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domingo, 16 de septiembre de 2018

Niega lo imposible, abraza lo extraordinario

Ayer CEADS empezó el día ofreciendo información sobre la prevención del suicidio a pie de calle, en el barrio de Sants. Poca gente es consiente de que para cada muerte por violencia machista, ocurren en España 65 suicidios; para cada asesinato, ocurren 11 suicidios; para cada muerte por accidentes de tráfico, ocurren 2 suicidios. Sin embargo, no existe un plan estatal para la prevención de este grave problema de salud pública. Otra cosa que no todo el mundo es consciente, es que con un acto como el suicidio, puedes exterminar el cuerpo físico, pero el espíritu es indestructible, pese a que pasará a sufrir graves consecuencias por el acto desesperado. 



Por la tarde, en nuestro local, celebramos nuestra reunión anual por la prevención del suicidio con una invitada muy especial: Eva Gimenez, la madre de Nacho. La idea de invitarle en esta fecha tan emotiva para nosotros era precisamente para que todos nos inspiráramos en en fuerza, la esperanza y el poder de lucha de esta mujer y de su familia.



Eva empezó confesando, sí, con todo lo que lleva, ha pensado muchas veces en el suicidio. Pero ha decidido seguir luchando. Un lucha de la que es la cabeza visible, pero que no podría librar sin el apoyo incondicional de David, su marido; Marta, Maria y, claro está, Nacho, sus hijos. Tampoco podría seguir adelante sin los socios y voluntarios de ASDENT, sin padrinos tan especiales como Santi Millán, sin toda la gente anónima que les lleva tapones, sin las familias que les hacen pequeños detalles artesanales que ASDENT vende en cada charla, sin los equipos médicos que cuidan a Nacho y buscan la cura de la enfermedad de Dent, sin los ciclistas y deportistas que ayudan Eva a realizar retos tan extraordinariamente duros como la Titan Desert, sin los medios de comunicación que reciben a Eva para hacer eco de su lucha... Es que el reto de Eva se ha convertido en el reto de muchísima gente que espera el día en que saldrá a los medios de comunicación, ya no para decir que es una madre que se iría en patinete a la China para conseguir los fondos necesarios para costear la investigación de la enfermedad de su hijo. No. En este día tan esperado por tanta gente, Eva saldrá a darnos a todos el notición de que todo este esfuerzo colectivo, que ella lideró pese a tener esclerosis múltiple, ha permitido que se encontrara la cura o por lo menos una medicina para el tratamiento de la enfermedad de Dent.

Para los que no lo saben, la enfermedad de Dent es una enfermedad rara. Una mutación cromosómica hace con que el cuerpo no retenga muchos de lo que nos es indispensable para sobrevivir, como calcio, potasio y magnesio. Nacho, el tercer hijo de Eva, nació con esta enfermedad. Ella tenía muchas opciones, desde la depresión, pasando por el suicidio, hasta la lucha desesperada por la vida de Nacho. Esta fue la opción de Eva, que fundó ASDENT y desde entonces ha recogido medio mundo, buscando alianzas y patrocinadores. Por el camino, consuela a familias que hasta entonces se sentían solas, porque los médicos saben muy poco sobre esta enfermedad y las farmacéuticas no se interesan por investigarla, ya que el mercado estaría reducido a unas 400 personas en todo el mundo. 

Los espíritas sabemos que las pruebas y expiaciones que experimentamos en una encarnación son oportunidades luminosas de aprendizaje y crecimiento espiritual. Lo de Eva y su familia es un ejercicio de dignidad que merece ser admirado, que inspira a cuantos acabamos conociendo un poco de su historia a no rendirnos jamás.

Lo extraornidanario de Eva es que es una mujer común, una madre de familia, como hubiese podido ser cualquier otra. Nacho dice que está zumbada, pero nosotros creemos que su gran locura es la fe, la esperanza y el amor. Pero la mayor de sus virtudes, de donde saca esta fuerza incomprensible para los que buscamos en ella inspiración, es el amor. Eva, sin amor, no sería nada. Mientras ella y su familia se enfrentan a tan duras pruebas, nos enseñan a amar. Y algo vamos aprendiendo, porque ya les queremos con locura.

Ojalá todos los que sopesan la alternativa del suicidio pudieran escuchar a Eva, inspirarse en su ejemplo, decidir no rendirse bajo ningún concepto. Eva niega lo imposible y abrazo lo extraordinario. Es una mujer como cualquiera de nosotros, com sus debilidades, miedos y esperanzas. Si ella lo puede hacer, cada uno de nosotros también, en los retos que nos ha puesto la vida para que crezcamos espiritualmente y aprendamos a amar.

¡Sigue! ¡No te rindas! 
Mañana será otro día. Hoy nos toca luchar.




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