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domingo, 1 de febrero de 2015

De la discordia nacen los males humanos; de la concordia resulta la felicidad completa

Hola familia,

ayer como cada sábado, una tarde más de interesante intercambio de ideas entre los que tenemos la alegría de   atender las clases de sábado. El tema fue el de la simpatía o antipatía entre los espíritus después de la tumba. En la discusión, llegamos a la conclusión que la simpatía es otra forma de decir afinidad, pero no se debe pensar que los espíritus sólo nutren simpatía por otros de igual naturaleza. Un espíritu inferior puede tener admiración por uno superior, como es el caso de todos los que, pese a nuestras imperfecciones, admiramos grandes iconos y mentores del movimiento espírita. Los superiores también pueden interesarse por los inferiores y es gracias a ello que tenemos abnegados mentores espirituales que nos apoyan en nuestra trayectoria evolutiva. Tampoco debemos pensar en la “simpatía” como algo únicamente positivo, ya que espíritus ignorantes del bien pueden nutrir una especie de simpatía unos por los otros con intereses inferiores de venganza contra una persona que les haya hecho daño a los dos, por ejemplo. De todos modos, cuando el los espíritus nos hablan en la doctrina de “la simpatía” que sobrevive a la tumba y sigue nos sigue uniendo al otro lado de la vida, están haciendo referencia a todo lo que es fruto de auténticos sentimientos de amor, solidaridad y servicio. Dejados atrás los intereses transitorios de la materia, a la otra orilla nos llevamos  a nuestras conquistas de elevación moral y intelectual. Esto es lo que determinará con qué espíritus nos sentiremos “en casa” cuando abandonemos el cuerpo físico.

Os dejo a continuación algunas preguntas de El Libro de los Espíritus que amplían este interesante tema y nos estimulan al cultivo de los nobles sentimientos. Que la espiritualidad amiga nos siga orientando, pese a nuestra inferioridad, y que podamos poco a poco, elevarnos por encima de las pasiones para buscar el amor ágape que un día nos reunirá a todos en la gran familia universal.

Cariños de la hermana menor



RELACIONES SIMPÁTICAS Y ANTIPÁTICAS DE LOS ESPÍRITUS
MITADES ETERNAS

291 – Aparte de la semejanza general de la afinidad, ¿hay entre los Espíritus afectos particulares?
– Sí, del mismo modo que entre los hombres; pero el lazo que une a los Espíritus es más fuerte en ausencia del cuerpo, porque ya no están expuestos a las vicisitudes de las pasiones.

292 – ¿Existe odio entre los Espíritus?
– Sólo existe odio entre los Espíritus impuros y son ellos los que suscitan vuestras enemistades y disensiones.

293 – Dos personas que hayan sido enemigas en la Tierra, ¿se guardan resentimientos, en el mundo de los Espíritus?
– No, pues comprenden que el odio era estúpido y el motivo pueril. Sólo los Espíritus imperfectos conservan una especie de animosidad, hasta que se han purificado. Si los ha enemistado el interés material, no piensan más en él por poco desmaterializados que estén. Si no existe antipatía entre ellos, concluido el motivo de la discusión, pueden volverse a ver hasta con placer. Como dos escolares que, llegados a la edad de la razón, reconocen la puerilidad de las desavenencias que tuvieron en la infancia y dejan de tenerse mala voluntad.

294 – El recuerdo de las malas acciones que dos hombres se hayan hecho, ¿es obstáculo a su simpatía?
– Sí, y los induce a alejarse.

295 – ¿Qué sentimientos experimentan después de la muerte aquellos a quienes hemos hecho mal en este mundo?
– Si son buenos, perdonan de acuerdo con vuestro arrepentimiento. Si son malos, pueden conservar resentimientos y a veces hasta perseguiros en otra existencia. Dios puede permitirlo como un castigo.

296 – Los afectos de cada Espíritu, ¿son susceptibles de alteración?
– No, porque no pueden engañarse; ya no tienen la máscara bajo la cual ocultan las hipocresías. Por eso sus afectos, cuando son puros, son inalterables. El amor que les une es para ellos origen de suprema felicidad.

297 – El afecto que dos personas se han profesado en este mundo, ¿continuará siempre en el mundo de los Espíritus?
– Sin duda que sí, si está fundado en una verdadera simpatía; pero si las causas físicas fueron mayores que la simpatía, cesa con la causa. Los afectos entre los Espíritus son más sólidos y duraderos que en la Tierra; porque no están subordinados al capricho de los intereses materiales y del amor propio.

298 – Las almas que han de enlazarse, ¿están predestinadas a este enlace desde su origen, y cada uno de nosotros tiene, en alguna parte del Universo, su mitad, a la cual se unirá fatalmente un día?
– No; no existe unión particular y fatal entre dos almas. La unión existe entre todos los Espíritus, pero en grados diferentes según la categoría que ocupan, es decir, según la perfección que han adquirido: mientras más perfectos son, más unidos están. De la discordia nacen los males humanos; de la concordia resulta la felicidad completa.


299 – ¿En qué sentido debe tomarse la palabra mitad de que se valen ciertos Espíritus para designar a los Espíritus simpáticos?
– La expresión es inexacta, pues si un Espíritu fuese la mitad de otro, separado de él, sería incompleto.

300 – ¿Una vez reunidos dos Espíritus perfectamente simpáticos, lo serán eternamente, o bien pueden separarse y unirse a otros Espíritus?
– Todos los Espíritus están unidos entre sí; hablo de los que se eleva, no tiene la misma simpatía por los que dejó atrás.

301 – Dos Espíritus simpáticos, ¿son complemento uno del otro o esa simpatía es el resultado de una perfecta identidad?
– La simpatía que atrae un Espíritu a otro es resultado de la perfecta concordancia de sus inclinaciones, de sus instintos. Si uno debiese completar al otro, perdería su individualidad.

302 – La identidad necesaria para la simpatía perfecta, ¿consiste sólo en la semejanza de pensamientos y sentimientos, o también, en la uniformidad de conocimientos adquiridos?
– En la igualdad de grados de elevación.

303 – Los Espíritus que hoy no son simpáticos, ¿pueden llegar a serlo más tarde?
– Sí, todos lo serán. Así el Espíritu que se encuentra hoy en una esfera inferior, perfeccionándose, alcanzará la esfera donde reside tal otro. Su encuentro se verificará más pronto, si el Espíritu elevado, soportando mal las pruebas a que se ha sometido, permanece en el mismo estado.

– ¿Dos Espíritus simpáticos pueden dejar de serlo?
– Seguro, si uno de ellos es perezoso.


La teoría de las mitades eternas es una figura que representa la unión de dos Espíritus simpáticos; es una expresión que se usa hasta en el lenguaje vulgar y que no debe tomarse literalmente. Ciertamente, los Espíritus que la han empleado no pertenecen al orden más elevado. La esfera de sus ideas está necesariamente limitada y por ello expresan sus pensamientos con los mismos términos que se sirvieron durante la vida corporal. Es preciso, por tanto, rechazar esa idea de que dos Espíritus creados el uno para el otro, deben reunirse en la eternidad, después de estar separados durante un lapso de tiempo más o menos largo.

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