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domingo, 12 de junio de 2016

Emancipación del alma: el sueño y los sueños

Hola familia,

ayer en CEADS iniciamos el estudio de un nuevo tema: la emancipación del alma. El tema nos ofrece información muy interesante. Sabemos que somos espíritus teniendo experiencias corporales, pero a menudo la rutina, la ausencia del habito de la meditación o los desafíos grandes o pequeños de la vida nos hacen olvidar de esto. Bajo ciertas circunstancias, el espíritu se libera parcialmente del cuerpo físico. En las próximas semanas estudiaremos las diferentes formas de liberación conocidas. En la sesión de ayer, tratamos el sueño y los sueños.


El que duerme es el cuerpo físico. Todo el mundo sabe que el sueño es extremadamente importante para recomponer las fuerzas físicas, pero poca gente para a meditar sobre qué le sucede al espíritu cuando no está en vigilia. Durante el sueño el espíritu se desprende parcialmente del cuerpo físico. es una forma de emancipación del alma. ¿Adonde vamos? ¿Qué hacemos? ¿Con quién nos encontramos? Son preguntas muy importantes. Estando despiertos, solemos escoger los sitios que queremos visitar, las personas que serán nuestras compañeras y las actividades que deseamos realizar. Durante el sueño, sucede algo parecido. Según nuestros intereses y aspiraciones, escogemos los lugares adonde ir, los espíritus que nos rodearán y las actividades que realizaremos juntos. Así es como hay gente que aprovecha las horas de sueño para aprender y servir, para reconciliarse con desafectos, para reencontrar seres queridos que partieron al otro lado de la vida o para recibir tratamientos en estaciones de amparo en la espiritualidad. Les suelen acompañar sus mentores espirituales y otros compañeros interesados en las mismas actividades. Para espíritus superiores encarnados en misiones en la Tierra, el sueño es un momento de libertad y desando de la materia densa, cuando pueden ir a buscar fuerzas y ánimo en la espiritualidad superior. Pero también hay personas que buscan las zonas de los placeres materiales de todo tipo, sea en la espiritualidad o en el plano material. El que desea fumar buscará a otros que estén fumando; al que le vayan las drogas, el sexo sin amor, o el alcohol también. Les acompañan los espíritus que disfrutan de esta misma clase de goces.


Cuando nos despertamos, muchas veces tenemos recuerdos más o menos claros de las experiencias vividas en estado de emancipación del alma. Son los sueños, que para muchas personas tienen sentido místico. Los sueños son el registro algunas veces ordenado, otras fragmentado, de los lugares que visitamos, nuestros compañeros y de las actividades a las que nos hemos dedicado. El cerebro humano no tiene la capacidad de recordar con riqueza de detalles todo lo experimentado en desdoblamiento, pero es que en la vigilia pasa igual. Pensamos que cuando estamos despiertos los estamos percibiendo todos, pero no es así en absoluto. El cerebro capta una pequeña porción de información de lo que la realidad nos ofrece, hace una especie de simplificación asumible y así es como vivimos. Durante el sueño sucede lo mismo y en los sueños también. El cerebro, como materia densa, no es capaz de retener toda la información recibida en el plano espiritual, a no ser bajo circunstancias excepcionales. ¿Que situaciones son estas? Tal vez la espiritualidad amiga desea darnos un mensaje y actúa sobre nuestros centros de fuerza para que el recuerdo sea más vivo; tal vez fue de tal manera marcante la experiencia que se nos queda grabada muy intensamente en la memoria; tal vez exista la posibilidad de entrenarse de alguna manera para recordar los sueños. Una cosa sí es cierta: a mayor elevación moral, mayor capacidad de emancipación, lucidez durante el desdoblamiento y posibilidad de recordar o intuir la clase de experiencias vividas durante el sueño. Nuestra inferioridad, los intereses mundanos, los vicios y adicciones de toda clase son cadenas que aprietan los lazos entre el cuerpo físico y el espiritual, permitiendo una libertad muy limitada y, a menudo, no utilizada para la elevación del alma.


¿Cómo nos podemos preparar para en las horas de sueño buscar las experiencias ennoblecedoras, compañeros elevados y lugares de estudio, servicio y rehacimiento espiritual? Viviendo y durmiendo para el bien. Durante los momentos de desdoblamiento tenemos los mismos propósitos que tenemos durante la vigilia. Todos nuestros esfuerzos de crecimiento espiritual nos acercan a la felicidad. ¡Felices sueños, familia CEAD!

Cariños,


Equipo de Divulgación CEADS

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