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domingo, 13 de julio de 2014

Ciencia y Salud

Depresión: un asunto serio

Giovana Campos (Asociación Médico Espírita de Brasil)
Traducción: Gilda Aguilera

Según datos divulgados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2009; en los próximos 20 años, la depresión será una de las dolencias más común entre las personas, superando a las del cáncer y dolencias cardíacas. También, afirma, que ésta será la enfermedad que genere más gastos económicos y sociales a los gobiernos, debido a los costes sanitarios y bajas laborales de las personas.

Es un hecho recurrente en clínicas psiquiátricas y psicológicas. La depresión parece estar, cada vez, más presente entre la población. Sin diferencia de sexo, edad o nivel cultural. Pero, ¿Qué le ocurre a la persona para llegar a este estado? Este problema fue abordado por el médico psiquiatra Dr. Flavio Braun Fiorda. Presidente de la Asociación Médico-Espírita de Santos (AME-Santos) en el último Medneps, realizado en Belo Horizonte (MG).

¿Qué podemos entender por depresión? ¿Cuál es la diferencia entre depresión y tristeza profunda?

La depresión es un trastorno del humor caracterizado por la lentitud de los procesos psíquicos, humor depresivo y/o irritable, muchas veces asociados a la ansiedad y a la angustia. La persona presenta una reducción de energía, llegando, fácilmente, al cansancio y al desánimo. También puede sentir anhedonia, que es una incapacidad total o parcial de sentir alegría y/o placer, o desinterés por cosas que anteriormente le solían motivar, dificultad para la concentración y pensamientos negativos. Esto puede conducirle a un perjuicio en su capacidad de crítica y a un estado mórbido. Luego, la gravedad y frecuencia de los síntomas, varían mucho de un deprimido a otro, pudiendo ser intermitente o predominar la lentitud física o mental, con inhibición y ansiedad. Hay casos en que la persona presenta alucinaciones, delirios y/o confusión mental, en el caso de depresión psicótica. (1)
La tristeza, generalmente, es pasajera, ésta puede venir por una situación externa, como el fallecimiento de un ser querido, la pérdida significativa de un empleo, o  posición social o el aburrimiento por una vida monótona. Esas situaciones, comunes en todos nosotros, pueden ser bien trabajadas y llegar, apenas, a un nivel pasajero. Pero, si el individuo le da una importancia exagerada, puede volverse más susceptible a tener una  depresión.


Algunas personas se enfrentan al período de luto como una depresión. ¿Cómo diferenciar?

Es inevitable sentir tristeza durante el periodo de luto, pues la separación física de un ser querido es dolorosa. La sensación de vacío que deja la muerte de un familiar próximo o un amigo es pasajera y limitada en el tiempo. Es una decepción relacionada a un proyecto de vida que no podrá realizarse. Ese sentimiento de pérdida es característico  del luto y puede persistir por días o semanas, no en tanto, cesa gradualmente. La sensación de tristeza, desánimo, deseos de llorar, no necesariamente se caracteriza por un episodio depresivo.


Hoy es más común que las personas se declaren deprimidas. ¿La depresión está aumentando entre la población?

Sí, de acuerdo con el estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2009, El número de personas que presentan cuadros depresivos es cada vez mayor y tiende a crecer cada vez más. De acuerdo con la OMS, la depresión  alcanza a 121 millones de personas alrededor del mundo, y está entre las principales causas que contribuyen a incapacitar a un individuo. Aquí en Brasil, se calcula que aproximadamente 17 millones de personas tienen esta dolencia. De acuerdo con el estudio Depresión: La Verdad Dolorosa, realizado por World Federation for National Health (Asociación Mundial para la Salud Mental), en 20052, se estima que mas de 340 millones de personas en el mundo tienen los síntomas. Según este estudio, la dolencia tiene mayor incidencia entre las mujeres y se prevé que el 25% de ellas la tendrán en algún período de su vida. El estudio avala que en el año  2020 la depresión será la segunda mayor causa de incapacidad y pérdida de calidad de vida. De acuerdo con la investigación efectuada por el  Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), 74.418 trabajadores fueron  separados de sus actividades en 2007 en el transcurso de la depresión.


¿Qué puede desencadenar la depresión?

Algunas condiciones de vida como el estrés puede desencadenar una tendencia natural, psicológica y/o biológica para la depresión. En  algunas personas, aparece cuando todo está bien.
Con el consumo excesivo de alcohol o drogas, algunas veces, puede desencadenarse una depresión. Pero en cuanto esos hábitos son interrumpidos, la depresión puede desaparecer. En nuestro cerebro existen mensajeros químicos llamados neurotransmisores. Los dos mensajeros principales son la serotonina y la norepinefrina. Los niveles de éstos aumentan o disminuyen cuando cambiamos nuestras  emociones. Cuando los neurotransmisores se encuentran equilibrados, sentimos la emoción que corresponde en cada momento. Pero cuando la persona está deprimida, los mensajeros químicos no lo  están;  eso significa que la persona puede sentir tristeza, cuando debería estar alegre. Aun así, no está claro por qué ocurre esto en algunas personas y en otras no. Pero sí parece ser que la depresión ocurre en ciertas familias. Algunas dolencias como la esclerosis múltiple, problemas neurológicos, o derrames, pueden causar alteraciones cerebrales que conduce a la depresión. Otras enfermedades muy dolorosas también pueden desencadenarla, porque cambia la vida de las personas. Los niveles hormonales, en el caso de que haya un desequilibrio, también pueden contribuir al desarrollo de una depresión. Por ejemplo: una persona con problemas de tiroides, puede manifestar dicho cuadro.


¿Cuál es la eficacia de los tratamientos clínicos y psicoterapéuticos?

Un tratamiento adecuado que proporcione una mejora de los cuadros depresivos, incluyendo exámenes físicos y psicológicos, para determinar si realmente este cuadro es positivo y de qué tipo. La medicación sea alopática u homeopática dependerá de esa valoración, para que se pueda utilizar el medio o la posología más adecuada. Para una buena estimación diagnóstica se debe de incluir el historial completo de los síntomas, como por ejemplo: cuándo comenzaron cuánto tiempo duran, cual es su intensidad y si ya había ocurrido anteriormente, en este caso, si hubo un tratamiento.  El médico debe de estar atento y verificar si el paciente consume algún tipo de sustancias como, alcohol, drogas e incluso si piensa en la muerte o en el suicidio. Aparte de todo esto, en la evaluación se debe preguntar si dentro de la familia hay casos depresivos, qué tratamiento ha recibido y cuál ha sido su eficacia. La elección del tratamiento adecuado dependerá de los resultados de la estimación. Hay una variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapéuticos que se pueden emplear para tratar los disturbios depresivos. A algunas personas se les dan bien con psicoterapia y a otros con antidepresivos. Hay quien reacciona mejor con la combinación de los dos tratamientos. Es importante que el médico  se sienta cómodo para poder hablar con el paciente sobre religiosidad o espiritualidad, pues esa combinación proporciona una mejor respuesta a los tratamientos.


¿Como entender la depresión desde el punto de vista espiritual?

El aumento del número de personas con depresión se debe, en gran parte, al distanciamiento existente  entre éstas y el Creador. La ausencia de fe y esperanza, les impiden  ver más allá de los problemas, de los traumas y de las dificultades que la vida les presenta.  Por la falta de creencia en algo Superior, la persona acaba entregándose a los caprichos de la depresión, de infinidades de enfermedades y hasta de la propia muerte, en casos más graves.  
En uno de los pasajes narrados en la  Biblia, El apóstol Pablo, incansable predicador  del Evangelio de Cristo tuvo, también, sus momentos de mucha depresión cuando se vio solo en una celda obscura, fría y húmeda. En su soledad pudo haber elegido recrearse en el sufrimiento del pasado, o bien, condenar el presente. Pero él optó por tener fe en el futuro y decidió estar alegre y agradecido. “Olvidando las cosas que quedaban atrás¨  Esto está descrito en la Biblia en Filipenses 3:13 y 14. Vemos en ello la posibilidad de cambio, de una transformación de dentro hacia fuera, como agente catalizador de ese ¨giro¨.    
Encontramos en la literatura espírita (en el libro Pensamiento y Vida) un pasaje, en donde Emmanuel deja bien claro que: …“No nos olvidemos, pues, que únicamente los sentimientos rectos pueden esbozar pensamientos rectos; si estos faltan, el alma se enferma por la carencia de equilibrio interior y, expresa a través del aparato somático los desvaríos y las perturbaciones consecuentes”(4) En el libro Justicia Divina tenemos:...”Las enfermedades del espíritu atormentan las fuerzas de la criatura en proceso de corrosión inaccesible al diagnóstico terrestre.”(5) 
Entonces, percibimos que el factor causal de nuestras enfermedades y de la depresión (inclusive) está dentro de nosotros, en nuestro interior, en nuestra alma; que padece de los  errores del pasado y  de los del presente. Ahí vemos que al tomar un remedio, estamos cuidando, la mayoría de las veces, sólo nuestros síntomas; sin tratar la causa y el origen de nuestro mal, de nuestra enfermedad.
Desde luego que sí es necesario, muchas veces, el remedio para ayudar al reequilibrio hormonal. Pero si pensamos que sólo con el remedio se modificará ese cuadro, estamos en un error. Con una buena psicoterapia y, también, con la ayuda de la religión y de la espiritualidad, el éxito de la recuperación será diferente.



¿Los procesos obsesivos y/o auto-obsesivos pueden agravar esos cuadros?

A los médicos-espíritas, no les es posible hablar de psicopatología sin hablar de mediumnidad y de los espíritus obsesores. Es preciso asumir el compromiso de entender la actuación de los procesos psicopatológicos de cada enfermedad. El tiempo de incomprensión sobre la locura ya pasó y, los nuevos psicólogos y psiquiatras están endeudados con el entendimiento y tratamiento de las dolencias mentales, especialmente las más graves. Los mismos  psicólogos rechazan o esquivan esa responsabilidad y los  psiquiatras materialistas, a su vez, simplemente no  entienden, por lo tanto, ignoran qué hacer y recomiendan los psicofármacos  que lo único que hacen es sedar al paciente disminuyéndoles la depresión y/o ansiedad y, probablemente, la del médico también. Los remedios causan una sutil alteración en los niveles de conciencia del paciente y lo vuelve menos receptivo a los estímulos exteriores, creándole una gradual indiferencia a sus dolores, reales  o imaginarios. En la medida en que piensa menos, menos sufre. Ese estado hace cambiar al paciente su franja vibratoria y éste, pasa a no tener fuerza psicológica para ejercer   su verdadera forma de ser. Si hay una  debilitación en su carácter, de forma aparente y/o pasajera, los obsesores no encuentran tanta facilidad de actuación; sólo ocurre cuando hay una  readaptación de ambas partes en un proceso simbiótico, movido por el odio, la venganza, etc. Cuando esto no  ocurre el paciente “mejora” y todos se encuentran felices.
 El papel del psicoterapeuta, sea psiquiatra o psicólogo, es decir en el momento apropiado y con delicadeza, que siempre, o casi siempre, la primera tendencia en los casos de depresión es tener cierta dificultad en aceptar lo que le ocurre en su vida y que, por un periodo de tiempo, esto no cambiará las viejas frustraciones. Es una tendencia natural en el ser humano, el rechazar las pequeñas, medianas y grandes contrariedades. Queriendo siempre, o casi siempre, que sus deseos se realicen inmediatamente.
Esa prepotencia velada facilita la irritación y cierta “falsa tristeza” que induce a bajar el patrón vibratorio del paciente. Facilitando así las interferencias espirituales inferiores e induciendo mentalmente a la persona a sentirse débil, víctima, fracasada y con deseos de autoexterminio. Más de una vez la psiquiatría, con la intención de ayudar, prescriben fármacos para aliviar los síntomas por sus efectos y no por sus causas. Si hubiese cura no estarían todos clamando, después,  sus dolores por el mundo. Con el tiempo, las dosis de los remedios aumentan y su eficacia disminuye progresivamente, excepto cuando los obsesores se dan por satisfechos al ver en las condiciones en que se encuentra el paciente, incapacitado para la vida cotidiana e, incluso muchas veces, internado y evolucionando hacia un estado crónico. En situaciones menos graves, se vuelve un sufridor permanente, con altos y bajos, dependiendo de los estímulos del ambiente que le rodea.


¿Hay investigaciones que relacionan la religiosidad y/o espiritualidad con la depresión?


Sí, en lo que concierne a las pesquisas sobre el tratamiento de la depresión asociado con la espiritualidad, en nuestra investigación, encontramos,  la US National Library of Medicine - National Institutes of Health (Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU - Institutos Nacionales de Salud), 61 referencias para depresión y religiosidad y 414 notas para depresión y espiritualidad. Todas ellas evidenciando la importancia del cultivo de esta temática, para pacientes y profesionales de la salud. Para así obtener la mejora de los cuadros clínicos. Esos datos fueron  recogidos en  junio de 2011. Pero hoy con la demanda y el despertar en  los asuntos relacionados con la religiosidad y la espiritualidad, los números ya aumentaron.-


¿Cómo ayuda la terapéutica complementaria espírita,  en esos  casos?

La terapia complementaria espírita dispone de recursos terapéuticos muy importantes para el  esclarecimiento del individuo, para el alivio de los sufrimientos y la aceptación de los  momentos difíciles. Esos recursos son la oración, el pase magnético, el agua fluidificada, la práctica de la  caridad, y la educación del  espíritu por medio de la  evangelización. Esa educación es posible para los espíritus encarnados y/o  desencarnados. La  mayoría de las casas espíritas ofrecen estos servicios. No obstante, sería interesante intensificar la comprensión de la  eficacia e importancia de estas actividades. Expandiendo ese conocimiento, ampliaríamos aun más los resultados positivos, pues las personas se vuelven más responsables en su tratamiento..


¿Cómo orientar a los  familiares?

La  familia, amigos y las personas más cercanas pueden ayudar siempre a alguien que pasa por un momento depresivo, procurando tener una relación normal, dándole  amor, cariño y  respetando su situación aunque, a veces, sea difícil. Ofreciéndole incentivos, elogios, y, si es posible, actividades  para su distracción. Evidentemente, también una ayuda médica y/o  psicológica para su salud. No se debe censurar el comportamiento depresivo. Es muy importante: Tomar siempre en serio los comentarios sobre el suicidio y procurar ayuda; cuanto más rápido mejor. Las ideas suicidas son muy comunes en pacientes con trastornos depresivos graves y, se debe de actuar con presteza para evitar males mayores.



Referencias:

1 LOUZA NETO, M, MOTTA, T [et al] (Org). Psiquiatría básica. 1ª Ed. Porto Alegre: Artes Médicas, 1995.
2 World  Federation for Mental Health. DEPRESSION: What You Know Can Help You. Disponible en <http://www.wfmh.org/2010DOCS/DEPRESSION%20AWARENESS%20PACKET%20ENGLISH%202010.pdf>. Acceso en: 15 mayo 2011.
3 Depressão, Revista Veja, São Paulo, Janeiro de 2009. Disponible en <http://veja.abril.com.br/idade/exclusivo/perguntas_respostas/depressao/sintomas-diagnostico-tratamento-doenca.shtml >. Acceso en: 10 mayo 2011.
4 XAVIER, FC (dictado por el  espírito Emmanuel). Pensamento e vida. 1ª ed. Rio de Janeiro: FEB, 1958.

5  XAVIER, FC (dictado por el  espírito Emmanuel). Justiça divina. 1ª ed. Rio de Janeiro: FEB, 1961.

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