Por Silver Chiquero
Hippolyte-León-Denizard Rivail,
mayormente conocido como Allan Kardec, nació en Lyon (Francia) en 1804. Estudió
en su ciudad natal y luego en Yverdon (Suiza), como discípulo del pedagogo
Johann Heinrich Pestalozzi.
En 1824 el señor Kardec se trasladó a París y se
dedicó a la enseñanza basada en el método Pestalozzi hasta que por problemas
económicos acabó trabajando de contable y traduciendo obras inglesas y
alemanas.
En 1832 se casó con la institutriz Amelia Boudet y desde entonces hasta
1848 escribió cinco libros relacionados con la enseñanza.
En 1854 oyó hablar de unas reuniones de moda
entre la burguesía francesa, sobre fenómenos inexplicables como mesas
ambulatorias, giratorias o danzantes y de escritura automática.
En 1855 al
reencuentro con un amigo suyo, Carlotti, le invitó a una de aquellas reuniones
y Kardec, que era totalmente escéptico sólo accedió con la intención de poder
desmontarlas. Quedó impresionado y analizando la situación escribió “hube de reconocer un hecho, y por
consecuencia, una causa que lo determinara, que desde luego conceptué seria y
como la revelación de una nueva ley que me propuse profundizar”, ampliando
la ley física de causa y efecto a la ley moral de causa inteligente y efecto
inteligente.
Empezó a asistir con regularidad a estas
sesiones, provisto de “una serie de
cuestiones preparadas y metódicamente ordenadas” que también envió a
médiums de todas las partes del globo para que fueran respondidas por espíritus
de todo el mundo. Recopiló todas las respuestas y tras compararlas seleccionó
las que, aunque con diferentes palabras, tenían el mismo fondo “que recibieron contestación precisa,
profunda y lógica”.
Todas estas cuestiones son las que organizadas y
completadas, concienzudamente repasadas y corregidas por la entidad espiritual
que se identificó ante Kardec como “la Verdad”, sirvieron como base del cuerpo
de la doctrina de El libro de los
Espíritus, editada el 18 de abril de 1857, agotada a los pocos días y
llegando a la decimosexta edición, en vida de Kardec.
En los prolegómenos de la obre se lee: “Los espíritus anuncian que los tiempos
designados por la Providencia para una manifestación universal han llegado ya y
que siendo ministros de Dios y agentes de su voluntad, su misión es la de
instruir e ilustrar a los hombres, abriendo una nueva era a la regeneración de
la humanidad”.
En sus escritos se habla de espíritus
superiores e inferiores: “Se encuentran
en el mundo de los espíritus, como en la Tierra, todos los géneros de
perversidad y todos los grados de superioridad intelectual y moral”. “Los espíritus, siendo simplemente las almas
de los hombres, no tienen ni conocimiento supremo ni sabiduría suprema; su
inteligencia depende del progreso que hayan alcanzado y su opinión no es más
que una opinión personal. […] No se debe dar crédito ciegamente a todo lo que
dicen los espíritus”.
Nuevas obras sirvieron a la labor de
sistematización de las ideas espíritas, que siendo clave para la interpretación
de las religiones unificadoras, Kardec consideraba más de carácter científico,
por estar fundadas en la reflexión basada en las comunicaciones de las
experiencias de seres fallecidos. Kardec lo resume diciendo: “El Espiritismo es la ciencia que trata de la
naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo
corporal”.
Esta obra se convierte en la piedra
fundamental del Espiritismo, basada en los principios evangélicos; destinada a
divulgar los principios de la Doctrina, mediante el estudio de una realidad
superior a todo lo conocido; desvelando los grandes misterios de la vida y del
destino del hombre, por la comprensión racional y positiva de la pluralidad de
existencias. Hasta hoy la ciencia aún no desmiente sus principios, sino más
bien al contrario, se encamina hacia ellos, pues los hechos lo ponen de
manifiesto día a día. Queda así legitimada la fuente espiritual, la pureza de
los intermediarios y la precisión del método kardeciano.
A principios del siglo XIX se inicia una
nueva etapa histórica llena de fenómenos transformadores; se asistía al momento
de esplendor del positivismo y materialismo filosófico y científico. Estos
cambios consolidaron las nuevas estructuras sociales, jurídicas, industriales y
sobre todo mentales. La aparición de El
libro de los Espíritus, vino acompañada de la aparición de obras como Manifiesto del Partido Comunista de Karl
Marx y Friedrich Engels, o El origen de
las especies de Charles Darwin.
Bibliografía:
No hay comentarios:
Publicar un comentario