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domingo, 8 de octubre de 2017

De dolor y sufrimiento

Hola familia,

ayer en CEADS nos dedicamos al Estudio Sistematizado del Evangelio. reflexionamos sobre las causas de las aflicciones que experimentamos en la vida a partir de lo que nos dice la Doctrina Espírita.

El tema en sí es "adolorido", ya que el que se enfrenta a situaciones difíciles, sea en el campo que sea (emocional, económico, salud o social) tiene sed de amor y comprensión, desea sobretodo palabras de alivio para sus aflicciones. Además, el dolor pica a la puerta de todos, antes o después. Seamos ricos o pobres, hombres, mujeres, de todas las partes del mundo, estamos viviendo, hemos vivido o viviremos alguna situación dolorosa en nuestras vidas. En el actual nivel evolutivo de nuestro planeta, el dolor es parte de la pedagogía cósmica. Todavía tenemos que experimentar situaciones dolorosas para aprender y evolucionar.


La Doctrina espírita nos invita a meditar con la lógica: partimos del presupuesto de que las leyes naturales son perfectas, Dios es justo y por tanto, lo que sucede es correcto. Si no encuentro la causa de mi sufrimiento en el presente, es que está en el pasado. Muchas veces suceden cosas que nos nos gustan, acontecimientos en nuestras vidas que nos hacen preguntar ¿por qué? ¿Por qué a mí? El olvido del pasado borra momentáneamente de nuestras conciencias las causas de nuestras pruebas, pero basta con meditar sobre la clase de expiación a la que nos enfrentamos, para poder imaginar qué tipo de mal podríamos haber hecho en encarnaciones pasadas para necesitar esta experiencia de aprendizaje.

Lo más importante, sea cual sea la prueba a la que nos enfrentemos, es sacar lo mejor de nosotros ante cada situación. Con fe, esperanza y honradez, cada prueba se convierte en un ejercicio de dignidad que nos ayuda a reequilibrar las cuentas pendientes con la propia conciencia. Sin auto-conmiseración, pero pleno en auto-amor, el corazón que se ha abierto a las verdades espirituales acepta sin rebeldía el dolor de cada día sin caer en sufrimientos. Este corazón ha comprendido que el dolor es necesario, el sufrimiento es opcional.


El espírita no se enfrenta a menos probelmas en su vía, pero sí debe hacerlo con fe, esperanza e incluso gratitud. El dolor nos ofrece una oportunidad de crecimiento espiritual. ¿Quién de nosotros está en condiciones de rechazar algo así?

¡Que la espiritualidad amiga nos de fuerzas para seguir viviendo, creciendo y evolucionando siempre!

Sea.  

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