Hola familia de mi alma,
Ayer no reunimos en CEADS y realizamos una linda clase de estudio del
Evangelio Según el Espiritismo. El tema tratado fue la “piedad filial”. ¿Qué deberes tienen los hijos ante sus progenitores?
En el evangelio, el Maestro Mayor reafirmó las enseñanzas de la ley de los
antiguos:
Bien sabes los mandamientos. No hagas adulterios. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No hagas engaño. "Honra a tu padre y a tu madre". (San Marcos, cap. X, v. 19; San Lucas, cap. XVIII, v. 20; San Mateo, cap. XIX, v. 19).
En el Evangelio según el Espiritismo, los
espíritus comentan estas enseñanzas, explicándonos sus implicaciones:
El mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre", es una consecuencia de la ley general de caridad y de amor al prójimo, porque no se puede amar al prójimo sin amar a su padre y a su madre; pero la palabra "honra" encierra un deber más respecto a ellos: el de la piedad filial. Dios ha querido manifestar con esto que al amor es preciso añadir el respeto, las consideraciones, la sumisión y la condescendencia, lo que implica la obligación de cumplir respecto a ellos de una manera aun más rigurosa todo lo que la caridad manda con respecto al prójimo. Este deber se extiende naturalmente a las personas que están en lugar de los padres, y que por ello tienen tanto más mérito cuanto menos obligatoria es su abnegación. (...) Honrar a su padre y a su madre no es sólo respetar-les; es también asistirles en sus necesidades, procurarles el descanso en su vejez y rodearles de solicitud como lo han hecho con nosotros en nuestra infancia. Sobre todo con respecto a los padres sin recursos es como se demuestra la verdadera piedad filial. (...) No es sólo lo estrictamente necesario lo que los hijos deben a sus padres pobres; deben también darles las pequeñas dulzuras de lo superfluo, los agasajos, los cuidados exquisitos que sólo son el interés de lo que ellos han recibido y el pago de una deuda sagrada. Esta es la verdadera piedad filial aceptada por Dios. (...) Es verdad que ciertos padres olvidan sus deberes y no son para sus hijos lo que deben ser; pero a Dios corresponde castigarlos y no a sus hijos; éstos no deben reprocharles, porque ellos mismos han merecido que así sucediera. Si la caridad eleva a ley el devolver bien por mal, ser indulgente con las imperfecciones de otro, no maldecir a su prójimo, olvidar y perdonar los agravios, y hasta amar a los enemigos, ¡cuánto mayor es esta obligación con respecto a los padres!
En nuestra reunión, el rico intercambio de experiencias y formas de
comprender estas orientaciones espirituales favoreció que profundizáramos en su
sentido profundo. Os expongo algunas de las conclusiones del grupo:
- Más allá de amparar a los progenitores materialmente, estamos todos convocados a donar a nuestros padres muestras de respeto, afecto, comprensión, paciencia, amor y perdón, independientemente del mayor o menor grado de acierto que hayan tenido en nuestra educación.
- Es útil “humanizar” a nuestros padres, aceptándoles tal y cómo son, recordando que también ellos son espíritus en evolución, con las limitaciones e imperfecciones que le caracterizan. Esperar que nuestros padres sean perfectos es una equivocación.
- También podemos entender el “honrar a tu padre” como esforzarse por ser una mejor persona, siendo digno de la oportunidad volver a la carne que nuestros padres nos ofrecieron.
- Es responsabilidad y una obligación de los hijos educar sus sentimientos en relación a los padres. La relación que tenemos con ellos y todas situaciones que experimentamos a su lado son oportunidades de aprendizaje y crecimiento relacionadas a nuestro pasado espiritual. Si estas situaciones son más felices, es que el amor unió esta familia una vez más en la carne; si estas situaciones no son las ideales, representan oportunidades de limar asperezas y aprender a amarse; si son situaciones francamente tristes, son oportunidades de rescate de compromisos espirituales adquiridos en actitudes en disonancia con la ley de amor en vidas pretéritas. En todo caso: los hijos son responsables de sus sentimientos, de cultivar y encontrar el perdón en su corazón, por muy difícil que le pueda resultar.
- Sabemos que, en el plano espiritual, frecuentemente intervienen nuestros guías espirituales en la planificación familiar. Ésta no se hace al acaso, sino que siempre actúa en el sentido de ofrecernos el núcleo familiar más adecuado a nuestro progreso. Por una parte, este núcleo familiar es el que merecemos; por otra parte, es el que necesitamos para progresar.
- La conciencia de transitoriedad de la experiencia física debería motivarnos a dar muestras de nuestro afecto a nuestros progenitores. Mañana pueden no estar a nuestro lado físicamente. ¿Por qué posponer aquél te amo, o el te perdono, o todavía el perdóname? El orgullo encadena, sólo el amor libera. En el final, el amor siempre vence. Si todavía no ha vencido el amor, es que el ego todavía se resiste, causándonos sufrimientos.
Acabamos la reunión haciendo un sincero homenaje a todos los seres que ofrecieron
a espíritus desencarnados la oportunidad de seguir su trayectoria evolutiva en
la carne. De hecho, en la oración final invocamos a todos los padres y madres
que los encarnados y desencarnados que estaban presentes tenían o habían tenido
nunca. En este momento sentí como si una verdadera multitud nos rodeara.
Que la comprensión, el respeto, el perdón y el amor envuelvan siempre esta enorme
familia, toda la familia CEADS y toda la familia humana. Y que la luz del Maestro
Mayor nos siga guiando la caminada, mientras aprendemos a hacer brillar nuestra
propia luz.
Cariños de la hermana menor
Delicado tema el de los padres y las responsabilidades de los hijos para con ellos. Esta claro que todos nos equivocamos y que en un mundo que es imperfecto no encontraremos relaciones perfectas.pero hay estamos todos en el camino de la perfección, en el camino del perdón y en el camino del amor incondicional. Un abrazo familia
ResponderEliminarDelicado tema el de los padres y las responsabilidades de los hijos para con ellos. Esta claro que todos nos equivocamos y que en un mundo que es imperfecto no encontraremos relaciones perfectas.pero hay estamos todos en el camino de la perfección, en el camino del perdón y en el camino del amor incondicional. Un abrazo familia
ResponderEliminarSí, Esther, quizá la responsabilidad más grande que un espíritu pueda asumir está la de libremente aceptar otro espíritu como hijo o hija... Más todavía si es para superar desencuentros del pasado. Los hijos, cualquiera que sea la actitud del progenitor, por este SÍ, deberíamos honrarles. Los que soys padres/madres e hijos/hijas a la vez conocéis los dos lados de la moneda en la práctica. Sólo el amor incondicional puede servir como orientación segura en esta trauectoria.
Eliminarme alegro tanto de verte por aquí =) ¡Muchos besos!