, mientras permanece entre los hombres, o del cuerpo espiritual del que nos servimos después de la muerte.» (Xavier, F. C., Emmanuel, Pensamiento y Vida, Cap. VIII: Asociación).


Pero no sólo nos retroalimentamos, con la misma naturaleza de lo que estamos pensando; sino que a eso se suma la sintonía que se establece automáticamente con las otras mentes encarnadas y desencarnadas. Como menciona André Luiz:


«Donde hay pensamiento hay corrientes mentales, y donde hay corrientes mentales existe asociación. Y toda asociación es interdependencia e influencia recíproca». (Xavier, F. C., Luiz, A., En los dominios de la mediumnidad, Cap. XV: Fuerzas viciosas).


Esta retroalimentación energética que se produce cada vez que pensamos, también influye sobre la intimidad de la vida celular. Según Allan Kardec:


«Bajo la influencia del principio vital material del embrión, el periespíritu, que posee ciertas propiedades de la materia, se une molécula a molécula al cuerpo que se forma.» (Kardec, A., La Génesis, Cap. XI: Ítem 18).

 

Por ello, las partículas de materia mental y de materia física también interactúan en el espacio subatómico, que es la zona de transición entre el periespíritu y el cuerpo.


Dice el Espíritu de Emmanuel al respecto:


«El pensamiento es generador de infracorpúsculos o líneas de fuerza en el mundo subatómico, creador de corrientes de bien o mal, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige» (Xavier, F. C., Emmanuel, Derrotero, Cap. XXX: Renovación).


sábado, 18 de diciembre de 2021

La práctica de la caridad como medio para superar patrones mentales malsanos

Maria Carolina Porto





Muchas almas se pierden en investigaciones para percibir las causas que nos hacen sentir a través de la piel, cuando a menudo nos olvidamos de sentir a través del sentimiento. Percepciones... sensaciones del Espíritu, que sin duda están asociadas a la capacidad del Espíritu que las siente. El dolor, la angustia, el sufrimiento, maceran a ciertos Espíritus, dejándolos frágiles, vulnerables, inseguros, cuando no perturbados, mientras que otros se sienten cada vez más agarrotados por el dolor; algunos se sienten perplejos, perturbados, locos. Estudiar todas estas cuestiones supone ampliar nuestra comprensión sobre la realidad espiritual (Balthazar, 2016).




Para iniciar nuestras reflexiones sobre el tema, busquemos comprender mejor cuáles y cómo son los patrones mentales malsanos a los que todavía estamos presos en esta encarnación, a pesar de sufrir por ellos y con ellos. La gula, los celos, la ira, la tristeza, la calumnia, el miedo, la ironía, el sarcasmo, entre muchos otros, son tan comunes a nuestra personalidad que muchas veces no los reconocemos en nosotros mismos y no nos reconoceríamos sin ellos porque forman parte de nuestras actitudes cotidianas.


Estos patrones están presentes en la sociedad moderna de forma oculta, instigados por mensajes subliminales de normalidad y modernidad, disfrazados de exceso de amor, de deseo de lo bueno y lo bello o incluso simulados por la necesidad de probar lo nuevo.


Nuevas relaciones, nuevas noticias, nuevos alimentos que "hay que vivir" a costa de un exceso de chismes, de la gula encubierta, de la condescendencia con uno mismo en la perpetuación de errores milenarios, sin que le importe vivir con la inconstancia de los sentimientos nobles que necesariamente deben poblar el corazón del Espíritu inmortal que busca la paz y el encuentro con Jesús a través de la convivencia armónica con uno mismo y con el prójimo.


Todavía estamos en el proceso inicial de nuestra evolución espiritual, por lo que nuestra mente es frágil e inestable. Nuestros pensamientos y sentimientos, que fluctúan constantemente, nos dejan agitados o ansiosos a veces y embotados y deprimidos otras.


Esta inestabilidad mental provoca importantes reacciones fisiológicas y bioquímicas, desencadenando una desarmonía en el equilibrio orgánico y favoreciendo la aparición o el empeoramiento de patrones mentales poco saludables. 


Joanna de Angelis (1990), en su libro La mente en acción, explica: "como agente de la vida organizada, la mente sana favorece el desarrollo de micropartículas que sostienen con equilibrio la organización somática, así como, mediante descargas vigorosas, bombardea sus centros de actividad, dando lugar a desarmonías innumerables”.


En este pequeño párrafo, la querida veneranda nos muestra la importancia de mantener nuestros pensamientos organizados y en equilibrio, como condición necesaria a la salud del cuerpo físico. 


La científica Dra. Candace Pert (1997), PhD en farmacología, en su libro Moléculas de la emoción, nos enseña que a cada cambio de humor le sigue una cascada de "moléculas de emoción" - hormonas y neurotransmisores- que fluyen por todo el cuerpo, afectando a todas las células. Cada célula humana contiene cerca de un millón de receptores para recibir estas sustancias bioquímicas. De este modo, cuando estamos tristes, nuestro hígado está triste, nuestra piel está triste. Como prácticamente todo en nuestro cuerpo está regulado por hormonas y neuropéptidos y estando entre los más poderosos agentes biológicos, influyendo, por ejemplo, en nuestra respuesta al estrés; los cambios en la regulación de estas moléculas pueden hacernos capaces, en mayor o menor medida, para vencer los desafíos del día a día. 


Los neuropéptidos son sustancias químicas producidas y liberadas por las células de dos regiones del cerebro, son los ladrillos esenciales de los que consta el ADN, que es el responsable del almacenamiento de la información genética directriz en la formación de nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Flotan en prácticamente todos los fluidos corporales y sólo son atraídos por receptores específicos. Forman una red de neurotransmisores dentro del cuerpo y regulan, por ejemplo, el hambre, el dolor, el placer, la memoria y la capacidad de aprendizaje. Sin embargo, para que estas moléculas sean reconocidas por nuestro organismo, es necesaria la presencia de receptores específicos, que sirven como mecanismos para seleccionar el intercambio de información dentro del cuerpo. Son la clave de la química de las emociones.


Pert (1997) explica que, mediante el uso de neuropéptidos, nuestro cuerpo/mente retrocede o reprime las emociones y los comportamientos, mientras que su acción se verá influenciada por el estado de ánimo. Los estados emocionales o de ánimo son producidos por las distintas conexiones de neuropéptidos y lo que experimentamos como una emoción o un sentimiento, es también un mecanismo de activación de un determinado circuito neuronal simultáneamente en todo el cerebro y el cuerpo, generando un comportamiento. Podemos influir conscientemente en lo que ocurre en el cuerpo, como por ejemplo visualizar un mayor flujo sanguíneo hacia una parte del cuerpo para aumentar el oxígeno y los nutrientes que nutren las células. Podemos decir, por tanto, que las emociones "son la conexión entre la materia y el Espíritu, yendo y viniendo entre los dos e influyendo en ambos".


El Espíritu es el generador del pensamiento que, a través del impulso de la voluntad, pasa al periespíritu reaccionando sobre el fluido del encarnado y estimulando glándulas y neurotransmisores para que actúen en las células y promuevan estados de salud o armonía. Los pensamientos negativos activan la producción de algunas proteínas proinflamatorias, liberan neuropéptidos que estimulan el sistema inmunitario con la liberación irregular de citoquinas, provocando la enfermedad o el desequilibrio. Por el contrario, las actividades que aportan felicidad, como trabajar en el bien, promueven un aumento de las proteínas antiinflamatorias, liberan neuropéptidos que actúan para que nuestro sistema inmunitario funcione mejor, aportando salud y equilibrio.


El científico Dr. Kazuo Murakami (2008) afirma en su brillante obra El código divino de la vida, que los patrones mentales positivos pueden activar/desactivar los genes alterando la salud del individuo. A partir de ahí, ya no nos vemos como meros espectadores de nuestra felicidad, sino como promotores y cocreadores activos junto a Dios.



André Luiz (1945), en Misioneros de la Luz, nos orienta al escribir que la voluntad desequilibrada desregula el foco de nuestras posibilidades creativas. Por lo tanto, es necesario tener reglas morales para quienes, de hecho, están interesados en las adquisiciones eternas en los reinos del espíritu. La renuncia, la abnegación, la continencia sexual y la disciplina emocional no representan meros preceptos religiosos, sino que son medidas científicas para el enriquecimiento efectivo de la personalidad.


Cuando buscamos en la casa espírita el trabajo de la caridad, aprendemos a convivir con el dolor del otro, que cambia nuestras emociones, viviremos la vida por medio de otros paradigmas, aprenderemos a contener emociones menos felices y accederemos, al final, a una nueva forma de vivir. 



Referencias


ÂNGELIS, J. de (Espírito). Momentos de felicidade. Psicografado por Divaldo Franco. Salvador: LEAL, 1990. 

BALTHAZAR (Espírito). Pela graça infinita de Deus. Psicografado por Altivo C. Pamphiro. Rio de Janeiro: CELD, 2016. 

LUIZ, A. (Espírito). Os missionários da luz. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 1945. 

MURAKAMI, K. O código divino da vida: ative seus genes e descubra quem você quer ser. São Paulo: Barany Editora, 2008. 

PERT, C. B. Molecules of Emotion: The science behind mind-body medicine. [S.l.]: Scribner, 1997. 





Texto originalmente publicado en portugués en: Saúde & Espiritualidade #24, 2020, pp. 9-10. 

Traducción libre. 

Crónica del 9º Congreso Salud y Luz

Jordi Santandreu


El pasado sábado 13 de noviembre tuvo lugar en Coimbra, hermosa ciudad del centro de Portugal, el noveno Congreso sobre Medicina y Espiritualidad organizado por el Grupo de Estudos Espíritas Allan Kardec (Geeak). A continuación, os ofreceremos una breve crónica del encuentro.

Bajo el título Projecto Saúde e Luz, se reunieron para la intensa jornada de estudio un total de seis especialistas en diferentes áreas de la medicina y la psicología, entre ellos el médium bahiano Florêncio Antón, enfermero, pedagogo, especialista en psicoanálisis y en terapia de vidas pasadas, quien ofreció como cierre, además, una emotiva sesión de pintura mediúmnica.

En Coimbra hacía un día radiante, con una temperatura casi veraniega, algo poco habitual en noviembre. La taxista que nos condujo al local del evento, la sede de Geeak, parecía preocupada cuando nos comentaba con cierta ansiedad y un poco de enfado que el cambio climático es una realidad más que evidente en este país del extremo oeste europeo. No parecía catastrofizar gratuitamente, con el termómetro del vehículo acercándose a los veinte grados centígrados a las 8 de la mañana.

El Congreso abría sus puertas a las 8h30 para recibir a los participantes - más de un centenar -, que poco a poco íbamos haciendo acto de presencia. Los trabajadores de Geeak Coimbra habían preparado cada pequeño detalle con esmero, mucho amor y elegancia, y la simpatía de los encargados de recibir a los participantes presagiaba un día lleno de trabajo, pero sobre todo de mucho amor. Personalmente fue un reencuentro emocionante y repleto de abrazos y alegrías, tras cerca de dos años sin poderles visitar a consecuencia de las obligadas restricciones para protegernos del Covid.

Foto de la entrada del Grupo de Estudos Espíritas Allan Kardec


La abertura del congreso corrió a cargo de Fernando Santos, vicepresidente de Geeak, junto a Vítor Mora Féria, presidente de la Federación Espírita Portuguesa.  
A continuación, tras unas bellas palabras que subrayaban el propósito general de la velada, la integración de la sabiduría científica y espiritual, la vocalista lusa Cati Freitas nos deleitó con un momento musical de extraordinaria belleza, que dispuso una atmósfera ideal para el inicio de las actividades. 

El primer ponente fue David Brandão, especialista en medicina general y presidente de la Asociación Médico Espírita de Geeak. Con un conocimiento respaldado por más de cuarenta años de práctica médica, el Dr. Brandão destacó con optimismo el cambio de paradigma que poco a poco, con muchos obstáculos pero de manera inexorable, se está instalando en el mundo científico médico. 


La energía vital y la influencia de los pensamientos sobre el organismo son ya una realidad demostrada por la ciencia, y que interviene en todos los procesos patológicos, como el Dr. André Luiz y tantos otros mentores nos advierten en la literatura espírita. Estos dos elementos se nutren de factores exógenos y endógenos, fundamentalmente los relacionado con la vida moral, que la medicina del futuro tendrá que colocar en mayor destaque a la hora de conducir la terapéutica para que pueda ser exitosa en la medida de las posibilidades de cada caso: “consolar siempre, aliviar con frecuencia y curar a veces”, como decía Hipócrates 460 años antes de Jesús.


El pase, en este sentido, constituye un método absolutamente necesario, no solo recomendable, para acelerar la mejora mental y física del paciente. En una bella referencia al libro Opinión Espírita, de André Luiz/Emmanuel, coronada con referencias a la Revista Espirita de septiembre de 1865, el Dr. Brandão resaltó que el pase magnético es un mecanismo de transfusión de fluidos, pero, sobre todo, de amor, el ingrediente esencial que potenciará la acción de todas las medidas aplicadas.


Tuvo el acierto de recordar otras dos herramientas que, con el tiempo, se instalarán en las salas de consulta e incluso en los quirófanos: la fluidoterapia, el agua fluidificada y, por supuesto, la oración, concluyendo que la medicina del futuro será aquella que acerque las dimensiones mentales y espirituales, por un lado, de las físicas y materiales por otro.



Foto 2: Médicos del Hospital Amaltepec, de El Salvador, rezando antes de una intervención


A continuación, la psicóloga brasileña afincada en Portugal, Norma de Carvalho, se centró en el papel del amor y de sus innumerables expresiones en la práctica formal de la psicología clínica. Los profesionales de la salud, en general, estamos todavía lejos de una aproximación cálida y afectiva hacia el paciente, gobernados como estamos por la tecnología y los procedimientos centrados en los resultados. ¿Tan difícil o fuera de lugar nos resulta un abrazo de bienvenida? ¿Un “Dios le bendiga” de despedida? 

El amor es un remedio intangible, universal y sin efectos secundarios, que predispone al paciente a abrir sus canales psicológicos y físicos para la buena asimilación de la terapéutica, sea esta la que sea: farmacológica, dialéctica o energética. 

La siguiente ponente fue la educadora, profesora universitaria, escritora y periodista brasileña Dora Incontri, que nos habló sobre la Terapia Pedagógica en el contexto médico espírita. Dora es autora de más de 40 obras, entre ellas libros didácticos de filosofía; Doctora en Historia y Filosofía de la Educación por la Universidad de São Paulo y coordinadora de la Asociación Brasileña de Pedagogía Espírita.

Destacó la necesidad de ver y tratar al paciente desde una visión integral e integrada del ser humano que incluye, sin lugar a dudas, la dimensión espiritual, con un énfasis especial en el desarrollo de un sentido existencial profundo, tal y como lo entendía el psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl. Una aproximación sumamente completa que se nutre también del arte como herramienta terapéutica. 

El Congreso continuó con la conferencia del Dr. Paulo César Fructuoso, oncólogo y cirujano, autor de varios libros sobre medicina y espiritualidad, quien nos habló acerca de la medicina del futuro. El Dr. Fructuoso centró su tesis en una posibilidad revolucionaria: que los médicos del futuro utilicen percepciones extrasensoriales, es decir, la mediumnidad como complemento de sus habilidades ordinarias adquiridas en la facultad. ¿Será posible contar algún con médicos médiums? 


Foto 3: Dr. Paulo César Fructuoso



El penúltimo conferenciante de la tarde fue Florencio Antón, enfermero, pedagogo y especialista en Psicoanálisis, Educación Especial y terapia de vidas pasadas. Su disertación, marcadamente técnica y académica, versó acerca del ser humano, bajo la perspectiva de su inherente complejidad, trazando el rumbo hacia un paradigma post-materialista.


Finalmente, el Dr. Lutério Faria, dirigente de la Asociación Espírita Consolación y Vida, de Águeda, una bella ciudad del centro de Portugal, abordó el tema de la capacitación de los profesionales en aspectos éticos, psicológicos y comportamentales. 


Para cerrar el interesantísimo Congreso, Geeak Coimbra nos regaló otro momento maravilloso, y es que Florencio Antón es un médium muy especial. Florencio lleva décadas de dedicación a la doctrina de los Espíritus, tanto en la dimensión teórica como, sobre todo, en la práctica. Es el responsable de una organización espírita de considerables dimensiones, en el barrio de Mussurunga, en Salvador de Bahía, Brasil, que bautizó con el nombre de una de sus mentoras, el espíritu de Sheila. 

 

Realizó una sesión de pintura mediúmnica, en la que pintores como Renoir, Dalí y Van Gogh hicieron acto de presencia a través de las manos del médium, que sirvió de instrumento para la ejecución de sorprendentes y bellas obras de arte.


Como no podía ser de otra manera, la presidenta de Geeak, nuestra querida madre espiritual Leonor Santos, dirigió unas palabras sabias y tiernas para despedir el entrañable encuentro, rodeada de todos los voluntarios colaboradores.



Foto 4: Leonor Santos dirigiendo unas palabras a los asistentes.



domingo, 3 de octubre de 2021

Higiene mental

David Santamaría


“… la vida moral se impone como una obligación rigurosa para todos aquellos a quienes preocupe algo de su destino; de aquí la necesidad de una higiene del alma que se aplique a todos nuestros actos, ahora que nuestras fuerzas espirituales se hallan en estado de equilibrio y armonía. Si conviene someter el cuerpo, envoltura mortal, instrumento perecedero, a las prescripciones de la ley física que asegura su mantenimiento y su funcionamiento, importa mucho más aún velar por el perfeccionamiento del alma, que es nuestro imperecedero yo, y a la cual está unida nuestra suerte en el porvenir. El Espiritismo nos ha proporcionado los elementos de esta higiene del alma.”

 

Léon Denis, Después de la muerte, cap. 42

 


Se podría definir la mente como el conjunto de interacciones psíquicas del Espíritu con el medio en que se encuentre, ya sea en el mundo material a través del cerebro, ya sea en el mundo espiritual donde actúa directamente por sí mismo. Contenido psicológico o psíquico podrían ser sinónimos de contenido mental.

El contenido mental está repleto de pensamientos, sentimientos, emociones, buenos o malos, adecuados o indignos, constructivos o destructivos, empáticos o egoístas, humildes o soberbios, modestos u orgullosos… Es decir, de todo género y tendencias.

Para mantener orden y conseguir implantar una correcta higiene mental en ese amplio conjunto de  potenciales contenidos, deben considerarse algunos aspectos imprescindibles:

  •  ¿Quién “coloca” esos contenidos en nuestra mente?

  •  ¿Podemos ejercer algún control sobre la entrada de esos contenidos?

  •  ¿Tenemos alguna posibilidad de expulsar los contenidos molestos y perniciosos para nuestro equilibrio espiritual?

  • Finalmente  ¿es, pues, posible una higiene mental?



¿Quién “coloca” los contenidos mentales en nuestra mente?


Básicamente nosotros mismos somos los responsables por todo lo que, bueno o malo, va entrando en ese lugar propio, íntimo, personal. A veces podemos tener la sensación de que son otros quienes nos insuflan sus pensamientos, ideas y opiniones; y así sucede en múltiples oportunidades. Sin embargo, muchas de las veces que ello ocurre, esos contenidos han sido atraídos inconscientemente por nosotros mismos.


¿Cómo ocurre ello? Con nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras opiniones, nuestra manera de proceder, nuestros deseos, nuestros comportamientos…, estamos atrayendo fatalmente pensamientos, sentimientos, opiniones… de la misma índole. La ley de las Atracciones, de las Afinidades, funciona de una manera ineludible. Igual que vivimos en un ambiente repleto de ondas electromagnéticas, eléctricas… también estamos sumergidos en un océano de pensamientos ajenos. Pensamientos que serán atraídos inevitablemente por sus homólogos que están formando parte de nuestro propio contexto psíquico.


Hay otro tipo de situaciones en que se pueden sufrir influencias exteriores  que pueden llegar a ser muy duras. En Espiritismo las denominamos “procesos obsesivos”. Estos procesos pueden variar desde actuaciones mentales en las que se nos envían pensamientos negativos, que pretenden confundirnos, crearnos desasosiego, distraer nuestra atención de lo que realmente nos importa, hasta procesos en los que la influencia es tan intensa que pueden dar lugar a un dominio completo por parte de algún/nos Espíritu/s  sobre la voluntad de algunas personas. Los procesos obsesivos, sea cual fuere la intensidad que presenten, siempre tienen una razón de ser. Pueden estar propiciados por la atracción que nuestro comportamiento inadecuado puede ejercer en algunos Espíritus con tendencias similares a las nuestras. También pueden ser procesos de venganza, de deseos de tomarse la justicia por su mano, por parte de Espíritus que tienen cuentas pendientes del pasado con ciertas personas. De ninguna de las maneras podemos aceptar la idea de que, en estas últimas situaciones, puedan llegar a producirse lo que mal se llaman “posesiones”. Por intensa que sea la influencia externa nunca nadie puede expulsar al Espíritu que vive vinculado a ese cuerpo. Hay dominación, nunca una expulsión.



¿Podemos ejercer algún control sobre la entrada de esos contenidos en nuestra mente?


Ciertamente que sí, de lo contrario estaríamos completamente supeditados a las influencias externas y seríamos unas marionetas. Sin embargo hay que resaltar que esto último puede ocurrir si nosotros no ponemos impedimentos proactivos para que ello no suceda. La actitud proactiva más básica consiste en prestar atención a nuestras ideas, a nuestros pensamientos. Aquellos que nos sorprendan, que nos “choquen” por ser inadecuados, negativos, egoístas… hay que impedirles el paso a nuestro contenido mental.  No hay que enfrentarse a ellos sino todo lo contrario, no hay que hacerles caso, dejar que pasen, sustituirlos de inmediato por pensamientos tranquilos, amables, optimistas… Es un ejercicio muy efectivo. Otra actitud también esencial es esforzarse, con todo nuestro empeño, en ir modulando nuestras actitudes. Hay que dar preferencia a pensamientos y sentimientos propios tendentes a contenidos empáticos, pacientes, generosos, benévolos, alegres. No es algo que se resuelva de hoy para mañana, puede llevarnos incluso varias vidas conseguirlo; pero, si no empezamos hoy, ni mañana ni pasado mañana (ni en esta vida ni en las siguientes) no lo lograremos. El primer paso es el que siempre cuesta más.



¿Tenemos alguna posibilidad de expulsar los contenidos molestos  y perniciosos de nuestra mente?


Ello es posible; pero, como en todas las cosas importantes de la vida -y esta lo es realmente-, implica comprensión y atención. Comprensión de por qué se producen esas situaciones, como ya comentamos anteriormente, y atención con el fin de conseguir que no vuelva a ocurrir o por lo menos que nos podamos dar cuenta bien pronto que ello nos está pasando de nuevo y seamos capaces de intentar poner remedio lo antes posible. En principio, el método es lógico: “sacar” lo malo y permitir sólo la entrada de lo bueno. Evidentemente eso no es tan fácil.


Necesitamos realizar algunas acciones para conseguir que eso suceda, como, por ejemplo:


1. No ceder a la tentación de permitir que pensamientos inadecuados puedan instalarse en nuestra mente. Hay que “pasar” de ellos como señalábamos antes.


2. Cada vez que detectemos una tendencia o dependencia poco adecuada (como esas que nos disgustan en los demás, por ejemplo) en nuestros pensamientos y emociones más personales, hemos de esforzarnos en realizar un análisis de la situación para llegar a comprender el por qué de nuestra vinculación a esas ideas negativas. Al mismo tiempo, en paralelo, hay que esforzarse en manifestar actitudes adecuadas aunque sean forzadas,  por algo se empieza y ya acabarán siendo espontáneas con el tiempo y la dedicación.


3. Hay que tener cuidado con lo que se desea de corazón porque la mente lo crea, y creamos, creamos conflictos y situaciones sólo con el pensamiento. El pensamiento es una herramienta formidable, más poderosa (en bien o en mal) de lo que suponemos. Por eso, ¡cuidado con lo que deseamos!


4. Tampoco hay que estar siempre a la espera de que nos ayuden los otros. La gente pide, pide y pide…, y esto ha hecho que en muchas oportunidades no sepamos hacer las cosas por nosotros mismos; siempre esperando de los demás la solución. Y la solución está casi siempre en nosotros pero encontrarla y ponerla en práctica en muchas ocasiones nos cuesta muchísimo. Sin embargo este es el camino adecuado; el inadecuado sería buscar videntes y clarividentes para que resuelvan las dudas y problemas cuya solución nos compete personalmente.


5. Hay que poner constancia en el esfuerzo a realizar pues sólo cuando se hace hay resultado. Esta última frase es casi una obviedad pero es así mismo, sin acciones no hay resultados. 



¿Es, pues, posible una higiene mental? La respuesta a esta última pregunta es, después de lo expuesto hasta el momento, rotundamente afirmativa pero con matices. Ya hemos ido viendo que su eficacia dependerá siempre de nuestro grado de implicación positiva en la resolución de los diferentes conflictos mentales que cada uno tenga. El contenido mental no deja de ser una expresión, un reflejo de nosotros mismos como Espíritus. Por ello nunca hay que perder de vista que nuestro contenido mental es eso: “nuestro”. De ahí, pues, el interés personal en mantenerlo bajo control, lo más limpio posible, lo más útil que seamos capaces.


¿Qué podemos hacer para conseguir esa tan deseada higiene mental? Algunas sugerencias:


●  Pensar bien. O sea, esforzarse en tener buenos pensamientos.

●  Sentirse bien con uno mismo a pesar de nuestros defectos.

●  Cultivar la reflexión de los pasos dados en esta presente experiencia vital.

●  Agradecer a la Inteligencia Suprema, al Poder Infinito, a la Inteligencia Cósmica la oportunidad de un nuevo día para aprender.

● Estar atentos a las indicaciones constructivas de nuestro Espíritu protector (de los incorrectamente nombrados como “ángeles de la guarda”) que nos llegan en forma de pensamientos positivos, de ideas correctas a las que muchas veces no hacemos caso.

● Ser pacientes, respetuosos, empáticos con aquellos con quienes nos relacionemos, si realmente deseamos que ellos también nos respeten y tengan paciencia con nuestras equivocaciones.


Estas recomendaciones son o intentan ser actitudes prácticas ante las diversas circunstancias de la vida. No representan ningún ritual, no tienen nada de sobrenatural, no piden ningún favoritismo… Solamente implican un trabajo activo, muchas veces arduo, en ocasiones sacrificado, de nuestra mente, de nuestra conciencia, de nuestro Yo, de nosotros mismos como almas. Cuando nos damos cuenta de que todo progreso y toda mejoría en nuestra situación vital depende mayoritariamente de nosotros y de nuestras actitudes, resoluciones y actuaciones, es cuando podemos entender la importancia de la higiene mental.



Puede ser una imagen de una persona y texto