Hola familia,
Marcello nos envía el texto de estudio para la clase de mañana.
Cariños de la hermana menor
La
libertad de pensamiento, así como la de obrar, constituyen atributos esenciales
del Espíritu, otorgados por Dios al crearlo.
La
libertad de pensar es siempre ilimitada, porque nadie puede dominar el
pensamiento ajeno o aprisionarlo. De esta forma enseñan los Espíritus al
responder a la pregunta 833 de «El Libro de los Espíritus», aclarando que
«(...) en el pensamiento goza el hombre de ilimitada libertad, pues no hay cómo
ponerle trabas. Puede detenerse su vuelo, pero no aniquilarlo.» A lo sumo,
debido a la inferioridad e imperfección de nuestra civilización, se intenta
contener la manifestación exterior del pensamiento, o sea, la libertad de
expresión.
Si hay
algo que escapa a toda opresión, es la libertad de pensamiento. Sólo por ella
el hombre puede gozar de la libertad absoluta. Nadie consigue aprisionar el
pensamiento de otro, a pesar de que pueda obstaculizar su libertad de
expresarlo.
Por
acción de la ley del progreso, la libertad, en todas sus modalidades, evoluciona,
especialmente la libertad de pensar, pues actualmente no vivimos ya en la época
de «creer o morir», como acontecía en los tiempos de la inquisición o santo
oficio.
En
verdad, «(...) de un siglo para otro, menos dificultades encuentra el hombre
para pensar sin impedimento y a cada generación que surge, más amplias son las
garantías individuales en lo que atañe a la inviolabilidad del fuero íntimo.
(...)»
Evidentemente,
es muy la libertad de pensar y la de obrar, porque mientras la primera se
ejerce con mayor amplitud, sin barreras, la última padece enormes y profundas
limitaciones. A
pesar de que la libertad de pensar sea ilimitada, depende del grado evolutivo
de cada Espíritu, en su capacidad de irradiación y discernimiento. A medida que
un Espíritu progresa, se le desarrolla el sentido de responsabilidad sobre sus
actos y pensamientos.
Cualquier
restricción ejercida sobre la libertad de una persona es señal de atraso
espiritual. «(...) Constreñir a los hombres a proceder en desacuerdo con su
modo de pensar, es transformarlos en hipócritas. La libertad de conciencia es
uno de los caracteres de la verdadera civilización y del progreso.»
«A
toda criatura le es concedida la libertad de pensar, hablar y obrar, siempre
que esa concesión sobreentienda el respeto a los derechos semejantes del
prójimo. Cuando
el uso de la facultad libre engendra sufrimiento y coerción para otro, se
incurre en un crimen que puede acarrear el cercenamiento de aquel derecho, ya
sea por parte de las leyes humanas y sin duda alguna a través de la Justicia
Divina.
Gracias
a eso el límite de la libertad se encuentra escrito en la conciencia de cada
persona, que crea para sí misma la cárcel de sombra y de dolor – la prisión sin
rejas en la que purgará más tarde, mediante la imperiosa reencarnación – o las
alas de luz para la perenne armonía». El
límite de nuestra libertad está establecido, por lo tanto, donde comienza la
del prójimo. «(...) En todas las relaciones sociales, en las relaciones con
nuestros semejantes, es preciso que recordemos constantemente lo que sigue: Los
hombre son viajeros que marchan, ocupando puntos diversos en la escala de la
evolución, por la cual todos subimos.
Por
consiguiente, nada debemos exigir, nada debemos esperar de ellos que no esté en
relación con su grado de adelantamiento. (...)» Por lo
tanto, «(...) el Espíritu sólo está verdaderamente preparado para la libertad
el día en que las leyes universales, externas a él, se trasformen en internas y
conscientes, por el propio hecho de su evolución. El día en que esté
compenetrado de la ley y haga de ella la norma de sus acciones, habrá alcanzado
el punto moral en que el hombre es dueño, domina y gobierna a sí mismo.
De ahí
en adelante ya no necesitará de obligación o autoridades sociales para
corregirse. Y se da con la colectividad lo que se da con el individuo. Un
pueblo sólo es verdaderamente libre, digno de libertad, si aprendió a obedecer
la ley interna, ley moral, eterna y universal, que no emana del poder de una
casta ni de la voluntad de las multitudes, sino de un Poder más alto. Sin la
disciplina moral que cada cual debe imponerse a sí mismo, las libertades no son
más que un logro; se tiene la apariencia pero no las costumbres de un pueblo
libre (...).
Todo lo que se
eleva hacia la luz se eleva hacia la libertad. (...)»
PREGUNTAS
¿Cuál es la diferencia entre la libertad de pensar y la de obrar?
¿Cuáles son las principales consecuencias de la oposición a la libertad
de conciencia?
¿Por qué la libertad del hombre está íntimamente ligada a su grado
de adelantamiento moral?
¿Cuál es el verdadero significado de la libertad?
Atención mamis y pais, mañana es día de Educación Espírita.
¡Kédima Kédima Furquimos espera con mucho amor!
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