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domingo, 9 de septiembre de 2012

La comunicación entre padres e hijos


Hola familia,

Como cada sábado, ayer una vez más nos reunimos en CEADS. Era día de conferencia y nuestra querida Vera nos habló sobre la comunicación entre padres e hijos. Su sólida formación en la doctrina espírita, sus conocimientos de Pedagogía y su experiencia personal como madre de tres hijos fueron la combinación perfecta para que la compañera nos pudiera presentar una charla amena y llena de sabiduría. Entre anécdota y anécdota, Vera nos iba proponiendo que padres e hijos nos acerquemos cada vez más a través de diálogo sincero. Diversas veces nos instó: ¿Quieres ser un buen padre o una buena madre? ¡Humanízate!

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Sabemos que la Tierra pasa por momentos de transformación y renovación. La transición de un mundo de expiación y pruebas a un mundo regenerado por la que pasa nuestro planeta es resultado del cambio de conciencia que la humanidad atraviesa en estos tiempos. Este es, sin lugar a duda, un periodo complicado para los que tienen niños a su cargo para ser educados.

Antes, nos dijo Vera, las generaciones se llamaban: la generación de los 80, la de los noventa… Ahora, son la generación Nokia, Ipod1, Ipod 2, 3, 4, IPad 1, 2… La diferencia entre las generaciones de antes y las nuevas generaciones son enormes. Por ejemplo, la escuela que educó las generaciones de la mayoría de los padres y madres de la actualidad no disponía de las nuevas tecnologías, el método pedagógico se basaba en la repetición, la memorización y algunas veces en los castigos físicos. La escuela en la actualidad intenta atraer la atención de los niños y, algunas veces con más otras con menos acierto, incorporar sus intereses en la construcción del conocimiento. Éstas dos clases de generaciones, las de antes y las de ahora, se encuentran entonces en las familias. Sin el dialogo, las diferencias entre ellas pueden abrir verdaderos abismos.

Vera también remarcó el hecho de que la escuela no prepara los niños y niñas para lidiar con las decepciones. En general, se les prepara para tener éxito, para competir, para sobresalir por encima de los demás. Pero como espíritas sabes que el sufrimiento es parte de la pedagogía de la vida y que los pequeños también deben aprender a hacer frente a los momentos difíciles de su vida sin dejarse abatir. Por muy buena que sea la escuela, es función de la familia la educación emocional de los hijos. Los padres que intentan proteger sus hijos hasta el punto que el sufrimiento está ausente en sus vidas, ignoran que en realidad les hacen vulnerables precisamente donde es su deber actuar con más tenacidad: la capacidad de aceptación de las circunstancias duras de la vida, recuperación y acción positiva ante la adversidad.

Una familia no se forma por casualidad. Sabemos que cada ser está en la familia que necesita y merece, para buscar su evolución moral e intelectual.

Es importante que los padres eduquen sus hijos para su inmortalidad, acercándoles a Dios y despertándoles para la necesidad de superar las dificultades de la vida para progresar espiritualmente – en CEADS tenemos evangelización infanto-juvenil; ponte en contacto con nuestra evangelizadora si deseas información: evangelizacionceads@gmail.com. El fast food emocional al que están sometidos los niños en la actualidad no contribuye a que este fin. En la satisfacción de todas las necesidades al instante, en el consumismo desenfrenado, muchos hijos pierden el rumbo que toca a sus padres marcar, como mentores espirituales encarnados a quiénes como misión se confía espíritus para su educación moral.
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Vera nos sugiere la renovación de nuestros hábitos en la familia, para que el diálogo entre padres e hijos sea más fluido. Son 5 estrategias que debemos recordar en lo cotidiano.
  1. Dale regalos a tu hijo, y también regálale tu propio ser. Más allá de las necesidades materiales, de los juguetes o cacharros tecnológicos que les puedan ofrecer, es importante que los padres charlen con sus hijos, que se den a conocer explicándoles sus inquietudes, sus esperanzas y miedos; también es importante intentar conocer las inquietudes, esperanzas y miedos de los hijos. Una charla sincera y relajada, en el ambiente en que el hijo se sienta más cómodo, hace con que el hijo se sienta apoyado por sus padres. También es importante conocer a los hijos por separado: cada hijo es un mundo y deben sentirse respaldados en su individualidad.
  2. Alimenta tu hijo, y también nutre su personalidad. El pan de cada día es esencial, pero tan importante como esto, es educar los hijos para cosas como el respeto a la gente mayor, el optimismo, la alegría, la sensibilidad por los sentimientos de los demás, la capacidad de compartir los propios sentimientos. La familia es la cuna de estos valores que, desafortunadamente, con demasiada frecuencia confía a la escuela, a canguros y círculos de amigos…
  3.  Corrige las equivocaciones de tu hijo y también enséñales a pensar. Hay que proponerles desafíos intelectuales a las nuevas generaciones, motivarles a ver las cosas bajo otras perspectivas. Con frecuencia, los hijos piensan saberlo todo. Los padres deben estar presente para mostrar dónde y cómo se equivocan, pero también mostrarles alternativas a las estructuras mentales que provocaron las equivocaciones.
  4. Habla con tu hijo, y también dialoga con él. Hablar a alguien no es lo mismo que dialogar. En un dialogo, las dos partes deben participar, poniendo cada uno de su parte para el entendimiento y el acuerdo. Las generaciones de los padres, educadas a menudo con castigos físicos y a través de órdenes e imposiciones, sienten dificultad en dialogar con las nuevas generaciones, cuestionadoras, que no aceptan el típico “Porque lo digo yo”. El dialogo es fundamental, aun que muchas veces cueste lo suyo. Es que las nuevas generaciones aprenden de sus padres tanto como les enseñan.
  5. Da oportunidades a tu hijo y jamás desista de él. Los hijos tienen derecho a equivocarse. Si deciden seguir por un camino que no es el que los padres preferirían que cogiera, tienen derecho a hacerlo. A los padres toca enseñarles el camino de la justicia, la bondad y del equilibrio emocional y psicológico, apoyándoles incondicionalmente con amor.

Después de todo lo que nos dijo Vera, en el momento que parecía ya no quedar preguntas, nuestra compañera Tayna hizo la pregunta que cerraría con broche de oro la reunión. Le preguntó Tayna, “¿Qué le dirías a unos padres que piensan que no están preparados para tener hijos?”. A lo que nuestra compañera Vera respondió simplemente, “Que nunca lo estamos”. Me emocioné enormemente en este momento. Entre los encarnados, éramos un grupo de aproximadamente 50 personas. ¿Quién podría decir cuántos desencarnados había allí? Algunos de ellos, posiblemente preparándose para reencarnar, tal vez veían a sus futuros padres allí entre los encarnados… En la oración final, que me tocaba a mí, emocionadísima, rogué a Dios que protegiera, orientara y fortalecerá a las familias que reciben los espíritus reencarnantes; y que a los espíritus que encarnan, que Dios les llenara de valor y esperanza para seguir su jornada evolutiva en la carne.
Por toda la familia CEADS, en España y en el mundo, en la carne y en espíritu, ruego a Dios que nos enseñe a tener los corazones permeables a las verdades del espíritu, para que seamos dignos de las bendiciones que la Inteligencia Cósmica Universal derrama constantemente en nuestras vidas.

Cariños de la hermana menor

1 comentario:

  1. Fue una conferencia linda, llena de buenas ideas para aproximar a los hijos.
    Humaniza-te! Esta palabra nos ha echo entender que estamos que estar cerca de nuestros hijos, atentos a todo, Nos explica la importancia de la educación del espíritu, la importancia de ser evangelizados.
    En enhorabuena Vera por la maravillosa conferencia.
    Te quiero Kèdima

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