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domingo, 15 de junio de 2014

Momentos de "Hombre de bien"

Hola familia,

ayer en CEADS volvimos a estudiar el tema del “hombre de bien”. Algunos os preguntaréis, ¿otra vez? Yo también me hice esta pregunta… Y una voz interior me contestó: “Sí, lo vais a estudiar hasta que lo aprendáis”. Un aprendizaje más profundo, no solo intelectual. No se trata de memorizar las cualidades del hombre de bien descritas en el Evangelio según el Espiritismo. De lo que verdaderamente se trata es de interrogar la conciencia de forma honesta y continuada, para averiguar si estamos haciendo todos los esfuerzos que podemos por alcanzar las virtudes de la humildad, la generosidad, la bondad y la indulgencia. Kardec nos enseña que el verdadero espírita se conoce por su transformación moral y por los esfuerzos que realiza para dominar sus malas inclinaciones. No son pocas nuestras malas inclinaciones, pero los que nos decimos espíritas debemos poner toda nuestra energía en conocerlas y dominarlas.


No vale con posponer el trabajo de auto-mejoramiento o con quejarse de todo lo que hay que hacer para crecer en paciencia, humildad o benevolencia… ¡Es nuestro trabajo! Así es, un trabajo; el más importante, el más urgente, el que deberíamos priorizar sobre todos los demás porque a esto hemos venido. Cuando en el trabajo un jefe nos dice que hay que hacer algo; cuando conseguimos un puesto de trabajo y nos disponemos a realizar todas las tareas que supone el empleo, no solemos quejarnos - o por lo menos no deberíamos. Es lo que que hay que hacer e ya está. Pues con la vida no deberíamos tener menos diligencia. Una encarnación es un oportunidad de crecimiento, de aprendizaje, de expiación de deudas pasadas o pruebas para la vida futura. Quejarnos de lo que nos sucede o nos deja de suceder, así como posponer el dominio de nuestras malas inclinaciones, es actuar con desidia e irresponsabilidad. Cuanto antes nos demos cuenta de que solo uno mismo puede corregir el rumbo y el ritmo de su trayectoria evolutiva, menos sufrimientos atraeremos hacia nuestras vidas.


De momento solamente tenemos momentos de "hombre de bien”. Analizando estos momentos podemos llegar a comprender cómo nos portamos entonces, las renuncias que hemos tenidos que hacer para dominar al ego y la satisfacción experimentada en hacer lo que es debido. Podemos poner como objetivo inicial tener más momentos de hombre de bien, o entonces alargar estos momentos un poco más. Cuando lleguemos a ser los hombres y mujeres de bien que en potencia existen en nuestro interior, ¡que felicidad gozaremos! !qué planeta será la Tierra! ¡qué dicha en todas partes! Hasta entonces, amigos, demos gracias por las oportunidades de servicio que recibimos a diario; enfrentémonos a las dificultades regeneradoras con serenidad y entereza; solidaricémonos con los que sufren más que nosotros; pongamos todas nuestras energías en conocer y dominar las zonas de nuestra personalidad que necesitan iluminarse. En el fondo, todos sabemos qué es lo que nos falta hacer bien y menor, y cómo lo podríamos hacer. El espiritismo es una doctrina esclarecedora, pero solo el/la espírita puede mejorarse.

Con mis más sinceros deseos de que encontremos en nuestra conciencia todas las fuentes de desarmonía que nos hacen vulnerables, doy gracias al Maestro por habernos enviado sabios espíritus y nuestra amada doctrina. Con responsabilidad, energía y alegría, seguimos iluminando nuestra psicosfera mental, para que el hombre y la mujer de bien que existen en potencia dentro de cada uno de nosotros pueda en fin lucir.


Cariños de la hemana menor

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