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domingo, 17 de noviembre de 2013

Corazones unidos en los dos lados de la vida

Hola familia,

Ayer celebramos nuestra reunión anual dedicada a los sobrevivientes del suicidio. La fecha, que se celebra internacionalmente, sirve para que en todo el mundo se organicen acciones direccionadas a romper el tabú alrededor del suicidio y ofrecer a todos los que perdieron sus seres queridos de esta manera, una oportunidad de compartir sus historias en un entorno franco y libre de juicio. En este ánimo fue como escuchamos a Isabel, una sobreviviente.

Isabel nos conmocionó con su testimonio, explicándonos cómo su hijo de sólo 13 años interrumpió su existencia física. Nos contó de la dificultad de hablar sobre el tema, de abrirse y de encontrar personas suficientemente empáticas para escuchar a alguien que pasa por una situación así. Nos contó cómo el suicidio de su hijo, completamente inesperado, alteró súbitamente su vida: sin aviso previo, ya nada volvería a ser como antes. En realidad esto es algo que puede pasarle a cualquiera. La historia de Isabel encontraba eco en las historias de algunas personas que estaban allí: al final, todos los que viven la muerte de un ser querido por el suicidio acaban enfrentándose a problemas similares. Escuchar a un testimonio como el de Isabel no sólo demuestra a los sobrevivientes que no están solos; también nos humaniza a todos los que nos solidarizamos con su dolor.

Después del testimonio, Janaina nos propuso un ejercicio de perspectiva. Cómo bien nos había explicado Isabel, cuando se pierde a un ser querido por el suicidio, la persona se queda a este lado de la vida se enfrenta a sentimientos muchas veces contradictorios: como la añoranza de su ser querido y la rabia por qué decidió interrumpir su existencia física; el amor por esta persona y la frustración porque no hubo bastante confianza para compartir los planes de suicidio. La culpa por no haber sido capaz de identificar los síntomas de los deseos de suicidio hace daño.


El ejercicio de perspectiva que hicimos tenía el objetivo de encajar el dolor por la pérdida de nuestros seres amados en un contexto evolutivo más amplio. Para ello utilizamos la imagen de la Tierra. Nuestro ser querido es nuestro mundo, todo lo que piensas y haces después de su marcha tiene a estos sentimientos de añoranza y melancolía como telón de fondo. Para manejar el dolor hay que alejarse un poco de él, verlo desde fuera, desde otra perspectiva. Si nos alejamos de la Tierra un poco, contemplándola desde el espacio, ya podemos ver el Sol. La doctrina espirita nos enseña que somos inmortales; la muerte es un fenómeno físico. Nuestros seres queridos no han desaparecido; están vivos en otra franja vibratoria. Nuestros hermanos de humanidad que partieron por la puerta del suicidio cometieron una equivocación, porque nadie puede aniquilar la vida. Ellos siguen existiendo, y ahí donde estén, está Dios, porque Dios está en todas partes. Ninguna de las criaturas de Dios está fuera de su alcance. Todas las criaturas están destinadas a seguir evolucionando hasta alcanzar la perfección, entre ellos, los seres que decidieron interrumpir sus existencias físicas. Unos tardarán más otros menos para alcanzar la perfección, pero, ¿qué es el tiempo? En la eternidad no hay tiempo. El tiempo es importante en este momento, cuando añoramos a nuestros seres queridos, deseando estar con ellos otra vez o pensando en los momentos que compartimos. Si nos concentramos aquí, tal vez el dolor sea demasiado intenso.

Pero si buscamos la perspectiva de la inmortalidad y la confianza, como nos enseña la doctrina espirita, en que estamos TODOS destinados a seguir evolucionando hasta la perfección, tal vez fuera como si saliéramos de dentro de casa en un día frío y pudiéramos sentir los rayos del Sol tocándonos la piel, como en una caricia. Pero podemos seguir ganando perspectiva, porque no estamos solos. Nuestro mundo está acompañado de otros astros en el sistema solar. Hay leyes naturales que rigen la existencia de todos los seres que habitamos este sistema. La reencarnación es una de ellas. El suicidio es un uso equivocado del libre albedrío, pero no hay penas eternas. Como todas las criaturas de Dios, también nuestros seres queridos que marcharon de esta manera tendrán nuevas oportunidades reencarnatorias, tendrán nuevos cuerpos físicos, conocerán el amor, tendrán trabajo… Sus almas inmortales, indestructibles y destinadas a la perfección, conquistarán, como todas las criaturas de Dios, a través del esfuerzo y lucha contra la propia ignorancia, la paz de espíritu y la alegría de existir. Si tomamos todavía un poco más de perspectiva, nos damos cuenta de que nuestra galaxia está sumergida en un océano de galaxias. Cuando Allan Kardec preguntó a los espíritus, ¿Qué es Dios? Ellos le contestaron, “La inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”. Dios está en todo, todo lo que existe es parte del diseño de la inteligencia suprema. No somos capaces de comprender un ser que puede crear todo esto: se nos escapan cosas… Hay aspectos de la vida que sencillamente todavía no logramos asimilar. Nos recomiendan los espíritus que no nos perdamos en el laberinto de las cuestiones que no podemos comprender. Sabemos que Dios existe, es soberanamente justo y bueno. Su obra es armoniosa y perfecta. Somos parte de ella, como nuestros seres queridos también; estamos destinados a la perfección, a estar armonizados con la perfección de la inteligencia cósmica.

Después de ganar tanta perspectiva, retrocedamos y recordemos que la reencarnación ofrece a todos la oportunidad de rectificar su propio camino y que somos seres inmortales, aprendiendo a hacer uso del libre albedrío. Las pruebas de la vida nos experimentan y preparan para niveles más elevados de conciencia, si las vivimos con resignación activa, sin perder de perspectiva todo lo que los espíritus nos enseñan en nuestra amada doctrina. Nos dice el “Evangelio según el Espiritismo” que, de todas las pruebas, las más poderosas son las que afectan al corazón. La pérdida de un ser querido por el suicidio es una prueba más que poderosa. No te centres en el dolor, no fijes la conciencia en las emociones de tristeza o culpa. Janaina nos invitó a coger perspectiva y elevar la mirada tan alto como sea necesario para comprender que, sea cual sea el camino que adoptemos para llegar a la perfección, la vida y el amor son la realidad última. Entreguemos nuestros corazones en manos del Creador y pidamos fuerzas para vencer estas pruebas. Él nos escucha, porque ninguna oración cae en el vacío.

Después de este ejercicio, nos pusimos a hacer papiroflexia. Fue un momento refrescante y alegre. Kédima y Marcello nos ayudaron a producir unos corazones y después nos pidieron que pusiéramos allí nuestro propio corazón en un mensaje de esperanza y amor.



Luego nos intercambiamos corazones de forma espontánea, entregando nuestro cariño a alguien que estaba a otra persona que estaba allí presente.



Para finalizar el acto Alé nos guio en una mentalización. Nos dimos las manos y nos entregamos a pensamientos de armonía, esperanza y paz.



Alé terminó la mentalización con estas palabras:
Recordemos las sabias palabras de Chico Xavier que decía: Aunque nadie pueda volver atrás y hacer un nuevo principio, siempre podemos empezar ahora y hacer un nuevo fin. Recordemos que esto vale para toda la infinidad y para todos los seres, encarnados y desencarnados. Enviamos pensamientos positivos a todos los seres que creemos que lo necesiten.
Fue una tarde más de solidaridad y mucho afecto en CEADS. Mientras haya un solo hermano de humanidad que marche por la puerta del suicidio, ahí estaremos, sintiéndonos llamados a ofrecer lo mejor de nosotros a quién quiera que nos necesite.

Cariños de la hermana menor

2 comentarios:

  1. Fue muy bonito estar ahí y compartir estés momentos con todos vosotros.

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  2. Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa¡¡

    Ayer amé a Ceads y lo sentí como pocas veces lo había hecho.

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