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domingo, 14 de enero de 2018

El mejor remedio para el sufrimiento

¡Buenas tardes!

Ayer iniciamos el año de 2018 con el retorno de las clases infantiles del grupo de educación espírita para la infancia y el Estudio de El Evangelio según el Espiritismo para las más crecidos.

Hemos leído y comentado parte a parte el ítem 19 - El mal y el remedio, del Capítulo V - Bienaventurados los afligidos.

Al contrario de la mayoría de las filosofías conocidas, el Espiritismo no cree que necesario el sufrimiento para evolución o saldar las malas acciones del pasado, pero observamos en nuestro actual momento evolutivo como humanidad que todavía sufrimos, que el caos es necesario para busquemos mejorarnos. Jesús ya nos decía, en otro momento del Evangelio, que el escándalo se necesario para la evolución pero ha de quien lo provoque.

El Espiritismo nos da respaldo para entender que el sufrimiento existe pero depende de como lo miramos o lo afrontamos que nos hará sufrir más o menos.Veamos, poco a poco, resumidamente, los comentarios de la clase de ayer:

" Vuestra tierra, ¿es acaso un lugar de alegría o un paraíso de delicias? ¿No resuena aún en vuestros oídos la voz del profeta? ¿No exclamó diciendo, que habría lágrimas y crujir de dientes, para los que nacieran en este valle de dolores? Vosotros que venís a vivir en ella, esperad lágrimas ardientes y penas amargas, y cuanto más agudos y profundos sean vuestros dolores, levantad los ojos al cielo y bendecid al Señor por haber querido probaros."

A primera vista podría causarnos bastante rechazo la primera frase de este ítem, quizás pesimista y desolador, pero es todo lo contrario. Es realista. El momento que dejamos nuestra vanidad al lado, podremos entender que nuestra realidad actual como humanidad aún está en los inicios de la evolución espiritual. Tomar conciencia de que aún no sabemos nada, que aún estamos aprendiendo a amar y alejandonos de las caracteristicas primitivas que aún nos guian por la vida, visualizando la soberviviencia basicamente.



"¡Oh hombres! vosotros no reconoceréis el poder de vuestro maestro, sino cuando haya curado las llagas de vuestro cuerpo y cornado vuestros días de beatitud y de alegria! ¡No conoceréis su amor sino cuando hayá adornado vuestro cuerpo con todas las glorias y le haya dado todo su resplandor y su blancura! 
Imitad, pues, al que se os dió como ejemplo: llegado al último grado de la abyección y de la miseria, tendido en un estercolero, dijo a Dios: "¡Señor, he conocido todos los goces de la opulencia, y me habéis reducido a la miseria más profunda; gracias, gracias, Dios mío, por haber querido probar a vuestro servidor!" 

Nuevamente nos llama a la atención en el despojamiento de la vanidad y silenciar el ego. Puntualizamos que el ego no es malo, es creativo y muy importante para las bases de la supervivencia y búsqueda de soluciones, el problema es que aun está muy enraizado a la vanidad y egoismo. El día que podamos usar el ego para la solución de problemas y dejarlo de usar para el victmismo, agradeceremos por las pruebas de la vida.

"¿Hasta cuándo vuestras miradas se pararán en los horizontes marcados por la muerte? ¿Cuándo querrá vuestra alma, en fin, lanzarse más allá de los límites de una tumba? Pero si hubiéseis de llorar y sufrir toda una vida, ¿qué es eso al lado de la eternidad de la gloria reservada al que haya sufrido la prueba con fe, amor y resignación? Buscad, pues, consuelos a vuestros males en el porvenir que Dios os depare y la causa de ellos en vuestro pasado; y vosotros los que más sufrís, consideraos como los felices de la tierra. En el estado de desencarnados, cuando estabais en el espacio, elegisteis vuestra prueba, porque os creísteis bastante fuertes para soportarla; ¿por qué murmuráis ahora? Los que habéis pedido la fortuna y la gloria, fué para sostener la lucha de la tentación y vencerla. Los que habéis pedido luchar con el espíritu y ti cuerpo contra el mal y el físico, fué porque sabíais que cuanto más fuerte sería la prueba, más gloriosa sería la victoria, y que si salíais de ella triunfantes aun cuando vuestra carne se hubiese echado en un muladar, a su muerte dejaría escapar un alma resplandeciente de blancura, y purificada por el bautismo de la expiación y del sufrimiento."

Una vez entendemos de verdad lo que es la eternidad, que hay un porvenir muy diferente de la existencia actual, que la verdadera vida es la espiritual, de que el momento en la carne es un segundo que nos limita para zanjar esos errores anteriores; el sufrimiento en si mismo dejará de existir, pues habrá resignación, habrá amor curador y búsqueda de acciones.


"¿Qué remedios podremos dar a los que son acosados por crueles obsesiones y males graves? 
Sólo uno hay infalible: la fe, levantar los ojos al cielo. Sí en el acceso de vuestros más crueles sufrimientos, vuestra voz canta al Señor, el ángel a vuestra cabecera os enseñará con su mano la señal de salvación y el lugar que debéis ocupar un día. . . La fe es el remedio cierto del sufrimiento; ella enseña siempre los horizontes del infinito, ante los cuales se borran esos pocos días del presente. No preguntéis, pues, qué remedio es menester emplear para curar tal úlcera o tal llaga, tal tentación o tal prueba; acordaos que el que cree, es fuerte como el remedio de la fe, y el que duda un segundo de su eficacia, es castigado al mismo tiempo, porque en el mismo instante siente las punzantes agonías de la aflicción. El Señor ha marcado con su sello a todos los que creen en El. 
Cristo os dijo que con la fe se trasportan las montañas, y por mi parte os digo que al que sufre y tenga la fe por sostén, se le colocará bajo su égida y no sufrirá más; los momentos de más fuertes dolores serán para él las primeras notas de alegría en la eternidad. Su alma se desprenderá de tal modo del cuerpo, que mientras éste se retorcerá entre convulsiones, aquélla se cernirá en las celestes regiones cantando con los ángeles himnos de reconocimiento y de gloria al Señor. ¡Felices los que sufren y los que lloran! que sus almas estén alegres, porque serán premiados por Dios."
(San Agustín. París, 1863)

Cuando hablamos de la fe, es esa fe razonada, que medita el porque de las cosas, que busca soluciones prácticas, que no acepta cualquier respuesta como la última verdad. Busca en si mismo, dentro de esa chispa creadora que tenemos las respuestas de los problemas, aceptamos las reacciones a nuestras propias acciones, esas elegidas por nosotros mismos, según nuestro libre arbitrio. Todavía no entendemos la evolución sin el caos o el sufrimiento, por lo que nos urge, entonces, aceptarlos de manera activa, pues es la manera de depurarse, más o menos consciente, no importa, es inevitable que lleguemos a la perfección... ¿qué camino decidiremos seguir: responsables, aceptando la reacción del hoy y el agradecimiento por la oportunidad o el sufrimiento, que enloquece y nos hace más daño?

¡Que la paz del Alto esté con todos nosotros!


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