¡El universo es inmenso! El
planeta Tierra es solo una canica en comparación con todo lo que hay a su
alrededor. Jesús dijo: «En la casa de mi Padre hay muchas moradas»; la casa del
Padre es el Universo, las diferentes moradas son los mundos que giran en el
espacio infinito y ofrecen, a los Espíritus que encarnan en ellos, moradas de
acuerdo con su adelantamiento. Tal como explicamos en el artículo anterior,
donde comentamos las leyes morales. En función de esto, la conformación física
de cada mundo es diferente y, consecuentemente, la de sus habitantes. Cada
mundo ofrece a sus residentes condiciones adecuadas y propias para la vida
planetaria. Las necesidades vitales de un planeta podrán no ser las mismas y
hasta pueden ser opuestas, que las de otro. De la enseñanza proporcionada por
los Espíritus, resulta que son muy diferentes las condiciones de los mundos, en
cuanto al grado de adelanto o de inferioridad de sus habitantes. Entre ellos los
hay inferiores a la Tierra, física y moralmente; otros, de la misma categoría
que el nuestro y otros que son relativamente superiores en todos los aspectos.
«En los mundos en que es menos
material la existencia, las necesidades son menos groseras y los sufrimientos
físicos son más leves. Los hombres no sienten las malas pasiones como, en los
mundos inferiores, que siembran la enemistad entre ellos». (76)
«En la casa de mi padre hay
muchas moradas, si así no fuera ya os lo hubiera dicho, pues me voy a
prepararos el lugar. Volveré y os llevaré conmigo, a fin de que donde yo
estuviere, también estéis vosotros ahí» (Juan, cap. 14, v.1 al 3) (77). Jesús
con este pasaje estaba enseñando el principio de la pluralidad de los mundos
habitados, de una manera clara, para no dejar dudas.
Evidentemente, no podemos hacer
una separación absoluta de las categorías de los mundos habitados, pero Allan
Kardec, el codificador de la doctrina Espírita,
en sus estudios junto a los Espíritus, nos ofrece una clasificación que
nos permite una vista general sobre el tema:
Mundos Primitivos
Destinados a las primeras
encarnaciones del alma humana. La vida es toda material, se limita a la lucha
por la subsistencia, el sentido moral es casi nulo y por eso mismo las pasiones
reinan soberanamente.
Mundos de Expiación y Pruebas
Predomina el mal sobre el bien.
Se rescatan deudas contraídas con las Leyes Divinas y pasan por pruebas y
expiaciones destinadas al perfeccionamiento moral.
Mundos de Regeneración.
Son moralmente más avanzados. El
hombre allí aún está sujeto a las pruebas, pero ya no tienen las punzantes
amarguras de la expiación.
Mundos Dichosos
El bien prevalece y supera al
mal; domina el bien y la justicia. Los pueblos son fraternos unos con los
otros.
Mundos Celestes o Divinos
Son Espíritus puros.
Exclusivamente reina el bien. La felicidad es completa, debido a que todos han
alcanzado la cima de la sabiduría y la bondad.
Pues, en base a estas
explicaciones, seguramente nos estaremos preguntando: ¿en qué punto está la
Tierra?
El planeta Tierra, pertenece a la
categoría de expiación y pruebas, porque en ella predomina el mal sobre el
bien. Aquí el hombre lleva una vida de vicisitudes. Por ser todavía imperfecto,
hay para sus habitantes más momentos de desdicha que de alegría. No obstante,
la Tierra pasará a ser un mundo de regeneración, donde los Espíritus se
dedicarán al bien. La época actual es de transición, el rumbo de nuestro planeta
es ascender a niveles más altos, hasta alcanzar la perfección a la que todos
estamos predestinados. El cambio ya está ocurriendo, pero de manera gradual.
Un ejemplo de cómo evolucionan
los elementos del Universo, es “Capela”, una estrella de color oro, la más
brillante de la constelación de Cochero o Auriga que está a 42 años luz de la
Tierra. La literatura espírita («A Camino de la Luz», libro del Espíritu
Emmanuel, psicografiado por Chico Xavier) describe en síntesis la historia de
la humanidad, su trayectoria evolutiva, las grandes civilizaciones del pasado y
narra cómo miles de años atrás. El planeta recibió la encarnación de diversos
seres del cosmos, destacando los Espíritus exiliados de Capela, quienes
propiciaron el progreso terrestre.
Los Mundos
Transitorios
Los mundos transitorios, también
mencionados en la obra de Allan Kardec, sirven como estaciones o lugares de
reposo donde viven los Espíritus errantes. Son como campamentos para descansar
de una prolongada erraticidad* (estado de los Espíritus
no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales). Son
posiciones intermedias entre los mundos; graduadas según la naturaleza de los
Espíritus que pueden ir a ellos, los cuales gozan de mayor o menor bienestar.
Son mundos de naturaleza temporal. El planeta Tierra ha pertenecido a esta
clase durante su formación.
¿Los mundos transitorios están
por su naturaleza especial perpetuamente consagrados a los Espíritus errantes?
«No; su posición es temporal únicamente». a) - ¿Están habitados al mismo tiempo
por seres corporales? «No; pues su superficie es estéril. Los que los habitan
no sienten necesidades».
La reflexión sobre este texto es
necesaria. Tendríamos un Dios muy pequeño si poblara solamente la Tierra;
teniendo todo un Universo para enviar a sus hijos necesitados de aprendizaje y
evolución.
*Nota.: La erraticidad no es un signo absoluto de inferioridad para
los Espíritus. Hay Espíritus errantes de todas clases y categorías, menos del
primer orden o Espíritus puros, que no teniendo ya que reencarnar, no pueden
considerarse como errantes. Los Espíritus errantes son felices o desgraciados,
según el grado de su depuración. Es en este estado cuando el Espíritu,
despojado del velo material del cuerpo, reconoce sus existencias anteriores y
las faltas que le alejan de la perfección y del bien infinito. Entonces es
también cuando elige nuevas pruebas, al objeto de adelantar más rápidamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario