¡Para la clase de mañana, amados!
Cariños de la hermana menor
LIBERTAD
Para ser libre
de la mundana escoria
Y alcanzar la
inmensidad radiante y bella
Supera los
rígidos furores de la borrasca
Que te
estremece en la carne transitoria.
Abandona los
adornos de la ilusión corpórea
Y abraza la
extraña y rigurosa tutela
De la
aflicción, que te humilla y te flagela
En tu camino de
esperanza y gloria.
Encadenado así
a la cruz de tu propio sueño,
¡Transpone las
tinieblas del abismo aterrador
En los supremos
martirios de la ansiedad! ...
Y, ave distante
del lodo terrestre,
Celebrarás en
la pompa de Áureas Cumbres,
La conquista de
la Eterna Libertad.
CRUZ E SOUZA
I.- Libertad natural
825. ¿Hay posiciones en el mundo en las que el hombre pueda jactarse de disfrutar de libertad absoluta?- No, porque todos necesitáis los unos de los otros, así los humildes como los poderosos.826. ¿En qué condición podría el hombre gozar de absoluta libertad?- El eremita en un desierto. Tan pronto como haya dos hombres juntos, tendrán derechos ajenos que respetar y, por tanto, ya no gozarán de libertad absoluta.827. La obligación de respetar los derechos de los demás ¿quita al hombre el derecho de ser dueño de sí?- De ninguna manera, porque es ese un derecho que le otorga la Naturaleza.828. ¿Cómo conciliar las opiniones liberales de ciertos hombres con el despotismo que con frecuencia ejercen en su casa y sobre sus subordinados?- Poseen la comprensión de la ley natural, pero ésta se halla contrabalanceada por el orgullo y el egoísmo. Entienden lo que deben hacer –cuando sus principios no son una comedia que representen con cálculo- pero no lo ponen en práctica.828 a. Los principios que han profesado en este mundo ¿se les tomarán en cuenta en la otra vida?- Cuanto más inteligencia se tiene para comprender un principio, tanto menos disculpable se es de no aplicárselo a sí mismo. En verdad os digo que el hombre simple pero sincero está más adelantado en el camino de Dios que aquel otro que quiere aparentar lo que no es.
II.- Esclavitud
- Toda sujeción absoluta de un hombre a otro es contraria a la ley de Dios. La esclavitud constituye un abuso de la fuerza. Desaparece con el progreso, de la manera que poco a poco van concluyendo todos los abusos.La ley humana que consagra la esclavitud es una ley antinatural, puesto que equipara al hombre con el animal y lo degrada moral y físicamente.830. Cuando la esclavitud está implantada en las costumbres de un pueblo, ¿los que se benefician con ella son reprensibles, si no hacen otra cosa que adaptarse a un uso que se les antoja natural?- El mal siempre es el mal. Todos vuestros sofismas no lograrán que una mala acción se torne buena. Pero la responsabilidad del mal está relacionada con los medios que se tengan para comprenderlo. El que extraiga provecho de la ley que consagra la esclavitud es, en todos los casos, culpable de violación a la ley natural. Mas en esto, como en todas las cosas, la culpabilidad es relativa. Al haberse incorporado la esclavitud a las costumbres de ciertos pueblos, el hombre ha podido beneficiarse con ella de buena fe, como con algo que se le ocurría natural. Pero tan pronto como su razón más desarrollada, y sobre todo esclarecida por las luces del Cristianismo, le mostró que el esclavo era igual a él ante Dios, ya no tuvo excusa.831. La desigualdad natural de las aptitudes ¿no pone a ciertas razas humanas bajo la dependencia de otras más inteligentes?- Sí, mas para elevarlas y no para embrutecerlas todavía más mediante la servidumbre. Durante demasiado tiempo han venido considerando los hombres a los individuos de ciertas raza Humanas como animales de labor, provistos de brazos y manos que se han creído con derecho a vender cual si se tratara de bestias de carga. Aquellos hombres que se conceptúan de sangre más pura. ¡Insensatos, que sólo ven la materia! No es la sangre la que sea pura en mayor o menor grado, sino el Espíritu.832. Hay personas que tratan a sus esclavos con humanidad, cuidando que no carezcan de nada, y que piensan que la libertad expondría a éstos a mayores privaciones. ¿Qué dices de ello?- Digo que ésos comprenden mejor sus intereses. También cuidan mucho sus bueyes y caballos, a fin de obtener mejor precio por ellos en el mercado. No son tan culpables como los que maltratan a sus esclavos, pero no dejan de disponer de ellos como de una mercancía, privándolos del derecho de ser dueños de sí.
Cuestionario de Discusión
1. El hombre es libre y fue
creado para ser feliz, destinado a la perfección; sin embargo, su libertad no
es absoluta, sino restringida. ¿Por qué?
2. ¿Cuáles son las
consecuencias inmediatas y futuras de las acciones irreflexivas o
irresponsables de las personas?
3. ¿Cuál es la relación
existente entre libertad y libre albedrío?
4. ¿De qué manera puede el
hombre ser feliz sin impedir la libertad de acción del prójimo?
5. ¿Por qué es importante
que tengamos libre albedrío?
6. ¿Por qué es condenable
cualquier modalidad de esclavitud?
7. ¿Puede el dolor ser
considerado un obstáculo a la libertad humana? Justifique su respuesta.
8. ¿En qué principios
debemos basarnos para evitar la esclavitud?
9. ¿Cuál es el peor tipo de
esclavitud?
10. ¿Qué debemos hacer para ser
realmente libres?
LA LIBERTAD NATURAL Y LA ESCLAVITUD
La libertad es la condición
básica para que el alma construya su destino. Al principio parece limitada a
las necesidades físicas, condiciones sociales, intereses o instintos. Pero
cuando se analiza el problema más profundamente, se ve que la libertad, aunque
incipiente, es siempre suficiente para permitir que el hombre rompa ese círculo
restringido y construya a voluntad su propio futuro.
«Intrínsecamente libre,
creado para la vida feliz, el hombre trae, sin embargo, grabados en la propia
conciencia, los límites de su libertad. Jamás debe constituir un obstáculo en
la senda por donde avanza su prójimo, le está vedado explotar otras vidas, bajo
ningún argumento, de las que pueda coartar el derecho a la libertad. (...) La libertad emana de
la legítima responsabilidad y no puede triunfar sin esta última. La
responsabilidad surge de la madurez personal en relación con los deberes morales
y sociales, que son el problema matriz que promueve los legítimos derechos
humanos. Por la ley natural todos los seres poseemos derechos que, no obstante,
no eximen a ninguno de las respectivas obligaciones que provienen de su uso.
A toda criatura le es
concedida la libertad de pensar, hablar y obrar, siempre que esa concesión
implique el respeto a los derechos semejantes del prójimo.
Ser libre, por lo tanto, es
saber respetar los derechos ajenos, porque «(...) desde que estén juntos dos
hombres, existen entre ellos derechos recíprocos que les corresponde respetar
(...).» Vivimos en un planeta que
se caracteriza por el predominio del mal sobre el bien; es un planeta inferior
donde sus habitantes están sometidos a pruebas y expiaciones; de ahí que sea
común que muchos Espíritus no posean el discernimiento natural para el empleo
de la libertad que Dios les concedió. Que haya abusos de poder, puestos de
manifiesto en las tentativas del hombre de esclavizar a sus semejantes, en
diferentes formas e intensidades, constituye un ejemplo típico del mal uso de
esta ley natural.
A medida que el ser humano
evoluciona, crece con él la responsabilidad sobre sus actos, sobre sus
manifestaciones verbales y aún sobre sus pensamientos. En este nivel evolutivo
comienza a comprender que la libertad no se traduce en hacer o dejar de hacer
determinada cosa, irresponsablemente. Empieza a controlar su línea de conducta,
de manera que ésta no alcance desastrosamente al prójimo. Comprende en fin, que
su libertad termina donde comienza la de sus semejantes. La voluntad personal o
libre albedrío es entonces ejercitada de una manera más coherente, más
responsable. El Libre Albedrío se define como la «facultad que tiene el
individuo de determinar su propia conducta, o en otras palabras, la posibilidad
que tiene de elegir, entre dos ó más razones suficientes para querer y obrar,
una de ellas y hacer que prevalezca sobre las demás».
Sin el libre albedrío el
hombre no tendría el mérito de practicar el bien o evitar el mal, pues si la
voluntad y la libertad del Espíritu no fueran ejercitadas, el hombre no sería más
que un autómata. Por el contrario, con el libre albedrío, el individuo se
transforma en el arquitecto de su propia vida, de su felicidad o desdicha, de
su mayor responsabilidad en cualquier acto que practique. La libertad y el libre
albedrío guardan una correlación fundamental en la criatura humana y aumentan
de acuerdo con su elevación y conocimiento. Si por un lado tenemos la libertad
de pensar, hablar y obrar, por otro el libre albedrío nos confiere la responsabilidad
de nuestros actos, por haber sido practicados libremente y por nuestra propia
voluntad.
La sujeción absoluta de un
hombre a otro es un error gravísimo, de consecuencias desastrosas para quien lo
practica. La esclavitud, sea física, intelectual o socio-económica es siempre
un abuso de la fuerza que tiende a desaparecer con el progreso de la humanidad...
Es un atentado a la Naturaleza, donde todo es armonía y equilibrio. Quien agrede
arbitrariamente, cercenando la libertad de los otros, esclavizándolos mediante
los diversos procesos que ofrece el mundo moderno, sufre la natural
consecuencia que es el azote del dolor, que despierta y corrige, educa y eleva
hacia los niveles superiores de la vida. Nuestra libertad no es
absoluta porque vivimos en Sociedad, donde debemos respetar los derechos de las
personas. Con base en este precepto resulta absurdo aceptar cualquier forma de
esclavitud: física, social, económica, ideológica, religiosa, etc.
«...Durante mucho tiempo se
aceptó como justa la esclavitud de los pueblos vencidos durante las guerras;
así como fue permitido por los códigos terrestres que los hombres de ciertas
razas fueran cazados y vendidos como bestias de carga, en la falsa suposición
de que eran inferiores y, tal vez, no fuesen nuestros hermanos de humanidad. Cupo
al Cristianismo mostrar que ante Dios sólo existe una especie de hombres y que,
más o menos puros y elevados, ellos lo son no por el color de la epidermis o de
la sangre, sino por el espíritu; es decir, por la mejor comprensión que tengan
de las cosas y principalmente por la bondad que impriman sus actos. (...)»
Con la abolición de la
esclavitud todos podemos disponer libremente de nuestras vidas. «(…) Sin dudas, estamos
todavía muy distantes de una experiencia mundial de respeto integral a las
libertades humanas; no obstante, ya las aceptamos como un ideal que debe ser
alcanzado y eso es un gran paso, pues tal comprensión habrá de elevarnos, día
más o día menos, a ese estado de paz y felicidad al que todos aspiramos».
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