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domingo, 28 de octubre de 2012

El lugar que ocupamos en el universo

Querida familia CEADS,

Ayer en nuestro querido centro hablamos de la pluralidad de los mundos habitados. Empezamos viendo este video… 


Y luego pasamos a la lectura del texto de estudio de la clase. Lo que vino a continuación fue un interesante intercambio de opiniones y experiencias sobre el tema. La ciencia oficial todavía no tiene comprobación empírica (material) de la existencia de vida en otros planetas, pero, como el físico más destacado de la actualidad, Stephen Hawking, afirma, esta es una hipótesis perfectamente razonable, anclada en la lógica. Desde una perspectiva estrictamente científica, nada hace suponer que seamos especiales: nuestro planeta ocupa una posición periférica en nuestra galaxia, que no es más que un punto luminoso en el océano de galaxias que componen el universo. Éste es sencillamente demasiado grande para que podamos creer ser los únicos por aquí.

Mientras los científicos deambulan con sus hipótesis, los espiritistas tenemos la comprobación empírica de la pluralidad de los mundos habitados en la supervivencia del espíritu y en la ley de la reencarnación. La psicografía nos habla de mundos y moradas espirituales, aclarando que es una simplificación hablar de la división entre plano espiritual y plano físico. Lo que existen son diferentes realidades o frecuencias vibratorias que se interpenetran, cada una de ellas poblada por seres que recogen en su campo de actuación los elementos que estructuran sus cuerpos. A mayor elevación moral e intelectual, más sutil o etérea es la materia que caracteriza el mundo o plano de la vida; a menor elevación, más densa es la materia que le caracteriza (menor frecuencia vibratoria).

Las características de los mundos habitados varían, como nos enseña nuestra doctrina, hasta el infinito. Para efectos didácticos, sin embargo, solemos utilizar las categorías a continuación como forma de acercarnos a esta complejidad:
  • Mundos primitivos. Destinados a las primeras encarnaciones del alma humana. Mundos donde las pasiones reinan soberanas.
  • Mundos de expiaciones y pruebas. Mundos donde todavía domina el mal. Es la categoría a la que pertenece la Tierra.
  • Mundos de regeneración. Mundos en los que las almas que todavía deben expiar, recuperan nuevas fuerzas.
  • Mundos intermedios. Mundos donde hay mezcla de defectos y virtudes.
  • Mundos dichosos. Mundos donde el bien prevalece sobre el mal. 
  • Mundos celestes o divinos. Residencia de los Espíritus Puros.
En las próximas clases seguiremos con el tema, sin la pretensión de agotarlo. Simplemente deseamos comprender que, desde las informaciones que la doctrina espírita nos ofrece, que la hipótesis considerada lógica y razonable por los científicos es una realidad tan palpable como aquella en la que nos movemos. Únicamente, no tenemos los sentidos físicos, ni tampoco los instrumentos científicos, capaces de identificar su existencia.

Comprender que vivimos en un mundo de expiación y pruebas, tan lejos de la perfección de los mundos celestes, residencia de los espíritus puros, no deja de ser un duro golpe al orgullo de la raza humana. Nosotros, que ayer mismo descubrimos que el sol no giraba alrededor de la Tierra y que ésta no es el epicentro del universo, somos los mismos que hace dos mil años acogimos con asombro las palabras de un hijo de carpintero que decía “Hay muchas moradas en la casa de mi Padre”.

Que la contemplación de la inmensidad del universo nos conduzca a la humildad y que la voz del dulce Rabí nos despierte la conciencia entorpecida por la ignorancia para la verdad, el amor y la vida.

Cariños de la hermana menor

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