Querida familia,
Reunidos ayer en nuestro Centro Amalia Domingo Soler, nos dividimos en dos grupos para leer i discutir el texto de estudio sobre las preguntas que se pueden hacen a los espíritus en una reunión mediúmnica. El texto de Kardec, hay que recordar, nos enseña a hacer preguntas para lo que sería una reunión planificada de estudios y esclarecimientos. Muchos compañeros ayer nos llamaron la atención para el hecho de que la mayoría de las reuniones mediúmnicas realizadas hoy en día no son de este tipo, sino que de caridad y socorro a desencarnados. En el periodo de la codificación, cuando el cuerpo doctrinario se elaboraba, era sin lugar a dudas relevante que el codificador no solo explicara su propio método de interacción con el invisible, sino que además diera pautas a los interesados en instruirse a través del intercambio con los espíritus de forma segura y útil para la comunidad.
Cada grupo debería, después de leer el texto, elaborar preguntas que podríamos hacer en una reunión mediúmnica de estudios. En el primer grupo, nos costaba hacer preguntas sin un contexto. Imaginamos entonces que el marido de una trabajadora del Centro había caído en coma y que ésta buscaba consuelo y esclarecimientos. El objetivo de la reunión, por lo tanto, era ayudar a esta familia y recoger información sobre la situación de los espíritus que se encuentran en situación de coma. Entre las preguntas que elaboramos, estaban éstas: ¿Dónde está el espíritu de una persona que se encuentra en coma? ¿Qué utilidad tiene el coma para esta este espíritu? ¿Recibe este espíritu tratamiento en la espiritualidad? ¿El coma fue una prueba que eligió el compañero antes de encarnar? ¿Cuánto tiempo debe esperar la familia a que salga del coma? ¿Está en coma este hermano por dificultad de desprenderse de la materia y pasar a la espiritualidad? ¿Qué podemos hacer nosotros o su familia para ayudarle?
El segundo grupo no llegó a elaborar preguntas, solo apuntó temas como la donación de órganos, por ejemplo, que podrían ser aspectos para la instrucción. En este grupo parece que el sentimiento era que, una vez que tenemos la doctrina, ya no hace falta hacer preguntas. Muchas veces las respuestas nos vienen sin que tan solo las elaboremos, simplemente porque reflexionamos o estudiamos la doctrina, siempre instruidos y amparados por nuestros amigos espirituales.
Todos hemos estado de acuerdo que lo de hacer evocaciones o preguntas debe siempre tener una finalidad útil y elevada. El respecto y la simplicidad de sentimientos son la garantía de que espíritus sabios y que nos tienen cariño nos vengan a contestar o inspirar.
Que en la semana que se inicia nuestros corazones estén llenos del amor de Jesús, que tenía el perdón para ofrecernos antes mismo que le hubiésemos ofendido.
El abrazo fraterno de siempre,
Janaina
¡Me encantó la clase! Y cuantos éramos, ¡qué bendición!
ResponderEliminarMe puedo imaginar lo cuanto fue difícil a Kardec formular las preguntas, y aún así, muchas de ellas no eran exactamente lo que esperaban los espíritus...
Solemos elaborar preguntas para lo que ya tenemos respuestas... Nos cuesta tanto mirar hacia lo que no sabemos. No sabemos CUÁNTO no sabemos y por esto es tan difícil elaborar preguntas verdaderas y útiles.
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