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martes, 25 de diciembre de 2018

Aspectos Generales de la Reencarnación - parte final


Por Flávia Roggerio

Aspectos Generales de la Reencarnación

Como comentamos anteriormente la reencarnación puede ocurrir en diferentes mundos y en distintos tiempos. La terrestre no es la primera y seguramente no será la última; podemos decir, eso sí, que es una de las más materiales y lejanas de la perfección. Se puede vivir muchas veces en el mismo mundo, dependiendo de la afinidad y progreso del Espíritu con el mundo que ha de habitar.

La resurrección, como hoy se entiende, muy poco se asemeja a la reencarnación. El buen sentido se opone a la aberración que el alma pueda reconstruir su cuerpo, descompuesto y reasimilado por otros organismos de la naturaleza. Es insensato materializar al que se encuentra «muerto» y sacrificar a los que se encuentran vivos. La reencarnación es hoy un hecho comprobado, que demuestra el regreso al plano físico sin agredir, de forma alguna, las leyes de la naturaleza.

Los Espíritus pueden reencarnar como hombre o mujer, ya que el espíritu no tiene sexo. Como deben progresar en todo, cada sexo, igual que cada posición social, riqueza o pobreza, le facilita pruebas y deberes específicos, incrementando así el bagaje de experiencias. El que sólo reencarnase como mujer, por ejemplo, no sabría más que lo que saben las mujeres.

Los Espíritus que están esperando una nueva existencia para mejorarse, son llamados errantes. Los hay de diversos grados y su tiempo varía desde horas hasta siglos, generalmente dándose la nueva existencia después de períodos más o menos largos. Esta estancia se da en diferentes planos espirituales, donde se puede estudiar y/o trabajar para su propio progreso.

En las nuevas existencias el Espíritu se encontrará en situaciones que a menudo llamamos karma, sin saber exactamente qué significa. Pues karma proviene del sánscrito hindú y quiere decir acción. Es decir todo lo que se hace equivale a decir karma. Las tradiciones espiritualistas afirman que las buenas acciones serían karmas positivos o dharmas, no obstante karma es empleado para asignar a los hechos que el Espíritu obró contra otros, contra la naturaleza o contra sí mismo.

Allan Kardec, el decodificador del espiritismo, prefirió llamarlo, “Ley de Causa y Efecto”, y pautó que los actos positivos, caritativos y benevolentes reparan acciones delictivas del pasado. El karma negativo es rescatado en la existencia presente o en una futura a manera de correctivo y no de castigo. Existen rescates individuales y colectivos, con la familia, ciudad, país y planeta. Con la Ley de Causa y Efecto son explicados cientos de casos como los de mongolismo, enanismo, deformaciones físicas, accidentes, abandono, esterilidad, homosexualismo, enfermedades incurables, miseria, locura, etc., así como los de genialidad, salud, tranquilidad emocional, etc., todos tienen sus orígenes en el pretérito y de esa manera vemos la justicia de Dios actuante. Nuestro destino es la fatalidad del bien, pues nadie está destinado al mal o al sufrimiento.

En el “Libro de los Espíritus”, Kardec indaga sobre diferentes aspectos de la reencarnación. En la pregunta: ¿Los Espíritus conocen la época en que se reencarnarán? los Espíritus responden: «La presienten, como el ciego siente el fuego a que se aproxima. Saben que han de volver a tomar cuerpo como sabéis vosotros que habéis de morir un día sin saber cuándo sucederá». (330) «Dependiendo de su progreso, hay Espíritus despreocupados de su reencarnación. No obstante igual reencarnarán». (54) En algunos casos les es impuesto por la misma ley a reencarnarse, en otros eligen las pruebas (es decir cuerpo, condiciones, época, familia, etc.), cuanto mayores los obstáculos mayor el progreso. También pregunta, ¿Según ciertas personas, parece que la doctrina de la reencarnación destruye los lazos de familia, haciéndolos remontar a otras existencias además de la actual? Y la respuesta fue… «Los extiende; pero no los destruye. Estando fundado el parentesco en afectos anteriores, los lazos que unen a los miembros de una misma familia son menos precarios. La reencarnación aumenta los deberes de fraternidad; porque en vuestro vecino o criado puede vivir un Espíritu que ha estado ligado a vosotros por los lazos de la sangre». (205)

Una cuestión muy interesante abordada en los estudios de Kardec fue sobre el momento en que se une el alma al cuerpo. A lo que obtuvo como contestación: «La unión empieza en la concepción, completándose en el momento del nacimiento. Desde la concepción, el Espíritu se une al cuerpo por un lazo fluídico, que se va estrechando poco a poco hasta que el niño sale a la luz.».(344)

Entonces, sobre las vidas pasadas, ¿Existen medios de probar la reencarnación? El recuerdo de vidas pasadas, investigado por grandes psiquiatras, psicólogos e investigadores de la materia, es uno de los métodos más completos para probar la reencarnación.

El Dr. Ian Stevenson, director del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia en los EE.UU. reunió más de 3 mil casos por todas partes del mundo, de niños que recuerdan vidas pasadas. El cumplió rigurosamente con los padrones científicos exigidos y publico el libro «20 Casos que Sugieren Reencarnación».

El Dr. Brian Weiss, director del Departamento de Psiquiatría del Hospital Mount Sinai Medical Center en Miami y médico diplomado por la Universidad de Yale, con especialización en Psiquiatría en la Universidad de Columbia, es autor del libro «Muchas Vidas, Muchos Sabios», donde relata sus experiencias con Catherine, quien después de un año de tratamiento convencional no llegó a curarse. Weiss, mediante la hipnosis, hizo que retrocediera al origen de sus problemas y ella le dijo que se llamaba Aronda y que vivía en Egipto, muerta 18 siglos a.C. Su escepticismo se fue diluyendo cuando Catherine fue sanando y descubriendo 85 vidas. Experimentó con cientos de pacientes, llegando a la conclusión de que todos reencarnamos. En la actualidad, el Dr. Weiss dicta conferencias sobre el tema en Estados Unidos y diversos países.

Las terapias regresivas o TVP (terapia de vidas pasadas), deben ser realizadas por profesionales en la materia y deben ser justificadas por traumas o conflictos concretos, puesto que podría ser perjudicial si se tomara como un simple juego o si se encarase con liviandad o por satisfacer nuestra natural curiosidad. Los efectos terapéuticos tienen efectos positivos en neurosis, fobias, manías, complejos, traumas y tics nerviosos que son revelados en estado hipnótico, al ejemplo de la terrible fobia de una mujer al agua, debido al hecho de haber estado encadenada en una galera y cuando fue echada al rio y comida por cocodrilos.

Adicionalmente, las comunicaciones mediúmnicas, los recuerdos espontáneos en los niños y los llamados Déjà vu, recuerdos innatos, son otras de las tantas pruebas que confirman la reencarnación.

Entonces ¿Por qué pierde el Espíritu encarnado el recuerdo de su pasado? «El hombre no puede ni debe saberlo todo. Así lo quiere Dios en su sabiduría. A no ser por el velo que le oculta ciertas cosas, el hombre sería deslumbrado como el que pasa sin transición de la oscuridad hacia la luz. Gracias al olvido del pasado es más él mismo».(392)

Si no tenemos un recuerdo exacto, tenemos sí una intuición y nuestras tendencias  instintivas son una reminiscencia de nuestro pasado, a las cuales nuestra conciencia, que es el deseo de no cometer las mismas faltas, nos previene que resistamos. Por otro lado, si recordásemos nuestras vidas, nos dificultaría nuestra evolución, pues reconoceríamos a antiguos adversarios, verdugos y víctimas, se reavivarían rencores y continuaríamos tropezando. Por ello, este olvido, nos sirve como ayuda de progreso espiritual.

¡Pensemos!

Si admitimos la creencia vulgar de que el alma nace con el cuerpo o lo que da lo mismo, que anteriormente a su encarnación no tiene más que facultades negativas, preguntamos:
1. ¿Por qué el alma manifiesta aptitudes tan diversas independientes de las ideas proporcionadas por la educación?
2. ¿De dónde proviene la aptitud extra normal de ciertos niños de tierna edad para tal arte o ciencia, mientras otros no pasan de ser incapaces o mediocres durante toda la vida?
3. ¿De dónde proceden las ideas innatas o intuitivas de unos, de las cuales carecen otros?
4. ¿De dónde se originan en ciertos niños esos instintos precoces de vicios o virtudes, esos innatos sentimientos de dignidad o de bajeza que contrastan con la sociedad en que han nacido?
5. ¿Por qué, contemplando la educación, están más adelantados unos hombres que otros?
¿Qué filosofía, preguntamos, puede resolver tales problemas? No cabe ninguna duda: o las almas al nacer son iguales, o desiguales. Si lo primero, ¿por qué esas aptitudes tan diversas? Se dirá que depende del organismo; pues entonces ésa es la doctrina más monstruosa e inmoral. El hombre, por consiguiente, no es más que una máquina, juguete de la materia; no es responsable de sus actos y todo puede atribuirlo a sus imperfecciones físicas. Si las almas son desiguales, es porque desiguales las creó Dios. Entonces, ¿por qué conceder a unas esa superioridad innata?, ¿está conforme semejante parcialidad con su justicia y con el amor que igualmente profesa a sus criaturas? Admítase, por el contrario, una sucesión de anteriores existencias progresivas y todo queda explicado.

Dudar y buscar respuestas a las muchas preguntas que encontramos en nuestra existencia debería ser parte del ejercicio diario de los hombres. Como espíritus encarnados que somos, tenemos una maleta llena de recuerdos de vidas pasadas y de anteriores visitas a los mundos invisibles. Seguramente encontraríamos muchas respuestas en nuestras propias experiencias. Os invitamos a indagar, a reflexionar sobre la vida misma.

¡Buen viaje!

sábado, 22 de septiembre de 2018

Reencarnación en el Evangelio


Por Flávia Roggerio


Dando continuidad al tema de la reencarnación, en esta edición profundizaremos en el abordaje del tema desde el punto de vista del Evangelio.

Jesús fue el ser que enseñó la reencarnación con la mayor contundencia de todos los tiempos. Aunque él hablaba arameo, un dialecto con un vocabulario muy limitado, en el que un mismo término admite distintos significados, en todo el Evangelio predica la resurrección, tanto de la carne como del espíritu.

La resurrección de la carne debe entenderse como reencarnación. En su diálogo con Nicodemo dice «En verdad, en verdad os digo, que nadie podrá ver el reino de Dios si no naciere de nuevo». Indaga entonces Nicodemo: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?». Y explica nuevamente Jesús: «Si un hombre no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el  reino de Dios. Lo que es nacido de carne, carne es y lo que es nacido de Espíritu, Espíritu es. No te maravilles, de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede suceder esto?» Y Jesús contestó: «¿Tú eres maestro de Israel e ignoras estas cosas? Si no me creéis cuando os hablo de las cosas terrenales, ¿cómo me creeréis si os hablo de las cosas del cielo?» (Juan, cap. 3, v. del 1 al 12).

Cuándo Jesús anunció «nadie puede ver el reino de Dios si no naciere de nuevo», se estaba refiriendo a la reencarnación. En base a que el Espíritu no alcanza en una sola existencia la gloriosa condición angélica y no percibe inmediatamente el «reino de Dios», de ahí que necesita muchas vidas. Lenta y constantemente el Espíritu comienza a progresar a través del propio esfuerzo, para integrarse a la vida elevada. He ahí  porqué Jesús anunció categóricamente «nadie puede ver el reino de Dios si no naciere de nuevo».

La reencarnación es necesaria para la evolución del espirito que, cuanto más evolucionado, más se acerca al reino de Dios. La reencarnación formaba parte de los dogmas judaicos bajo el nombre de resurrección. En Juan, cap. 3, v. 1 a 15 está narrado con detalles el diálogo que Jesús mantuvo con Nicodemo, miembro del Sanedrín y maestro de Israel, explicándole la necesidad de nuevas existencias para entrar en el reino de Dios.


Explicando un poco la Evolución

Así como el cuerpo pasa de la niñez a la fase adulta y después a la viejez, la vida del Espíritu también pasa por transformaciones a lo largo del tiempo, que es diferente al del mundo material. «La vida del Espíritu recorre en conjunto las mismas fases de la vida corporal. Pasa gradualmente del estado de embrión al de infancia, para llegar por una serie de períodos hasta al de adulto, que es el de la perfección; (...) realiza su progreso no en un solo mundo, sino pasando por diversos mundos».

Lamentablemente los hombres no han sabido interpretar correctamente los pensamientos y principios de Jesús. Un buen ejemplo de esto es el concepto que dice, «si el hombre renace de agua y del Espíritu…», ¿Se está refiriendo al proceso del bautismo? ¡No! Bajo tal simbólico concepto se estaba refiriendo a la reencarnación. De esta forma explicaba que si un hombre no renace del agua es evidente que no tendría cuerpo físico, puesto que el cuerpo humano es aproximadamente un 70% agua. Esta interpretación está, adicionalmente, justificada con estas palabras: «Lo que es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido de Espíritu, Espíritu es». Jesús hace aquí una distinción positiva entre el Espíritu y el cuerpo. «Lo que es nacido de carne, carne es». Él indica claramente que el cuerpo sólo procede del cuerpo y que el Espíritu es independiente del cuerpo. De ahí los lazos que nos unen tan amorosamente a otros seres que no son de nuestra familia de sangre. Allan Kardec, el codificador de la Doctrina Espirita, explica que antiguamente se sabía que el agua era el elemento generador absoluto. De este modo, no quiere decir el agua del bautismo. El agua venía a ser el símbolo de la naturaleza material, como el Espíritu era el de la naturaleza inteligente. Las palabras: «Si el hombre no renace de agua y del Espíritu, o en agua y en Espíritu», significan, pues: «Si el hombre no vuelve a nacer de cuerpo y alma». En este sentido fueron comprendidas originalmente.

Todo se encadena en la naturaleza desde el átomo primitivo hasta el arcángel, que a su vez ha empezado por ser átomo. Recordemos el episodio en que Jesús asevera que Juan Bautista (izquierda) es la reencarnación de Elías (derecha).«Sus discípulos le preguntaban: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga antes? Jesús les respondió: «Es verdad que Elías debe venir y restablecer todas las cosas; más yo os declaro que Elías ya vino, y no lo reconocieron, más hicieron con él todo lo que quisieron». Entonces sus discípulos entendieron que les estaba hablando de Juan el  Bautista». (Mateo cap. 17, v. 10 al 13 - Marcos cap. 11, v. 9 al 13).

La reencarnación puede ocurrir en diferentes mundos y en distintos tiempos. La terrestre no es la primera y seguramente no será la última; podemos decir, eso sí, que es una de las más materiales y lejanas de la perfección. La reencarnación es la “herramienta” que nos fue regalada para poder progresar. Cada nueva reencarnación es una nueva oportunidad de hacer más y mejor, de aprender, de enseñar….de dar un paso más hacia el reino de Dios.

domingo, 1 de julio de 2018

Una vida, muchas existencias

¡Buenas noches!

Ayer estudiamos algunos casos de reencarnación, comprobados por el Espiritismo y por la ciencia actual, casos de personas comunes, llenos de esperanzas, miedos, apegos, emociones sin fundamentos en esta existencia pero con gran significado.

El Espiritismo nos da la base necesaria y racional para entender que no somos frutos de la causalidad inmediata pero si de la suma de experiencias, vivencias, personas anteriores.

¿Por qué merecemos sufrir por algo que no sabemos? ¿Porque no basta una sola encarnación para cumplir con la tarea del movimiento de acción y reacción? ¿Qué tipo de poder tenemos en decidir lo que es mejor para nuestra evolución y no para nuestro ego? ¿Somos tan inferiores que no somos capaces si quier de poder opinar en nuestro plan reencarnatorio? ¿Por qué unos saben su pasado y otros por más que se esfuercen no lo consiguen?

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Son tantas preguntas aún sin responder aunque tengamos tantísimos libros sobre los temas. ¿Cuál es nuestra capacidad de entendimiento delante tanta información?

La respuesta es simples: aún no tenemos todo el desarrollo intelectual necesario para absorber todos conocimientos, tampoco la madurez emocional para poder usar esa información para nuestro bien y de los demás.

Las Leyes Naturales de Acción y Reacción, Atracción, Sintonía y Reencarnación funcionan enlazadas y armoniosamente unidas. La primera nos da las pruebas según nuestro libre albedrío, sea automáticas o algo seleccionados; la segunda nos atraerá al medio, familia, amigos y medios necesario para que podamos desarrollar la prueba de la primera ley; sintonizaremos según el momento que estamos, siendo posible mantenerse en la misma sintonía o realizar un cambio, rompiendo así los esquemas anteriores; y por último, la reencarnación, herramienta esencial para el desarrollo de todas las demás anteriores. Con el olvido o casi olvido del pasado nos damos la oportunidad de "resetear", modificar la energía y trazar un nuevo plan delante de lo que hay que mejorar.

No hace falta sufrir todo lo malo en una sola encarnación, podemos "financiar" en parcelas, en varias encarnaciones la misma prueba, no es señal de evolución o coraje pero si de conocer su propia capacidad, sus limites actuales, respectándose a si mismo. Cuantas más vivencias tenemos, mas nos adueñarnos de nuestro plan reencarnatorio, que no tiene nada que ver con un pergamino escrito con detalles de los que nos va ocurrir, simplemente son sugerencias de acciones y pruebas a fin de cumplir y polir lo que todavía tenemos de imperfecto.

Conocer más o menos nuestro pasado dependerá de este plan reencarnatorio, que nos dará las herramientas físicas para desarrollarlo. El eslabón con la espiritualidad está intrínsecamente ligada a nuestro organismo físico, que podemos desarrollar o no, según nuestra voluntad. Lo que nace ciego no podrá ver con los ojos materiales pero tendrá una experiencia divina con los ojos del alma; los que ven con los ojos del alma pero nada hace para ayudar seguirá sin ver su real historia...

Hay muchas maneras de conocer el pasado sin conocer exactamente la historia que hay por detrás de el. Basta que miremos profundamente dentro de nosotros mismos y busquemos que es lo que nos aflige, de que tenemos miedo, porque no amamos a tal persona, porque no me gusta a la otra, que es importante para mi, etc. Estudiando nuestras tendencias y pesando en la balanza del amor vs desamor, sabremos que es lo que nos falta curar, concertar.

Os dejamos los casos que hemos estudiado en grupo. No nos extenderemos aquí para hablar de cada uno de ellos, pero todos llegan a la misma conclusión: la maravillosa viaje de esta encarnación y nuestra necesidad de aprovechar el máximo para que sea productiva. Si conoces algo de nuestro pasado, sea a través de la mediumnidad, emancipación, sueños, visiones o terapia regresivas, que sean para la búsqueda de mejoras, que no se quede en curiosidad o miedo paralizante, que sea el motor impulsar del cambio y de la auto-reforma, transformando dolor en amor, miedo en acción, esperanza en evolución.

Pincha aquí para leer los casos de reencarnación

Una feliz semana a todos :)

martes, 26 de junio de 2018

Sábado, 30 de junio, en CEADS....

¡Buenas noches!

Este Sábado tenemos cita con el estudio de la Doctrina Espírita.
Los niños de la educación espírita infanto juvenil disfrutarán de su última clase.... ¿por que??
Pues se van de vacaciones de veranito del 1 de julio al 31 de agosto, volviendo con muchas ganas el 1 de septiembre.

Ya los adultos, continuaremos el estudio de los objetivos de la reencarnación. 
Como resumen de las dos últimas clases os dejamos los links de las anteriores entradas, así como, los casos que estudiaremos esta clase.


  1. La unión (del alma con el cuerpo) comienza con la concepción, pero sólo se completa en ocasión del nacimiento. A partir del instante de la concepción, el Espíritu comienza a entrar en un estado de turbación, que le advierte que le ha llegado el momento de comenzar una nueva existencia corporal. Esa turbación crece continuamente hasta el nacimiento. En ese intervalo su estado es casi idéntico al de un Espíritu encarnado durante el sueño.
  2. Para que mejoremos Dios nos da exactamente lo que nos es necesario y suficiente: la voz de la conciencia y las tendencias instintivas. Nos priva de lo que podría perjudicarnos. Agreguemos que si recordásemos nuestros actos anteriores, igualmente recordaríamos a los hombres, de lo que resultarían tal vez los más desastrosos efectos para las relaciones sociales.
  3. Todos los Espíritus tienden hacia la perfección y Dios les facilita los medios de alcanzarla, proporcionándoles las pruebas de la vida corporal. Su justicia, no obstante, les permite realizar en nuevas existencias lo que no pudieran hacer o concluir en una primera prueba. 
  4. La doctrina de la reencarnación es la única que puede explicar el futuro y fortalecer nuestras esperanzas, pues nos ofrece los medios para que rescatemos errores con nuevas pruebas, la razón nos la indica y los Espíritus la enseñan. 
  5. Varios son los hechos que comprueban la reencarnación: las comunicaciones mediúmnicas, las experiencias de regresión de la memoria y las manifestación de las personalidades múltiples, verificables a través de documentos (históricos bíblicos, científicos)


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Casos de Reencarnación










¡Hasta el Sábado!



jueves, 21 de junio de 2018

Reencarnación – La Pluralidad de las Existencias – Precedentes en la Historia


Por Flavia Roggerio

En la edición anterior expusimos como el Espiritismo aborda el tema de la reencarnación. Según Allan Kardec, el decodificador de la doctrina, la reencarnación podría ser definida como la resurrección en la carne, es decir, el renacimiento del Espíritu en el plano físico. En esta edición seguiremos hablando de la inmortalidad del alma, pero desde los tiempos inmemorables de la historia, ya que, desde siempre la pluralidad de las existencias inspira las más extraordinarias filosofías.

La India milenaria presenta la existencia de la reencarnación; en el Bhagavad Gita se lee: «Así como dejamos de lado la ropa usada y vestimos una nueva, así el espíritu cambia la indumentaria de carne y se reviste de una nueva». Y un poco más adelante sintetiza de modo magistral: «¿Llorarás si te dijeren que el hombre recién fallecido es como el hombre recién nacido? El fin del nacimiento es la muerte y el fin de la muerte es el nacimiento; tal es la ley».

El budismo de Sakyamuni nos dice: «El sufrimiento proviene del deseo del ser, que conduce nacimiento tras renacimiento. Conjuntamente con la lujuria, el deseo encuentra satisfacción aquí y allá, el deseo de las pasiones, de los poderes, tales son las fuentes del sufrimiento».

El Egipto faraónico, hace más de cinco mil años, trató prácticamente toda su filosofía y su ciencia en el principio de la reencarnación. Los egipcios llegaron a conocer el periespíritu, llamado Kha, y sabían que su elevación dependería de su grado evolutivo.
Los druidas, que eran sacerdotes celtas que ejercían las más altas funciones legales y educativas, defendían la inmortalidad y la reencarnación.

En Grecia la reencarnación estaba presente en la filosofía de Sócrates, Platón y Pitágoras. Platón, retratando las disertaciones de Sócrates manifestó: «En realidad, una vez más evidenciando que el alma es inmortal, no existirá, para ella, ninguna fuga posible a sus males, ni a su salvación a no ser regresando mejor y más sabia».

En India se encuentra la reencarnación o «trasmigración de almas» explícita en el libro «Bhagavad Gita», en los diálogos y lecciones del maestro espiritual Krishna a su discípulo Arjuna. El camino de la vida budista ofrece preceptos para el bienestar ético y espiritual de cada individuo y los exhorta a tener compasión, por cualquier forma de vida.

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El famoso renacentista italiano Leonardo Da Vinci (1452 - 1591) afirmaba: «Léeme, oh lector, si en mí encuentras deleite, porque raras veces regresaré de nuevo a este mundo».
Orígenes Adamantius (185 – 254), considerado el «Padre de la ciencia de la Iglesia» y «el mayor maestro de la Iglesia después de los Apóstoles», en sus enseñanzas decía: «Existe la preexistencia de las almas. El alma es inmaterial y por lo tanto, no hay ni principio ni fin en su existencia. Las predicciones de los Evangelios no pueden haberse hecho con la intención de una interpretación literal. Hay un progreso constante hacia la perfección, siendo nosotros primero como vasos de barro, luego de vidrio, luego de plata, para finalizar como cálices de oro. Todos los Espíritus fueron creados sin culpa y todos han de regresar, por fin, a su perfección original. La educación de las almas continúa en mundos sucesivos. Hay innumerables mundos que se siguen unos a otros durante eras eternas. ¿No será más conforme a la razón, que cada alma por ciertas razones misteriosas es introducida en un cuerpo, de acuerdo con sus méritos y acciones anteriores?».
Todos los estudiosos de las ciencias psíquicas son unánimes en afirmar la existencia de la reencarnación como medio de la inmortalidad. Teósofos, martinistas, rosacruces, esotéricos, templarios, ocultistas en general, todos abrazan los postulados que Allan Kardec aclaró y popularizó, concediendo al hombre las responsabilidades que él mismo genera para sí.

Utilizando el sentido común para entender lo que nos cuenta la historia sobre la reencarnación, podríamos llegar a entender muchos porqués de la vida actual. La frase «Nacer, morir, renacer y progresar siempre, tal es la ley» atribuida a los espíritus que se comunicaron con Kardec en sus estudios, resume de forma simple y objetiva la reencarnación. Nacemos para experimentar y aprender, morimos para reflexionar sobre lo que hemos aprendido y para prepararnos para una nueva oportunidad, renacemos para complementar aquello que aún nos falta por aprender y así, sucesivamente, ¡progresamos siempre! 

domingo, 10 de junio de 2018

¿Para qué reencarnamos?

¡Buenos días!

Ayer estuvimos estudiando los objetivos de la reencarnación.

Si nuestra verdadera vida es en la espiritualidad y podemos evolucionar allí, ¿para qué necesitamos reencarnar? ¿qué importancia tiene las vidas sucesivas?

Aparentemente no son preguntas de fácil y rápida respuesta.

Reencarnamos para evolucionar, para pasar por ese proceso de prueba, pues es sabido que en el Universo está formado por Dios, Espíritu y Materia. Esta trinidad deja claro que somos esa chispa divina, espíritus simples e ignorantes que necesitamos de la materia para evolucionar.

Todo lo que no es Dios o Espíritu, ser inteligente de la creación, es materia, por lo tanto, la propio espiritualidad también es materia, quintaesenciada, que todavía no somos capaces de comprenderla. Pero, volvamos a la materia, más tangible para nosotros ahora mismo y con tanto que aprender de ella primeramente.

La reencarnación es la prueba de la equidad y justicia divina, donde todos estamos expuestos a las mismas pruebas y oportunidades de solución, pudiendo alterar las pruebas más difíciles con las más educadoras, entre existencias. Sabemos que no hay una formula exacta para que tipo de prueba estamos preparados o hemos elegido antes de volver a la carne, sabemos también que no somos capaces de planificar del todo nuestra existencia, por lo que se hace necesario la ayuda, amparo y experiencia de los espíritus más experimentados.



Como, ni siempre elegimos exactamente las pruebas de esta reencarnación, es posible que experimentemos el sufrimiento, reacción inmediata de la falta de conciencia de la prueba y de la negación de las leyes perfectas de progreso. No hemos venido para sufrir, venimos para aprender, enseñar y amar. Entender que pasaremos por momentos duros para el despojamiento de nuestros defectos es la primera toma de conciencia de la evolución.

La reencarnación no es patrimonio del Espiritismo pues muchas otras antiguas filosofías vienen creyendo y estudiando ese fenómeno de la vida. La doctrina espírita viene a desmitificar el simbolismo místico de las vidas sucesivas de manera a entender su verdadero propósito, su realidad en el progreso del espíritu.

Reencarnar es necesario para que podamos aprender a respectar a la creación, cuidando de su cuerpo, desarrollando su mente, buscando conocimientos dentro de la "limitación" de la carne ya que en la espiritualidad sería más lenta esa evolución. Aunque nos parezca dura, difícil y longa algunas encarnaciones, solamente es un momento en la inmortalidad del alma.

La ciencia lleva algunos años estudiando ese fenómeno. En la próxima clase, el 30 de junio, hablaremos de esos estudios y la necesidad de volver a reencarnar.

Os dejamos el link de una entrada del tema cuando lo estudiamos el 2012, con más información sobre el asunto:
http://amaliadsoler.blogspot.com/2012/09/evidencias-cientificas-de-la.html


Un abrazo fraterno.

domingo, 27 de mayo de 2018

¡Me pido encarnar!

¡Buenos días!

Ayer hemos seguido el estudio sobre la unión del alma al cuerpo y el objetivo de la reencarnación.

Hicimos un breve resumen sobre este momento tan especial, cuando el espíritu empieza su ruta para volver a reencarnar en un nuevo cuerpo material. Esa unión empieza mucho antes de la concepción, puede durar años de ambientación del espíritu en la familia que vivirá su nueva experiencia, en líneas generales, casi siempre reencarnamos entre seres que ya tenemos algún vinculo emocional, sea de amor o de rescate. Pero eso son líneas muy generales. Sabemos que cada ser posee su propia historia, sus experiencias, que por ley de afinidad le llevaran a vivir una serie de nuevas experiencias para que pueda inevitablemente llegar a la perfección.

Los que han adquirido alguna consciencia de sus experiencias, presentes de sus actos, posiblemente podrán participar de la planificación de su nueva existencia en la carne, ya los "dormidos", que aún no han podido comprender la responsabilidad de su propia vida, tendrán ayuda de los Tutores Espirituales, que planificarán las mejores experiencias para que este espíritu pueda seguir su rumbo evolutivo.



En el momento de la concepción, el espíritu empieza una jornada de acoplamiento fluidico- energético a la madre, donde su periespíritu será reducido, para que célula a célula se molde al nuevo cuerpo físico que se formará en la gestación, según las características genéticas de la mama y del papa, sirviendo de sus genes para recoger la nueva existencia.

Durante la gestación existe la posibilidad que el espíritu puede ser consciente de su estado, viviendo la experiencia de la reencarnación, pudiendo ser libre en sus momentos de emancipación del alma, pero de eso dependerá su grado de evolución y consciencia de la vida espiritual, del porque de la vuelta a la carne y su actitud en todo el proceso de la pluralidad de vidas.

Comentamos que la Espiritualidad responsable por las tareas de reencarnación no pierden ninguna oportunidad de auxiliar a los espíritus en la vuelta de la materia, herramienta inevitable para nuestro progreso. Todas las formas de concepción, sea naturales o artificiales, pueden generar un acoplamiento de un espíritu pues la carne solamente es un vehículo, un medio que tenemos de volver a la materia. Vale recordar que ni siempre la concepción física de un ovulo y de un espermatozoide existirá un espíritu vinculado, principalmente en las primeras semanas de gestación.



En ese proceso de miniaturización, el espíritu, poco a poco, perderá la memoria consciente de su última existencia o de otras existencias, pero todo se quedará archivado en su cuerpo mental, en el inconsciente, pudiendo ser útil si fuera necesario en la existencia actual. El olvido del pasado es una de las mayores bendiciones de la ley de progreso y reencarnación, pues nos da oportunidades de aprender a amar a los enemigos, reconciliarnos con nuestros errores y volver al camino de la perfección.

Recordar el pasado casi siempre no nos será útil, salvo excepciones que deben ser estudiados con mucho respeto y por profesionales rigurosos, para que su utilidad siga siendo la evolución del ser. Caso contrario, por pura curiosidad, podría causar problemas psico-emocionales al espíritu encarnado, retrasando su vida espiritual, perdiendo una gran oportunidad de la existencia.

Los recuerdos del pasado vendrán a manifestarse como tendencias instintivas, simpatías inexplicables, ideas innatas, antipatías, etc. Conocer los hechos exactos no es el objetivo de nuestra reforma intima pero si el análisis de esas tendencias y la búsqueda de soluciones.

¡Por lo que pido encarnar! Cuantas veces sea necesario, luchando para mantenerme en este lindo y maravilloso planeta, donde sigo aprendiendo a amar, entre personas que amo y que aprenderé a amar inevitablemente.

miércoles, 21 de marzo de 2018

No se turbe vuestro corazón


Por Janaina de Oliveira

No se turbe vuestro corazón. - Creéis en Dios, creed también en mí. - "En la casa de mi padre hay muchas moradas". Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho: Pues voy a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os prepare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que en donde yo estoy estéis también vosotros. (San Juan, cap. XIV, v. 1, 2, 3).

¿Qué niño, qué niña no ha contemplado las estrellas en una noche clara, preguntándose qué es todo esto ahí arriba? El misterio no se achica a medida que crecemos. Más bien todo lo contrario. Cada día la ciencia avanza un poco más, encuentra un nuevo planeta, una nueva estrella, describe el paso de un meteorito… Todo contribuye a hacer al cielo todavía más infinito ya que, a cada nuevo hallazgo, se multiplican las preguntas que sabemos formular.

No sabemos si era de día o de noche cuando Jesús pronunció las palabras que abren el tercer capítulo de El Evangelio según el Espiritismo, pero uno intuitivamente procura el cielo y piensa en todas las galaxias, los soles, los agujeros negros. No podemos más que bajar la frente aceptando la verdad enunciada por el Maestro. Sí, la casa del Padre tiene muchas moradas. Incluso sin la ciencia que tenemos hoy día y todos sus hallazgos, cualquier contemporáneo de Jesús aceptaría lo que el divino rabí decía sólo con mirar al cielo en una noche clara.

Los espíritus, sin embargo, nos dirigen la mirada hacia dentro de nosotros mismos. No solemos formular tantas preguntas sobre quiénes somos, qué sentimos, qué es lo que tiene valor en nuestras vidas, qué queremos hacer. Para algunos, todo parece estar muy claro. Para otros, el indagarse a uno mismo es algo tan inusual, que ni siquiera parece posible obtener alguna forma de respuesta. Sea como fuera, los espíritus aprovechan las palabras del Maestro para hacernos reflexionar sobre los estados del alma después de la desencarnación. Según lo que le vaya por dentro, en lo más íntimo de la conciencia, habitará mundos completamente diversos.

¿Qué es lo que marca la diferencia entre estar apegado al núcleo familiar que nos perteneció en la última encarnación, presos a los despojos carnales, imantados a nuestros asesinos o a nuestras víctimas, transportados a colonias de recuperación o incluso acompañados a nuevos ambientes de trabajo en el bien? La respuesta es sencilla: así como vivimos, morimos. La desencarnación no nos hace hombres nuevos, sino que nos devuelve a nuestra esencia. A quién verdaderamente somos, lejos de las máscaras y los juegos sociales. El interés legítimo, altruista y sostenido en bien eleva el ser a mundos felices. El orgullo y la vanidad, lo arrojan a mundos inferiores.

Ahora miro dentro de mí y contemplo las posibilidades, los mundos que hay. Los momentos del “hombre de bien” y aquellos momentos de gran egoísmo. Como si también dentro mío hubiese galaxias, agujeros negros y soles sin fin. ¿Qué mundo será aquel adonde viviré en el momento de mi desencarnación? ¿Qué estado mental será el de mi mente al abandonar el cuerpo físico? Aquí también hay muchas moradas, aunque no estén circunscritas o localizadas.

La Pluralidad de las Existencias

Por Flávia Roggerio


La palabra reencarnación podría ser definida como la resurrección en la carne, es decir, el renacimiento del Espíritu en el plano físico. En el “Libro de los Espíritus”, Allan Kardec (el codificador del Espiritismo) utiliza el término reencarnación cuando se refiere a la pluralidad de las existencias. Según sus estudios, para acabar de purificarse, el alma que no alcanzo la perfección durante la vida corporal debería sufrir la prueba de una nueva existencia, y, por lo tanto, el alma tiene muchas “vidas”.

Kardec explica que todos los Espíritus, creados simples e ignorantes, tienden a la perfección. Para eso Dios les proporciona los medios de conseguirla a través de las diversas pruebas de la vida terrena, permitiéndoles que cumplan en nuevas oportunidades corporales aquello que no pudieron realizar o concluir en una existencia anterior. El Espíritu da un paso hacia el progreso en cada “nueva vida” y, cuando se “cura” de todas sus imperfecciones ya no necesita de la vida corporal. La cantidad de veces que un Espíritu puede encarnar es ilimitada. Serán cuantas veces sean necesarias, siendo inferiores en aquellos que progresen antes.

En un resumen práctico de la finalidad de las reencarnaciones, podríamos decir que sirven para la Reparación, para el Aprendizaje y para la Elevación del Espíritu.
Reparación ya que, si practicamos el mal tendremos que cargar con las consecuencias de ello y la reencarnación funciona como un rescate y una corrección del Espíritu culpable.
Aprendizaje ya que, con las innúmeras experiencias que una encarnación nos proporciona, educamos nuestros sentimientos y aprendemos a “amar sobre todas las cosas”. El aprendizaje en la Tierra también nos da la oportunidad de instruir nuestro Espíritu, enriqueciéndolo con la sabiduría.

Elevación ya que, en la medida que vamos educando nuestro amor y adquiriendo sabiduría, nos vamos capacitando para habitar mundos superiores a la Tierra.
“Un buen padre deja siempre una puerta abierta al arrepentimiento de sus hijos”. La reencarnación se fundamenta en esta Justicia Divina. La razón nos dice que sería injusto privar de la dicha eterna a todos aquellos cuyo mejoramiento no ha estado en Sus manos. 

La doctrina de la reencarnación es la única que, conforme la justicia de Dios, puede explicarnos el porvenir o justificar nuestras esperanzas pues, nos proporciona los medios necesarios para corregir nuestras faltas por medio de nuevas pruebas. El hombre consciente de su inferioridad encuentra en la doctrina de la rencarnación una esperanza consoladora. Si él cree en la justicia de Dios, sabe que no permanecerá eternamente igual a los que han obrado mejor que él.

En la pregunta 172 de los “Libros de los Espíritus”, ellos nos explican que nuestras diferentes existencias corporales se realizan en mundos diversos. Las terrestres no son las primeras, ni las últimas; pero sí son las más materiales y lejanas de la perfección.
La duración de la vida en los diferentes mundos va en paralelo con el grado de superioridad física y moral de cada uno, lo cual es completamente racional. Cuanto menos material es el cuerpo, menos expuesto está a los dilemas que lo desorganizan y, cuanto más puro es el Espíritu, menos son las pasiones que lo debilitan. Es un favor de la Providencia, que acorta así el sufrimiento.

Si nos dijesen que tenemos una nueva oportunidad de hacer algo otra vez… si nos diesen la oportunidad de arreglar algo…¿qué haríamos?

La certeza de por lo menos intentar hacerlo bien en esta encarnación y la de tener una nueva oportunidad para aquello que podríamos haber hecho mejor, debería ser razón suficiente para aprovechar cada segundo de esta vida, para amarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo. Dios nos da a todas las mismas oportunidades, depende de cada uno saber qué hacemos con ellas.

domingo, 4 de junio de 2017

La vida en perspectiva

¡Buenas tardes, familia!

Ayer estuvimos en la XXII Trobada Espírita de Igualada 2017 y, por esa razón, no tenemos el resumen de la clase del Estudio Sistemático de El Evangelio según el Espiritismo que se realizó en CEADS, pero os dejamos el texto y las reflexiones para el estudio.


Nadie podrá ver el reino de Dios si no naciera de nuevo
Cap. IV, Ítems 5, 7 a 9, p. 89 a 91.

La Reencarnación

5. Había un hombre entre los fariseos, llamado Nicodemo, senador de los judíos, que vino a encontrar a Jesús de noche, y le dijo: “Maestro, sabemos que viniste de parte de Dios para instruirnos como un doctor; porque nadie podría hacer los milagros que tú haces, si Dios no estuviera con él”. Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo: Nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer si ya es viejo? ¿Puede volver a entrar en el seno de su madre, para nacer una segunda vez?”. Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo: si un hombre no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, es carne; y lo que es nacido del Espíritu, es Espíritu. No te maravilles de que te haya dicho que es necesario nacer de nuevo. El Espíritu sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo hombre nacido del Espíritu”. Nicodemo le respondió: “¿Cómo puede suceder eso?” Jesús le dijo: “¡Cómo! ¿Tú eres maestro en Israel, e ignoras estas cosas? En verdad, en verdad te digo, que no decimos más que lo que sabemos, y que sólo damos testimonio de lo que hemos visto. Con todo, no aceptáis nuestro testimonio. Pero si no me creéis cuando os hablo de las cosas de la Tierra, ¿cómo me creeréis cuando os hable de las cosas del Cielo?” (San Juan, 3:1 a 12.) 

7. Estas palabras: si un hombre no renace del agua y del Espíritu, han sido interpretadas en el sentido de la regeneración mediante el agua del bautismo. No obstante, el texto primitivo dice simplemente: no renace del agua y del Espíritu, en tanto que en algunas traducciones las palabras del Espíritu han sido sustituidas por del Santo Espíritu, lo que ya no se corresponde con el mismo pensamiento. Este punto fundamental se destaca en los primeros comentarios hechos sobre el Evangelio, lo que un día se verificará sin posibilidad de equívoco 



8. Para que se comprenda el verdadero sentido de esas palabras, es preciso referirse a la significación de la palabra agua, que no se empleaba en la acepción que le es propia. Los conocimientos que los antiguos tenían acerca de las ciencias físicas eran muy imperfectos. Creían que la Tierra había salido de las aguas, y por eso consideraban al agua como el elemento generador absoluto. En ese sentido, en el Génesis se lee: “El Espíritu de Dios era llevado sobre las aguas; flotaba sobre la superficie de las aguas”; “Que el firmamento sea hecho en medio de las aguas”; “Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, y que el elemento seco aparezca”; “Que las aguas produzcan animales vivientes que naden en el agua, y pájaros que vuelen sobre la tierra y bajo el firmamento”. Según esa creencia, el agua se había convertido en el símbolo de la naturaleza material, así como el Espíritu era el símbolo de la naturaleza inteligente. Estas palabras: “Si el hombre no renace del agua y del Espíritu”, o “en agua y en Espíritu”, significan, pues: “Si el hombre no vuelve a nacer con su cuerpo y su alma”. En ese sentido fueron comprendidas al principio. Por otra parte, esa interpretación queda justificada con estas otras palabras: Lo que es nacido de la carne, es carne; y lo que es nacido del Espíritu, es Espíritu. Jesús hace aquí una distinción positiva entre el Espíritu y el cuerpo. Lo que es nacido de la carne, es carne indica claramente que sólo el cuerpo procede del cuerpo, y que el Espíritu es independiente del cuerpo.  

9. La frase El Espíritu sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene, ni adónde va, puede entenderse como una referencia al Espíritu de Dios, que da la vida a quien quiere; o bien, al alma del hombre. En esta última acepción, la frase “no sabes de dónde viene, ni adónde va” significa que no se conoce lo que ha sido el Espíritu, ni lo que será. Si el Espíritu, o alma, fuese creado al mismo tiempo que el cuerpo, se sabría de dónde vino, puesto que conoceríamos su comienzo. Sea como fuere, ese pasaje es la consagración del principio de la preexistencia del alma y, por consiguiente, del de la pluralidad de las existencias. 



Estudio en grupo

¿Qué juicio hacía Nicodemos respecto a Jesús y por qué?

Nicodemos creía que Jesús era un enviado de Dios con la misión de instruir a los hombres. Él pensaba así porque, sabiendo de los prodigios que Jesús hacía, reconocía que nadie podría ejecutarlos si Dios no estuviese con él.


¿A qué se refiere Jesús cuando afirma ser preciso nacer de nuevo para ver el reino de Dios?

Que solamente por la reencarnación tenemos posibilidad de rescatar débitos pasados y construir nuestro progreso espiritual, posibilitándonos así para ver el reino de Dios. Una existencia es insuficiente para que alcancemos el necesario perfeccionamiento.


¿Qué significa renacer del agua y del espíritu?

Para entender este pasaje precisamos reportarnos a la época en que Jesús hablaba y tener en cuenta lo que entonces se conocía sobre las ciencias físicas. En aquél tiempo el agua era considerada el símbolo de la naturaleza y el único elemento generador de la vida, de donde renacer del agua significa volver a la vida con el cuerpo físico. Por otro lado, desde aquella época hasta hoy, el espíritu es símbolo de la naturaleza inteligente, así, renacer del espíritu corresponde a renacer con su alma.


¿Cómo interpretar la frase de Jesús: “Lo que es nacido de la carne es carne y lo que es
nacido del Espíritu es Espíritu?

Jesús no sólo distingue el cuerpo del espíritu como evidencia el origen de cada uno, esclareciendo que el cuerpo genera otro cuerpo, pero no genera el espíritu, pues sólo Dios, Espíritu supremo que todo preside, puede crear el espíritu.
“Maestro, sabiendo que viniste de parte de Dios para instruirnos, por cuanto nadie podríahacer los milagros que haces, si Dios no estuviese con él.”
“En verdad, en verdad, te digo: Nadie podrá ver el reino de Dios si no renaciera de nuevo.”
“En verdad, en verdad, te digo: Si un hombre no renaciera del agua y del Espíritu, no podrá entrar en el reino de Dios.”
La formación del cuerpo es independiente del espíritu, que le preexiste, de modo que los trazos físicos, transmitidos a los hijos por los padres, nada tiene que ver con las características morales, las cuales el espíritu no hereda, mas las trae consigo de vidas anteriores.



¿Qué interpretación podemos dar a la frase del Maestro: “El espíritu sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de dónde viene, ni para dónde va; lo mismo sucede con todo hombre que es nacido del espíritu?”

Podemos interpretarla tanto con relación al Espíritu de Dios que, siendo omnipresente, está siempre en todas partes, y no lo podemos localizar; como al espíritu del hombre que, al reencarnar, olvida todo de las existencias anteriores, no sabiendo nada de lo que fue ni de lo que será.


Delante de la sorpresa de Nicodemos ante tales enseñanzas, ¿qué añade Jesús?

Él afirma la verdad de sus palabras y la autoridad de su testimonio, proveniente de la suprema
sabiduría que ostentaba como espíritu puro. 


¿Qué lección práctica extraemos de estas enseñanzas?

Que cada nueva existencia es ocasión de progreso que la misericordia infinita de Dios nos concede para que logremos alcanzar más rápidamente su Reino. Nos cabe administrar bien cada instante de nuestra vida, dedicándonos a la caridad y a la práctica incesante del bien.
“Si el espíritu, o alma, fuese creado al mismo tiempo que el cuerpo, se sabría de dónde vino él, pues se conocería el comienzo.”
Jesús no deja dudas en cuanto a la veracidad de sus palabras, pertinentes a la reencarnación del espíritu o pluralidad de las existencias, al afirmar: “...no decimos sino lo que sabemos y no damos testimonio sino de lo que hemos visto.”
“Renace ahora en tus propósitos, deliberaciones y actitudes trabajando para superar los obstáculos que te rodean y alcanzando la anticipación de la victoria sobre ti mismo, en el tiempo...”


Conclusión final

Cada nueva reencarnación constituye oportunidad de progreso que Dios, en su infinita
misericordia, concede a los espíritus a fin de que se perfeccionen y logren alcanzar Su
Reino.