Por Flávia Roggerio
Muchas veces nos preguntamos respecto a
los sueños.
Algunos los tenemos muy presentes al despertarnos y otros no nos
acordamos de nada. También hay muchas personas les ocurre de tener sueños con
algún ente querido que ya no esta o con alguien que no ve hace mucho. Sueños
que parecen muy reales. En este artículo comentamos el tema de los sueños desde
la visión espirita y quizás podamos arrojar un poco de luz a las corrientes
dudas sobre este asunto.
Durante el sueño el alma no descansa
como el cuerpo, el Espíritu nunca está inactivo. Cuando dormimos, los lazos que
le unen al cuerpo se aflojan y no necesitando la materia, recorre el espíritu
el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus.
En la pregunta 402 del Libro de los
Espíritus, del descodificador del espiritismo, Allan Kardec: ¿Cómo podemos
juzgar de la libertad del Espíritu mientras dormimos?
«Por medio de los sueños. Bien puedes
creer que cuando reposa el cuerpo, el Espíritu posee más facultades que en
estado de vela. Tiene el recuerdo del pasado
y a veces previsión del porvenir. Adquiere mayor poder y puede ponerse en
comunicación con los otros Espíritus, ya en este mundo, ya en otros. Tú dices
con frecuencia: He tenido un sueño estrambótico, horrible; pero inverosímil. Te
equivocas, pues a menudo es recuerdo de lugares y cosas que has visto o
presentimiento de los que verás en otra existencia o en otra época. Entorpecido
el cuerpo, el Espíritu procura romper sus cadenas, inquiriendo el pasado o el
porvenir. ¡Pobres hombres, cuan poco conocéis hasta los más vulgares fenómenos
de la vida!. Creéis ser muy sabios y las cosas más insignificantes os ponen en
aprieto! A esta pregunta que os dirigen los niños: ¿Qué son los sueños? Os
quedáis mudos. «Por medio del sueño, los Espíritus encarnados están siempre en
relación con el mundo de los Espíritus. Por esto, los superiores consienten sin
mucha repugnancia en encarnarse entre nosotros».
El sueño libera parcialmente el alma
del cuerpo. Cuando uno duerme se encuentra por un momento en el mismo estado
que fijamente se halla después de la muerte. Esto debe enseñaros una vez más a
no temer a la muerte, puesto que, según las palabras del santo, morís todos los
días. «Los sueños son producto de la emancipación del alma, que se hace más independiente
por la suspensión de la vida activa y de relación. De aquí una especie de
clarividencia indefinida que se extiende a los más lejanos lugares y a veces
hasta a otros mundos. De aquí también el recuerdo que trae a la memoria los sucesos
realizados en la existencia presente o en las anteriores. La rareza de las
imágenes de lo que ocurre o ha ocurrido en mundos desconocidos, entremezcladas con
las cosas del mundo actual, forman esos conjuntos extraños y confusos que
parece que no tienen sentido ni vínculo.
El sueño es el recuerdo de lo que ha visto vuestro Espíritu
mientras dormías; pero observad que no siempre soñáis. ¿Qué quiere decir esto?
Que no recordáis siempre lo que habéis visto. No está vuestra alma en todo su
desarrollo y a menudo el sueño no es más que el recuerdo de la turbación que el
Espíritu experimenta a su partida o a su regreso, sumado a lo que hicisteis o
que os preocupa cuando despierto. Procuráis distinguir bien estas dos especies
de sueños en aquellos que recordáis, pues sin ello caeríais en contradicciones
y errores que serían funestos a vuestra fe.
El sueño es la puerta que Dios les ha
abierto a los Espíritus encarnados para con sus amigos del cielo; es el recreo después
del trabajo, mientras esperan la liberación final, que los restituirá al medio que
les es propio»
Visitas
Espirituales
Allan Kardec indagó a los Espíritus
sobre las visitas espirituales durante el sueño. Pregunto: Cuando vemos en
sueños a personas que viven aún, a quienes conocemos perfectamente, realizando
actos en que ni siquiera piensan, ¿no es efecto de pura imaginación?
«En que ni siquiera piensan, ¿qué sabes
tú? Su Espíritu puede muy bien venir a visitar el tuyo, como el tuyo puede ir a
visitar el suyo y no siempre sabes lo que piensa. Además, no es raro atribuir,
de acuerdo con lo que desees, a las personas que conoces lo que se dio o se
está dando en otras existencias».
Y siguió indagando: Dos personas que se
conocen ¿pueden visitarse mientras duermen?
«Sí y muchos otros que no creen
conocerse se reúnen y se hablan. Sin sospecharlo, tú puedes
tener amigos en otros países. El hecho de visitar, durante el sueño, a personas
que pueden sernos útiles, amigos, parientes y conocidos es tan frecuente, que
casi todas las noches lo verificáis». Los Espíritus pueden reunirse, visitar a
personas, pero aunque tengan esta voluntad estando despiertos, no es una razón
para que así suceda.
«Los sueños no son verdaderos en
el sentido que entienden los que dicen la buenaventura; porque es absurdo creer
que soñar tal cosa anuncia tal otra. Pero son verdaderos en el sentido de que presentan
imágenes reales al Espíritu, pero que con frecuencia no tienen relación con lo
que ocurre en la vida corporal. A menudo, son un recuerdo, pueden ser también
un presentimiento del porvenir, si Dios lo permite, o la visión de lo que
ocurre en aquel momento en otro lugar al que se transporta el alma».
Con base en estas explicaciones de los
Espíritus, podríamos concluir que, esta sensación de euforia y felicidad que
sentimos, cuando nos despertamos de un sueño con un familiar lejano, podría
perfectamente ser el reencuentro de dos almas que se tienen afecto. Podría ser
la unión de dos espíritus afines que se encuentran para charlar, arreglar
desafectos, concretar una reconciliación….los sueños pueden ser oportunidades
de aprendizaje en otros mundos y de preparación para nuevas experiencias.
Os
invitamos a observar estas sensaciones después del despertar.
Reflexionar sobre
ellas.
¡Felices sueños!
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