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sábado, 23 de septiembre de 2017

Estar con todo

Por David Santamaría

La Filosofía Espirita, y, por ende, el movimiento espiritista, están fuertemente enraizados en el excelente concepto de la Fraternidad. No en balde afirmaba Léon Denis que la ley de fraternidad “es la única que debe regir entre los hombres[1]”, enfatizando así la importancia de la tolerancia y la comprensión entre todos los integrantes del género humano. Sin embargo, podríamos cuestionar si la aplicación de la fraternidad ha de ser indiscriminada, sin ningún distingo, sin ninguna restricción en cualquier orden y situación de la vida. La más elemental prudencia nos indica que podría ser arriesgado actuar de esta manera, ya que no todo el mundo –ni mucho menos- aplica este gran concepto en sus relaciones con los demás. No obstante, desde el contexto espirita se nos insta a ser tolerantes y fraternos de forma amplia, profunda, cuasi ilimitada. Como ejemplo podemos mencionar algunas máximas evangélicas (muy bien explicadas, por cierto, por Kardec en su obra “El Evangelio según el Espiritismo):

- “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5, 7)
- “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19, 18, y Mateo 22, 39)
- “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5, 44)

En una lectura literal, no vemos en estas máximas ningún tipo de cortapisa a la acción de la tolerancia, del perdón de las ofensas y de los sentimientos de fraternidad hacia los ofensores, por ejemplo. Allan Kardec explica convenientemente (especialmente en el capítulo XII de la obra citada) como hay que encarar las relaciones hacia los que se muestran contrarios a esas magníficas actitudes. Sin embargo, me permito insistir, da la impresión que desde los contextos espiritas se tiende más a la aplicación literal, tal cual, de esas máximas sin las convenientes matizaciones. Y, a veces, puede ser inadecuado, y hasta peligroso, aceptar determinadas actuaciones en aras de la fraternidad.

El propio Jesús nos alerta a este respecto. Cuando envía a los 70 discípulos a predicar, les recomienda: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes[2] como serpientes, y sencillos como palomas.” (Mateo 10, 16). O sea, les instaba a tener un comportamiento digno y fraterno, “sencillo”, pero recomendando al mismo tiempo la más elemental precaución -“prudencia”- en relación a los contactos que pudieran realizar.

André Luiz nos ofrece un excelente texto, titulado “Estar con todo[3]”, en el que reflexiona sobre el alcance de la actitud fraterna. Examinemos algunos párrafos (todos los resaltados son nuestros):

“Frecuentemente nos encontramos con hermanos de una excelente formación moral, quienes están convencidos que practicar la caridad es aceptar todo y que la paciencia debe soportar sin ninguna limitación.

“La evolución, sin embargo, en su proceso de realización, exige más la superación que la conservación.

“En ningún sector de la existencia el progreso y la cultura se complican con el “estar con todo”.

“La caridad de la vida es el perfeccionamiento.

“(…) Todas las disciplinas que orientan a las almas pulen impulsos, hábitos, preferencias y actitudes impropias de la dignidad espiritual.

“Todos los seres existentes en la Tierra se purifican en la medida que el tiempo les corrige las imperfecciones.

“(…) En el plano del alma, la lógica no es distinta. Podemos ver, oír y aprender todo, pero si es aconsejable destacar lo bueno de cada cosa, no resulta comprensible concordar con todo.

“(…) Debemos tratar con benevolencia y suavidad a quienes no piensan como nosotros, sin embargo, con intenciones de serles agradables no podemos aceptar sus preconceptos, engaños, inexactitudes o impropiedades.

“La Doctrina Espírita está fundamentada en la lógica, siendo por ello que, para ser espíritas, es imposible evadirnos de ella.

“Hay que auxiliar a todos, tanto como sea posible, más analizando todo, a los efectos de que el juicio nos oriente siempre...

“Pablo de Tarso escribiendo a los corintios expresó que “la caridad todo sufre, todo cree, todo espera, todo soporta”, mas no se olvidó de recomendar a los tesalonicenses que examinen todo, reteniendo lo bueno. Admitamos así, con el máximo respeto al texto evangélico que el Apóstol de los Gentiles se habría hecho entender claramente explicando que la caridad todo sufre con el fin de ser útil, todo cree con discernimiento, todo espera con idea de realizar lo mejor y todo soporta con el objetivo de aprender, pero no para estar con todo y todo aprobar.”

Es decir, no se puede “estar con todo”, no se puede aceptar cualquier propuesta, comentario u opinión, así, sin más. Allan Kardec nos enseñó a analizar, a reflexionar, a pasar por el tamiz de la razón cualquier aportación doctrinal ya provenga de encarnados o de desencarnados. Sin importar, evidentemente, el calibre de quien haga esa aportación o comentario. Es ésta una regla que debería ser básica para el movimiento espirita en general, y para los dirigentes espiritas en particular. O sea, si hay que disentir de alguien que ha hecho una propuesta inadecuada, se disiente, con respeto, educación, buenas maneras y con firmeza. A este respecto, será de utilidad repasar el apartado titulado: ¿Está permitido reprender al prójimo, observar sus imperfecciones y revelar el mal que comete?, del cap. X de “El Evangelio según el Espiritismo”, ítems 19 a 21. Examinemos alguno de esos párrafos:

- Ítem19. “Puesto que nadie es perfecto, ¿se sigue de ahí que nadie tiene derecho a reprender al prójimo?
Por cierto que no, pues cada uno de vosotros debe trabajar por el progreso de todos y, sobre todo, de aquellos cuya tutela se os ha confiado. No obstante, por esa misma razón, debéis hacerlo con moderación, con un fin útil, y no como se hace la mayor parte de las veces, por el placer de denigrar.”Por lo tanto en aras de la fraternidad no podemos “comulgar con ruedas de molino”, como se dice vulgarmente.

Veamos al respecto algunos ejemplos que atañen directamente a la lógica, de la cual no podemos evadirnos, como planteaba André Luiz:

1.    En 1866 se publicó en Burdeos la obra “Los 4 Evangelios; Revelación de la Revelación”, impulsada por el abogado Jean-Baptiste Roustaing y obtenida mediúmnicamente a través de la Sra. Emilie Collignon. Obra atribuida a los 4 evangelistas. La proposición más llamativa es la que hace referencia a que Jesús tuvo un cuerpo intangible, fluídico, y no físico. Allan Kardec ya refutó esta extravagancia de manera clara en “La Génesis”, cap. XV, ítems 64 a 67[4]. Sin embargo, todavía hay alguna prestigiosa institución espirita que da cobijo a estas obras y lo que ellas suponen de contradicción doctrinaria.

2.    El ítem 122 de “El Libro de los Espíritus”, nos ofrece otro concepto con el que es difícil concordar aunque está avalado por el mismo Allan Kardec. Veámoslo:

“¿Cómo pueden los Espíritus, en su origen, cuando  aún no tienen conciencia de sí mismos, tener la libertad de elegir entre el bien y el mal? ¿Hay en ellos un principio, alguna tendencia que los lleve en una dirección más que en otra?

“El libre albedrío se desarrolla a medida que el Espíritu adquiere la conciencia de sí mismo. No habría libertad si la elección fuese determinada por una causa independiente de la voluntad del Espíritu. La causa no está en él, sino fuera de él, en las influencias a las cuales cede en virtud de su voluntad libre. Se trata de la gran alegoría de la caída del hombre y del pecado original: algunos cedieron a la tentación, otros resistieron.”

Se hace muy cuesta arriba aceptar que los Espíritus puedan decantarse por el bien o por el mal desde el principio de su camino evolutivo. Pensamos que todo forma parte de un proceso, lleno de equivocaciones y de rectificaciones; pero, es inaceptable que se pueda postular que haya Espíritus que se inclinen indefectiblemente por el camino del bien desde sus inicios, aunque así se comente en esa espléndida obra.

3.    En los momentos actuales observamos con preocupación la instalación de una deriva de extrema violencia en tierras venezolanas. ¿Cuál debería ser la actitud de los espiritas venezolanos? ¿Aceptarlo todo pasivamente en aras de la fraternidad? Concordamos y admiramos las resoluciones de algunas Instituciones[5] espíritas venezolanas que han suspendido sus actividades para preservar la integridad física de sus integrantes y han sumado sus voces en fraterna actitud con los que padecen la violencia.

En estos tres ejemplos vemos que no se puede concordar con todo y que, en ocasiones, no queda más remedio que alzar respetuosamente la voz para que la verdadera fraternidad, y la lógica, queden perfectamente preservadas.






[1]“Después de la muerte”, cap. 55
[2]Algunas versiones de la Biblia en lugar de la palabra “prudentes”, utilizan el vocablo “astutos”. Ello nos da idea de la importancia, que para Jesús tenia, el hecho de que sus discípulos tuvieran mucho cuidado con las relaciones que pudieran establecer.
[3]“Opinión Espírita”, cap. 9, dictado a través de la mediumnidad de Waldo Vieira.
[4]A este respecto, también puede consultarse la obra “O corpo fluídico”, de Wilson García, publicada en 1981.
[5] Como el “Movimiento de Cultura Espirita CIMA”

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