Para la clase de mañana, querida familia CEADS!
(...)
Para que se establezca un diálogo provechoso con los Espíritus, es importante saber formular las preguntas. «(…) Deben considerarse dos cosas, en las que son dirigidas a los Espíritus: la forma y el fondo. Respecto de la forma, deben ser redactadas con claridad y precisión, evitando las preguntas complejas. Pero hay otro aspecto no menos importante: el orden que debe seguirse en la formulación de las preguntas. Cuando un asunto reclama una serie de ellas, es esencial que se encadenen con método, de modo que deriven naturalmente una de las otras. Los Espíritus, en ese caso, responden mucho más fácil y claramente que cuando sucede al azar, pasando, sin transición, de un asunto a otro. (…)». Se debe, pues, organizarlas con anticipación y estar preparados para agregar, retirar o modificar preguntas durante la conversación con el Espíritu comunicante. «(…) Ese trabajo preparatorio constituye una especie de evocación anticipada, a la que el Espíritu puede haber asistido y que lo predispone para responder. (…).
El fondo de la cuestión exige todavía mayor atención porque, muchas veces, la naturaleza de la pregunta provoca una respuesta exacta o falsa. Hay algunas que los Espíritus no pueden o no deben responder, por motivos que desconocemos. Será inútil, entonces, insistir. Sin embargo, lo que debe evitarse pero sobre todo, es el hacerles preguntas con el fin de poner a prueba su perspicacia. (…)» . «(…) No debe inferirse de esto que de los Espíritus no se pueden obtener aclaraciones útiles y, sobre todo, buenos consejos; sin embargo, responden mejor o peor, según los conocimientos que poseen, el interés que tienen en nosotros, el afecto que nos dedican y, finalmente, el fin que nos proponemos y la utilidad que vean en lo que pedimos.(…)»
Si bien es cierto que no debemos interrogar a los Espíritus en todo momento, sobre problemas comunes a la encarnación y que debemos resolver naturalmente, también es correcto afirmar que determinados asuntos sólo son abordados por los espíritus si le pedimos su opinión. «(…) Los Espíritus dan, no hay duda, instrucciones espontaneas de alto alcance, que sería erróneo despreciar. Pero hay explicaciones que tendrían que ser esperadas durante largo tiempo, si no fuesen solicitadas. (…) Las preguntas, lejos de presentar algún inconveniente, son de gran utilidad, desde el punto de vista de la instrucción, cuando quien las propone sabe delimitarlas correctamente. (…)»
Recordemos aquí que si el Codificador no hubiese propuesto preguntas a los Espíritus, El Libro de los Espíritus y El Libro de los Médiums tal vez, todavía, no existirían. Hay además otro beneficio al proponer preguntas a los espíritus: «(…) El de contribuir a desenmascarar a los Espíritus mistificadores que, más pretenciosos que sabios, raramente soportan la prueba de las preguntas formuladas con total lógica (…).» Los Espíritus livianos responden a cualquier pregunta sin el menor escrúpulo de decir una verdad o una mentira. «(…) Los espíritus serios siempre responden con placer a las que tienen por objetivo el bien y los medios para que progresemos. (…)» Todas las preguntas inútiles, hechas solo para satisfacer la simple curiosidad y para poner a prueba a los espíritus, tienen el poder de alejar a los buenos Espíritus.
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