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sábado, 23 de marzo de 2019

El dormir y los sueños


Por Flávia Roggerio


Muchas veces nos preguntamos respecto a los sueños. 

Algunos los tenemos muy presentes al despertarnos y otros no nos acordamos de nada. También hay muchas personas les ocurre de tener sueños con algún ente querido que ya no esta o con alguien que no ve hace mucho. Sueños que parecen muy reales. En este artículo comentamos el tema de los sueños desde la visión espirita y quizás podamos arrojar un poco de luz a las corrientes dudas sobre este asunto.

Durante el sueño el alma no descansa como el cuerpo, el Espíritu nunca está inactivo. Cuando dormimos, los lazos que le unen al cuerpo se aflojan y no necesitando la materia, recorre el espíritu el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus.

En la pregunta 402 del Libro de los Espíritus, del descodificador del espiritismo, Allan Kardec: ¿Cómo podemos juzgar de la libertad del Espíritu mientras dormimos?

«Por medio de los sueños. Bien puedes creer que cuando reposa el cuerpo, el Espíritu posee más facultades que en estado de vela. Tiene el recuerdo del  pasado y a veces previsión del porvenir. Adquiere mayor poder y puede ponerse en comunicación con los otros Espíritus, ya en este mundo, ya en otros. Tú dices con frecuencia: He tenido un sueño estrambótico, horrible; pero inverosímil. Te equivocas, pues a menudo es recuerdo de lugares y cosas que has visto o presentimiento de los que verás en otra existencia o en otra época. Entorpecido el cuerpo, el Espíritu procura romper sus cadenas, inquiriendo el pasado o el porvenir. ¡Pobres hombres, cuan poco conocéis hasta los más vulgares fenómenos de la vida!. Creéis ser muy sabios y las cosas más insignificantes os ponen en aprieto! A esta pregunta que os dirigen los niños: ¿Qué son los sueños? Os quedáis mudos. «Por medio del sueño, los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los Espíritus. Por esto, los superiores consienten sin mucha repugnancia en encarnarse entre nosotros».

El sueño libera parcialmente el alma del cuerpo. Cuando uno duerme se encuentra por un momento en el mismo estado que fijamente se halla después de la muerte. Esto debe enseñaros una vez más a no temer a la muerte, puesto que, según las palabras del santo, morís todos los días. «Los sueños son producto de la emancipación del alma, que se hace más independiente por la suspensión de la vida activa y de relación. De aquí una especie de clarividencia indefinida que se extiende a los más lejanos lugares y a veces hasta a otros mundos. De aquí también el recuerdo que trae a la memoria los sucesos realizados en la existencia presente o en las anteriores. La rareza de las imágenes de lo que ocurre o ha ocurrido en mundos desconocidos, entremezcladas con las cosas del mundo actual, forman esos conjuntos extraños y confusos que parece que no tienen sentido ni vínculo. 

El sueño es el recuerdo de lo que ha visto vuestro Espíritu mientras dormías; pero observad que no siempre soñáis. ¿Qué quiere decir esto? Que no recordáis siempre lo que habéis visto. No está vuestra alma en todo su desarrollo y a menudo el sueño no es más que el recuerdo de la turbación que el Espíritu experimenta a su partida o a su regreso, sumado a lo que hicisteis o que os preocupa cuando despierto. Procuráis distinguir bien estas dos especies de sueños en aquellos que recordáis, pues sin ello caeríais en contradicciones y errores que serían funestos a vuestra fe.

El sueño es la puerta que Dios les ha abierto a los Espíritus encarnados para con sus amigos del cielo; es el recreo después del trabajo, mientras esperan la liberación final, que los restituirá al medio que les es propio»


Visitas Espirituales

Allan Kardec indagó a los Espíritus sobre las visitas espirituales durante el sueño. Pregunto: Cuando vemos en sueños a personas que viven aún, a quienes conocemos perfectamente, realizando actos en que ni siquiera piensan, ¿no es efecto de pura imaginación?

«En que ni siquiera piensan, ¿qué sabes tú? Su Espíritu puede muy bien venir a visitar el tuyo, como el tuyo puede ir a visitar el suyo y no siempre sabes lo que piensa. Además, no es raro atribuir, de acuerdo con lo que desees, a las personas que conoces lo que se dio o se está dando en otras existencias».

Y siguió indagando: Dos personas que se conocen ¿pueden visitarse mientras duermen?
«Sí y muchos otros que no creen conocerse se reúnen y se hablan. Sin sospecharlo, tú puedes tener amigos en otros países. El hecho de visitar, durante el sueño, a personas que pueden sernos útiles, amigos, parientes y conocidos es tan frecuente, que casi todas las noches lo verificáis». Los Espíritus pueden reunirse, visitar a personas, pero aunque tengan esta voluntad estando despiertos, no es una razón para que así suceda. 

«Los sueños no son verdaderos en el sentido que entienden los que dicen la buenaventura; porque es absurdo creer que soñar tal cosa anuncia tal otra. Pero son verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales al Espíritu, pero que con frecuencia no tienen relación con lo que ocurre en la vida corporal. A menudo, son un recuerdo, pueden ser también un presentimiento del porvenir, si Dios lo permite, o la visión de lo que ocurre en aquel momento en otro lugar al que se transporta el alma».

Con base en estas explicaciones de los Espíritus, podríamos concluir que, esta sensación de euforia y felicidad que sentimos, cuando nos despertamos de un sueño con un familiar lejano, podría perfectamente ser el reencuentro de dos almas que se tienen afecto. Podría ser la unión de dos espíritus afines que se encuentran para charlar, arreglar desafectos, concretar una reconciliación….los sueños pueden ser oportunidades de aprendizaje en otros mundos y de preparación para nuevas experiencias. 

Os invitamos a observar estas sensaciones después del despertar. 

Reflexionar sobre ellas.

¡Felices sueños!   

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