Hola
familia,
Hoy
hemos tenido la oportunidad de escuchar a Andrei Moreira, médico y presidente
de la Asociación Médico-Espírita de Minas Gerais, Brasil, que nos presentó el
seminario “La homosexualidad bajo la óptica del espíritu inmortal”. Os confieso
que antes del seminario, yo pensaba que si no eres homosexual o no te dedicas a
estudiar a fondo la Doctrina Espírita, el tema tenía un interés más bien
limitado. Pero escuchar a Andrei me ha hecho cambiar totalmente mi estrecho
punto de vista. Ahora creo que todo el mundo se podría beneficiar de escuchar
una charla como esta, para entender mejor y respetar su propia sexualidad y la
de los demás. El tema es extremadamente complejo y no pretendemos más que hacer
unos apuntes de lo que hemos sido capaces de absorber. Pero en todo caso,
animamos a todos que sigan estudiando e investigando el tema que nos ha abierto
la mente a nuevos horizontes existenciales.
En esta entrada presentamos el resumen
de la primera parte del seminario. En la siguiente, Marcello los ofrece el resumen de la segunda parte.
"Para poder llenar tu taza hay que vaciarla primero"
proverbio chino
Vaciando la taza
Andrei Moreira empezó explicando que se interesó por investigar el tema de la homosexualidad a la luz de las enseñanzas espiritistas porque notaba que en este campo había mucha opinión y poca investigación. Andrei aclaró que no existe lo que se pueda denominar “la" visión espírita de la homosexualidad, sino una diversidad de puntos de vista. Éstos pueden estar más o menos informados por la percepción actual que la ciencia aporta a la discusión a través de las investigaciones desarrolladas en las ramas de la psiquiatría, la psicología y la medicina.
Por Janaina Minelli
Andrei Moreira empezó explicando que se interesó por investigar el tema de la homosexualidad a la luz de las enseñanzas espiritistas porque notaba que en este campo había mucha opinión y poca investigación. Andrei aclaró que no existe lo que se pueda denominar “la" visión espírita de la homosexualidad, sino una diversidad de puntos de vista. Éstos pueden estar más o menos informados por la percepción actual que la ciencia aporta a la discusión a través de las investigaciones desarrolladas en las ramas de la psiquiatría, la psicología y la medicina.
Inicialmente
Andrei nos recordó la recomendación de la espiritualidad de tratar con atención
y resto a los millones de hombres y mujeres en experiencias homosexuales, en
igualdad de condiciones con los heterosexuales, como podemos ver en el capítulo
21 del libro “Vida y sexo”, psicografiado por Chico Xavier y dictado por
Emmanuel.
Desafortunadamente vemos que de forma cotidiana se falta al respeto con esta minoría
social, como se puede comprobar en los indignantes sucesos homofóbicos y en
formas de discriminación más o menos aceptadas socialmente, como son el acoso
escolar a las y los adolescentes homosexuales o la infinidad de chistes y
bromas sobre el tema. Andrei nos explicó que hay estudios psiquiátricos que
demuestran que los homosexuales son “expulsados”, de forma directa o indirecta,
incluso de la convivencia familiar: la investigación ha detectado que, cuando
comparados con heterosexuales, miembros del colectivo homosexual suelen pasar
más tiempo con sus amigos, la familia de elección, que con su familia biológica.
En función de la exposición sistemática a la falta de comprensión y respeto a
lo largo de sus vidas y su consecuente exclusión social, y en algunos casos
también familiar, la psiquiatría ha identificado niveles de ansiedad y angustia
más elevados en el colectivo homosexual que en el heterosexual. Esta situación amplia
la posibilidad de vivencias marcadas por la marginalidad, las drogas, la
prostitución y, en casos más extremos, el suicidio, por parte de las personas homosexuales.
Según
Michel Foucault,
historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés,
la visión de la sexualidad cumple una función de manipulación de las masas por
las estructuras de poder. Siglos de dominación religiosa todavía hoy siguen influyendo
en el consciente y en el inconsciente de las personas. En esencia, el ideario
machista ha servido históricamente para dominar y reprimir formas alternativas
de organización social.
Según
ha explicado Andrei, en los textos bíblicos del viejo testamento, por ejemplo,
lo que vemos ponerse de manifiesto nos es una crítica a la homosexualidad en
sí, sino la amenaza que esta práctica significaba para la estructura de poder,
dominada por hombres que trasmitían el mando de generación a generación. Los historiadores
han llegado a la conclusión de que era inaceptable que hombres, responsables
por el mantenimiento de la organización político-social de las tribus judías, asumieran
comportamientos característicos del sexo femenino, socialmente considerado
inferior. De hecho, en la biblia no se hace referencia a la homosexualidad tal
como la entendemos en la actualidad, sino a cultos paganos en los que prostitutos
sagrados desempeñaban funciones ritualísticas.
En
todo caso, lo que vemos es que el ideario machista ha ejercido una función
socio-política de dominación, identificando la mujer como un ser inferior, y a
todo aquél que asumiera comportamientos femeninos, por ende, como seres inferiores.
En la actualidad, el ideario machista se actualiza, por ejemplo, en la forma
como la homosexualidad femenina parece ser socialmente más tolerada que la
masculina. Dos hombres que se comporten como mujeres pueden ser abiertamente menospreciados
por su comportamiento inferior, mientras que a las mujeres homosexuales, desde
el ideario machista, no se les reconoce la madurez sexual: “se creen
homosexuales porque todavía no han encontrado a su hombre”.
Andrei
ha explicado que la crítica y el menosprecio hacia el comportamiento sexual de los
demás denota, como han demostrado numerosas investigaciones científicas, la
incapacidad de comprender y aceptar la propia sexualidad. Nos puso el ejemplo
de una investigación en la que los participantes fueron clasificados, después
de entrevistas preliminares, en dos grupos: homofóbicos y no homofóbicos. Luego
utilizando técnicas para medir el riego sanguíneo en situación de excitación
sexual, los investigadores invitaron los participantes a observar películas
porno homosexuales. Luego, tenían que valorar su nivel de excitación del 0 al
10. Los resultados, según nos contó el conferenciante, fueron que los
participantes con tendencias homofóbicas tenían un mayor nivel de excitación
sexual ante la pornografía homosexual que los del otro grupo, pero, en cambio, lo
negaban rotundamente en el momento de la evaluación de su nivel de excitación.
Experimentos como este han desconcertado a los psiquiatras: ¿qué extraño fenómeno
es este que, contra todas las evidencias, lleva a la represión del propio deseo
sexual y al rechazo sistemático de las personas que asumen abiertamente su
sexualidad? La respuesta no es sencilla y cada caso tendrá una historia muy
particular, pero al parecer el homófobico tiene miedo a identificarse con algo
a que considera impuro, condenable, obsceno e inferior. Hay que reconocer que
para muchas personas, hasta hace poco tiempo, la única expresión legítima de la
sexualidad era su función reproductiva. Son siglos y siglos de ideario machista
reafirmado por dogmas religiosos reprimiendo la vivencia y libre expresión de la
sexualidad humana.
Andrei
también nos presentó un histórico de la visión de la sexualidad. Contra la
tesis de que "siempre hubo homosexuales", como en la Grecia Antigua o
en el Egipto, el conferenciante nos ha invitado a considerar que "el
homosexual" que conocemos actualmente es una invención relativamente
reciente del discurso psiquiátrico moderno, que data de finales del siglo XIX. Lo
que había antes de que nos rotuláramos los unos a los otros como hetero o homosexuales,
era la sexualidad libre. En 1533 el rey Emrique VIII criminalizó la
homosexualidad, que luego dejó de ser un crimen para convertirse en una patología,
en 1870, de la mano de investigadores como Carl Friedrich. A partir de 1973,
presionada por el movimiento gay que se había organizado en la última década, la Asociación Americana de Psiquiatría se dispone a revisar
las investigaciones realizadas por Friedrich. Se pone entonces de manifiesto
que los sujetos investigados eran en su mayoría criminales y desequilibrados
mentales graves, lo que producía un sesgo inaceptable desde el punto de vista
científico. Desde
1973, la homosexualidad dejó de ser clasificada como una enfermedad por la
Asociación Americana de Psiquiatría. En 1975 la Asociación Americana de
psicología adoptó el mismo procedimiento.
Parece haber suficientes evidencias
científicas para una base biológica de la homosexualidad, por lo menos en casos
que se manifiestan con mucha intensidad desde la niñez. Hay evidencias
hormonales, anatómicas, cognitivas y genéticas que dan a entender que puede
haber factores biológicos influyendo en el comportamiento sexual. Sin embargo,
la verdad, como nos ha hecho comprender Andrei, es que aun que se pueda observar
el comportamiento sexual de los seres humanos, no es posible explicar “el deseo”
con el conocimiento científico actual. No hay una única explicación razonable
para la homosexualidad, pero tampoco la hay para la heterosexualidad: indagar
en la causa de la homosexualidad es también indagar en la heterosexualidad.
La homosexualidad, según la ciencia, es
una orientación afectivo-sexual normal. En el derecho se considera que la persona
debe ser identificada y respetada según su sexo psíquico, y no biológico. Bajo
el punto de vista espírita, la homosexualidad ha sido catalogada en ocasiones como
enfermedad o disturbio de la sexualidad, en consonancia con principios de la
psiquiatría ya ultrapasados en la actualidad. Es evidente que la sociedad está
en transformación y que nuevos valores son llamados a la elaboración de relaciones
más respetuosas y solidarias. El espiritismo, que camina como orientó Kardec,
acompañando la ciencia, puede aportar importantes reflexiones de orden práctica
en este campo. La ley de la reencarnación nos hace contemplar la existencia
física con mayor serenidad, una vez que conocemos la realidad de la
inmortalidad del espíritu. Las personas que piensan que la vida se reduce a una
existencia física pueden, por ejemplo, sentirse ansiosas ante las “marcas”
psicológicas que la adopción por padres homosexuales puede provocar en los niños, pero pensar en la
cuestión desde la inmortalidad del espíritu permite ponderar que hay relaciones
cármicas uniendo las familias, también las menos convencionales que ya son una
realidad actualmente. Como nos dijo Andrei, es evidente que los hijos de
parejas homosexuales tendrán sus marcas psicológicas, así como también las
tienen los hijos de parejas divorciadas, los hijos creados por los abuelos y
los hijos creados en hogares donde no hay amor… Andrei nos ha planteado preguntas : ¿Cómo te
sentirías si supieras que en la clase de tus hijos hay hijos de parejas
homosexuales?¿Los invitarías a la fiesta de cumpleaños de tus hijos?
Estas y otras cuestiones, en realidad,
no nos sitúan en relación a los homosexuales: nos posicionan en relación a la
sexualidad humana, cuyo valor máximo debe ser el respeto al momento psicológico
de uno mismo y de los demás.
Hola, ¿estas conferencias las tienen grabadas en algún canal en youtube o en mp3? Pues seria genial para la gente que no podemos asistir. Gracias y feliz día.
ResponderEliminarJacob
Hola Jacob, un compañero sí la grabó, si lo comparte en you tube os lo hago saber. De momento no tenemos recursos y la verdad esque los videos sin luz y condiciones optimas de sonido no me animam mucho. Pero la gente los pide... Bueno, si conseguimos grabar alguna cosa, puedes estar más que seguro que lo compartimos.
ResponderEliminarGracias, pues es verdad que seria muy bueno grabar esas palestras. Estaremos esperando ese maravilloso momento para poderlo ver. Que el Padre os bendiga.
ResponderEliminarJacob
En donde puedo conseguir el libro, estoy en COLOMBIA.
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